Plomo en las entra?as: el Madrid de Antonio Machado
El poeta se traslad¨® de Sevilla a la capital cuando a¨²n era un ni?o y a sus calles qued¨® eternamente vinculado
C¨®mo olvidar aquel verso en el que Antonio Machado identific¨® su infancia con "recuerdos de un patio de Sevilla". Forma parte del poema Retrato, popularizado en los setenta gracias a Joan Manuel Serrat. Sevilla fue la ciudad natal del poeta, que lleg¨® al mundo un 26 de julio de 1875 en una vivienda de alquiler del Palacio de las Due?as. Rememorar¨ªa siempre la luz dorada de Sevilla y aquel huerto donde "maduraba el limonero". Sin embargo, a los recuerdos sevillanos de infancia se han de a?adir los de Madrid, la ciudad en la que vivi¨® desde los ocho a?os y a la que quedar¨ªa eternamente vinculado. En la exposici¨®n de Los Machado que ahora concluye en el Instituto Cervantes de Madrid se reserv¨® un rinc¨®n para mostrar parte de su "huella madrile?a".
El 8 de septiembre de 1883 vio por primera vez la capital espa?ola. Acababa de llegar junto a su familia a la antigua Estaci¨®n del Mediod¨ªa, hoy Estaci¨®n de Atocha. Su abuelo, Antonio Machado N¨²?ez, hab¨ªa ganado la c¨¢tedra de Zoograf¨ªa de Articulaciones Vivientes y F¨®siles en la Universidad Central. Sostiene Ian Gibson, autor de la biograf¨ªa m¨¢s completa de Machado, Ligero de equipaje, que aquella c¨¢tedra era la excusa necesaria para el traslado de toda la familia, puesto que el abuelo y el padre pose¨ªan gran inter¨¦s en que los ni?os fueran educados bajo los m¨¦todos de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza (ILE), que ten¨ªa su sede provisional en la calle de las Infantas.
El proyecto pedag¨®gico de la ILE se inspiraba en la filosof¨ªa krausista para proporcionar una educaci¨®n sin un curr¨ªculo fijo ni libros de texto. Antonio nunca olvidar¨ªa aquellas excursiones escolares a la sierra del Guadarrama y a su director, Francisco Giner de los R¨ªos, el "maestro adorable y adorado", como lo llam¨® Manuel Machado.
En 1884 la sede de la ILE se traslad¨® al antiguo Paseo del Obelisco, hoy Paseo del General Mart¨ªnez Campos. Su nombre original se deb¨ªa a la presencia de una fuente monumental con un obelisco que conmemoraba el nacimiento de Isabel II. Actualmente, el obelisco puede contemplarse en el Parque de la Arganzuela y en la que fuera sede de la ILE se encuentra la Fundaci¨®n Francisco Giner de los R¨ªos.
Para que los ni?os estuvieran m¨¢s cerca de su centro de estudios, en 1885 la familia se mud¨® a la calle Santa Engracia y abandon¨® su primer domicilio en el n¨²mero 13 de Claudio Coello, en pleno barrio de Salamanca, entre anchas avenidas y altos y elegant¨ªsimos portales. Era este un barrio nuevo, cuya construcci¨®n hab¨ªa comenzado en la segunda mitad del siglo XIX. En palabras de Machado, "digno de un Londres o de un Par¨ªs".
El abuelo impart¨ªa sus clases en el Museo de Historia Natural, situado entonces en la calle Alcal¨¢, en el edificio ocupado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. ?l era quien manten¨ªa a la familia a flote, puesto que el padre del futuro poeta, Antonio Machado ?lvarez ¡ªconocido como "Dem¨®filo" por su labor de folclorista¡ª, no recib¨ªa demasiados ingresos por sus art¨ªculos, que plasmaban su empe?o idealista de folclorizar Espa?a. Muri¨® a los 47 a?os, cuando Antonio ten¨ªa 17.
Poco despu¨¦s, Antonio y su hermano Manuel comenzar¨ªan a profundizar en el circuito literario madrile?o. Conocieron al nicarag¨¹ense Rub¨¦n Dar¨ªo, adalid del Modernismo, que vivi¨® un tiempo en Madrid, y al exc¨¦ntrico Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, reci¨¦n llegado de Sevilla. Frecuentaban los hermanos, ya reputados poetas, diferentes tertulias, una de ellas en la propia vivienda de los Machado ¡ªque en aquella ¨¦poca estaba en la calle Fuencarral¡ª, a la que acud¨ªan Valle-Incl¨¢n, Maeztu, Villaespesa¡
En 1907, Antonio tuvo que abandonar la capital tras ser nombrado catedr¨¢tico numerario de Lengua Francesa en un instituto de Soria. Regresar¨ªa en 1912, con una herida abierta en el coraz¨®n tras la prematura muerte de su joven esposa Leonor Izquierdo, a la que hab¨ªa conocido en Soria. Deambulaba por Madrid envuelto en un aura de melancol¨ªa, m¨¢s desali?ado y lac¨®nico que nunca. Para entonces, ya hab¨ªa publicado Soledades. Galer¨ªas. Otros poemas y Campos de Castilla. Despu¨¦s trabaj¨® como profesor en sendos institutos de Baeza y Segovia. Este segundo destino le permit¨ªa volver a Madrid los fines de semana y trabajar conjuntamente con Manuel en diversas obras de teatro, la primera de las cuales fue estrenada con ¨¦xito en el antiguo Teatro de la Princesa, hoy Mar¨ªa Guerrero, en 1926.
Madrid tambi¨¦n ser¨ªa testigo de sus amores secretos con Pilar de Valderrama ¡ªGuiomar en sus versos¡ª, con la que mantuvo una relaci¨®n puramente plat¨®nica, puesto que ella era mujer casada. Sus encuentros se produc¨ªan principalmente en un jard¨ªn de La Moncloa pr¨®ximo al palacete donde actualmente reside el Presidente del Gobierno, y en un caf¨¦ de Cuatro Caminos, el Franco-Espa?ol.
Pero el estallido de la Guerra Civil alej¨® a la musa de Madrid y sumi¨® al poeta en una desolaci¨®n que trat¨® de combatir con un intenso compromiso pol¨ªtico a favor de la II Rep¨²blica. Firm¨® manifiestos comunistas y republicanos y fue miembro de la Alianza de Intelectuales Antifascistas y de la Mesa Permanente Espa?ola de la Uni¨®n Universal por la Paz. Los bombardeos de los sublevados en noviembre de 1936 contra el Palacio de Liria le llevaron a escribir: "El amor que yo he visto en los milicianos comunistas guardando el palacio del Duque de Alba solo tiene comparaci¨®n con el furor de los fascistas destruyendo".
Era tan querido y valorado que el Quinto Regimiento quiso evacuarlo de Madrid, aunque ¨¦l se resisti¨® hasta el final. Se acab¨® marchando a Valencia el 25 de noviembre, despu¨¦s de un ¨²ltimo homenaje que el Quinto Regimiento le dedic¨® en su cuartel general, situado en el n¨²mero 5 de Francos Rodr¨ªguez. Durante aquellos d¨ªas escribi¨® Antonio: "?Madrid, Madrid; qu¨¦ bien tu nombre suena, / rompeolas de todas las Espa?as! / La tierra se desgarra, el cielo truena, / t¨² sonr¨ªes con plomo en las entra?as".
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