Chile envejece y no hemos podido detenerlo
Embarcarse en la crianza implica un gran esfuerzo emocional, econ¨®mico y social. Las recientes pol¨ªticas de conciliaci¨®n laboral no son suficientes para abordar este desaf¨ªo
En la d¨¦cada del 1950 el promedio de hijos por familia era cinco y hoy es solo 1,3. Chile acumula un largo periodo con una baja sostenida en la natalidad y el INE viene anunciando hace a?os que con estas cifras acecha el inevitable envejecimiento de la poblaci¨®n. Este cambio demogr¨¢fico tiene diversas repercusiones que se expresan en un menor crecimiento econ¨®mico, una baja tasa de recambio en el segmento laboral activo y en la configuraci¨®n de las familias con el bajo inter¨¦s por tener hijos.
Hoy es el D¨ªa Internacional de la Familia y queremos relevar el lugar angular que cumplen para el presente y el futuro. Embarcarse en la crianza implica un gran esfuerzo emocional, econ¨®mico y social. Requiere que los padres destinen bastante tiempo a las demandas de cuidado, educaci¨®n o salud que en la mayor¨ªa de los casos no son compatibles con las jornadas laborales actuales. Las recientes pol¨ªticas de conciliaci¨®n laboral no son suficientes para abordar este desaf¨ªo.
Por si esto no fuera suficiente, los padres y madres se exponen a juicios constantes sobre sus habilidades, su capacidad para resolver los retos de la parentalidad y ofrecer buenas condiciones de vida para el futuro de sus hijos. El entorno familiar aporta con algunas cr¨ªticas, el sistema formal genera ciertas expectativas sobre la forma correcta o adecuada de salir victoriosos luego de un berrinche o cuantas normas existen en cada hogar. En los ¨²ltimos a?os hemos visto importantes estudios que se refieren al estr¨¦s parental, definido como aquel que surge exclusivamente por las labores de la crianza, y que, como todo estr¨¦s, puede nublar nuestro juicio, llevarnos a tomar malas decisiones y en casos extremos a ejercer el maltrato hacia los ni?os y ni?as. Incluso desde 2020 se acu?¨® el t¨¦rmino de burnout parental que explica un agotamiento absoluto de estr¨¦s cr¨®nico que recae sobre los cuidadores, que podr¨ªa afectar hasta a un 15% de los padres o madres en nuestro pa¨ªs.
En el sistema social que rige hoy d¨ªa, en el que persisten las brechas de g¨¦nero y el ¨¦xito es la prioridad, la pista se hace m¨¢s pesada para las mujeres cuando pr¨¢cticamente no existe la corresponsabilidad en el cuidado y las exigencias son abrumadoras. Participar del mundo laboral, lograr hacer una carrera profesional y equilibrar los distintos ¨¢mbitos de la vida, tiene como resultado l¨®gico un desincentivo para tener hijos. Los estudios muestran que parejas j¨®venes optan por una mascota mucho antes que por convertirse en padres o que prefieren ahorrar para obtener ciertos bienes antes de destinar sus recursos al cuidado de los hijos.
Si queremos evitar el envejecimiento debemos tomar en serio este problema y generar espacios de apoyo a las familias para que no se sientan aisladas a cargo de esta desafiante tarea. Puede parecer que criar hijos es algo natural, pero no debemos olvidar que el individualismo, de viviendas unifamiliares o n¨²cleos familiares viviendo lejos de sus redes, es algo bastante nuevo para la humanidad y, al parecer, no estamos programados para hacer la tarea de manera solitaria.
Es absolutamente necesario aumentar la oferta de programas que entreguen herramientas concretas, que ofrezcan espacios para compartir con otras familias, intervenciones que sostengan a la comunidad para fomentar el rol fundamental de las familias en la construcci¨®n de la sociedad. Fortalecer pol¨ªticas p¨²blicas orientadas a apoyar el cuidado infantil, incentivar la colaboraci¨®n p¨²blico-privada para favorecer las ofertas hacia las personas y tener una visi¨®n de futuro mientras podamos hacerlo. Ejemplo de esto es lo que hacemos en Infancia Primero, donde ofrecemos espacios grupales de encuentro para que los cuidadores, a trav¨¦s del juego, puedan estrechar lazos con sus hijos, compartir con otras familias y adquirir herramientas de parentalidad positiva.
Cada segmento de nuestra sociedad debe contribuir para frenar este fen¨®meno que nos afecta de manera global. Debemos mostrarnos como una sociedad solidaria, dispuesta a acoger y acompa?ar a las familias que est¨¢n criando hijos, empatizando con sus necesidades y ofreci¨¦ndonos como una red y no como un obst¨¢culo. Las se?ales deben ser concretas y sin esperar a que otros comiencen cuando cada cual puede hacer su contribuci¨®n.
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