La mala fama de la OMS
El organismo recomienda test masivos para aislar a los portadores sanos que siguen trasmitiendo el coronavirus
La prioridad actual de la investigaci¨®n biom¨¦dica es encontrar antivirales y vacunas que puedan controlar, paliar o resolver la crisis pand¨¦mica. Por extra?o que suene, sin embargo, hay cuestiones m¨¢s urgentes ahora mismo, y la principal es hacer pruebas a una fracci¨®n sustancial de la humanidad. Lo m¨¢s parecido a una autoridad internacional que tenemos es la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), un organismo de Naciones Unidas que suele llevarse todos los le?azos de algunos sectores de la sociedad. Y no hablo solo de los antivacunas.
Durante la gripe A (influenza A subtipo H1N1, en la jerga) que crisp¨® al mundo en 2009, la entonces directora general de la OMS, Margaret Chan, recibi¨® la del pulpo por haber declarado el estado de pandemia, y los Gobiernos que hicieron caso a sus recomendaciones atesorando f¨¢rmacos antigripales de manera preventiva fueron acusados de derrochar el dinero p¨²blico durante a?os. El caso es que la gripe A ten¨ªa muy mala pinta en los comienzos de su brote en M¨¦xico y los vir¨®logos y epidemi¨®logos de medio planeta se pusieron en guardia. Una semana o dos despu¨¦s los datos permitieron calcular que ni su mortalidad era tan alta, ni su tasa de contagio tan eficaz, ni los genes del virus llevaban los marcadores del peligro que los cient¨ªficos hab¨ªan descubierto en las anteriores pandemias de gripe. Solo entonces se desbordaron los ataques facilones.
Ahora nos vemos en la situaci¨®n exactamente contraria: la OMS no ha reaccionado a tiempo, declar¨® el estado de pandemia demasiado tarde y su colusi¨®n con la Big Pharma, la gran industria farmac¨¦utica, resulta sospechosa por definici¨®n o como ataque preventivo, e invalida a la instituci¨®n como una fuente informativa fiable. Estas cr¨ªticas son necesarias, pero en general van desencaminadas.
La declaraci¨®n pand¨¦mica de la OMS ha seguido el mismo criterio en la gripe A y en el coronavirus, uno que no se basa en la letalidad del agente, sino en su propagaci¨®n por el planeta. Ahora es muy f¨¢cil ver que en 2009 gener¨® una alarma excesiva y hoy se ha quedado corto. No hace falta ser Sherlock Holmes. Si hay que cambiar el criterio, las decenas de pa¨ªses que lo suscribieron tendr¨¢n que discutirlo y modificarlo si es necesario. Lo que no vale es apuntarse al caballo ganador y pretender ser el nuevo Nostradamus. Ese futurismo retrospectivo no nos sirve para nada y nos podr¨ªamos pasar muy bien sin ¨¦l.
Cuando la OMS aconseja a los pa¨ªses hacer millones de test serol¨®gicos, no lo hace para beneficiar a las empresas que los pueden producir, sino para seguir la recomendaci¨®n de la mejor ciencia disponible. Debemos hacer esos test masivos para conocer el verdadero alcance de la pandemia ¡ªdel que no tenemos ni idea por el momento¡ª, aislar a los portadores sanos que siguen trasmitiendo el coronavirus y saber cu¨¢nta inmunidad tenemos. Eso es lo m¨¢s urgente.
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