?Tristes, generosos, enamorados, insomnes? Somos ratones de laboratorio en un experimento natural
Cientos de investigaciones aprovechan para estudiar los efectos en el comportamiento humano de un evento ¨²nico en la historia
Durante la Segunda Guerra Mundial, el embargo de alimentos de las tropas nazis provoc¨® una hambruna catastr¨®fica en los Pa¨ªses Bajos. Las secuelas de ese periodo marcaron para siempre la salud de los fetos que se estaban gestando en los vientres de las hambrientas embarazadas. Esa terrible experiencia permiti¨® a la ciencia entender mecanismos del desarrollo humano y su gen¨¦tica que de otro modo hubiera sido imposible: durante d¨¦cadas, el an¨¢lisis de esos ni?os y su descendencia ha ofrecido material de estudio muy valioso. Es lo que se entiende como un experimento natural: una experiencia que no podemos controlar, pero que afecta decisivamente a los sujetos y permite estudiar las consecuencias. Algo parecido sucedi¨®, pero al rev¨¦s, cuando Pek¨ªn decidi¨® reducir dr¨¢sticamente la contaminaci¨®n para no perjudicar a los Juegos Ol¨ªmpicos de 2008. Ese experimento natural permiti¨® observar que los beb¨¦s gestados en ese periodo sin humos nacieron mucho m¨¢s lustrosos que los anteriores.
Hoy, miles de millones de personas est¨¢n viviendo en sus carnes un nuevo experimento natural supermasivo. Y miles de investigadores, de todas las disciplinas, se han lanzado a aprovecharlo.
Quiz¨¢ marcar¨¢ para siempre nuestras vidas, seguramente se publicar¨¢n durante d¨¦cadas estudios analizando este periodo por las consecuencias psicol¨®gicas, pol¨ªticas, econ¨®micas, en el consumo, las relaciones sociales... Pero tambi¨¦n es necesario estudiarlo ya para mejorar las pol¨ªticas que se est¨¢n adoptando. ¡°Mucha m¨¢s gente de la que pens¨¢bamos est¨¢ cumpliendo las medidas de distanciamiento¡±, afirma Margarita G¨®mez, investigadora de la Universidad de Oxford, que est¨¢ analizando una encuesta realizada estos d¨ªas en multitud de pa¨ªses, desde Rusia e India hasta M¨¦xico y Argentina. ¡°Tenemos que entender c¨®mo se est¨¢ comportando la gente, es algo que no ha pasado nunca, por lo que genera una gran incertidumbre y demanda de informaci¨®n¡±, asegura G¨®mez, directora del People in Government Lab de Oxford. Y a?ade: ¡°Hay una alta aprobaci¨®n por parte de los ciudadanos de las pol¨ªticas p¨²blicas m¨¢s exigentes respecto al distanciamiento social. Lo vemos en todos los pa¨ªses¡±. Adem¨¢s, la salud mental de la poblaci¨®n se resiente cuando piensa que sus gobernantes est¨¢n siendo poco contundentes. No obstante, est¨¢n analizando las caracter¨ªsticas particulares de cada pa¨ªs: ¡°No hay recetas generales. En M¨¦xico no pueden hacer igual que en Dinamarca, con 30 o 40 millones de personas que viven al d¨ªa¡±.
¡°Hay una alta aprobaci¨®n por parte de los ciudadanos de las pol¨ªticas p¨²blicas m¨¢s exigentes respecto al distanciamiento social. Lo vemos en todos los pa¨ªses¡±Margarita G¨®mez, investigadora de la Universidad de Oxford
Otro aspecto que se ha observado es que quienes menos siguen estas normas son, en todo el planeta, hombres j¨®venes de unos 30 o 40 a?os. ¡°Quiz¨¢ influye que son los que tienen que salir a trabajar a buscar sustento", apunta. Este patr¨®n se ha observado en distintos estudios centrados en poblaciones m¨¢s concretas, como en un trabajo preliminar de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, que muestra a las mujeres espa?olas con ¡°una actitud m¨¢s responsable¡± hacia la pandemia, o en otro entre italianos, que indicaba que los hombres j¨®venes y con trabajo fijo eran los menos partidarios de mantenerse en confinamiento. En Francia, a este colectivo se a?ad¨ªa entre los incumplidores a las personas con ideolog¨ªas m¨¢s extremistas. "Dado que es m¨¢s dif¨ªcil cambiar el comportamiento de hombres j¨®venes, pensamos que es algo que se debe tener en cuenta en los mensajes dirigidos a la poblaci¨®n¡±, explica G¨®mez.
Alfredo Rodr¨ªguez y su equipo de la Universidad Complutense, fue de los primeros en dar a conocer su trabajo preliminar sobre la psicolog¨ªa de los confinados: ya en la primera semana se observaban mayores ¨ªndices de ansiedad, depresi¨®n, estr¨¦s y problemas de sue?o. En las siguientes oleadas de su estudio (ya han remitido el cuestionario ocho veces) se vio c¨®mo la poblaci¨®n se habituaba a la situaci¨®n hasta que se prorrog¨® el estado de alarma, lo que provoc¨® un repunte en los s¨ªntomas. ¡°Hay una enorme preocupaci¨®n por la situaci¨®n laboral, la incertidumbre sobre el futuro, que genera malestar y problemas para dormir¡±, asegura Rodr¨ªguez. Un factor socioecon¨®mico lo ilustra: el jard¨ªn. ¡°Las personas con jard¨ªn tienen significativamente menos niveles de ansiedad y depresi¨®n. Este hecho seguramente est¨¦ relacionado con la posibilidad de pasear al aire libre y estar expuesto al sol y vitamina D¡±, pero tambi¨¦n con aspectos de clase, apunta el experto, dado que una familia con jard¨ªn es m¨¢s probable que tenga una situaci¨®n socioecon¨®mica m¨¢s desahogada. Rodr¨ªguez advierte: ¡°Hicimos el estudio tambi¨¦n para lanzar un mensaje normalizador en cuanto al malestar emocional: que la gente se sienta mal es lo natural, es lo razonable. Hay quien se siente culpable por sentirse mal¡±.
¡°Hicimos el estudio tambi¨¦n para lanzar un mensaje normalizador en cuanto al malestar emocional: que la gente se sienta mal es lo natural, es lo razonable. Hay quien se siente culpable por sentirse mal¡±Alfredo Rodr¨ªguez, psic¨®logo de la Universidad Complutense
A Rodr¨ªguez tambi¨¦n le preocupa especialmente la salud mental de los ni?os espa?oles. Son un experimento natural dentro del experimento natural: cuando todo acabe, se podr¨¢ comparar su evoluci¨®n con la del resto de ni?os europeos a los que s¨ª se permiti¨® salir a la calle. Distintos estudios en varios pa¨ªses han observado un patr¨®n entre quienes tienen menores a su cargo: madres y padres se sienten mal por no ser capaces de darlo todo en el trabajo y en el cuidado de sus hijos. Entre irlandeses, tener que dar clase a los ni?os era una de las situaciones m¨¢s dif¨ªciles emocionalmente, y dos tercios de los brit¨¢nicos creen que no est¨¢n siendo capaces de cumplir ni como empleados ni como progenitores.
¡°Es casi imposible concentrarnos en nuestros trabajos anteriores porque parecen irrelevantes; queremos ayudar a contribuir a entender esta situaci¨®n¡±, afirma Libertad Gonz¨¢lez, de la Universitat Pompeu Fabra, que ha reconducido sus estudios sobre la econom¨ªa laboral y el g¨¦nero hacia la carga de las tareas familiares y dom¨¦sticas en tiempos de confinamiento. ¡°Estudiamos si va a recaer sobre las madres, si se ha reforzado o se ha compensado en este periodo. Tambi¨¦n queremos ver c¨®mo influyen las pol¨ªticas familiares previas, como la baja de paternidad, en los padres que ya se estaban encargando m¨¢s de los hijos: si ahora siguen siendo m¨¢s igualitarios o si se ha revertido¡±.
La Universidad de Texas ha observado que hay personas que pasan m¨¢s de siete horas diarias inmersas en temas sobre la pandemia, un factor que aparece directamente relacionado con s¨ªntomas depresivos y el consumo de alcohol
Gabriel Gonz¨¢lez de la Torre, de la Universidad de C¨¢diz, est¨¢ reutilizando los mismos cuestionarios que maneja en sus estudios sobre la psicolog¨ªa de los viajes espaciales. ¡°Es una situaci¨®n an¨¢loga, una gran oportunidad porque tienes a la gente encerrada en su casa, aunque en una situaci¨®n cambiante. Se sufre porque no se ve el final de la misi¨®n, como si tuvi¨¦ramos un contratiempo en la nave y se retrasa el regreso a casa¡±, explica el psic¨®logo, cr¨ªtico con el escaso foco que se est¨¢ poniendo en la salud mental por parte de las autoridades. Junto con otras universidades europeas est¨¢n estudiando cuestiones an¨ªmicas, pero tambi¨¦n sobre conflictos o consumo de estimulantes.
Los estudios que se est¨¢n realizando son innumerables. La Universidad de Texas ha observado que hay personas que pasan casi una jornada laboral, m¨¢s de siete horas diarias, inmersas en temas sobre la pandemia. Este factor, la exposici¨®n permanente a informaci¨®n sobre el virus, aparece directamente relacionado con s¨ªntomas depresivos y el consumo de alcohol. En la Universidad de Salamanca analizan esa influencia de la exposici¨®n a medios sociales como WhatsApp en la percepci¨®n de riesgo y el malestar afectivo. En esa misma universidad est¨¢n describiendo el fen¨®meno de los m¨²sicos de balc¨®n y en el Loyola Behavioral LAB estudian la evoluci¨®n de la generosidad con el miedo a la pandemia. En EE UU se ha observado que quienes m¨¢s acaparan son quienes m¨¢s tienen o que se sienten m¨¢s solos los m¨¢s j¨®venes, que en Twitter se est¨¢ viviendo el mayor periodo de tristeza, que a las parejas que les iba bien les va mejor, y el Instituto Kinsey ha notado que se est¨¢ aprovechando la situaci¨®n para ampliar el repertorio sexual.
¡°Estudiamos si la carga de las tareas va a recaer sobre las madres, si se ha reforzado o se ha compensado en este periodo. Tambi¨¦n queremos ver si los padres que ya se estaban encargando de los hijos ahora siguen siendo m¨¢s igualitarios o si se ha revertido¡±Libertad Gonz¨¢lez, investigadora de la Universitat Pompeu Fabra
Los aspectos pol¨ªticos tambi¨¦n est¨¢n bajo la lupa acad¨¦mica. Un grupo de la Universidad de Barcelona, por ejemplo, ha observado en los espa?oles un cambio inicial en las preferencias hacia un Gobierno tecnocr¨¢tico y autoritario. El soci¨®logo Pep Lobera, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, est¨¢ estudiando la confianza en las instituciones y gobiernos en su respuesta a la crisis, con datos de siete pa¨ªses, en los que se observa, por ejemplo, que en todos ellos consideran muy d¨¦bil la respuesta de sus respectivos gobiernos. ¡°Es muy complicado analizar algo en lo que t¨² mismo est¨¢s metido, pero es dif¨ªcil concentrarse en otras cosas. Creo que muchos investigamos aspectos de la pandemia como una pulsi¨®n defensiva ante lo que nos est¨¢ pasando... Es mucho m¨¢s f¨¢cil ponerse a currar en esto que lo est¨¢ ti?endo todo¡±, admite Lobera.
Pero puede haber un problema con muchos de estos estudios. Para aportar informaci¨®n con rapidez, un n¨²mero importante est¨¢ circulando como prepublicaciones, antes de que otros colegas revisen que se trata de un resultado completamente fiable y provechoso. Para evitar este problema, desde el campo de la psicolog¨ªa ya se han organizado peque?os ej¨¦rcitos de revisores para garantizar que se publican con celeridad, pero tambi¨¦n con calidad. ¡°Queremos generar datos lo m¨¢s r¨¢pido posible, pero para tomar decisiones lo mejor informadas que sea posible¡±, asegura Margarita G¨®mez. Por ejemplo, la psic¨®loga experimental Helena Matute, de Deusto, se plante¨® durante semanas realizar un trabajo, pero descart¨® la idea. ¡°Podemos hacer un experimento sobre pensamiento m¨¢gico y ver que salen los niveles muy altos. Vale, genial, ?y con qu¨¦ lo comparamos? Es decir, no podr¨ªamos concluir de ninguna manera que se debe a la pandemia¡±, explica. Durante d¨¦cadas se estar¨¢ estudiando las consecuencias de lo que sucedi¨® estas semanas, as¨ª que es vital que la foto que se haga de este momento sea de la mejor calidad.
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