Nicaragua, Ortega y los jesuitas
La cancelaci¨®n de la personalidad jur¨ªdica de la Compa?¨ªa de Jes¨²s ordenada por el r¨¦gimen era previsible: la orden religiosa ha sido muy activa en Centroam¨¦rica en la defensa de la dignidad humana
La cancelaci¨®n de la personalidad jur¨ªdica de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en Nicaragua, con la consecuente confiscaci¨®n de todos sus bienes muebles e inmuebles, es la ¨²ltima estocada dentro de una serie de acciones concertadas por el r¨¦gimen de Ortega-Murillo en contra de sus opositores, sean lideres pol¨ªticos, miembros de la sociedad civil o cualquier persona que pueda socavar su poder, frenar los atropellos y defender la dignidad humana.
Este acto fue precedido por la confiscaci¨®n de todos los bienes de la Universidad Centroamericana (UCA) con sede en Managua, el cambio de su nombre y la designaci¨®n de nuevas autoridades en la universidad jesuita. B¨¢sicamente, su usurpaci¨®n. Este acto, hace parte de las otras 26 universidades previamente cerradas y del ataque masivo contra cientos de ONG eliminadas.
La persecuci¨®n de los opositores pol¨ªticos, el exilio masivo de autoridades eclesiales, culturales y sociales, los tres mil casos similares de cancelaci¨®n de personer¨ªa jur¨ªdica llevados a cabo por el r¨¦gimen desde el 2018, nos indica sin equ¨ªvocos que estamos frente a una dictadura que se vuelve cada d¨ªa m¨¢s totalitaria y que no reconoce l¨ªmite alguno en su af¨¢n de hacerse del poder total.
Le toc¨® ahora a la Compa?¨ªa de Jes¨²s. Era previsible, pues junto con la Iglesia Cat¨®lica, la orden religiosa ha sido muy activa en Centroam¨¦rica en la defensa de la dignidad humana. Ha levantado la voz por las injusticias, por el medio ambiente, por los derechos humanos, por los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, etc. Ha sido una voz valiente, coherente y cre¨ªble. Y como parte de la Iglesia Cat¨®lica no es de extra?ar esta medida cuando el obispo de Matagalpa est¨¢ encarcelado y ha sido condenado a 26 a?os de prisi¨®n al negarse a abandonar Nicaragua para estar junto a su pueblo.
Las 30 universidades jesuitas latinoamericanas, agrupadas en la Asociaci¨®n de universidades jesuitas de Am¨¦rica latina (AUSJAL), siempre se han comprometido en las grandes luchas de sus respectivos pa¨ªses por la defensa de la dignidad humana. Lo hicieron en El Salvador donde los esfuerzos por buscar el di¨¢logo y la paz entre la guerrilla y el Gobierno signific¨® en 1989 el asesinato del rector de la UCA, Ignacio Ellacur¨ªa, otros cinco jesuitas y dos colaboradoras. Lo hicieron en Nicaragua contra la dictadura familiar de 40 a?os de Somoza y lucharon por alcanzar la democracia y lo hacen hoy denunciando a un r¨¦gimen corrupto, violento y que est¨¢ violando sistem¨¢ticamente los derechos humanos.
Como suele suceder, las acusaciones de terrorismo y sedici¨®n se suman a mil argucias jur¨ªdicas para justificar lo injustificable y para desplegar el despotismo. Numerosas autoridades han levantado la voz para reclamar en contra de estos actos arbitrarios del Gobierno nicarag¨¹ense. Alberto Sosa, el superior general de los jesuitas, de nacionalidad venezolana, a prop¨®sito del cierre de la UCA ha dicho: ¡°Se le ha negado adem¨¢s el derecho a la leg¨ªtima defensa¡± y reclama ¡°un juicio justo, con una justicia imparcial¡± que ¡°sacar¨ªa a la luz la verdad de toda la trama que el Gobierno ha venido ejecutando¡±. El Papa Francisco se ha expresado en dur¨ªsimos t¨¦rminos contra el r¨¦gimen de Ortega al que ha calificado como una ¡°dictadura hitleriana¡± y ha dicho de Ortega, ¡°con mucho respeto¡± que padece ¡°un desequilibrio¡± mental. Ha elogiado a su vez al obispo encarcelado Rolando ?lvarez, de quien dijo: ¡°Quiso dar su testimonio y no acept¨® el exilio¡±.
Una de las cuestiones parad¨®jicas es que Daniel Ortega fue l¨ªder del movimiento sandinista que en 1978 logr¨® derrotar a la dictadura familiar de Somoza lo que fue visto por muchos como una esperanza para el pueblo nicarag¨¹ense. C¨®mo olvidar las figuras de los sacerdotes Ernesto Cardenal y Fernando Cardenal (jesuita) como ministros de Cultura y Educaci¨®n, respectivamente.
El Gobierno se fue endureciendo, no pocos que lo apoyaban se fueron decepcionando hasta el punto que someti¨¦ndose Ortega a unas elecciones en 1990, es derrotado por Violeta Chamorro, esposa de un l¨ªder opositor asesinado. La UCA condecor¨® a Ortega por aceptar la derrota y el veredicto democr¨¢tico. Pero como sostuvo una dirigente sandinista hoy exiliada, el af¨¢n revolucionario y social de Ortega era superior a sus convicciones democr¨¢ticas. Despu¨¦s de un par de gobiernos corruptos y vencer en unas nuevas elecciones en 2017, no volvi¨® a poner en riesgo su poder.
Las medidas totalitarias, ahora junto a su esposa Murillo, como vicepresidenta, comenzaron a imponerse, y la reacci¨®n del pa¨ªs no se hizo esperar. Dentro de la rebeli¨®n de los estudiantes en 2018 contra el r¨¦gimen de Ortega y de la brutal represi¨®n de que fueron objeto, estudiantes de la UCA de Managua, junto a muchos otros, tuvieron un rol activo. Los estudiantes de la UCA fueron consecuentes con su formaci¨®n en la tradici¨®n educativa de la Compa?¨ªa de Jes¨²s donde promovemos el pensamiento cr¨ªtico, la dignidad humana, la libertad, la justicia social y la democracia como pilares de una sociedad decente. Estudiantes, as¨ª formados, cuando han visto a su pa¨ªs sumirse en una cruel dictadura han levantado la voz.
?Qu¨¦ conclusiones podemos sacar de esta trist¨ªsima situaci¨®n? En primer lugar, nos recuerda una vez m¨¢s los enormes costos que tiene para un pueblo la p¨¦rdida de la democracia. En segundo lugar, para los jesuitas, se nos hace evidente una vez m¨¢s que la lucha por la justicia no es gratis y sabemos que cuando uno se opone al poder, muchas veces hay un alto precio a pagar. No somos los ¨²nicos que hemos pagado ese precio, pero queda la tranquilidad de estar cumpliendo cabalmente nuestra misi¨®n de promover la fe y luchar por la justicia que la misma fe exige.
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