¡®?Yes she can!¡¯
La importancia que ha adquirido la crisis habitacional en la elecci¨®n presidencial de EE. UU es un reflejo de esta realidad. En Chile, tenemos nuestra propia crisis habitacional. M¨¢s de dos millones de hogares necesitan alg¨²n tipo de apoyo estatal para acceder a una vivienda adecuada
¡°Si queremos hacer que sea m¨¢s f¨¢cil comprar una casa para las nuevas generaciones, necesitamos construir m¨¢s unidades y limpiar el camino de regulaciones desactualizadas que hacen m¨¢s dif¨ªcil la construcci¨®n de viviendas para las clases trabajadoras de este pa¨ªs. ?Esta es una prioridad! Y ella tiene un nuevo y audaz plan para llevarlo a cabo¡±.
Con estas palabras, en la convenci¨®n del Partido Dem¨®crata del pasado 19 de agosto el ex presidente de EE. UU, Barack Obama, daba cuenta de uno de los ejes program¨¢ticos de la campa?a electoral de Kamala Harris: enfrentar la crisis de acceso a la vivienda. El plan de la actual vicepresidenta conlleva el desaf¨ªo de producir m¨¢s de 3 millones de viviendas en 4 a?os, un esfuerzo que no se ve¨ªa en d¨¦cadas. ¡°Un hogar es m¨¢s que simplemente una casa¡± dice Harris en un spot de campa?a recientemente publicado, donde enumera las m¨²ltiples puertas que se abren para el desarrollo de las personas a trav¨¦s de una vivienda adecuada.
El plan de Harris destaca tres elementos fundamentales: incentivos tributarios para la construcci¨®n de viviendas dirigidas a las clases medias y bajas, un subsidio de 25 mil d¨®lares para quienes compran una vivienda por primera vez, y un fondo de m¨¢s de US$ 40 mil millones destinado a impulsar iniciativas de los gobiernos locales para construir viviendas en zonas bien ubicadas, ya sea para arriendo o propiedad. Harris entiende que es necesario convocar al sector privado y a los gobiernos locales, as¨ª, busca diferenciarse de su oponente republicano, Donald Trump, quien se enfoca en el control migratorio para contener la demanda de vivienda y la creaci¨®n de nuevas ciudades como una forma de aumentar la oferta.
Como suele ocurrir en la din¨¢mica electoral, cuando los problemas afectan directamente a grandes grupos de la poblaci¨®n, se vuelven prioritarios en la agenda pol¨ªtica, convirti¨¦ndose en temas clave para captar votantes. La importancia que ha adquirido la crisis habitacional en la elecci¨®n presidencial de EE. UU es un reflejo de esta realidad, y es probable que este fen¨®meno comience a observarse en otros pa¨ªses, dada la naturaleza global del problema de acceso a la vivienda. Aunque el plan de Harris no est¨¢ exento de cr¨ªticas, busca ofrecer una propuesta audaz y con sentido de futuro en un tema que puede ser palanca para el desarrollo, al tiempo que responde a necesidades urgentes de la ciudadan¨ªa.
En Chile tenemos nuestra propia crisis habitacional. M¨¢s de dos millones de hogares necesitan alg¨²n tipo de apoyo estatal para acceder a una vivienda adecuada, m¨¢s de 100 personas al d¨ªa se mudan a asentamientos informales, y apenas el 13% de los hogares creen que podr¨¢n comprar una vivienda. Adem¨¢s, tenemos los niveles m¨¢s bajos de permisos de edificaci¨®n de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, y la producci¨®n de viviendas subsidiadas se mantiene en torno a las 60 mil unidades anuales, lo que no logra cerrar la brecha entre oferta y demanda. As¨ª, se hace evidente la necesidad de una estrategia audaz y disruptiva liderada por el Estado en su conjunto.
Responder a la crisis en Chile, adem¨¢s de audacia y determinaci¨®n, requiere la capacidad para identificar las palancas clave que permitan movilizar el sistema. Probablemente, esto implique fijarse una meta de producir al menos 100 mil viviendas de inter¨¦s p¨²blico anuales, es decir, 400 mil soluciones habitacionales en un per¨ªodo de 4 a?os, lo que permitir¨ªa comenzar a reducir la brecha entre la demanda y la oferta. Tambi¨¦n se requiere planificar integralmente la infraestructura, los servicios y las viviendas en las 10 ciudades capitales que concentran el 70% del d¨¦ficit habitacional, promoviendo la oferta de suelo en zonas bien localizadas. Este desaf¨ªo demandar¨ªa una inversi¨®n que supera los US$ 60 mil millones, por lo que requerir¨¢ la capacidad de crear mecanismos e incentivos para atraer a la inversi¨®n privada en pos de estos fines de inter¨¦s p¨²blico.
Para todo lo anterior, sin duda ser¨¢ necesario agilizar las normativas de planificaci¨®n urbana, aumentar la certeza y rapidez en la obtenci¨®n de permisos de edificaci¨®n, fomentar la densificaci¨®n equilibrada en torno a servicios y transporte, y dise?ar programas que ofrezcan soluciones innovadoras para grupos mayoritarios de la demanda hoy sin respuestas acorde, como los hogares unipersonales, las personas mayores y los sectores medios. Aunque desafiante, este enfoque tiene el potencial de generar importantes beneficios para el futuro del pa¨ªs en t¨¦rminos de crecimiento, empleabilidad, cohesi¨®n social y salud.
Durante el presente y el pr¨®ximo a?o, Chile tendr¨¢ importantes procesos electorales, los cuales podr¨ªan ofrecer una ventana de oportunidad para impulsar una estrategia de este tipo, un plan audaz que, sobre los aprendizajes de las ¨²ltimas d¨¦cadas, ofrezca un proyecto de futuro que nos devuelva una ambici¨®n como pa¨ªs por objetivos desafiantes. ?Qu¨¦ candidatos y candidatas asumir¨¢n esta causa como una pieza central de su gobierno y aliviar¨¢n la frustraci¨®n y fragilidad habitacional que sienten millones de personas en nuestro pa¨ªs? A¨²n est¨¢ por verse.
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