¡°La cultura pol¨ªtica de Chile, luego de payaseos y cantinfladas y desplantes rid¨ªculos, sigue estando sana¡±
El abogado chileno Carlos Pe?a analiza el acuerdo que se alcanz¨® en su pa¨ªs por una nueva Constituci¨®n
El abogado chileno y rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Pe?a, una de las voces influyentes de la escena p¨²blica chilena, asegura que el acuerdo que se alcanz¨® esta semana en Chile por una nueva ruta constituyente ¡°busca un equilibrio entre representaci¨®n pol¨ªtica y t¨¦cnica, ¨²nica forma de salir del marasmo a que se estaba llegando¡± en su pa¨ªs. Autor prol¨ªfico de libros como Pensar el malestar, la crisis de octubre y la cuesti¨®n constitucional, que en marzo lanzar¨¢ un ensayo sobre el cambio generacional, defiende el camino acordado por las fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n en el Congreso. Rechaza que tenga un exceso de amarres, como opina una parte de la izquierda: ¡°Ser¨¢ un debate constitucional a partir de un consenso superpuesto entre todas las fuerzas pol¨ªticas, incluido el Partido Comunista. No se trata de l¨ªmites que vengan de fuera del proceso pol¨ªtico, se trata de un consenso gestado al interior del mismo. Llamarlo amarres es alterar su sentido. ?Alguien dir¨ªa que el consenso previo que dio lugar a la Constituci¨®n del 78 en Espa?a fue en realidad un amarre?¡±, se pregunta este jueves el columnista del diario El Mercurio en esta entrevista realizada en su oficina de la universidad.
Pregunta. ?C¨®mo calificar¨ªa el acuerdo por una nueva Constituci¨®n?
Respuesta. Las sociedades no pueden funcionar bien cuando todo es contingente, cuando el futuro en vez de ser una promesa, se transforma en una sombra que se cierne sobre el presente. Tampoco funcionan en medio del delirio (el delirio americano como lo llam¨® Carlos Gran¨¦s). Las sociedades requieren formas y procedimientos compartidos para adoptar decisiones. Por eso me parece que el acuerdo es una buena noticia: retoma una senda de ascetismo y racionalidad que ha sido una caracter¨ªstica de la cultura pol¨ªtica en Chile y que en el tiempo que pas¨® se hab¨ªa abandonado.
P. ?Qu¨¦ tan importante es para Chile?
R. Los pa¨ªses latinoamericanos no pueden permitirse el delirio: dejar que la imaginaci¨®n y la verbosidad que funcionan tan bien en la literatura (y que tanto gustan a algunos intelectuales europeos que, sin embargo, no admitir¨ªan algo as¨ª en sus propios pa¨ªses) inunden el espacio de la pol¨ªtica y las instituciones. Chile se ha caracterizado en la regi¨®n por poseer altos niveles de institucionalidad, algo que se comprueba f¨¢cilmente si se le compara con Per¨², Bolivia, Venezuela o Argentina. El acuerdo le permite retomar esa senda y reafirma que la cultura pol¨ªtica de Chile ¨Cluego de payaseos y cantinfladas y desplantes rid¨ªculos¨C sigue estando sana.
P. ?Qu¨¦ ocurri¨® con la pol¨ªtica chilena entre septiembre pasado, cuando se rechaz¨® la propuesta de nueva Constituci¨®n, y este lunes, cuando diferentes fuerzas acordaron una nueva ruta constituyente?
R. M¨¢s bien hay que preguntarse qu¨¦ ha ocurrido con la pol¨ªtica chilena en los ¨²ltimos cuatro a?os en que se eligi¨® por segunda vez a un presidente de derecha por amplia mayor¨ªa (algo excepcional que nunca hab¨ªa ocurrido), para apenas 18 meses despu¨¦s transformarlo en el pararrayos de todos los malestares, dando lugar a un revuelta muy violenta que los partidos creyeron se curaba con la elecci¨®n de una convenci¨®n constitucional que, elegida por casi el 80%, acab¨® fracasando en un plebiscito donde dos tercios de la ciudadan¨ªa no acept¨® lo que se propon¨ªa.
P. ?Por qu¨¦ la ciudadan¨ªa rechaz¨® la propuesta?
R. Era un texto verboso, que alteraba la idea de naci¨®n que en Chile (no obstante la diversidad ¨¦tnica que reclama reconocimiento) sigue siendo muy fuerte, que yuxtapon¨ªa demandas de muy diversa ¨ªndole (feministas, ecologistas, preocupaciones por el calentamiento global, etc¨¦tera), que realizaba el ideal de algunos neoconstitucionalistas espa?oles (que han asesorado a Bolivia o Venezuela y que afortunadamente han tenido poco ¨¦xito en Chile) y que establec¨ªa cosas como el derecho al placer y otras cosas de tono new age. Bien mirado no es tan sorprendente adem¨¢s que en un momento de crisis, con un Gobierno con muy baja aprobaci¨®n, se hubiera rechazado.
P. ?Podr¨ªa este proceso terminar mal?
R. Todo puede terminar mal, desde luego, y nada est¨¢ garantizado. Pero lo m¨¢s probable es que este proceso compuesto de dos fases, una t¨¦cnica inicial donde se redactar¨¢ un anteproyecto, y otra propiamente pol¨ªtica donde 50 representantes electos por la ciudadan¨ªa decidir¨¢n un texto que ser¨¢, finalmente, sometido a plebiscito, debiera tener ¨¦xito. Ya se conoci¨® el camino del fracaso de manera que ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil ahora eludirlo.
P. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa con Chile si este nuevo intento fracasa en 2023?
R. No parece haber razones para pensar que pueda fracasar. Y si fracasa tampoco el pa¨ªs dejar¨¢ de funcionar: ser¨¢ la prueba que a veces se sobreestima el papel de las constituciones (Latinoam¨¦rica es el continente m¨¢s pr¨®digo en producir constituciones y ya me dir¨¢ usted si ha valido la pena). Las constituciones no resuelven los problemas, crean un ¨¢mbito para que el poder se constituya, se limite y se oriente. Tampoco en rigor los causan. En el caso de Chile es probable que por debajo de la cuesti¨®n constitucional exista otra serie de problemas subyacentes ¨Cgeneracional, educacional, migratorio¨C que las reglas constitucionales no resolver¨¢n y que son de largo plazo.
P. ?Considera trascendente la participaci¨®n de 24 expertos nombrados por el Parlamento?
R. Lo m¨¢s llamativo es que hasta hace poco se dec¨ªa ?¨Cel presidente Gabriel Boric lo afirmaba con total convicci¨®n¨C que el problema de Chile era que los expertos hab¨ªan suplantado la deliberaci¨®n democr¨¢tica, que hab¨ªan poco menos que usurpado la voluntad popular. Era la queja contra los economistas que condujeron al pa¨ªs durante 30 a?os. Pero ahora hemos vuelto a ellos sospechando que quiz¨¢ la t¨¦cnica y la racionalidad tienen tambi¨¦n un lugar en la vida colectiva. Es de esperar s¨ª que se elija a t¨¦cnicos expertos de veras y no a personas que pasan por tales y que por estos d¨ªas abundan y que ser¨¢n meros instrumentos de los partidos. Llama la atenci¨®n que de un d¨ªa para otro en Chile sea suficiente un certificado universitario para ser experto.
P. ?C¨®mo queda hoy al Gobierno de Boric, luego del acuerdo pol¨ªtico que permitir¨ªa una nueva Constituci¨®n?
R. El presidente Boric si act¨²a con sagacidad podr¨¢ conducir este proceso y adornar as¨ª su quehacer pol¨ªtico que bajo otros respectos parece poco auspicioso. Aunque hay que recordar que el gobierno insisti¨® mucho que su proyecto transformador estaba atado al texto constitucional que fue rechazado. Boric debiera elaborar un discurso que, sin renunciar a su prop¨®sito transformador, teja v¨ªnculos con la tradici¨®n. ?l debiera recordar que entre tradici¨®n e innovaci¨®n debe haber continuidad (sugiero que en este parte, ¨¦l, que es un buen lector, relea a T. Kuhn).
P. La derecha cumpli¨® su promesa y, pese a las presiones intestinas, acord¨® una ruta para superar la actual Carta Fundamental. ?Qu¨¦ distingue a esa nueva generaci¨®n de la actual oposici¨®n?
R. El cambio generacional (que en mi opini¨®n es uno de los fen¨®menos m¨¢s relevantes del Chile contempor¨¢neo, como espero mostrar en un ensayo que saldr¨¢ en marzo) ha afectado tambi¨¦n a la derecha y de manera bastante benigna. Es una generaci¨®n cuya identidad no se alimenta de la dictadura o los ideales conservadores extremos. No es una derecha cavernaria la de los j¨®venes. Y en la izquierda el resultado est¨¢ a la vista: ha producido a un pol¨ªtico exitoso e inteligente, Boric, cuyo principal desaf¨ªo es, sin embargo, no ceder frente a sus cong¨¦neres menos talentosos y menos inteligentes, j¨®venes burgueses que creen poder redibujarlo todo.
P. ?Cu¨¢l es la Constituci¨®n que Chile debe tener?
R. Una buena Constituci¨®n es un texto que, junto con reflejar un consenso traslapado de la sociedad, constituya al poder, establezca inmunidades a favor de los individuos ¨Clos derechos fundamentales¨C y oriente los esfuerzos de la comunidad a fin de que la clase y el origen social no tengan la ¨²ltima palabra en la trayectoria vital.
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