La patrona que rompi¨® el techo de cristal sin propon¨¦rselo
Manuela Leal es la primera mujer responsable de la cofrad¨ªa de pescadores m¨¢s antigua de Andaluc¨ªa en un oficio castigado y en v¨ªas de extinci¨®n
A Manuela Leal le inocul¨® su padre el veneno por la mar sin ni siquiera ¨¦l pretenderlo. Con ocho a?os se embarc¨® por primera vez en el palangrero Rosario y no hizo falta m¨¢s para que la entonces ni?a so?ara con regresar a las aguas cercanas a Conil de la Frontera, C¨¢diz. A los 15, Leal ya no faltaba ni un verano a la faena de la pesca. Cuando cumpli¨® los 23 se dedic¨® a su pasi¨®n plenamente. Y ahora, con 38 a?os, es la primera patrona mayor de la Cofrad¨ªa de Pescadores de Conil, la m¨¢s antigua de Andaluc¨ªa.
En los puentes de mando de los m¨¢s de 60 barcos de pesca del puerto conile?o es habitual encontrarse nombres femeninos: Libertad, Goleta o Rosario. Pero es una absoluta rareza que una mujer capitanee uno de ellos. Y, menos a¨²n, que la ¨²nica patrona que lo hace se haya convertido, desde el pasado noviembre en la m¨¢xima dirigente de su cofrad¨ªa de pescadores, una centenaria instituci¨®n que se cre¨® en 1917. Pero Manoli La Calichi ¡ªcomo es conocida por el apodo de su familia¡ª nunca ha sentido rechazos machistas. ¡°Al rev¨¦s, me dicen ¡®?no tiene cojones la ni?a del Calichi!¡±, asegura entre risas.
Leal vino al mundo el 3 mayo de 1981, apenas dos meses despu¨¦s de que la asamblea de parlamentarios andaluces aprobase el primer Estatuto para la regi¨®n. Ha vivido toda su existencia bajo el paraguas de una autonom¨ªa que ha ido creciendo y afianzando derechos para los andaluces, aunque la pescadora siente que la Junta no ha hecho todo lo que pudiera por su sector. ¡°Poco en cuenta nos han tenido¡±, dice preocupada, inmersa desde su llegada a la direcci¨®n de la cofrad¨ªa en conseguir que las Administraciones andaluza y central hagan frente un ambicioso dragado de la bocana del puerto de Conil, colmatada de la arena que traen las corrientes marinas.
Pero no es ese el ¨²nico problema que le quita el sue?o a la Calichi. Desde que se ech¨® a la mar en esos veranos de su adolescencia, ve c¨®mo tiene que esforzarse cada vez m¨¢s con el palangre ¡ªla t¨¦cnica de pesca artesanal que emplea¡ª para conseguir mantener el nivel de capturas de urtas, bocinegros o doradas. ¡°Conforme pasan los a?os se coge menos¡±, asegura. Leal cree que tras esta carest¨ªa se puede encontrar la recuperaci¨®n del at¨²n rojo ¡ªdepredador de algunas de esas especies¡ª, la pesca indiscriminada de algunos deportivos y el cambio clim¨¢tico.
¡°Un buen d¨ªa podemos hacer 1.400 o 900 euros en pescado, pero se dan otros mucho peores. esto da para vivir si el verano viene bueno, pero si es malo el invierno se pasa regular¡±, explica la patrona en referencia a un oficio que, por los temporales, est¨¢ limitado a, aproximadamente, la mitad de los d¨ªas del a?o. Adem¨¢s, tiene que hacer frente al pago de los seguros y las n¨®minas de tres marineros m¨¢s que faenan para ella. ¡°Este es un problema compartido con en el resto de Europa. Creo que si seguimos as¨ª en unos a?os el oficio no va a existir. No hay gente para embarcar. Y las administraciones no nos ayudan en nada¡±, tercia con gesto preocupado.
Que rompiese el techo de cristal sin percatarse no hace que Leal sea ajena a que su presencia en un barco profesional de pesca es una rareza que se da en contadas flotas andaluzas. ¡°Hay mujeres armadoras, pero que no se embarcan. Hubo una en Chiclana, pero se jubil¨®. Otra lo dej¨® cuando se qued¨® embarazada. No somos tantas porque esto es muy duro y tiene que gustar mucho¡±, sentencia. Pese a ese amor con temor que la mar imprime y solo los marineros entienden; pese a que su oficio vaya a menos inexorablemente, la Calichi no se plantea abandonar. ¡°Ahora mismo no lo dejo. Antes, intentar¨¦ unir la pesca al turismo, que de eso hay mucho en Conil. Yo soy as¨ª, estoy todo el d¨ªa d¨¢ndole vueltas a la cabeza¡±, remacha sonriente la patrona que hizo historia en su pueblo.
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