Pacto fiscal: el optimismo parece revolucionario
El presidente Boric ha dado claras se?ales de su voluntad de establecer un di¨¢logo constante con todos los sectores. Esto ha sido reforzado, adem¨¢s, a trav¨¦s de las 36 medidas presentadas por el ministro Marcel para aumentar el crecimiento, la inversi¨®n y la productividad
Las democracias funcionan cuando la gente se sienta a la mesa. Esta parece una frase demasiado simple, pero no deja de ser certera. La disposici¨®n a dialogar y llegar a consensos b¨¢sicos es fundamental en un pa¨ªs que trabaja d¨ªa a d¨ªa para mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes.
Sin embargo, no basta solo con la performance de sentarse a conversar. A¨²n m¨¢s importante es el esfuerzo que ponemos para concretar buenos acuerdos. Lamentablemente, en la ¨²ltima d¨¦cada en nuestro pa¨ªs hemos fallado en alcanzar pactos en temas tan importantes como mejorar los sistemas de pensiones, de salud o de educaci¨®n. Dejamos de pensar en el futuro, y quedamos atrapados en un presente que parece perpetuo. Nos sentamos a la mesa, s¨ª, pero para dar cuenta de nuestras diferencias y malinterpretar las intenciones de los dem¨¢s. El acto de sentarse a la mesa se convierte entonces en un di¨¢logo de sordos basado en la desconfianza. Mientras eso ocurre, se postergan las pol¨ªticas de Estado y la ciudadan¨ªa mira cada vez con mayor recelo el rol que cumple la clase pol¨ªtica. La frustraci¨®n y el pesimismo se apoderan del debate p¨²blico y los populismos de cada extremo crecen como la espuma. Es la tormenta perfecta.
En ese contexto nos encontramos discutiendo un nuevo pacto fiscal, y, por supuesto, el pesimismo se impone sobre la posibilidad de alcanzar un buen acuerdo. Lamentablemente, una parte de la derecha ha querido dar un portazo al gobierno, rechazando la opci¨®n de un alza de impuestos a quienes tienen mayores ingresos, a pesar de todas las voces - nacionales e internacionales - que nos muestran la necesidad de que Chile recaude m¨¢s a trav¨¦s de la v¨ªa tributaria.
Se equivocan aquellos que piensan que rechazar el pacto fiscal liderado por el Gobierno ser¨ªa un golpe al presidente Boric. De rechazarse, ineludiblemente ser¨¢ un golpe a toda la clase pol¨ªtica, que una vez m¨¢s ser¨ªa incapaz de poner a la ciudadan¨ªa en el centro, prefiriendo imponer sus diferencias.
Por otra parte, es necesario que las aprehensiones expresadas por parte del empresariado se integren a la discusi¨®n. Efectivamente hace casi una d¨¦cada que el pa¨ªs no logra las tasas de crecimiento necesarias para seguir avanzando en el camino de desarrollo y se requieren nuevos impulsos en esta materia. Sin embargo, generar la disyuntiva entre subir algunos impuestos a las personas versus la necesidad de crecimiento es un falso dilema y no permite hacerse cargo de las demandas sociales que a¨²n tenemos pendientes.
Es en momentos como este es cuando es m¨¢s urgente construir puentes de di¨¢logo y las necesarias confianzas que permitan consensos estables para un desarrollo con justicia social. Alcanzar un pacto fiscal es nuestra mejor oportunidad para abordar el presente y proyectarnos hacia el futuro. Un acuerdo que permita desarrollar pol¨ªticas p¨²blicas de alto impacto social, aumentando la recaudaci¨®n de impuestos de la poblaci¨®n de mayores ingresos, avanzando en una modernizaci¨®n del Estado para llegar antes y mejor a quienes m¨¢s lo necesitan y fortaleciendo una agenda pro-crecimiento, que impulse la inversi¨®n, la creaci¨®n de empleo y el cuidado del medioambiente. En definitiva, representa la mejor oportunidad para demostrar que la pol¨ªtica no puede estar por sobre el bien com¨²n y que la ciudadan¨ªa vea que existe una disposici¨®n efectiva a avanzar y hacerse cargo de las prioridades que el pa¨ªs necesita. Alcanzar un pacto fiscal es una tremenda oportunidad para demostrar que no vivimos en un pa¨ªs donde el lema es ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±, sino que la torta del crecimiento se puede repartir de mejor manera, generando condiciones efectivas para avanzar hacia el desarrollo.
Estamos en un momento dif¨ªcil de nuestra historia, donde el pesimismo parece convertirse en el estado de ¨¢nimo predominante. Y si bien hoy el optimismo parece ser revolucionario, son precisamente estas circunstancias las que pueden transformarse en oportunidades de hacer mejor las cosas. Estoy convencido de nuestra capacidad de avanzar en conjunto, construyendo confianzas que nos permitan alcanzar un desarrollo sostenible, donde todas y todos nos sintamos parte de los avances y ¨¦xitos de nuestro pa¨ªs.
El presidente Boric ha dado claras se?ales de su voluntad de establecer un di¨¢logo constante con todos los sectores, respaldado sin duda por su trayectoria pol¨ªtica. Esto ha sido reforzado, adem¨¢s, a trav¨¦s de las 36 medidas presentadas por el ministro Marcel para aumentar el crecimiento, la inversi¨®n y la productividad. En este escenario, a pesar de los pesimismos, todav¨ªa existe la posibilidad de alcanzar un consenso pol¨ªtico en materia tributaria, que significar¨ªa -sin renunciar a nuestras diferencias- entregar certidumbre y estabilidad a una ciudadan¨ªa que pide mayor optimismo sobre el futuro.
Aprender del pasado y construir el futuro demanda valent¨ªa y determinaci¨®n. Para lograr el ¨¦xito, es necesario que todos los sectores realicemos un esfuerzo, evitando cerrar puertas a trav¨¦s de la prensa y estando dispuestos a ceder en nuestros intereses, con el objetivo de construir puentes s¨®lidos y duraderos de di¨¢logo. En aras del bien de Chile y de nuestra democracia, no permitamos que el pesimismo se imponga sobre los acuerdos. Nuestra propia historia nos respalda.
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