El verdadero antigabrielismo
La etiqueta de Diego Ib¨¢?ez sirve para ilustrar varios de los problemas que padece la coalici¨®n que hoy gobierna: su par¨¢lisis, sus enfrentamientos internos y su ineficacia. Todas ellas encuentran su origen en una peculiar forma de entender la pol¨ªtica
Hace pocos d¨ªas, el diputado Diego Ib¨¢?ez, m¨¢ximo dirigente del partido pol¨ªtico del presidente Gabriel Boric, acus¨® de ¡°antigabrielismo¡± a la oposici¨®n. ¡°Todo lo que plantea el presidente lo votan en contra¡±, dijo. Seg¨²n Ib¨¢?ez, existe una posici¨®n prefijada de las derechas que busca negar la sal y el agua a la agenda gubernamental, lo que explicar¨ªa el escaso ¨¦xito del mandatario en sacar adelante su programa. Con esta acusaci¨®n, pretende enfrentar la sensaci¨®n que cunde entre sus seguidores de que el tiempo transcurrido en La Moneda ha significado pocos avances.
Que Diego Ib¨¢?ez explique as¨ª sus complicaciones podr¨ªa parecer anecd¨®tico. Poco m¨¢s que un lapsus, una mala declaraci¨®n de alguien que no destaca precisamente por la lucidez de sus apariciones p¨²blicas, pese a ser uno de los voceros principales del Frente Amplio. Sin embargo, la etiqueta sirve para ilustrar varios de los problemas que padece la coalici¨®n que hoy gobierna: su par¨¢lisis, sus enfrentamientos internos y su ineficacia. Todas ellas encuentran su origen en una peculiar forma de entender la pol¨ªtica.
Despejemos r¨¢pidamente una variable: es cierto que hoy gobernar es dif¨ªcil, que el Congreso est¨¢ fragmentado, que no hay mucha generosidad en ning¨²n bando. Dicho esto, la explicaci¨®n de Ib¨¢?ez ¨Cque gener¨® cierto apoyo entre sus feligreses¨C es todo menos satisfactoria.
Lo primero que resalta es que el diputado, como en otras ocasiones ¨¦l mismo u otros voceros, le abre un flanco innecesario al gobierno. La audacia puede ser una gran aliada en pol¨ªtica, siempre y cuando vaya de la mano de una buena lectura de las circunstancias y de sentido de oportunidad. No fue el caso, por cierto. El diputado Tom¨¢s de Rementar¨ªa (Independiente-Socialista) lo repas¨® con dureza: ¡°Diego nos tiene acostumbrados cada cierto tiempo a dar declaraciones bastante desafortunadas y rid¨ªculas. Me parece que no tiene ni un sentido hablar de que hay una ideolog¨ªa antigabrielista¡±. Segundo, Ib¨¢?ez personaliza la discusi¨®n en Gabriel Boric, que ya carga con la pesada tarea de contentar a las distintas sensibilidades que forman su fr¨¢gil coalici¨®n; sin tanto ¨¦xito.
Por otra parte, culpar a la oposici¨®n por oponerse parece una muestra m¨¢s de un aire victimista que cunde en el oficialismo. La culpa no estar¨ªa en haber derrochado las oportunidades pol¨ªticas que se abr¨ªan al inicio del mandato actual ¡ªpuestas en comp¨¢s de espera hasta el plebiscito donde las tesis gubernamentales fueron inapelablemente derrotadas¡ª, en haber dise?ado mal el primer gabinete, en una borrachera electoral como tantas otras han habido en tiempos recientes, en las dificultades para coordinar a las dos almas del gobierno, que semana a semana hacen noticia por sus confrontaciones, en la falta de capacidad negociadora o en los exabruptos de sus representantes. Pura maldad ajena. Puro ¡°antigabrielismo¡±. Los del frente son malos.
Por el contrario, si hay alg¨²n anuncio relevante que hacer en la cuenta p¨²blica presidencial de ma?ana, ser¨¢ precisamente porque se han logrado los votos de la oposici¨®n. Esto supone un ejercicio de aritm¨¦tica sencilla: dado que los votos propios no bastan para aprobar proyectos de ley ¡ªpor la fragmentaci¨®n de la C¨¢mara de Diputados y Diputadas¡ª se necesitan votos prestados. Acuerdos que hay que construir, a fin de cuentas.
Esto nos lleva a un ¨²ltimo tema. Cuando se ha debido apoyar pol¨ªticamente en su coalici¨®n, siempre surge una voz disidente que torpedea el intento. Pasa, por ejemplo, con los estados de excepci¨®n constitucional que se renuevan cada tanto para la regi¨®n de La Araucan¨ªa; pas¨®, con particular esc¨¢ndalo, en la falta de votos de la izquierda para aprobar la reforma tributaria, la madre de todas las batallas para el oficialismo, pues de ella pend¨ªan todos los dem¨¢s proyectos (dejando de lado la fallida propuesta constitucional plebiscitada en septiembre de 2022).
As¨ª, el verdadero antigabrielismo es el que habita en sus filas. Es lo que impide que aparezca la mejor versi¨®n del mandatario, lo tapa en infantilismo o le exige gestos hacia su facci¨®n m¨¢s radical; no le permite habitar el cargo o hace que la pista sea cada vez m¨¢s pesada por los rifirrafes con los adversarios. Es la posici¨®n que resumi¨® V¨ªctor Hugo Robles, el ¡°Che de los gays¡±, entrevistado por la radio Futuro: ¡°Gabriel Boric no es un travesti, es un traidor a sus promesas, a su gobierno, a la patria¡±. Seguro en la mente del mandatario estas palabras tienen alg¨²n peso. Mal que mal, personas como esta representan parte de su identidad pol¨ªtica, de su trayectoria, sus referentes. Con todo, bien har¨ªa Boric en detectar que una parte crucial del problema est¨¢ adentro y no al frente. Ser¨ªa hora de asumirlo y de obrar en consecuencia, para pesar de Diego Ib¨¢?ez.
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