¡®Parasite¡¯
En la visi¨®n de mundo de las derechas, en particular aquellas m¨¢s adeptas a la ideolog¨ªa neoliberal, toda acci¨®n de asistencia o promoci¨®n social impulsada por el Estado ser¨ªa fuente de ¡®parasitismo¡¯
En el a?o 2019 se estren¨® Parasite, pel¨ªcula surcoreana dirigida por Bong Jhoon-ho que inmediatamente se convirti¨® en un fen¨®meno cinematogr¨¢fico. El argumento es sencillo: en una Corea del Sur extremadamente desigual, los Kim, una familia pobre, va de a poco introduci¨¦ndose en la vida cosmopolita y lujosa de los Park, representantes de la elite triunfadora. La cinta abunda en met¨¢foras espaciales (la vida en subterr¨¢neos insalubres versus la limpieza y elegancia de la superficie de los barrios ricos) y sensoriales (c¨®mo olvidar el papel que el olor tiene en el film), que ponen cuerpo y afecto a las desigualdades de clase en una sociedad que, a nivel mundial, es vista como ejemplo de desarrollo y progreso.
El t¨ªtulo de la pel¨ªcula, no es casualidad, carga con un fuerte imaginario. La cuesti¨®n del ¡®parasitismo¡¯ es un t¨®pico en la pol¨ªtica y el pensamiento social y si bien una mirada ligera podr¨ªa hacernos pensar que la familia Kim se dedic¨® a parasitar, aunque fuera trabajando, de la riqueza de los Park, seguramente el objetivo del director apuntaba en otro sentido. La sola revisi¨®n de diccionario ofrece pistas. Un par¨¢sito es definido como un organismo que depende de otro del que obtiene alg¨²n beneficio y al que causa alg¨²n da?o da?o. El significado de esta relaci¨®n biol¨®gica es tan gr¨¢fico, que ha servido para que derechas e izquierdas lo utilicen para fijar im¨¢genes aleccionadoras.
En la visi¨®n de mundo de las derechas, en particular aquellas m¨¢s adeptas a la ideolog¨ªa neoliberal, toda acci¨®n de asistencia o promoci¨®n social impulsada por el Estado ser¨ªa fuente de ¡®parasitismo¡¯ para aquellos grupos que podr¨ªan acostumbrarse a ¡®vivir del Estado¡¯, de los subsidios, de las ayudas, de los bonos. El Estado, sostienen estos cr¨ªticos, incentivar¨ªa una cultura de la flojera, re?ida con el progreso individual y social.
La izquierda, por su parte, y sobre todo en sociedades de origen colonial como las nuestras, ha elaborado una sostenida cr¨ªtica al ¡®car¨¢cter parasitario¡¯, carente de iniciativa y de un verdadero esp¨ªritu capitalista e innovador, de las elites locales. ¡°Oligarqu¨ªa parasitaria¡±, ¡°burgues¨ªa parasitaria¡±, eran t¨¦rminos frecuentemente invocados por intelectuales y militantes de la izquierda latinoamericana para se?alar la relevancia de desplazar a esa clase dominante incapaz de encabezar el desarrollo social y de colocar, en su lugar, a gobiernos que representaran los intereses de progreso y superaci¨®n del atraso de los sectores populares, principales interesados en vivir mejor y en disfrutar de la enorme riqueza de los pa¨ªses que habitaban como parias.
El esc¨¢ndalo producido por el sueldo de Marcela Cubillos en la Universidad San Sebasti¨¢n es un ejemplo dif¨ªcilmente superable de parasitismo estatal. Al mismo tiempo, es una oportunidad invaluable para que las izquierdas retomemos la cr¨ªtica al car¨¢cter parasitario de la elite social y pol¨ªtica que instal¨® y defiende a brazo partido el neoliberalismo y el Estado subsidiario en Chile. Porque el caso Cubillos es tan descarado que hace caer los velos de una ideolog¨ªa extremista de mercado que, lejos de querer ¡®achicar el Estado¡¯ como reza la m¨¢xima neoliberal, lo que hace es ponerlo al servicio de sus fines privados: la acumulaci¨®n concentrada en determinados grupos empresariales gracias a subsidios estatales y fondos p¨²blicos.
La Universidad San Sebasti¨¢n ser¨ªa insostenible sin los recursos que recibe del Estado chileno. El sueldo de Marcela Cubillos, una de las principales figuras de la derecha neoliberal en nuestro pa¨ªs, esa derecha que se crispa ante todo lo que huela a ¡®p¨²blico¡¯, pero que disfruta sin reclamos de los recursos que el mismo Estado les provee para su enriquecimiento personal. ?Son anti-Estado y pro-mercado? Por cierto que no. Son pro Estado neoliberal, pro un tipo de Estado que les asegura ingentes recursos p¨²blicos para sus propios fines. Mientras promueven la hiperfocalizaci¨®n del gasto social -no vaya a ser que se cuele alg¨²n aprovechador y le llegue un bono que no le corresponde-, son ellos los que viven de recursos p¨²blicos, al punto de que si no los obtuvieran, proyectos como la Universidad San Sebasti¨¢n, no podr¨ªan existir.
Parasitismo estatal de la oligarqu¨ªa neoliberal chilena. ?Qu¨¦ progreso, qu¨¦ desarrollo, va a ser capaz de producir esta elite apoltronada?
El mismo a?o que se estren¨® Parasite, en nuestro pa¨ªs, que tambi¨¦n era visto como un ejemplo de desarrollo y progreso, un oasis de paz¡¯ seg¨²n el presidente de la ¨¦poca, se produjo un estallido social de dimensiones no vistas en d¨¦cadas, y que por su envergadura, masividad y persistencia, abri¨® posibilidades in¨¦ditas de participaci¨®n pol¨ªtica e representaci¨®n de intereses populares. Y si la cinta de Jhoon-ho culmina de manera desoladora: el joven protagonista sin m¨¢s alternativa que resolver imaginariamente su destino en la fantas¨ªa de una vida exitosa que sabemos que nunca podr¨¢ alcanzar, en Chile, en cambio, se produjo un momento, de esos que no abundan, de volcamiento hacia el espacio p¨²blico, las calles y las plazas. Un momento en que las indignaciones, frustraciones, hast¨ªos y malestares, usualmente sufridos de manera privada ¨Cpor las jubilaciones de miseria, por los bajos salarios, por lo caro de los arriendos, por los abusos y los malos tratos cotidianos-, fueron expresados de forma espont¨¢nea y colectiva por una parte muy significativa de la sociedad.
Es cierto que cinco a?os despu¨¦s de este hito se impone la sensaci¨®n de que nada ha cambiado para bien, pero a diferencia de lo que ocurre en las pel¨ªculas, la historia no se termina y, a pesar de los reveses que han sufrido las aspiraciones de cambio y de vivir mejor de la sociedad chilena, esos genuinos deseos no se han apagado. Siguen ah¨ª.
El caso Cubillos, y el entramado que revela de manera tan di¨¢fana, es una buena oportunidad para que las izquierdas retomemos nuestra cr¨ªtica al neoliberalismo chileno y su incompatibilidad con un proyecto de desarrollo y progreso que pueda traducirse en un goce colectivo de la riqueza que producimos. El caso Cubillos muestra lo contrario: recursos p¨²blicos y de los estudiantes y sus familias van a abultar de manera indecorosa el bolsillo de una militante pol¨ªtica que llama a su esquema de enriquecimiento ¡°libertad de trabajo y de contrataci¨®n¡±. Sin embargo, no basta con recuperar la cr¨ªtica al parasitismo de la elite neoliberal. Construir un horizonte de desarrollo, bienestar, progreso y futuro, que haga sentido a las grandes mayor¨ªas del pa¨ªs, sigue siendo la gran tarea que una izquierda dispuesta a encabezar la salida de esta crisis, debe asumir.
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