El yerno de Salvador Allende que se convirti¨® en ermita?o es la tercera v¨ªctima de las intensas lluvias del sur de Chile
Casado por 30 a?os con la primog¨¦nita del presidente, Carmen Paz, H¨¦ctor Sep¨²lveda regres¨® a Chile tras el exilio en 1991 y se recluy¨® en las monta?as de la Regi¨®n del Biob¨ªo, donde ha fallecido. ¡°Para m¨ª la muerte no es tan terrible como para la gente de ciudad¡±, dec¨ªa en 2012
La familia de Salvador Allende, la familia de izquierda m¨¢s relevante del ¨²ltimo siglo en Chile, ha sido sucesivamente golpeada por la tragedia de la historia y de la muerte.
El 11 de septiembre de 1973, en medio del bombardeo a La Moneda, el propio Allende se quit¨® la vida.
Luego Beatriz Tati Allende, la hija revolucionaria del mandatario, se exili¨® en Cuba tras el golpe y muri¨® en 1977, s¨®lo cuatro a?os despu¨¦s del quiebre democr¨¢tico en Chile. Su hija Maya Fern¨¢ndez, actual ministra de Defensa del Gobierno de Gabriel Boric, ten¨ªa seis a?os. El peque?o, Alejandro, apenas cuatro.
Despu¨¦s Laura Allende, hermana del presidente, que se quit¨® la vida en 1981 un gesto pol¨ªtico contra la dictadura, aquejada de un c¨¢ncer terminal.
Y Gonzalo Meza Allende, con 45 a?os al momento de su fallecimiento, hijo de la menor de las hijas de Allende, la actual senadora por el Partido Socialista, Isabel Allende Bussi. Nieto mayor del Presidente, se quit¨® la vida a causa de una depresi¨®n en 2010 y, por cuarta vez, la familia sufri¨® una p¨¦rdida dram¨¢tica.
Hoy, martes 22 de agosto de 2023, cuando Chile parece tomado por el recuerdo de los 50 a?os, las autoridades informaron de la muerte de una tercera persona a causa del frente de mal tiempo que azota a la zona centro-sur de Chile: un anciano de 86 a?os que, en primer instancia, la ministra del Interior, Carolina Toh¨¢, inform¨® que habr¨ªa muerto tras caer a un estero, mientras que la Fiscal¨ªa especific¨® que habr¨ªa fallecido ahogado, en el municipio de Coihueco, en la regi¨®n del ?uble: ¡°Subi¨® un peque?o cerro para conectar unas mangueras, porque estaba sin agua, resbal¨® y cay¨® boca abajo a un riachuelo. Y pese a que ¨¦ste llevaba poca agua se habr¨ªa ahogado¡±, dijo el Ministerio P¨²blico. Las pericias del Servicio M¨¦dico Legal, sin embargo, luego determinaron que falleci¨® de un ataque card¨ªaco, seg¨²n informa la familia a este peri¨®dico.
Era H¨¦ctor Hito Sep¨²lveda Sep¨²lveda, casado con la primog¨¦nita del presidente, Carmen Paz y durante 30 a?os fue parte de las entra?as de la familia Allende. Durante el Gobierno de la UP estuvo con Fran?ois Mitterrand y Fidel Castro, vivi¨® de cerca el poder. Al regresar del exilio, en 1991, se recluy¨® en las monta?as del sur de Chile donde vivi¨® por d¨¦cadas como un ermita?o. Fue all¨ª, en su mundo retirado, donde Hito ha muerto.
¡°Hoy soy absolutamente ermita?o¡±
En 2012, cuando la periodista que firma esta cr¨®nica lo visit¨® en su hogar, en la primera vez que se contaba su vida, ten¨ªa una barba de viejo sabio: blanca, larga, silvestre. De pelo desordenado y los ojos claros, el anciano se asomaba en la puerta de una sencilla casa de madera ubicada en una zona cordillerana y despoblada del sur de Chile, donde no anda un alma. Aunque por su aspecto, sus movimientos y la espalda encorvada ya parec¨ªa tener 100 a?os, naci¨® en marzo de 1937. H¨¦ctor Sep¨²lveda Sep¨²lveda, en ese entonces de 75 a?os, no estaba acostumbrado a que lo llamaran su nombre: prefer¨ªa que le dijeran Hito, el apodo que lo acompa?aba desde que era un ni?o.
Para verlo era necesario viajar unos 450 kil¨®metros al sur de Santiago y llegar hasta San Fabi¨¢n de Alico, un pueblo campesino de 3.500 habitantes de la regi¨®n del Biob¨ªo, y hundirse en las entra?as de Los Andes. El visitante ten¨ªa que anunciarse a gritos y bocinazos y, si hab¨ªa suerte, despu¨¦s de algunas horas, alguien escuchaba la bulla desde los cerros interiores y ayudaba a cruzar el r¨ªo ?uble en un carro de madera a¨¦reo y ofrecer¨¢ cruzar.
El interior de la casa era fr¨ªa y oscura y, alguna vez, su ¨²nico residente fue bautizado como el se?or de las penumbras por un familiar. H¨¦ctor Hito Sep¨²lveda viv¨ªa en una austeridad m¨¢xima: dorm¨ªa en un colch¨®n curvo sin frazadas ni s¨¢banas a la vista, la mayor¨ªa de las ventanas ten¨ªan pl¨¢stico en vez de vidrio y la sala principal era una mezcla ecl¨¦ctica de diarios viejos, troncos que funcionan como sillas, mesones con herramientas, toallas a medio secar, libros. La electricidad alcanzaba para un par de ampolletas, pero no para refrigerador ni TV. El hombre, que cocinaba y lavaba su ropa y loza sin ayuda, pasaba la mayor parte del tiempo solo. Conversaba poco, ten¨ªa escaso contacto con su familia y rehu¨ªa de salir del lugar al que hab¨ªa llegado hace dos d¨¦cadas, sin compa?¨ªa.
No siempre llev¨® una vida retirada y an¨®nima: hace 50 a?os, en 1973, cuando no acostumbraba a vestirse todav¨ªa con ropa usada y era un treinta?ero dedicado a la mec¨¢nica, fue parte de la familia Allende. Casado con Carmen Paz, con quien tuvo tres hijos, fue testigo privilegiado de la llegada del presidente socialista a La Moneda en 1970, de las recepciones a las visitas ilustres, de los fines de semana en el palacio presidencial de Cerro Castillo, del poder, del miedo puertas adentro ante la inminencia del golpe de Estado, del dolor ¨ªntimo tras el suicidio del presidente, del viaje en avi¨®n con la viuda y las hijas rumbo a M¨¦xico y de los largos a?os de exilio en la capital mexicana.
¨C¡°El agotamiento mental de mi regreso a Chile en 1991 se me quit¨® reci¨¦n aqu¨ª. Hoy soy absolutamente ermita?o, solitario, pero me siento feliz¡±, dec¨ªa con serenidad en 2012. Pero no era un hombre parco. No era desconfiado. Hablaba como si hubiese estado esperando por largo tiempo que alguien lo quisiera a escuchar.
Sin relaci¨®n con la pol¨ªtica
Salvador Allende y su esposa Hortensia Bussi tuvieron tres hijas.
La primog¨¦nita es Carmen Paz, la menos conocida de las hermanas Allende Bussi, que hasta hoy reside en Santiago y guarda estricta privacidad. Desde peque?a mantuvo un bajo perfil y durante las campa?as parlamentarias y presidenciales de su padre siempre se mantuvo en un segundo plano. De las tres, fue la ¨²nica que el 11 de septiembre no estuvo en La Moneda. ¡°Para Carmen Paz, amante de las cosas simples, la pol¨ªtica siempre ser¨¢ fuente de infortunio¡±, escribi¨® Eduardo Labarca en su Salvador Allende, la historia sentimental (2007). ¡°Por suerte, ninguno de los nietos del Chicho se dedica a la pol¨ªtica¡±, le dijo ella en 2004 al autor.
El libro de Labarca relata uno de los primeros episodios de adversidad que vivi¨® la joven pareja Allende- Bussi: los problemas que enfrent¨® Carmen Paz al nacer en enero de 1941 en la cl¨ªnica Santa Mar¨ªa. ¡°Tencha necesita ayuda y el m¨¦dico utiliza un f¨®rceps. Hay nerviosismo, la maniobra se prolonga. La ni?a nace finalmente. ?Error m¨¦dico? ?Problema cong¨¦nito? Carmen Paz, la hija, reacciona ante los est¨ªmulos con cierta aton¨ªa muscular. Salvador Allende apela a los mejores pediatras y neur¨®logos. El diagn¨®stico de una hemiplejia parcial no tarda en llegar¡±, se?ala Labarca.
H¨¦ctor Hito Sep¨²lveda proven¨ªa de una familia sin mayor vinculaci¨®n con la pol¨ªtica. Su madre, hija de un m¨¦dico reputado de Santiago con estudios en Alemania, dej¨® la capital durante la primera mitad del siglo XX para formar una familia de seis hijos en el fundo de su marido, su primo, en las cercan¨ªas de Chill¨¢n. En ese lugar vivi¨® toda su vida y falleci¨® a los 100 a?os. ¡°Mi rama paterna ten¨ªa varios miles de hect¨¢reas en esta zona. Eran, sin embargo, tierras marginales y no de producci¨®n, lo que antes era conocido como latifundismo pobre. Viv¨ªamos de manera modesta¡±, relataba Sep¨²lveda en 2012, mientras ofrec¨ªa pan y sal al visitante, en una bandeja, en se?al de agradecimiento.
La herencia de su abuelo le permiti¨® quedarse con 400 hect¨¢reas, donde estaba instalada su sencilla casa de madera junto a un riachuelo. ?Y por qu¨¦ no vende parte de su tierra? ?No le permitir¨ªa construirse una casona, mejorar su nivel de vida? ¡°Mi estilo de vida es mi opci¨®n¡±, respond¨ªa convencido.
Sin la decisi¨®n materna de enviarlo a Santiago a estudiar a los seis a?os, probablemente jam¨¢s ¨¦l se hubiese cruzado con la familia de Salvador Allende Gossens, por entonces ya un reputado senador socialista y candidato presidencial en las elecciones de 1952, 1958 y 1964.
Unas primas capitalinas, amigas de las hermanas Allende Bussi, le presentaron a Carmen Paz. Primero, los encuentros en Santiago y, despu¨¦s, las vacaciones en el fundo del sur. ¡°Empezamos a tener una relaci¨®n y terminamos casados a fines de los a?os 60¡å, relataba Sep¨²lveda. Hab¨ªa estudiado mec¨¢nica en la Universidad T¨¦cnica del Estado, llamado por la fascinaci¨®n que desde siempre le generaron las m¨¢quinas.
Las otras dos hijas de Salvador y Tencha se casaron luego, pero lo hicieron con militantes: Beatriz con Renato Julio, dirigente de la Juventud Socialista y estudiante de Historia, e Isabel con Sergio Meza, un socialista de aplaudida oratoria que era conocido con el apodo de Chem¨¦s. De los tres yernos de Allende, Sep¨²lveda fue el ¨²nico apol¨ªtico.
¡°?l me cal¨® y nunca me puso en un lugar, ni nada. Respet¨® mi individualidad de gente sencilla, de t¨¦cnico mec¨¢nico, de campesino. Nunca me presion¨®, aunque un d¨ªa me dijo: ¡®Bueno, usted dec¨ªdase, compa?ero¡¯. Porque yo no militaba. Y me met¨ª al Partido Socialista. Pero nunca fui de n¨²cleos. Estoy aqu¨ª, justamente, porque no participaba de esa vida. Todos me han dicho que don Salvador me estimaba, dentro de mis caracter¨ªsticas, porque yo era consecuente. Era de una l¨ªnea y no entraba en el juego. Un amigo me dijo, durante el gobierno de la UP, que me estaban nombrando en un puesto de la Empresa de Comercio Agr¨ªcola, y yo dije: ¡®Est¨¢s loco. ?Qu¨¦ voy a hacer ah¨ª?¡±.
El matrimonio Allende-Sep¨²lveda se realiz¨® en la iglesia de Los Leones con Providencia, se celebr¨® en la casa de calle Guardia Vieja ¨Cdonde hasta hoy vive la senadora Allende¨C y cont¨® con la presencia de lo m¨¢s granado de la clase pol¨ªtica chilena, seg¨²n dec¨ªa Hito Sep¨²lveda: ¡°A esas alturas, ya se hab¨ªa producido el distanciamiento entre don Salvador y el presidente Frei Montalva, a quienes las hermanas Allende llamaban t¨ªo Lalo¡¯ Esa enemistad es la que explica en gran parte el Golpe de Estado¡±, recordaba Hito.
El gran ausente, sin embargo, fue Rafael Sep¨²lveda, padre del novio: ¡°Era un hombre de campo y estaba genuinamente preocupado, como si hubiese previsto todo lo que finalmente sucedi¨® en 1973¡å.
El destierro
¡°El 11 de septiembre est¨¢bamos en la casa de unos amigos de Carmen Paz, escondidos, cuando supimos de la muerte de don Salvador. ?l hab¨ªa dicho que nunca lo iban a sacar vivo de La Moneda, que no se iba a entregar. Pero lo m¨¢s terrible no fue la partida f¨ªsica, sino la desaparici¨®n de su proyecto pol¨ªtico. Esa es la muerte real, la parte m¨¢s dolorosa de su ausencia¡¡±
Hace 11 a?os contaba: ¡°Yo era simpatizante y hasta la fecha creo en el socialismo. Estoy leyendo el libro La revoluci¨®n rusa¡¯, de Orlando Figis, por tercera vez¡¡±. Y recordaba: ¡°El d¨ªa anterior al golpe fue la ¨²ltima vez que vi a don Salvador. Estaba muy nervioso, nunca lo hab¨ªa visto as¨ª. Sab¨ªa lo que ven¨ªa¡¡±
Hito recordaba que ¡°se hablaba de que hab¨ªa cierto apoyo, de regimientos. ¡°Pero¡ ?qu¨¦ informaci¨®n pod¨ªa tener yo? Muy poca. Lo ¨²nico relevante fue lo que me dijo d¨ªas antes la Tati: ¡®El Golpe viene muy luego. No sabemos el resultado. Pero esto es cuesti¨®n de horas: lunes, martes¡ Ustedes, esc¨®ndanse, no tienen nada que hacer, no se metan¡¯. Las palabras de Tati eran las instrucciones de don Salvador, porque ella era la secretaria privada, y ten¨ªa una inteligencia superior¡±.
Para esa fecha, en 1973, la pareja ya ten¨ªa dos hijos: Carmencita, con cerca de cuatro a?os, y Andresito, de un a?o, que todav¨ªa no caminaba.
La primog¨¦nita, Carmen Beatriz Sep¨²lveda Allende ¨Cbautizada en honor a su t¨ªa Tati¨C naci¨® en 1968, dos a?os antes de la elecci¨®n presidencial que llev¨® a su abuelo a La Moneda. A los siete meses sufri¨® un accidente intestinal que deriv¨®, durante una operaci¨®n, en un percance circulatorio, seg¨²n describe Eduardo Labarca en su libro. ¡°(¡) La ni?a queda marcada por una hemiplejia del lado derecho. Terrible suerte otra vez, ensa?amiento del destino: madre e hija unidas por una hemiplejia de origen diferente y en lados opuestos del cuerpo¡±.
Luego del bombardeo a La Moneda, Sep¨²lveda lleg¨® a la embajada de M¨¦xico, por instrucci¨®n del presidente de M¨¦xico, Luis Echeverr¨ªa. All¨ª estaban su esposa, sus dos hijos peque?os y el resto de la familia, salvo su cu?ada Tati que se hab¨ªa asilado junto a su esposo en la sede diplom¨¢tica cubana. Al comienzo, sin embargo, no tuvo suerte: ¡°Me dijeron: ¡®No, usted v¨¢yase al consulado no m¨¢s¡¯. Yo ya estaba espantado, con un susto tremendo, cuando el embajador Gonzalo Mart¨ªnez Corbal¨¢ me dijo: ¡°No se preocupe, que usted se iba a ir en el primer avi¨®n¡¡±.
El viaje hacia el exilio se produjo el s¨¢bado 15 de septiembre de 1973, d¨ªa de la Independencia de M¨¦xico. H¨¦ctor Hito Sep¨²lveda recuerda poco sobre el vuelo hacia la Ciudad de M¨¦xico: ¡°Solamente guardo la sensaci¨®n de inmensa tristeza que se viv¨ªa por la muerte de don Salvador. Pero no recuerdo l¨¢grimas. La familia Allende no lloraba¡¡±.
En Ciudad de M¨¦xico, los Sep¨²lveda-Allende se dieron cuenta pronto de que el exilio iba a durar muchos a?os. ¡°Un d¨ªa lleg¨® mi cu?ada Tati de visita desde Cuba y me dijo: ¡®Esto va para largo¡¯. Y lleg¨® con dinero para comprar un auto, que fue de Carmen Paz, y para el departamento que adquirimos en un sitio llamado la Villa Ol¨ªmpica, compuesta por 29 edificios¡±. Sep¨²lveda, que durante el gobierno de la UP (1970-1973) estuvo a cargo de un proyecto de refrigeraci¨®n industrial, comenz¨® a trabajar en la empresa Productos Pesqueros Mexicanos. Y, si eventualmente hab¨ªa alguna carencia, relataba en 2012, los ayudaba su suegra, Tencha, fallecida en 2009 en Santiago de Chile: ¡°Dentro de lo que puede ser estar en el exilio, llev¨¢bamos una vida maravillosa. ?ramos protegidos del r¨¦gimen, consentidos, amparados por el poder¡¡±, recordaba Sep¨²lveda.
En esa ¨¦poca, Carmen Paz adquiri¨® una casa en Tepec, en el estado de Cuernavaca, a poca distancia de la capital mexicana, donde la familia se congregaba los fines de semana. Era una vivienda con pl¨¢tanos, guayabas, un amplio living-comedor y un terreno grande. Exiliados chilenos recuerdan perfectamente aquellas jornadas en que Hortensia Bussi acostumbraba a recibir a sus amistades y jugaba scrabble ¡°para trabajar las neuronas¡±. Don Hito nunca aprendi¨®.
En 1976 naci¨® su tercer hijo: Pablo Salvador Sep¨²lveda Allende, el menor de los nietos del presidente muerto, que muchos a?os m¨¢s tarde, por el 2009, fue pareja de Mar¨ªa Gabriela Ch¨¢vez Colmenares, la segunda hija de Hugo Ch¨¢vez. Hito, ya enclaustrado en el fin del mundo, nunca tuvo relaci¨®n con el Gobierno venezolano.
Junto a su esposa, Carmen Paz, Sep¨²lveda regres¨® a Chile despu¨¦s que el resto de la familia. No recuerda el mes, pero fue en 1991. En ese entonces, ya ten¨ªa 54 a?os: ¡°Me fui al exilio a los 36. Se acab¨® mi mundo y tuve que construir todo desde cero en M¨¦xico. Al instalarnos otra vez en Santiago, ya viejo, empec¨¦ a buscar oportunidades de trabajo con gente conocida del primer Gobierno democr¨¢tico. Pero, ?me mandaban a hablar con ni?os! Funcionarios pol¨ªticos de veintitantos a?os. ?Qu¨¦ les pod¨ªa decir yo? ?Y qu¨¦ pod¨ªa decirles yo a ellos? Lleg¨® un momento en que mi hijo Andr¨¦s, al verme sufriendo, me dijo: ¡®Pap¨¢, vete, vete mejor¡¯. Y me vine al campo. Sal¨ª con miedo de todo ese mundo¡±.
En ese momento, se separ¨® de su esposa y se alej¨® de los Allende y de la civilizaci¨®n.
No le tem¨ªa a la muerte: ¡°Por mi origen campesino, para m¨ª la muerte no es tan terrible como para la gente de ciudad. Cualquier d¨ªa usted se cae, lo patea un caballo. Mueren las personas, los animales. Todav¨ªa aqu¨ª la muerte es parte de la vida, no hemos perdido la coherencia¡±, dec¨ªa el hombre de origen sencillo que muri¨® este agosto de 2023 en medio de las monta?as, a pocos d¨ªas de que Chile conmemore los 50 a?os del quiebre democr¨¢tico que marc¨® el pa¨ªs y su propia vida.
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