Una pol¨¦mica preelectoralista
El mensaje de la alcaldesa de Vic era m¨¢s que obvio, excepto para quienes lo interpretaron al pie de la letra con fines de dudosa compostura ¨¦tica.
No cabe ninguna duda que Anna Erra, alcaldesa de Vic, cometi¨® un grave error. Hace una semana, en el hemiciclo del Parlament de Catalu?a, pidi¨® que se hable en catal¨¢n tambi¨¦n a las personas que ¡°por su nombre y aspecto no parezcan catalanes¡±. Fue evidentemente una metedura de pata colosal, mucho m¨¢s amplificada si detr¨¢s de tu esca?o tienes a un miembro del Partido Popular de Catalu?a, esper¨¢ndolas como agua de mayo. Antes de que terminara la alcaldesa de empantanarse con su ruego, el jefe de filas de aquel partido ya se llevaba las manos a la cabeza. Vi repetida esa secuencia. Erra no termina su discurso y Alejandro Fern¨¢ndez ?lvarez ya la est¨¢ acusando de xenofobia y supremacista.
A m¨ª en esta ocasi¨®n, me interesa m¨¢s subrayar la mala fe. Y el oportunismo, que no la oportunidad para aclarar un malentendido
?No debi¨® este experimentado pol¨ªtico esperar a que la alcaldesa finalizara su exposici¨®n para pasar luego a preguntarle si ella realmente pensaba lo que acababa de enunciar? As¨ª le hubiera dado la oportunidad de recapacitar y volver sobre lo que hab¨ªa dicho. Y tal vez, incluso, se hubiera corregido, al darse cuenta, gracias a la interpelaci¨®n del se?or diputado, de su enorme torpeza a la hora de formular su idea sobre c¨®mo deber¨ªa entenderse el uso habitual del catal¨¢n. El mensaje de la alcaldesa era m¨¢s que obvio, excepto para quienes lo interpretaron al pie de la letra con fines de dudosa compostura ¨¦tica. Claro que el significante, en este caso, traicion¨® el significado. Suele ocurrir continuamente en cualquier orden de nuestra vida cotidiana. Y en pol¨ªtica, ya no digamos.
El se?or Alejandro Fern¨¢ndez ?lvarez sab¨ªa perfectamente de lo que hablaba la alcaldesa de Vic. Como tambi¨¦n lo sabe el Partido de los Ciudadanos, incluso no pocos de la izquierda de Catalu?a.
A m¨ª en esta ocasi¨®n, me interesa m¨¢s subrayar la mala fe. Y el oportunismo, que no la oportunidad para aclarar un malentendido. El se?or Alejandro Fern¨¢ndez ?lvarez sab¨ªa perfectamente de lo que hablaba la alcaldesa de Vic. Como tambi¨¦n lo sabe el Partido de los Ciudadanos, incluso no pocos de la izquierda de Catalu?a. Todos sabemos que lo que la se?ora Erra quiso decir es que no hay ninguna raz¨®n para que a la chica latinoamericana que nos cobra a la salida del s¨²per de nuestro barrio, le hablemos en castellano s¨®lo porque es latinoamericana. ?Qu¨¦ problema habr¨ªa? Bueno, que la chica llevara muy poco tiempo en Catalu?a y no nos entendiera. Entonces s¨ª se justificar¨ªa que cambi¨¢ramos de lengua. Tambi¨¦n se podr¨ªa dar la circunstancia de que la chica nos respondiera en castellano y nosotros le sigui¨¦ramos hablando en catal¨¢n. ?Qu¨¦ problema habr¨ªa? Los dos nos entender¨ªamos hablando en nuestras respectivas lenguas sin que ninguno de los dos tuviera que dejar de hablar en la que m¨¢s le gusta o le va mejor para comunicarse o le da la gana.
Ya s¨¦ que lo ortodoxo ser¨ªa que dos hablantes lo hicieran en una misma lengua. Pero dentro de esta ortodoxia, en el caso de la relaci¨®n entre catal¨¢n y castellano, la lengua que sale siempre perdiendo es el catal¨¢n. Por eso la se?ora Erra, con un criterio que yo comparto, aunque no en la forma en que lo hizo, pidi¨® en el Parlament el uso del catal¨¢n sin mirar a quien nos dirigimos. Cito unas palabras de Umberto Eco, nada sospechoso de independentista, reflexionando sobre el multiling¨¹ismo europeo: ¡°Una Europa de pol¨ªglotas no es una Europa de personas que hablan con facilidad muchas lenguas, sino, en el mejor de los casos, de personas que pueden encontrarse hablando cada uno su propia lengua y entendiendo la del otro¡±. Pues eso.
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