Las derechas y su autocr¨ªtica (2019-2023)
Si la oposici¨®n hoy realmente quiere sacar lecciones y prepararse para un eventual nuevo gobierno, el camino es uno solo: la autocr¨ªtica debe ser en primera persona plural
Toda derrota electoral es una oportunidad para sacar lecciones, y lo ocurrido con el plebiscito del 17 de diciembre no es la excepci¨®n. Ciertamente la izquierda gobernante tiene poco que celebrar ¡ªla consolidaci¨®n de la Constituci¨®n vigente significa una capitulaci¨®n pol¨ªtica y cultural para el mundo de Gabriel Boric¡ª, pero tambi¨¦n es evidente que la opci¨®n a favor apoyada por la oposici¨®n estuvo lejos de imponerse en las urnas. Luego, es indispensable que Amarillos, Dem¨®cratas, Chile Vamos y republicanos intenten articular una autocr¨ªtica a la altura de las circunstancias.
Una primera condici¨®n para que el ejercicio resulte fruct¨ªfero es superar la tentaci¨®n de las diatribas personales o de poca monta. Si dicho ejercicio se agota en las recriminaciones cruzadas, ser¨¢ muy dif¨ªcil sacar algo en limpio. En la misma l¨ªnea, si se subrayan s¨®lo hechos accidentales, como la cantidad de enmiendas presentadas en la fase de discusi¨®n del Consejo Constitucional, ser¨¢ virtualmente imposible abordar las cuestiones de fondo (por lo dem¨¢s, Chile Vamos present¨® m¨¢s enmiendas que Republicanos: el problema no reside ah¨ª).
De la mano de lo anterior, tambi¨¦n se requiere distinguir los diversos focos de cr¨ªtica o autocr¨ªtica. Una cosa es (i) el texto mismo sometido a plebiscito, otra (ii) el conjunto de actitudes adoptadas por los consejeros y otra, en fin, (iii) la estrategia que siguieron la mayor¨ªa del Consejo primero y los encargados de la franja electoral despu¨¦s. En esos y otros planos hay que separar la paja del trigo. Por mencionar s¨®lo algunos ejemplos, a estas alturas parece dif¨ªcil negar que fueron perjudiciales, respectivamente, (i) el ¨¦nfasis en materias que exceden lo propiamente constitucional (como la exenci¨®n de contribuciones), (ii) las declaraciones que transmitieron escasa preocupaci¨®n por el di¨¢logo y los acuerdos, y (iii) la apuesta por convertir el plebiscito en una consulta en torno al Gobierno del presidente Boric.
Aunque tanto Chile Vamos como republicanos configuraron la mayor¨ªa y luego terminaron apoyando el texto (junto a Amarillos y Dem¨®cratas), es claro que en problemas como los mencionados el partido liderado por Jos¨¦ Antonio Kast tuvo una especial responsabilidad. Despu¨¦s de todo, fue su imponente mayor¨ªa, obtenida leg¨ªtimamente en las urnas, la que imprimi¨® un determinado sello al proceso. M¨¢s que un problema de contenidos ¡ªderechas conservadoras hay en todas partes del mundo, aunque cierto progresismo hoy se resista a aceptarlo¡ª, el principal defecto de la tienda de JAK parece residir en una pr¨¢ctica pol¨ªtica excesivamente marcada por el antagonismo y la confrontaci¨®n.
Dicha pr¨¢ctica pol¨ªtica quiz¨¢ es rentable en el corto plazo (por algo se impusieron en los comicios del 7 de mayo), pero resulta da?ina a la hora de ofrecer gobernabilidad y conducci¨®n pol¨ªtica (tal como pudo observarse en el Consejo). Por lo dem¨¢s, tal antagonismo se les devolvi¨® como un bumer¨¢n, teniendo en cuenta las cr¨ªticas que ahora recibieron los republicanos de la facci¨®n comandada por el senador Rojo Edwards, Vanessa Kaiser y otros diputados e influencers; facci¨®n que trat¨® al partido de Kast de cobardes y entreguistas, tal como ellos trataron antes a Chile Vamos. Desde el punto de vista estrictamente electoral, hay que seguir estudiando cu¨¢nto peso tuvo ese voto En contra que impuls¨® para el plebiscito la derecha a la derecha de Kast (seg¨²n proyecta Unholster, casi ? de quienes votaron por ese sector el 7 de mayo ahora rechaz¨® la nueva propuesta constitucional).
Chile Vamos, en tanto, m¨¢s que apuntar con el dedo a los republicanos, deber¨ªa preguntarse por su propia responsabilidad no s¨®lo durante el Consejo, sino tambi¨¦n a lo largo del extenso proceso que concluy¨® el 17 de diciembre. Es muy tosco e injusto denunciar, como dec¨ªan muchos republicanos, que el expresidente Pi?era simplemente ¡°entreg¨® la Constituci¨®n¡±. Basta recordar que en la semana del 12 de noviembre de 2019 clamaba al cielo una salida pol¨ªtica a la crisis pol¨ªtica y social m¨¢s grave del Chile posdictadura, y que la oposici¨®n de la ¨¦poca condicion¨® todo di¨¢logo a la agenda constituyente. Sin embargo, tambi¨¦n es un hecho que el manejo de La Moneda en los d¨ªas inmediatamente posteriores al destructivo 18 de octubre fue cuando menos ineficaz. Y, m¨¢s importante e ingrato de recordar, tambi¨¦n es un hecho que el pa¨ªs que estall¨® en 2019 fue gobernado dos veces en la d¨¦cada previa por la centroderecha.
Nada de esto debe ser olvidado, especialmente considerando que esa coalici¨®n volvi¨® al poder en 2018 prometiendo una clase media protegida que quiz¨¢ habr¨ªa cambiado la historia (nunca lo sabremos), pero que pronto ser¨ªa olvidada a consecuencia del entusiasmo ¡°sin complejos¡± que emergi¨® luego del balotaje de 2017; entusiasmo que hoy, en otro contexto, encandila a distintos segmentos de las derechas, tanto en republicanos como en Chile Vamos. Lo cierto, sin embargo, es que ni el cierre del proceso constitucional, ni el excelente desempe?o del expresidente Pi?era en la vacunaci¨®n en medio de la pandemia, ni la actitud mezquina y a ratos miserable de la entonces oposici¨®n, deber¨ªan llevarnos a ignorar los diversos elementos del derrotero pol¨ªtico de los ¨²ltimos a?os.
En este ¨¢mbito las derechas tienen una nueva oportunidad de diferenciarse de aquella izquierda que sigue creyendo que s¨®lo fue ¡°m¨¢s r¨¢pido que el pueblo¡± con su fallido proyecto de 2022. Y si la oposici¨®n hoy realmente quiere aprovechar esa oportunidad, sacar lecciones y prepararse para un eventual nuevo gobierno, el camino es uno solo: la autocr¨ªtica debe ser en primera persona plural.
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