Lo que dir¨¢n de nosotros
Esta semana han cambiado las cosas en Occidente. Los gobernantes, en general, se han puesto un poco pomposos durante su viraje a la pol¨ªtica basada en la evidencia
Qu¨¦ no dar¨ªamos por saber lo que los historiadores del futuro dir¨¢n sobre esta semana que estamos viviendo. Aunque parezca que ha pasado una eternidad, fue solo este lunes cuando la gravedad de la crisis empez¨® a calar en algunas de las cabezas m¨¢s duras de la pol¨ªtica mundial. Hasta entonces, el aparatoso primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson, sosten¨ªa que imponer restricciones al movimiento de la poblaci¨®n generar¨ªa p¨¢nico e irritaci¨®n, y su imagen especular al otro lado del Atl¨¢ntico, Donald Trump, aprovechaba la crisis para echar la culpa al ¡°virus chino¡±, como a ¨¦l le gusta llamar al coronavirus, mientras retrasaba injustificablemente la adopci¨®n de pruebas generalizadas en su pa¨ªs. Todav¨ªa el domingo, Trump dec¨ªa a los ciudadanos: ¡°Rel¨¢jense, lo estamos haciendo genial¡±. No lo estaban.
Ha sido esta semana, redondeando un poco, cuando los Gobiernos occidentales m¨¢s reacios han entendido el mensaje de la experiencia asi¨¢tica. La ciudad de Wuhan, foco del virus, y su provincia de Hubei, que suman 60 millones de personas, han logrado doblegar al virus ¡ªel n¨²mero de nuevos contagios fue ayer de cero¡ª mediante una cuarentena de dos meses sin precedentes en la epidemiolog¨ªa. Corea del Sur, que lleg¨® a ser el segundo pa¨ªs m¨¢s afectado, tambi¨¦n ha tenido ¨¦xito con un mayor despliegue tecnol¨®gico: cientos de miles de pruebas a la poblaci¨®n y aplicaciones m¨®viles para rastrear los contactos de la gente con personas infectadas. Taiw¨¢n, Hong Kong y Singapur han suprimido la epidemia con medidas dr¨¢sticas parecidas, aunque hay indicios de que sufren un rebrote estos d¨ªas.
La Historia nos juzgar¨¢ por esta semana en que vivimos ahora, y su dictamen no solo encomiar¨¢ a los pol¨ªticos que tuvieron grandeza de miras durante la pandemia, sino que tambi¨¦n vejar¨¢ a quienes pusieron su miop¨ªa palurda por delante de la realidad del mundo
Esta semana han cambiado las cosas en Occidente. El primer ministro Johnson, a quien todo eso le sonaba a chino, ha recomendado a sus ciudadanos que trabajen desde casa, que no se re¨²nan m¨¢s de 50 ¡ªni desde luego m¨¢s de 50.000, como en los partidos de f¨²tbol que todav¨ªa se celebraron el fin de semana pasado¡ª, que no vayan al pub y que hagan una cuarentena de 15 d¨ªas si tienen un enfermo en casa. No parece saber a¨²n que la mayor¨ªa de los contagios provienen de portadores sanos, pero algo es algo. Tambi¨¦n el inquilino de la Casa Blanca parece haber adoptado la dieta para pol¨ªticos que recomendaba Rajoy: tragarse sus propias palabras. La canciller Merkel se ha puesto seria y pesimista, y el presidente Macron ha declarado ¡°la guerra¡± al virus. ¡®C¡¯est la guerre!¡¯. M¨¢s madera.
No es solo Macron. Los gobernantes, en general, se han puesto un poco pomposos durante su viraje a la pol¨ªtica basada en la evidencia, un concepto al que no parecen muy habituados. Lucho con mis anticuerpos espa?oles contra el virus chino. Cerradme la frontera de Catalu?a para que no nos falten mascarillas. Los madrile?os sabemos salir con honra de cualquier amenaza c¨®smica y todo el resto del cat¨¢logo nacional-provinciano que han gestado los siglos desde el paleol¨ªtico. Pero la Historia nos juzgar¨¢ por esta semana en que vivimos ahora, y su dictamen no solo encomiar¨¢ a los pol¨ªticos que tuvieron grandeza de miras durante la pandemia, sino que tambi¨¦n vejar¨¢ a quienes pusieron su miop¨ªa palurda por delante de la realidad del mundo.
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