Los derechos reproductivos como un tema de justicia
El acceso a un aborto seguro y legal tiene que ver con el derecho de las mujeres a decidir sobre sus vidas y su futuro, garantizar su salud f¨ªsica y mental, proteger su autonom¨ªa corporal
¡°Todo el rato hablando de derechos reproductivos esto, que aborto lo otro. ?No ves c¨®mo la delincuencia est¨¢ disparada? Esos temas no son tan urgentes ahora, Julieta. Hay que verlos m¨¢s adelante, cuando las cosas se calmen¡±, me dijo un hombre adulto, rozando la tercera edad hace no mucho tiempo durante una comida en casa de unos conocidos. Ese tema me qued¨® dando vueltas en la cabeza, especialmente cuando poco tiempo despu¨¦s me encontr¨¦ con un TikTok que reflexionaba alrededor de lo que significar¨ªa para las mujeres la elecci¨®n de Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos. ¡°It¡¯s just politics¡± se apodaba el trend, un espacio en donde mujeres de distintas edades, etnias y realidades compart¨ªan porque para ellas, el ascenso al poder de Donald ¡®grab them by the pussy¡¯ Trump (perdone el lenguaje expl¨ªcito lector, cit¨¦ textualmente palabras del pr¨®ximo presidente de EE UU).
¡°Son s¨®lo cuatro a?os¡±, ¡°as¨ª funciona la pol¨ªtica¡±, ¡°ahora hay que enfocarse en la delincuencia y la econom¨ªa, despu¨¦s exige tus derechos, el aborto y esos temas¡± ?Ser¨¢ que a las personas, particularmente a los hombres que usan este argumento para rebajar la importancia de los derechos reproductivos y la autonom¨ªa corporal de las mujeres, se les olvid¨® c¨®mo funciona el gobierno?
Si bien entiendo la preocupaci¨®n detr¨¢s de este argumento, tenemos que reflexionar sobre su l¨®gica. Nuestro sistema es profundamente burocr¨¢tico; existen m¨²ltiples ministerios, secretar¨ªas, organismos trabajando simult¨¢neamente (palabra clave) para abordar las problem¨¢ticas y desaf¨ªos que enfrentamos como pa¨ªs. Decir que una problem¨¢tica como la delincuencia o la crisis migratoria puede concentrar por completo la agenda gubernamental de otros temas es desconocer c¨®mo funcionan las pol¨ªticas p¨²blicas. Cada ¨¢rea tiene equipos designados y presupuestos que abren la posibilidad de avanzar con otros temas en paralelo. Si aplic¨¢ramos la l¨®gica del argumento conservador que mencion¨¦ antes, ning¨²n ministerio podr¨ªa actuar ni avanzar en absolutamente en nada hasta que resolvi¨¦ramos cada problema estructural de la naci¨®n.
?Ser¨¢ entonces la clave priorizar de manera integral, en vez de competir por qui¨¦n merece ser atendido? Parece obvio, un tema que se ha discutido por siglos. Pero viviendo en un mundo polarizado e incierto, nunca est¨¢ de m¨¢s recordarlo.
Lo segundo para abordar es lo fundamental que es dejar de ver el derecho al aborto seguro como una ¡®causa identitaria¡¯ o ¡®causa woke¡¯, como otros suelen llamarle. El derecho al acceso a los derechos reproductivos y autonom¨ªa corporal no es s¨®lo un tema de valores, sectores pol¨ªticos, o el movimiento feminista, es una cuesti¨®n de derechos fundamentales y de salud p¨²blica. El 9 de junio de 2024, Antonia Laborde aqu¨ª en El PA?S escrib¨ªa un art¨ªculo titulado ¡°El aborto clandestino en Chile: entre 30.000 y 150.000 cada a?o, sin apoyo m¨¦dico y con medicamentos del mercado negro¡±. En este mismo texto, citaba a Camila Maturana, directora de la corporaci¨®n Humanas, resaltando un tema que considero important¨ªsimo de tener en consideraci¨®n: ¡°Esta ilegalidad afecta en mucho mayor medida a las j¨®venes y adolescentes, a las mujeres pobres y a las migrantes. Las distintas situaciones de vulnerabilidad y discriminaci¨®n que se entrecruzan en materia de derechos sexuales y reproductivos¡±.
De acuerdo el art¨ªculo, no hay cifras oficiales de cu¨¢ntas interrupciones se realizan, pero las ¨²ltimas que se conocen, seg¨²n diversos estudios, hablan de 30.000 a 150.000 al a?o, que son las que maneja el Ejecutivo. 30.000-150.000 ni?as, adolescentes, mujeres pobres y migrantes. Aquellas que m¨¢s marginalizadas est¨¢n, aquellas que muchas veces son ignoradas, olvidadas por el sistema. ?Entiende ahora lector, por qu¨¦ me importa tanto este tema? ?Por qu¨¦ anhelo que no quede en el lado ¡°B¡± de la agenda pol¨ªtica?
Mientras yo escribo esta columna, veo como en la VI Cumbre Trasatl¨¢ntica: por la libertad y la cultura de la vida se habla de ¡°no al aborto tras una violaci¨®n¡±, cumbre encabezada por pol¨ªticos como Jos¨¦ Antonio Kast.
Me enfurece, me apena, me asusta el tipo de conversaciones que pol¨ªticos tienen en pleno siglo 21.
El acceso a un aborto seguro y legal tiene que ver con el derecho de las mujeres a decidir sobre sus vidas y su futuro, garantizar su salud f¨ªsica y mental, proteger su autonom¨ªa corporal. En muchos casos, tambi¨¦n se trata de protegerlas de condiciones peligrosas o incluso mortales, asociadas a las pr¨¢cticas en clandestinidad. Ignorar este derecho es ignorar la necesidad de un sistema pensado con y para las mujeres m¨¢s vulnerables, perpetuando as¨ª las desigualdades de g¨¦nero. ?Sab¨ªa usted que seg¨²n la organizaci¨®n internacional Save the Children, en ocho de cada 10 casos de abuso sexual, el agresor es una persona conocida o del ambiente familiar? ?Se imagina usted tener miedo hasta en su propio hogar, lugar en donde m¨¢s seguro deber¨ªa sentirse? Esta es la realidad de millones de ni?as, adolescentes, j¨®venes, mujeres en el mundo.
El debate por lo tanto, no es un juego de prioridades competitivas, sino un tema de justicia. Abordar la delincuencia u otros temas en torno a la seguridad no deber¨ªa implicar el dejar de lado derechos humanos esenciales. Todo lo contrario. Un pa¨ªs que avanza con y para todos debe garantizar la autonom¨ªa y la salud de sus ciudadanos y demostrar que puede y quiere enfrentar m¨²ltiples desaf¨ªos a la vez, construyendo as¨ª una sociedad m¨¢s equitativa y segura para todas y todos.
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