La fronda elitista y la alergia al cambio
La reacci¨®n de la derecha intelectual m¨¢s ideologizada al informe del PNUD sobre Chile es muy sorprendente, a la altura de la ferocidad de la cr¨ªtica
Hace algunas semanas atr¨¢s, sali¨® publicado el ¨²ltimo informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre Chile, cuyo t¨ªtulo es ?Por qu¨¦ nos cuesta cambiar? Con datos de encuestas a la ciudadan¨ªa y a las cuatro ¨¦lites que la literatura especializada distingue (econ¨®mica, pol¨ªtica, simb¨®lica y social), as¨ª como con grupos focales realizados entre finales de 2023 y el primer semestre de 2024, el PNUD retoma el camino de sus informes, varios de los cuales originaron un amplio debate pol¨ªtico al momento de ser publicados (por ejemplo el de 1998 sobre el malestar, de 2015 sobre los tiempos de la politizaci¨®n o de 2018 sobre las desigualdades).
En el informe de 2024, lo que sobresale no es tanto lo que el equipo del PNUD califica como un ¡°optimismo decreciente¡±, sino m¨¢s bien derechamente lo que mucho se parece a un enorme pesimismo colectivo que va al alza. Pocos entrevistados cifran confianza en que Chile mejorar¨¢ en los pr¨®ximos cinco a?os (27%, lo que contrasta con el promedio de 63% de las cuatro elites). Este dato no debe llamar a sorpresa, ya que entre 2013 y 2023 hay un gran aumento de p¨¦rdida de agencia de los chilenos para cambiar su situaci¨®n personal (se pasa de 14% a 25%) y la del pa¨ªs (de 45% a 63%). Qu¨¦ duda cabe: como el mismo informe lo dice, ¡°la actual crisis de representaci¨®n pol¨ªtica es tambi¨¦n una crisis de confianza en el futuro¡±.
Pesimismo o no (el equipo de investigaci¨®n compar¨® sistem¨¢ticamente las respuestas a las mismas preguntas en 2013 y en 2023), el informe se interroga met¨®dicamente sobre las trabas al cambio para alcanzar mejores experiencias de bienestar, tanto en lo que a derechos sociales se refiere como al anhelo profundo de orden y seguridad. En ese sentido, el informe mide, tanto a nivel de elites como de poblaci¨®n general, la proclividad al cambio (pregunt¨¢ndole a los chilenos entrevistados acerca de la disposici¨®n a asumir costos directos ¨Cpagar impuestos, aceptar contribuir a un fondo com¨²n en materia previsional, etc.¨C): los encuestados no se niegan a pagar costos relevantes, siempre y cuando el cambio comprometido se traduzca en hechos concretos. Dicho de otro modo, estamos muy lejos del otorgamiento de una carta blanca a las elites (especialmente pol¨ªticas y econ¨®micas). As¨ª las cosas, no constituye ninguna sorpresa constatar que las cuatro elites encuestadas se muestren generalmente desconectadas de lo que preocupa a la ciudadan¨ªa, salvo uno que otro t¨®pico en el que se puede apreciar alguna forma espor¨¢dica de convergencia, confirmando los hallazgos de la encuesta del centro COES a estos mismos grupos de ¨¦lite hace tres a?os atr¨¢s.
Hasta aqu¨ª nada raro¡ salvo la furibunda alergia al cambio (y al informe del PNUD) de la derecha intelectual m¨¢s ideologizada.
Esta reacci¨®n es, de verdad, muy sorprendente, a la altura de la ferocidad de la cr¨ªtica. Es as¨ª como el director ejecutivo de la Fundaci¨®n para el Progreso (FPP) Fernando Claro ve en el informe ¡°un diagn¨®stico y una soluci¨®n de izquierda¡±, cuyo contenido estar¨ªa repleto de comparaciones sesgadas, con una redacci¨®n parecida a lo que se dec¨ªa ¡°en la mitad de la vor¨¢gine octubrista¡± (es decir, del estallido social de 2019): una ¡°oda al cambio¡± que asume que ¡°los movimientos sociales tienen la raz¨®n¡±, sin contrastar sus demandas con lo que las personas de a pie opinan en redes sociales, o con la l¨ªnea editorial que emana de radios y televisi¨®n (y no solo del duopolio de la prensa escrita).
No muy distinta, en forma y fondo, es la opini¨®n de Kenneth Bunker, un cientista pol¨ªtico vinculado a la Universidad San Sebasti¨¢n, muy presente en los medios a trav¨¦s de su rol de intelectual p¨²blico de derechas en todo tipo de espacios. De modo categ¨®rico, Bunker afirma que el informe del PNUD ¡°parece m¨¢s un borrador de un programa pol¨ªtico que un reporte imparcial¡±, lo que explica su incidencia en el nuevo relato del gobierno y, en especial, del presidente Gabriel Boric, quien ha denunciado a las elites en varias ocasiones por estos d¨ªas.
A decir verdad, lo que la publicaci¨®n del informe del PNUD revela es un esp¨ªritu frondista de estos intelectuales p¨²blicos de derechas que toman la palabra y posici¨®n en nombre de las elites pol¨ªticas y econ¨®micas que luchan para salir a flote en medio de un esc¨¢ndalo que compromete a muchos de sus miembros. Este esc¨¢ndalo (conocido como Caso Audios) se origina en la confiscaci¨®n del celular de un connotado abogado de la plaza, y de la elite (Luis Hermosilla), en el que se han revelado miles de comunicaciones que se mueven entre el lobby, el tr¨¢fico de influencia y la corrupci¨®n. ?C¨®mo no ver que las ¨¦lites se encuentran en un momento de profunda impugnaci¨®n, que coincide con la publicaci¨®n de un informe cuya lectura ideol¨®gica por estos portavoces intelectuales se transforma en una defensa estatutaria de los grupos dominantes, rechazando la idea misma de cambio?
La cr¨ªtica al informe ha sido desmedida, y algo hist¨¦rica. Es cierto que en este estudio una gran mayor¨ªa de los chilenos opta por soluciones p¨²blicas (o estatales) en varios asuntos: en pensiones (64%), explotaci¨®n del cobre y litio (62% y 60% respectivamente), en la gesti¨®n del agua y la electricidad (55%), en educaci¨®n y salud (53%)¡ sin reparar que el apoyo a estas soluciones ha considerablemente disminuido desde 2013. No hay caso: la cr¨ªtica es fundamentalmente ideol¨®gica en forma y, en fondo, de fronda.
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