Rosa Dev¨¦s, rectora de la Universidad de Chile: ¡°Los 50 a?os del golpe deben darnos fuerza para encontrar un lugar com¨²n entre los chilenos¡±
Las universidades, coordinadas por la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Cat¨®lica, lideran el proceso de participaci¨®n ciudadana en el segundo intento constituyente chileno
En medio de la crisis de confianza ciudadana hacia todo tipo de instituciones chilenas ¨Cque afectan sobre todo al Congreso y los partidos pol¨ªticos¨C, las universidades siguen siendo las mejor valoradas por la sociedad. No resulta casual, por lo tanto, que la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Cat¨®lica (las dos casas de estudio superior m¨¢s importantes del pa¨ªs, la primera p¨²blica y la segunda tradicional) tengan una labor crucial en el marco del segundo intento constituyente chileno: liderar la Secretar¨ªa de Participaci¨®n Ciudadana, un organismo encargado de escuchar a la gente hasta el 7 de julio y de hacer llegar su voz a los que terminar¨¢n de redactar la propuesta de nueva Constituci¨®n. Lo har¨¢n con la ayuda del resto de universidades acreditadas del pa¨ªs a trav¨¦s de cuatro mecanismos. ¡°Somos veh¨ªculos. Neutros, pero muy activos¡±, explica la acad¨¦mica Rosa Dev¨¦s (Santiago, 73 a?os), rectora de la Universidad de Chile, la instituci¨®n que ha estado ligada a la formaci¨®n del Estado chileno desde sus inicios. Primera mujer en llegar a esta rector¨ªa en sus 180 a?os de historia, la doctora recibe a EL PA?S en su oficina de la Casa Central de la universidad, en el coraz¨®n del centro de Santiago, en avenida Alameda. Lo hace a pocas horas de haber visitado por primera vez el Consejo Constitucional, de 50 miembros, que trabaja a contrarreloj en su instalaci¨®n para comenzar a debatir una nueva propuesta de Carta Magna que ofrecerle a Chile. El texto ser¨¢ plebiscitado el pr¨®ximo 17 de diciembre con votaci¨®n obligatoria.
Pregunta. ?En qu¨¦ consiste el llamado mes de la participaci¨®n?
Respuesta. Aunque comenzamos a trabajar temprano, se inici¨® formalmente el 7 de junio por un mandato constitucional. Pudo ser una secretar¨ªa que estuviera cerca del Consejo Constitucional, el mismo Congreso, las municipalidades o los gobiernos regionales. Pero se resolvi¨® que fueran las universidades, lideradas por nosotros y la Universidad Cat¨®lica, con mucha conciencia de que ten¨ªa que levantarse un proceso a lo largo del territorio. Han existido dos l¨ªneas de trabajo: la formaci¨®n ¨Cuna tarea pedag¨®gica para dar a conocer los cuatro mecanismos de participaci¨®n¨C y el proceso de sistematizaci¨®n de 54 instancias formales de participaci¨®n ciudadana de los procesos anteriores, tanto del intento constituyente del segundo Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet como de la Convenci¨®n Constitucional que trabaj¨® entre 2021 y 2022. En Chile llevamos a?os discutiendo estos temas y aquello hay que recogerlo.
P. Existe una sensaci¨®n de que el texto est¨¢ escrito y ya casi es inmodificable.
R. Al contrario. Justamente porque es m¨¢s estructurado permite tambi¨¦n una incidencia m¨¢s grande, porque el texto est¨¢ ah¨ª escrito y se pueden hacer propuestas de normas que tomen en consideraci¨®n con ese texto que est¨¢ ah¨ª.
P. ?Por qu¨¦ en este proceso, de caracter¨ªsticas muy diferentes al anterior, es importante la participaci¨®n de la gente? No se ve tanta efervescencia por el tema constitucional.
R. Por lo mismo, es doblemente importante. Precisamente por ser un proceso m¨¢s estructurado, sin la participaci¨®n ciudadana, la legitimidad social y pol¨ªtica de una nueva Constituci¨®n puede verse seriamente comprometida. Es verdad que parece haber un cansancio y lo que preocupa mucho combatir es que se piense que este es un proceso que est¨¢ tan estructurado que no hay espacio para influir.
P. ?Sin participaci¨®n el proceso puede quedar cojo? Porque fueron los partidos con representaci¨®n en el Congreso quienes lo dise?aron.
R. Sin duda. La legitimidad es algo que le otorgan las personas. Puede ser legalmente v¨¢lido y no por ello leg¨ªtimo. Hay que diferenciar aquello. Que haya adhesi¨®n con el proceso, que la poblaci¨®n y la ciudadan¨ªa reconozca a esta Constituci¨®n como suya, propia, es muy importante. No solo para el proceso sino para lo que sigue: nuestra convivencia futura. Venimos de una Constituci¨®n que, precisamente, de lo que carece es de legitimidad, porque es heredera de la dictadura, por m¨¢s modificaciones que haya tenido en el camino. Es lo que tratamos de lavar, de cambiar. Es muy importante, por lo tanto, que los chilenos y chilenas sientan suya la nueva Constituci¨®n, la sepan suya.
P. Hace algunas horas present¨® el trabajo de la Secretar¨ªa de Participaci¨®n Ciudadana en el Consejo Constitucional, donde la derecha, y sobre todo la m¨¢s conservadora, tiene gran influencia. ?Con qu¨¦ impresi¨®n se qued¨®?
R. Fue pol¨ªticamente transversal celebrar que exista este proceso de participaci¨®n ciudadana y, en general, desde todos los grupos pol¨ªticos, m¨¢s bien la preocupaci¨®n era que no fuera suficiente, que no llegaran las voces desde todos los lugares. Fue muy interesante y...bonito. Pero, claro, es un mes y es dif¨ªcil. Y vamos a estar trabajando con todas las fuerzas. A diferencia del proceso anterior, habr¨¢ devoluci¨®n de la participaci¨®n, es decir, las mismas personas conocer¨¢n qu¨¦ pas¨® con sus propuestas, cu¨¢ntos m¨¢s las compart¨ªan o si eran m¨¢s bien minoritarias. La participaci¨®n es un proceso tremendamente importante y, creo, el Consejo Constitucional lo comprende.
P. La voz de la ciudadan¨ªa no es vinculante.
R. Hay que convocar a la ciudadan¨ªa y darle la confianza de que las propuestas van a ser escuchadas y consideradas, aunque no sean vinculantes. El Consejo Constitucional tiene la obligaci¨®n de discutir aquellas iniciativas populares de normas que cuenten, por ejemplo, con 10.000 firmas.
P. ?Qu¨¦ tan vigorosa es la participaci¨®n ciudadana en Chile?
R. Lo de la participaci¨®n ciudadana en nuestro pa¨ªs es algo relativamente nuevo. Por lo tanto, tampoco se puede pedir que ya tengamos esta cultura de participaci¨®n ciudadana bien establecida en nuestros procesos. Es una cultura que tenemos que ir desarrollando y afianzando.
P. Lo dice porque en la dictadura lo que se desarm¨® en Chile fue el tejido social.
R. Exactamente. Y hay hoy una crisis a nivel global de las confianzas, de las conversaciones de grupos diversos, del reconocimiento del valor de la diversidad, no como una suma de diversidades y un mosaico que no se relaciona y no conversa. Son estas burbujas de identidades o posiciones pol¨ªticas. Entonces, en Chile se cruza la historia que pesa de este pa¨ªs, que en alg¨²n momento tuvo este quiebre tan grande en 1973, que vuelve a la democracia con un esfuerzo pol¨ªtico importante, pero que en los momentos en que tiene que fortalecer su tejido social, se encuentra con esta fuerza global de sociedades que se van descomponiendo en una cantidad enorme de grupos peque?os con intereses espec¨ªficos y particulares. Entonces, es un momento dif¨ªcil. Dicho eso, tambi¨¦n hay que valorar esta voluntad de nuestra sociedad y del mundo pol¨ªtico por seguir insistiendo en que queremos tener una nueva Constituci¨®n.
P. ?Le parece valorable?
R. Hay que tener una mirada optimista respecto de nuestra capacidad de perseverar de distintas maneras en darnos unas reglas de convivencia que nos representes a todos y todas. Por eso es tan importante este proceso de participaci¨®n y tenemos que aportar para que sea exitoso. Por supuesto que el ¨¦xito no ser¨¢ responsabilidad solo de las universidades, sino de fuerzas colectivas mucho m¨¢s importantes y determinantes. El papel que el mismo Consejo juegue en llamar a la participaci¨®n es clave.
P. El grupo mayoritario, los Republicanos, no quer¨ªan cambiar la Constituci¨®n. Al conversar con ellos, ?qu¨¦ vio?
R. Nadie desmereci¨® el proceso de participaci¨®n ciudadana y, m¨¢s bien, las preocupaciones de varios de los consejeros de este partido, eran sobre la expresi¨®n de los j¨®venes, de los que viven en sectores rurales aislados... Fue muy interesante y esperanzador.
P. ?C¨®mo se vive en un pa¨ªs que tiene una Carta Magna que no es compartida por el grueso de la sociedad?
R. Es muy dif¨ªcil ponerse de acuerdo. Y Chile, para desarrollarse, requiere de acuerdos sociales amplios. Por ejemplo, en el caso de la educaci¨®n. Aquellos pa¨ªses que han podido avanzar de manera sustantiva, como Finlandia, lograron ciertos acuerdos sociales, m¨¢s all¨¢ de las respectivas posiciones pol¨ªticas. Y eso tiene que estar sustentado por la Constituci¨®n o ayuda enormemente que lo est¨¦n. Y por el contrario, y lo hemos visto en Chile: si la Constituci¨®n no representa, es muy dif¨ªcil avanzar hacia cambios sustantivos en nuestra convivencia.
P. Este a?o, justamente, conmemoraremos los 50 a?os del golpe de Estado de 1973.
R. Y no hay que pasar por alto la coincidencia de los dos procesos. La conmemoraci¨®n de los 50 a?os del golpe debe darnos fuerza y direcci¨®n para reconocernos como parte de un mismo pa¨ªs y encontrar un lugar com¨²n entre los chilenos. Fue tan dram¨¢tica la ruptura de nuestra convivencia que recordamos ahora, justo cuando miramos hacia los pr¨®ximos 50 a?os. Y eso hay que relevarlo permanentemente. No son dos procesos paralelos, sino que hay que hacerlos dialogar. Hacernos preguntas ante la historia y memoria del quiebre tan fundamental que vivimos hace medio siglo con la mirada puesta en el Chile que queremos.
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