Crisis, complot y capital
A pesar de la evidencia del aumento de las temperaturas en el mundo, no hay completa aceptaci¨®n de las razones que producen esta alza en los term¨®metros. Hay quienes simplemente niegan el cambio clim¨¢tico
En La divina comedia, Dante Alighieri imagina el infierno fr¨ªo con torrenciales lluvias, granizo y nieve. Seiscientos cuarenta y cinco a?os m¨¢s tarde, Philip K. Dick imagina la vida en la Tierra con temperaturas elevad¨ªsimas. El calor abrazador es producto de un cambio clim¨¢tico en un planeta devastado. En su novela Loter¨ªa solar, ese calor se debe a la avaricia: ¡°En 1950 y 1960, los bienes de consumo y los productos agr¨ªcolas comenzaron a acumularse en todo el mundo occidental. Se distribuyeron gratuitamente todos los excedentes, pero esto amenazaba con subvertir el libre mercado. En 1980 se pens¨® que la mejor soluci¨®n era juntar todos los productos y quemarlos: cientos de miles de millones de d¨®lares fueron destruidos semana tras semana¡±.
El 24 de enero del a?o 2024 ¨Cd¨ªa de una de las semanas con las temperaturas m¨¢s elevadas de las que se tenga registro en Chile ¨C la prensa nacional advierte que toneladas de ropa se queman en el desierto. Esto ¨²ltimo no es ciencia ficci¨®n, son micro vertederos de ropa nueva que no se vende y termina en el desierto de Atacama para ser quemada.
A pesar de la evidencia del aumento de las temperaturas en el mundo, no hay completa aceptaci¨®n de las razones que producen esta alza en los term¨®metros. Hay quienes simplemente niegan el cambio clim¨¢tico. Entre los negacionistas se encuentran algunos de los representantes de la ultraderecha del planeta: Trump, Bolsonaro, Milei. Para ellos, el cambio clim¨¢tico ser¨ªa una de las formas en que el ¡®socialismo¡¯ querr¨ªa instalar su ideolog¨ªa. La palabra socialismo podr¨ªa ser reemplazada por ONU, ¨¦sta por Nuevo Orden Mundial y esta ¨²ltima por Agenda 2030. El argumento es el mismo: no existe el cambio clim¨¢tico. Otras, otros, admitiendo el cambio clim¨¢tico no aceptan que ¨¦ste sea el resultado de la generaci¨®n de energ¨ªa mediante combustibles f¨®siles (carb¨®n, petr¨®leo y gas natural) sino que por un ciclo natural del calentamiento del centro de la tierra. No es culpa de nadie, no hay nada que hacer. Y todav¨ªa hay quienes advierten que el cambio clim¨¢tico ¨Cel aumento de temperaturas, huracanes, tifones, lluvias y nevadas¨C es debido al Proyecto HAARP para controlar a las poblaciones a trav¨¦s del control del clima mediante un sofisticado sistema de antenas ubicadas en Alaska.
Hay dos elementos que se conjugan en estas respuestas: enga?o y secreto. Alguien, un gobierno, el inter¨¦s de las grandes corporaciones o una posici¨®n pol¨ªtica determinada intenta sacar ventaja utilizando mentiras como armas para el establecimiento de verdades. Al despliegue de un mundo de claroscuros, la actitud de los sujetos es la de la sospecha: nada de lo que se nos presenta ante los ojos es real, hay un sentido oculto, secreto, que debe ser descifrado. De tal modo, los males contempor¨¢neos tendr¨ªan su origen en una manipulaci¨®n constante por parte de los poderosos. Las redes sociales son fuente y lugar de diseminaci¨®n de las razones de una conspiraci¨®n en curso.
La fil¨®sofa italiana Donatella Di Cesare en su libro El complot en el poder indica que la sospecha sistem¨¢tica de enga?os es m¨¢s bien la demostraci¨®n de una desconfianza generalizada hacia la pol¨ªtica y sus instituciones. La desconfianza y la sobreabundante informaci¨®n permite encontrar respuestas a la crisis del cambio clim¨¢tico y, por sobre todo, mantener a salvo la propia posici¨®n: la culpa es de los otros, desanudando, as¨ª, el necesario lazo solidario que constituye un orden com¨²n.
Hace un par de semanas atr¨¢s en la playa Los Molles de la cuarta regi¨®n de Chile, el salvavidas del lugar con meg¨¢fono en mano pide que cuiden la playa de la contaminaci¨®n para evitar que se convierta en una ¡°playa bananera¡±, haciendo clara alusi¨®n a la migraci¨®n del ¨²ltimo tiempo. La culpa de los males actuales, entonces, la tiene la migraci¨®n, son los otros. Ese es el presupuesto de la petici¨®n por el cuidado y la limpieza de la playa. Las redes sociales explotaron en saludos a la acci¨®n disciplinaria del salvavidas. En la incapacidad de dar una respuesta satisfactoria frente a la crisis clim¨¢tica, los sujetos buscan resguardar su posici¨®n (identidad) expresando odio hacia lo que parece for¨¢neo o distinto. Este tipo de explicaci¨®n, a su vez, asume que el problema en curso con la contaminaci¨®n es de responsabilidad individual.
Lo anterior no llega a explicar, sin embargo, el por qu¨¦ todas las respuestas para entender la crisis se han vuelto posibles, incluso las m¨¢s disparatadas. Donatella Di Cesare se?ala que la transparencia de la ¨¦poca de las pantallas, el exceso de informaci¨®n y la disponibilidad del mundo en un click no lo vuelve m¨¢s legible. La transparencia, la posibilidad de verlo todo, va unida a la p¨¦rdida de la promesa de porvenir. Esta promesa de futuro implicaba, entre otras cosas, la inalterabilidad de un planeta habitable, vivible. El confinamiento del tiempo a una temporalidad est¨¢tica (presente absoluto) y la crisis clim¨¢tica ponen en evidencia el quiebre de la cadena que un¨ªa proyecto democr¨¢tico, recursos naturales y bienestar. La uni¨®n de los eslabones de esta cadena hac¨ªa posible organizar un r¨¦gimen pol¨ªtico de desarrollo asumiendo, equivocadamente, la ilimitaci¨®n de los recursos naturales. La escasez de agua, la contaminaci¨®n de tierras y aire, la acumulaci¨®n excesiva de tierras por parte de un peque?o grupo hace que el problema del cambio clim¨¢tico, necesariamente, deba ser pensado en relaci¨®n al capital y a una responsabilidad social.
La te¨®rica del derecho, ?rika Font¨¢nez Torres con acierto indica que la apropiaci¨®n depredadora de bienes comunes agudiza las desigualdades haciendo nuestro presente m¨¢s racista, colonial y patriarcal. Jas¨®n W. Moore desplaza la categor¨ªa de Antropoceno por la de Capitaloceno describiendo al capitalismo como una fase hist¨®rica cuyas relaciones privilegian la acumulaci¨®n sin fin del capital. La l¨®gica del capital, establece Moishe Postone, tiende hacia lo ilimitado sin reparar en el l¨ªmite material del planeta. Nancy Fraser describe al capitalismo devor¨¢ndose as¨ª mismo bajo la formulaci¨®n de ¡°capitalismo can¨ªbal¡±. Parece urgente, entonces, poner atenci¨®n a la acumulaci¨®n capitalista en lo relativo a la escasez, la depredaci¨®n y el desastre.
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