?lvaro Peralta, cronista gastron車mico: ※Los m芍s j車venes en Chile no se cuestionan entre comer un ramen o una cazuela§
El autor de &Recetas para gente sin tiempo* alerta de que Chile no ha definido su mesa para plantarse al mundo y c車mo los tiempos modernos impactaron en la preparaci車n de comidas tradicionales, incluso en los restaurantes
Para hablar de comida chilena, el cronista gastron車mico, ?lvaro Peralta, Don Tinto, (48 a?os, Santiago), cita a EL PA?S en el restaurante El Hoyo, a pasos de la Estaci車n Central, en el poniente de Santiago. La emblem芍tica taberna lleva un siglo ofreciendo platos criollos. En un comienzo, cuando las mesas eran barricas, los obreros ferroviarios se acercaban a por charqui 〞tiras finas de carne seca〞, chicha 〞un fermentado de uvas〞, y huevos cocidos. Los comensales y el men迆 han variado, pero el local contin迆a como uno de los pocos estandartes de la cocina tradicional en la capital, donde el cerdo, las prietas y la lengua dominan la carta. En la v赤spera de las Fiestas Patrias, el ambiente este lunes es festivo y los clientes acompa?an sus sendos platos con jarras de terremoto, un c車ctel elaborado con vino pipe?o, helado de pi?a y granadina. El guitarreo de un caballero vestido de huaso que se pasea por las mesas entonando canciones folcl車ricas eleva el volumen de lo que, a vista de cualquiera, parece una celebraci車n.
Peralta, que acaba de publicar su libro Recetas para gente sin tiempo (Penguin) lleva m芍s de dos d谷cadas escribiendo sobre la oferta gastron車mica de Santiago. Mientras se sirve una pichanga, una mezcla de encurtidos en trozos a base de jam車n, quesos, salami y aceitunas, plantea que gastron車micamente, la capital chilena tiene un problema en ※la depresi車n intermedia§, en alusi車n al territorio plano del pa赤s entre la Cordillera de los Andes y la de la costa. ※Tenemos cocineros de cierto renombre internacional y todav赤a hay algunos sitios bien populares, pero entremedio, estamos cojos. Hay poqu赤simos comedores comunes y corrientes con comida tradicional en Santiago§, sostiene. Un lugar donde ir a comer un buen tomatic芍n, un guiso con carne, cebolla y verduras o unas pantrucas, una sopa de pasta de harina de trigo. ※Ahora no tengo idea d車nde se pueden comer unos pejerreyes falsos [tallos de acelgas, pasados por un batido y despu谷s fritos]§, lamenta.
Con sus cercanos del rubro han discutido varias veces esta rareza y no llegan a puerto sobre la falta de oferta. S赤 le han comentado los que se atreven a a?adir a sus men迆 platos chilenos bien ali?ados terminar reculando porque el oficinista quiere almorzar en la semana sin ajo, algo suave y liviano. Peralta a?ade que Chile es una esponja y que la pata gastron車mica no es una excepci車n, lo que se ve en que m迆ltiples franquicias est芍n en el pa赤s sudamericano. ※Agarramos todas las modas. Las generaciones m芍s j車venes no tienen ning迆n cuestionamiento entre comer un ramen o una cazuela, est芍n a los mismos clics de distancia para ellos. A veces eso juega en contra§, sostiene. ※El chileno hace rato que est芍 dispuesto a salir a comerse un aj赤 de gallina por 17.000 pesos (unos 18 d車lares) y un guiso chileno no lo va a encontrar o no va a estar dispuesto. Queda la duda§, agrega.
Si bien las Fiestas Patrias son una fecha ic車nica para los asados y las empanadas, Peralta afirma que hace mucho tiempo las celebraciones tambi谷n son con pizza, sushi y hamburguesas. La ※baja§ de la comida casera chilena la achaca a que la vida moderna implica hacer una cierta ecuaci車n, y que en Chile el n迆mero que se tach車 fue la comida preparada en la casa. ※Hasta alg迆n momento en los a?os 80, en buena parte de las casas chilenas hab赤a alguien dedicado 100% a hacer la comida, pod赤a ser una abuela, una mam芍, una empleada, variaba seg迆n los estratos sociales, pero casi siempre hab赤a una mujer que ten赤a eso s迆per cubierto§, afirma, sobre una realidad que ya casi no existe. En otros pa赤ses ocurri車 lo mismo, pero el periodista dice que recurrieron a la sofisticaci車n de los carritos de comida u otras alternativas para resguardar la comida tradicional que en Chile no han despegado.
Tambi谷n se frecuentaba regresar de la oficina a almorzar a la casa. Esa costumbre en extinci車n golpe車 el conocimiento de las preparaciones chilenas que no se ha traslapado a las nuevas generaciones. ※Ahora t迆 podr赤as encontrar a alguien con el tiempo, pero no tiene los conocimientos, porque ya van un par de generaciones que nunca comieron tomatic芍n§, apunta. Otro factor es que cada vez hay m芍s gente que ha eliminado la cena y la ha reemplazado por una ※once comida§ que, en simple, suele ser muy similar a un desayuno, pero que se come por la tarde. Esto elimina la opci車n de cocinar. ※Si a eso le sumas que los viernes la gente pide delivery y los domingo come asado, solo queda el s芍bado para desplegar el recetario de toda la vida§, remarca.
Para el cr赤tico gastron車mico, lo primero que tiene que hacer Chile es definirse. Pensar en c車mo es su mesa. Pone de ejemplo que un aj赤 de gallina con un ceviche y una Inca Kola es una postal inmediata de Per迆, mientras que un asado con un chimichurri y una empanada de horno te lleva inmediatamente a Argentina. Pensando en salir al mundo, Peralta dice que la llave de oro de nuestra mesa son los productos del mar, donde ※est芍 todo por hacer con el pescado y el marisco del norte§. Acabar con la ※dictadura del salm車n y la reineta§ y potenciar las navajuelas, el piure morado, las chochas y los erizos que no tienen parang車n. El periodista recuerda c車mo la banda mexicana Caf谷 Tacuba se emocion車 hasta las l芍grimas cuando probaron los picorocos, un crust芍ceo que el cocinero espa?ol Ferri芍n Adri芍 tambi谷n le celebr車 encarecidamente por su aspecto y sabor.
Mirando lo que hizo Per迆 y Argentina 每cuando acus車 el golpe de Lima convertido en un polo gastron車mico每, Peralta sostiene que los gobiernos locales tienen mucha mano que meter. ※Todas las formas en que uno pueda trabajar o atacar este asunto no se dan solas. Ya sea p迆blico o privado, deben venir acompa?adas de pol赤ticas p迆blicas, de campa?as, de alg迆n decreto. Hay que organizarse. Porque se est芍n haciendo cosas, pero de nicho§, asegura. Menciona varios centros comerciales que han redoblado la apuesta gastron車mica, dando cuenta de su fama de ser las plazas del siglo XXI, y el trabajo que est芍n haciendo cocineros j車venes, que a la hora de montar algo se han puesto a mirar hacia dentro en vez de afuera.
Los del Hoyo llevan desde 1923 en ello. Y han gozado de un 谷xito poco usual en la zona de Estaci車n Central. Cuando el fallecido chef estadounidense, Anthony Bourdain, visit車 distintos rincones de Chile para degustar su cocina, al despedirse dijo que donde mejor hab赤a comido era en el emblem芍tico restaurante: prietas, pernil de cerdo y arrollado de huaso. Un men迆 de toda la vida que en la capital chilena hoy resulta una haza?a encontrar.