Los altos precios de la vivienda en Chile: sue?os quebrados para los sub 40
Las nuevas generaciones ven cada vez m¨¢s lejana la opci¨®n de comprar una propiedad y buscan distintas alternativas para sortear los altos costos de alquilar en las grandes ciudades. Aqu¨ª, cinco historias detr¨¢s de esta crisis
Volver a vivir con los padres, arrendar entre varios, buscar una pieza, recorrer diariamente los portales inmobiliarios para encontrar una oferta alcanzable. El panorama para dar con una vivienda para las personas j¨®venes en Chile es hoy, ante todo, un juego de malabares donde prima la angustia por no poder independizarse. A diferencia de Europa y otras zonas del planeta, se trata de un fen¨®meno m¨¢s bien nuevo.
Gran parte de los j¨®venes chilenos no tiene m¨¢s opci¨®n que el arriendo, que ha ido en alza en el pa¨ªs sudamericano. ¡°En Chile, el porcentaje de personas arrendatarias antes rondaba el 17%. Hoy, en ciudades como Santiago, est¨¢ bordeando el 30%¡±, dice Felipe Link, soci¨®logo e investigador del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT) de la Pontificia Universidad Cat¨®lica de Chile. Link profundiza en la evoluci¨®n de este fen¨®meno: ¡°No es un tipo de tendencia que se vaya a estancar, sino que, al contrario, cada vez hay m¨¢s personas que optan por el arriendo. La raz¨®n tiene que ver principalmente con los aumentos de precio y la dificultad de acceso a cr¨¦ditos para la compra de viviendas¡±.
Para las personas menores de 40 a?os, la situaci¨®n es m¨¢s compleja: ¡°Para estos profesionales j¨®venes, que est¨¢n reci¨¦n egresados o trabajando hace muy poco, es muy dif¨ªcil que construyan ese ahorro para poder destinarlo al pie de una vivienda. Por lo tanto, crece el arriendo y este es un mercado relativamente desregulado en Chile¡±. Sobre esta falta de normativa, el soci¨®logo agrega: ¡°Los profesionales j¨®venes est¨¢n al arbitrio de una relaci¨®n desregulada donde el mercado es el que se encarga de poner los requisitos, pedirte un aval, datos importantes personales y eso no est¨¢ regulado. El arrendador podr¨ªa pedir hoy d¨ªa pr¨¢cticamente lo que se le ocurra¡±, sentencia.
A pesar de que los precios de los arriendos han tendido a ir a la baja durante este a?o, despu¨¦s de una fuerte subida tras la pandemia, el panorama no es alentador. Seg¨²n inform¨® el Banco Central, las tasas hipotecarias alcanzaron su valor m¨¢s alto desde mediados de diciembre de 2022, posicion¨¢ndose en 4,52% en la segunda semana de octubre. As¨ª, el sue?o de la casa propia instaurado en generaciones anteriores se ha ido diluyendo.
EL PA?S convers¨® con cinco chilenos para conocer esta realidad.
Juli¨¢n Suzarte, 36 a?os: ¡°El sue?o de la casa propia se desarm¨®¡±
¡°Yo solo no podr¨ªa arrendar un espacio as¨ª. Y ah¨ª viene el miedo constante de que esto se acabe¡±, dice Juli¨¢n Suzarte sobre la casa que arrienda con tres amigos en la comuna de Macul, al suroriente de Santiago de Chile. ?l, licenciado en Historia de la Universidad de Chile, pero dedicado a dar talleres sobre agricultura org¨¢nica, ha recorrido m¨²ltiples viviendas, hasta que lleg¨® a esta casa donde lleva seis a?os. Compartir un mismo techo lo ha visto como la manera de poder a optar a mejores espacios, como este en Macul que tiene un jard¨ªn donde puede cultivar una peque?a huerta, por el que pagan entre los cuatro $750 mil pesos mensuales (unos 795 d¨®lares). Sobre esta f¨®rmula de convivir, dice: ¡°Es buena en la medida en que tienes una expectativa y una forma de vivir que sea compartida¡±.
Mientras toma una taza de t¨¦ lentamente, Juli¨¢n explica que el ideal de la casa propia se ha ido acabando: ¡°Creo que eso se desarm¨®. Ese sue?o de la casa propia se iba dando por el ideal de tener un empleo en el cual t¨² pudieras pasar mucho tiempo de tu vida y que te permit¨ªa ahorrar. Eso se ha quebrado en mi generaci¨®n¡±. Y agrega: ¡°Esa angustia con respecto al arriendo y a los sueldos veo que es transversal en mi c¨ªrculo de amigos. Yo creo que mi generaci¨®n es m¨¢s pobre que la de mis padres porque tenemos que sacrificar mucho m¨¢s de nuestro tiempo para vivir bien¡±, explica Juli¨¢n.
Jahnavi Zapata, 35 a?os: ¡°Somos la generaci¨®n del endeudamiento¡±
En el departamento de Jahnavi Zapata, en el centro de Santiago de Chile, un mismo espacio funciona como sala de juegos de su hija de tres a?os, living, lugar de trabajo y comedor. Ella, profesora de yoga hace m¨¢s de una d¨¦cada, sue?a con poder irse a un departamento m¨¢s espacioso: ¡°Siempre estoy viendo otros lugares donde arrendar, pero es desesperanzador. Te piden muchos papeles, experiencia de trabajo, dinero para poder tener un respaldo¡±, dice. Ha barajado posibilidades de cambiarse a comunas m¨¢s perif¨¦ricas donde los arriendos son m¨¢s baratos, pero le afectar¨ªa profesionalmente: ¡°He priorizado quedarme ac¨¢ porque, como soy independiente, en el centro de Santiago puedo tener m¨¢s escenario para mostrar mi trabajo. Adem¨¢s, si me muevo m¨¢s lejos, el precio que pago por transporte subir¨ªa considerablemente¡±.
Por este departamento, de una pieza y un ba?o, de alrededor de 40 metros cuadrados, le cobran alrededor de $350 mil pesos chilenos (unos 371 d¨®lares). ¡°Cuando uno se arriesga a independizarse caes en una rueda de h¨¢mster de ganar para pagar y se ve lejana la opci¨®n de tener una casa propia¡±, comenta sobre sus cada vez m¨¢s intangibles aspiraciones a futuro. Y dice: ¡°Somos la generaci¨®n m¨¢s del endeudamiento que del obtener¡±.
Juan Carlos Moyano, 29 a?os: ¡°No me mata el ideal de tener una casa para reci¨¦n a los 70 a?os poder disfrutarla¡±
Un mes vivi¨® Juan Carlos Moyano, quien estudi¨® administraci¨®n de empresas y trabaja en una empresa de env¨ªos, en una casona donde arrendaban piezas alrededor de 20 personas, en el centro de la capital chilena. Las malas condiciones del lugar y la inseguridad ¡ªle robaron su bicicleta¡ª le hicieron dejar la casa y pensar en trasladarse a San Bernardo, una comuna en la zona sur de la capital. Ah¨ª fue cuando lleg¨® su actual compa?era de piso, Ximena Sep¨²lveda (50 a?os). Se conoc¨ªan porque ambos eran voluntarios en un comedor ciudadano y, cuando Ximena supo de su situaci¨®n, le dijo: ¡°C¨®mo te vas a ir tan lejos, vas a perder la vida en el centro y lo que implica vivir aqu¨ª¡±. Ximena arrendaba un departamento con una pareja de amigos, pero ellos hab¨ªan decidido mudarse. Ten¨ªa habitaciones libres y se lo coment¨® a Juan Carlos. Desde noviembre de 2022 viven juntos.
En su trayectoria de arriendo, Juan Carlos dice que los precios suben cada vez m¨¢s y no se condicen con la calidad ofrecida: ¡°Antes en este barrio pod¨ªas encontrar habitaciones por $150 mil pesos (unos 160 d¨®lares) y hoy ya no es as¨ª. El a?o pasado a m¨ª me cobraban $180 mil pesos (unos 190 d¨®lares) por una habitaci¨®n, pero ¨¦ramos muchas personas viviendo en el mismo lugar y las ¨¢reas comunes estaban mal cuidadas¡±, dice. Por ahora, se encuentra tranquilo viviendo con Ximena. Sobre el sue?o de alg¨²n d¨ªa tener una propiedad con su nombre, explica: ¡°No me mata el ideal de tener una casa, porque, si lo hago, voy a estar pagando por 40 a?os un dividendo para reci¨¦n a los 70 a?os poder disfrutar mi casa¡±.
Camila Mill¨¢n, 33 a?os: ¡°Para un matrimonio joven pesa la falta de privacidad¡±
Desde que se cas¨® con C¨¦sar, en diciembre de 2022, Camila vive en una habitaci¨®n dentro de la casa de sus suegros en la comuna de La Florida, al suroriente de Santiago de Chile. Y, en una construcci¨®n en el patio de la casa, tambi¨¦n vive su cu?ada y sus dos hijos.
Para Camila y C¨¦sar, a pesar de tener una buena relaci¨®n con la familia, la falta de privacidad les pesa. Han barajado distintas posibilidades para independizarse, pero el bolsillo siempre es complicado. Ella, licenciada en Teatro, trabaja como garzona full time y hace talleres de danza. Su marido es t¨¦cnico en construcci¨®n y se dedica a ser contratista independiente. ¡°Al principio me sent¨ªa inc¨®moda viviendo ac¨¢ porque hay harta gente. A veces le digo a mi marido que arrendemos, pero todo est¨¢ tan caro. Entonces, decidimos esperar un poco y seguir ahorrando¡±, comenta Camila. Han visto departamentos en La Florida y Puente Alto ¡ªal sur de Santiago¡ª, de una habitaci¨®n, un ba?o y estacionamiento, y les cobran alrededor de $450 mil pesos (uno 477 d¨®lares).
Tambi¨¦n, hace dos a?os son parte de un comit¨¦ de vivienda para poder optar a una casa, pero el proyecto a¨²n no se ve tangible. Sin embargo, el sue?o de Camila y C¨¦sar es irse a vivir, de aqu¨ª a 10 a?os, a Villarrica, al sur de Chile. La familia paterna de ella tiene terrenos en esa zona y dice que le vender¨ªan una parcela a buen precio, pero de todas formas necesita un cr¨¦dito hipotecario, y no han logrado obtenerlo. Y ah¨ª entra un punto que para ella es fundamental, la educaci¨®n financiera: ¡°Sal¨ª del colegio sin saber hacer un cheque, no saber hacer boletas de honorarios. Nadie le explica a la gente y es algo fundamental para poder proyectarse a futuro¡±. Dice que le hubiese facilitado el proceso de independizarse saber cosas como qu¨¦ tipo de cuenta conviene abrir en el banco o c¨®mo ahorrar de mejor manera.
Carolina Rojas, 30 a?os: ¡°El arriendo que pago me deja con cero capacidad de ahorro¡±
Tras el cese de la convivencia con su expareja, a finales de mayo de 2022, Carolina comenz¨® una apurada b¨²squeda para arrendar un departamento sola. A trav¨¦s de portales inmobiliarios online ve¨ªa lugares que se ajustaran a su presupuesto: ¡°Trat¨¦ de buscar un rango de precios que no fuera m¨¢s de un tercio de mi sueldo, que es lo que en teor¨ªa se recomienda, pero era muy complicado¡±, comenta Carolina, quien es dentista dedicada a la investigaci¨®n en dos universidades. En cuanto ve¨ªa un departamento que se ajustaba a sus necesidades, agendaba una visita: ¡°Sab¨ªa que si me demoraba un poco, ya no estar¨ªa disponible¡±, dice sobre el proceso que muchas veces se transforma en una competencia entre los posibles arrendatarios.
Encontr¨® un departamento en la comuna de ?u?oa, en el sector oriente de Santiago, que le quedaba a una distancia razonable de sus dos trabajos, adem¨¢s contaba con un jard¨ªn. Junt¨® los m¨²ltiples papeles requeridos y su pap¨¢ se transform¨® en su co-aval. Los primeros meses de arriendo sus pap¨¢s la ayudaron econ¨®micamente hasta que pudiera estabilizarse. Le cobran $660 mil pesos chilenos (unos 700 d¨®lares), sin contar los gastos comunes, y le gustar¨ªa m¨¢s adelante mudarse a un departamento m¨¢s barato: ¡°No me arrepiento de haber arrendado ac¨¢ porque me gusta mucho el lugar, pero el arriendo que estoy pagando me deja demasiado justa todos los meses, con cero capacidad de ahorro y, obviamente, nadie quiere eso, as¨ª que trato de verlo como si fuera algo temporal¡±, dice Carolina.
Ante el sue?o de ser propietaria de una vivienda, comenta: ¡°Lo ve¨ªa como una meta posible hasta que me independic¨¦. En mi mente ilusa, antes de irme de la casa de mis pap¨¢s, pensaba que trabajando cinco a?os iba a poder ahorrar plata para un pie y eventualmente ser¨ªa elegible para un cr¨¦dito. Eso cada vez lo veo m¨¢s lejano. No soy h¨ªper pesimista, pero no lo veo para nada en un corto plazo¡±. Y, tras pensar un poco, dice: ¡°No s¨¦ si es el sue?o de mi vida, pero s¨ª ser¨ªa algo que me gustar¨ªa mucho lograr. Pero, si no lo logro, no ser¨ªa como el m¨¢ximo fracaso porque s¨¦ que el mercado, la vida, el costo de todo y las pegas [los trabajos] est¨¢n dif¨ªciles¡±.
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