Dos revistas m¨¦dicas meten la pata
La ¨¦lite de la ciencia sanitaria public¨® trabajos de p¨¦sima calidad contra la cloroquina
En el contexto del curso acelerado de ¨¦tica cient¨ªfica que estamos haciendo todos, es muy dif¨ªcil sustraerse al error garrafal que han cometido dos revistas m¨¦dicas en los ¨²ltimos d¨ªas. Al lector experimentado le bastar¨¢ saber que las revistas son The Lancet y The New England Journal of Medicine (NEJM), y al no experimentado le bastar¨¢ saber que son dos de las publicaciones profesionales con m¨¢s impacto en la comunidad biom¨¦dica. Las dos han metido la pata hasta la ingle al publicar dos bodrios de papers (art¨ªculos cient¨ªficos revisados por pares) que llevaron a la OMS a suspender un ensayo cl¨ªnico valioso sobre la utilidad de la cloroquina, un f¨¢rmaco antimal¨¢rico, en el tratamiento de la covid-19. Las dos revistas han retractado los trabajos que hab¨ªan publicado, y la OMS ha reanudado los ensayos en vista del fiasco. El esc¨¢ndalo es considerable entre los investigadores.
Sea como sea, el caso no tiene m¨¢s remedio que devolvernos al debate sobre las garant¨ªas de la publicaci¨®n cient¨ªfica. Dos revistas m¨¦dicas de ¨¦lite se han tragado un bodrio
Los papers publicados conclu¨ªan que la cloroquina y sus derivados ¨Dcomo la hidroxicloroquina ensalzada por Donald Trump el mes pasado¨D no serv¨ªan de nada a los pacientes y encima les causaban graves da?os cardiacos. Pero los datos no se sujetan. Los expertos independientes los han puesto en duda, por no decir de vuelta y media, y tres de los cuatro autores del art¨ªculo de The Lancet, Mandeep Mehra (Harvard), Frank Ruschitzka (Hospital universitario de Z¨²rich) y Amit Patel (Universidad de Utah) solicitaron ellos mismos a la revista la retracci¨®n del art¨ªculo. El cuarto autor es Sapan Desai, jefe de una peque?a compa?¨ªa de Chicago llamada Surgisphere.
Ni Desai ni su empresa han sido capaces de aportar pruebas de los resultados que presentaban de manera indirecta en el paper. Alegan que la base de datos y los contratos de sus clientes son confidenciales. Eso puede servir como excusa para publicar una nota de prensa, pero no un art¨ªculo cient¨ªfico. Surgisphere ha cruzado varias l¨ªneas rojas, y The Lancet se ha enredado en todas ellas. Es lo que tiene pisar charcos, que te acabas cayendo de boca en el barro.
El art¨ªculo del NEJM tambi¨¦n se basa en datos aportados por ¡ªadiv¨ªnenlo¡ª Surgisphere, y repite los mismos desaciertos que el anterior, si se puede llamar as¨ª a la ocultaci¨®n de datos. Su objetivo parec¨ªa ser promover ciertos f¨¢rmacos contra la hipertensi¨®n para tratar la covid-19. Un tercer estudio fundado en los datos de Surgisphere apoyaba el f¨¢rmaco antiparasitario ivermectina. Este trabajo solo lleg¨® a la fase de galeradas, pero aun as¨ª ha llevado a varios Gobiernos latinoamericanos a autorizar ese medicamento contra el coronavirus.
No est¨¢ claro que todo esto sea un fraude cient¨ªfico propiamente dicho. Habr¨¢ que esperar a que se aclaren los intereses que Surgisphere ha tenido en publicar ese material sospechoso. Sea como sea, el caso no tiene m¨¢s remedio que devolvernos al debate sobre las garant¨ªas de la publicaci¨®n cient¨ªfica. Dos revistas m¨¦dicas de ¨¦lite se han tragado un bodrio. Algo ha ido muy mal en el proceso.
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