Joaqu¨ªn sigue siendo Sabina
Que Sabina se caiga y el show se suspenda no deber¨ªa ser noticia m¨¢s all¨¢ del propio susto. La noticia deber¨ªa ser que el andaluz sigue levant¨¢ndose, una y otra vez
Es estimulante ver c¨®mo en esta ¨¦poca de nuevos y fugaces talentos, donde prima el single frente al ¨¢lbum, en la que si no tienes presencia en redes a pocos les interesa d¨®nde cantas, en la que importa m¨¢s la foto con el nuevo antes que con los de siempre, a¨²n resiste el consenso y somos conscientes de la suerte que tenemos por tener a dos grandes maestros vivos y en activo, como es el caso de Serrat y Sabina.
Es f¨¢cil que uno crezca con la idea de que s¨®lo se puede aprender cuando no sabe nada, que nada tiene la vida que ense?arnos cuando ya la hemos sufrido. Sin embargo, llegan dos se?ores de setenta y seis y setenta y un a?os, se calzan la americana y la guitarra y salen a comerse el WiZink Center de Madrid como si entre los dos sumaran cien a?os menos de los que marcan sus cuerpos y uno siente, por suerte, que el camino es infinitamente largo.
Lo que ambos hacen ah¨ª arriba, aunque nos tengan acostumbrados, es una verdadera proeza. La energ¨ªa que se descarga en el escenario sufre un choque frontal con la que se recibe desde las gradas y eso hace que te conviertas en otro ser, muy alejado de lo humano, inflado de nervio y garra, sabedor del poder que te da estar en los ojos de tant¨ªsimas personas a la vez. Parece f¨¢cil ¨Cese es su talento y su triunfo¨C, y as¨ª lo recibimos: como si no existiera otra opci¨®n, como si el artista fuera mero transmisor de su arte y no tuviera un cuerpo que sufre, que a veces no llega. Alguien pide, entonces, que se retiren. Y yo no puedo entenderlo: nadie pedir¨ªa a la m¨²sica que dejara de sonar.
Que Sabina se caiga y el show se suspenda no deber¨ªa ser noticia m¨¢s all¨¢ del propio susto. La noticia deber¨ªa ser que el andaluz sigue levant¨¢ndose, una y otra vez, con el empe?o de los obstinados y el bomb¨ªn en alto, para salir al escenario madrile?o y enfrentarse a ¨¦l como si nunca lo hubiera hecho, como si a¨²n le quedara algo por demostrar. Porque si no fuera as¨ª, si ¨¦l pensara que ya lo ha cantado todo, estoy segura de que dejar¨ªa de hacerlo. Pero Sabina es perro viejo y sabe que le queda todo lo que la vida quiera ense?arle.
As¨ª que no. La noticia no deber¨ªa ser el show suspendido o el accidente maldito. La noticia deber¨ªa ser que Joaqu¨ªn sigue trabajando todos los d¨ªas para seguir siendo Sabina a pesar de todo lo que eso implica y por los motivos que sean.
Esa imagen, la de Serrat llevando la silla de ruedas en la que Sabina ofrece explicaciones y se lamenta ante diecisiete mil personas, no es m¨¢s que la de la canci¨®n que se resiste a dejar de sonar. Y no lo har¨¢ porque el futuro estar¨¢ siempre dispuesto a escucharla.
Madrid me mata.
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