Sepultados bajo la mayor avalancha de estudios cient¨ªficos
Cada dos semanas se duplica el n¨²mero de art¨ªculos, que en algunos casos solo aportan confusi¨®n. Rigor y transparencia son claves para que la p¨¦rdida de calidad no perjudique a la lucha contra la pandemia
¡°Misteriosas similitudes¡±. El viernes 31 de enero de este a?o se puso en circulaci¨®n un art¨ªculo cient¨ªfico que aseguraba haber hallado un parecido sospechoso entre el virus del sida y el coronavirus que ha terminado confinando a medio planeta. Ese texto, volcado sin revisi¨®n de otros cient¨ªficos en un repositorio abierto, suger¨ªa que estas coincidencias no ¡°eran de naturaleza fortuita¡± y abr¨ªa la puerta a la idea de un dise?o humano deliberado. Tras un tsunami de cr¨ªticas, el art¨ªculo fue retirado el domingo 2 de febrero. Un par de d¨ªas en el aire, miles de cr¨ªticas cient¨ªficas y un dato: con casi 200.000 descargas, se convirti¨® en el trabajo m¨¢s visto de bioRxiv, el portal cient¨ªfico en el que estaba alojado. M¨¢s de 23.000 tuits lo difundieron entre millones en apenas un fin de semana.
La ciencia tiene sus tiempos, mucho m¨¢s reposados de lo que demanda una pandemia global. Pero todo eso ha saltado por los aires. En medio de la incertidumbre, ciudadanos, gobernantes y sanitarios demandan certezas inmediatas: qu¨¦ funciona, qu¨¦ no, qu¨¦ nos protege, qu¨¦ nos perjudica. Miles de cient¨ªficos del mundo, de todas las disciplinas, han puesto su mira en este nuevo coronavirus. ?El resultado? La mayor avalancha de estudios cient¨ªficos que se haya visto. ¡°Este volumen de publicaciones en una fracci¨®n de tres meses, es in¨¦dito¡±, se?ala Daniel Torres, investigador de la Universidad de Granada, que ha calculado que el ritmo exponencial de publicaciones sobre el virus se duplica cada dos semanas. Desde 2004, se publicaban de media unos 3.000 art¨ªculos sobre coronavirus al a?o. Ahora mismo, se publican 700 cada d¨ªa. Llevamos unos 20.000 en tres meses. Sepultado bajo esta avalancha sin precedentes, el planeta se enfrenta a un dilema diab¨®lico: ?qu¨¦ es mejor, informaci¨®n de mala calidad ahora o ninguna informaci¨®n hasta que sea fiable?
Desde 2004, se publicaban de media unos 3.000 art¨ªculos sobre coronavirus al a?o. Ahora mismo, se publican 700 cada d¨ªa. Llevamos unos 20.000 en tres meses
La confusi¨®n puede ser muy grave y va mucho m¨¢s all¨¢ de unos cuantos tuits desinformados. A mediados de marzo, por todo el mundo circul¨® la advertencia de que tomar ibuprofeno pod¨ªa ser fatal en caso de contraer la covid. Un art¨ªculo especulativo, publicado en una revista especializada, relacion¨® ambos factores. Tres d¨ªas despu¨¦s, la Sanidad francesa hac¨ªa suya la advertencia. Las autoridades sanitarias de todo el planeta tuvieron que calmar de urgencia a la ciudadan¨ªa: no hay ninguna prueba de ese v¨ªnculo. El art¨ªculo era una simple hip¨®tesis desarrollada en cuatro p¨¢rrafos y sus autores insist¨ªan en que habr¨ªa que estudiar si esto era as¨ª. Quer¨ªan aportar un granito de arena que se convirti¨® en una piedra en el zapato de las autoridades sanitarias.
Por esas mismas fechas, EE UU bloque¨® la llegada de millones de test a su pa¨ªs bas¨¢ndose, seg¨²n se supo despu¨¦s, en un ¨²nico estudio que cuestionaba su validez. Este estudio, publicado en una revista cient¨ªfica china, fue retirado por sus propios autores poco despu¨¦s, sin m¨¢s explicaciones. Pero los asesores m¨¦dicos de la Administraci¨®n Trump ya hab¨ªan tomado una crucial decisi¨®n para la vida de muchos estadounidenses bas¨¢ndose en un estudio que, para la ciencia, nunca existi¨®.
EE UU bloque¨® la llegada de test a su pa¨ªs bas¨¢ndose, seg¨²n se supo despu¨¦s, en un ¨²nico estudio que cuestionaba su validez y que fue retirado por sus propios autores poco despu¨¦s
A lo largo de estas semanas, se han producido muchos m¨¢s casos similares. Un estudio aseguraba que un sujeto pod¨ªa contagiarse incluso estando a casi cinco metros de distancia de alguien con covid, mucho m¨¢s lejos de lo que se pensaba, lo que obligar¨ªa a un distanciamiento social m¨¢s severo. Despu¨¦s de recibir mucha atenci¨®n, este trabajo tambi¨¦n se retir¨®. Los art¨ªculos confusos o con datos poco concluyentes se est¨¢n retractando por sus autores a velocidades de r¨¦cord: normalmente tardan de media unos tres a?os y ahora se tumban en d¨ªas. Pero la infodemia avanza mucho m¨¢s r¨¢pido: para cuando se ha retirado, el art¨ªculo y las especulaciones han dado ya tres vueltas al globo.
¡°La infoxicaci¨®n es un fen¨®meno consustancial a nuestro tiempo¡±, concede Eva M¨¦ndez, presidenta de la Open Science Policy Platform de la Comisi¨®n Europea. ¡°Pero creo en el rigor de la ciencia y en la capacidad del sistema cient¨ªfico de corregirse y de que la comunidad dirima lo que es v¨¢lido; nadie va a lanzarse a fabricar una vacuna por una prepublicaci¨®n¡±, resume M¨¦ndez. Y a?ade: ¡°En estos tiempos, el par¨¢metro tiene que seguir siendo la excelencia¡±.
¡°Los nuevos hallazgos se deben sumar al peso de la evidencia. La ciencia es una acumulaci¨®n de conocimiento. Rara vez hay hallazgos exitosos que cambian completamente nuestra comprensi¨®n. Por tanto, la pr¨®xima vez que veas un anuncio que parece demasiado bueno para ser cierto, probablemente lo sea¡±, explicaba hace unos d¨ªas Caitlin Rivers, epidemi¨®loga de la Universidad Johns Hopkins (EE UU), en relaci¨®n a otro estudio poco concluyente sobre el n¨²mero de contagiados en California. En ciencia, la ¨²ltima palabra no es la definitiva, es solo el ¨²ltimo granito de arena en la monta?a de la evidencia.
"Rara vez hay hallazgos exitosos que cambian completamente nuestra comprensi¨®n. La pr¨®xima vez que veas un anuncio que parece demasiado bueno para ser cierto, probablemente lo sea¡±Caitlin Rivers, epidemi¨®loga de la Universidad Johns Hopkins
En circunstancias normales, un estudio tarda meses, cuando no a?os, en prepararse y completarse. Y a eso le siguen varios meses hasta que est¨¢ listo para ponerse en circulaci¨®n, despu¨¦s de que otros cient¨ªficos especialistas en ese mismo campo lo revisen y certifiquen que es un trabajo riguroso, publicable en una revista cient¨ªfica. ¡°En una crisis, el proceso normal se acelera u omite y puede da?ar la calidad¡±, resum¨ªa Rivers.
Esa fase de revisi¨®n por parte de colegas especialistas es crucial: es la diferencia entre un estudio cient¨ªfico propiamente dicho y una aportaci¨®n informal. El estudio del sida y el coronavirus se public¨® sin revisi¨®n, directamente en el portal biorXiv, un repositorio muy usado para adelantar hallazgos a la comunidad cient¨ªfica antes de cumplir el largo requisito de la revisi¨®n por pares. Son los denominados preprint, prepublicaciones, que hoy est¨¢n en todas partes: el Gobierno brit¨¢nico cit¨® uno de estos preprint en su respuesta a la pandemia. De momento, un tercio de los art¨ªculos sobre covid son prepublicaciones. Pero ahora los mayores consumidores de esos estudios son ciudadanos y periodistas que carecen en muchos casos de la formaci¨®n para entenderlos. Todas las grandes revistas cient¨ªficas, de pago, ofrecen los contenidos del coronavirus en abierto: entre el 70% y el 80% de los art¨ªculos sobre este coronavirus est¨¢n en abierto, frente al 30% del SARS de 2003. En los ¨²ltimos meses el n¨²mero de descargas de medrXiv, otro repositorio abierto de estudios m¨¦dicos, se ha multiplicado por 100. Una avalancha de lectores nuevos que ha obligado a incluir una aclaraci¨®n antes de cada art¨ªculo en estos repositorios: ¡°No debe considerarse como concluyente, guiar la pr¨¢ctica cl¨ªnica o el comportamiento relacionado con la salud, ni publicarse en los medios de comunicaci¨®n como informaci¨®n establecida¡±.
Los repositorios de estudios advierten a los nuevos lectores que esos art¨ªculos ¡°no deben considerarse como concluyentes, ni publicarse en los medios de comunicaci¨®n como informaci¨®n establecida¡±
Como la urgencia es real, pero no se deben saltar los pasos, el mundo de la ciencia se ha arremangado para acelerar el proceso: se ha reducido a la mitad el tiempo de revisi¨®n empleado en las revistas m¨¦dicas desde que estall¨® la pandemia, de unos 120 d¨ªas de media a tan solo 60. Para aportar fiabilidad y rapidez, un ej¨¦rcito de 800 cient¨ªficos de distintas disciplinas se ha comprometido a revisar a priori los estudios en un plazo de 24 a 48 horas. Este grupo, amparado por la Royal Society, certifica la val¨ªa del m¨¦todo cient¨ªfico planteado antes de que se realice el estudio, con lo que se garantiza que el resultado no sea sesgado.
En la ¨²ltima edici¨®n de la revista Science, un grupo de cient¨ªficos reclamaba transparencia en los modelos que se est¨¢n publicando sobre la evoluci¨®n de la pandemia, que tanta confusi¨®n han generado en el p¨²blico: ¡°Necesitamos muchos ojos para revisar y examinar colectivamente los supuestos, las parametrizaciones y los algoritmos del modelo para garantizar el modelado m¨¢s preciso posible. La transparencia genera confianza p¨²blica y es la mejor defensa contra el malentendido, el mal uso y la informaci¨®n err¨®nea deliberada sobre los modelos y sus resultados¡±. Para Eva M¨¦ndez, profesora de la Universidad Carlos III, los datos que sustentan una afirmaci¨®n cient¨ªfica deben ser accesibles: ¡°Esa transparencia, la capacidad de reutilizar datos, tambi¨¦n es la forma de asegurarnos de la calidad de lo que se publica¡±.
Cuando el empresario Elon Musk y el presidente estadounidense, Donald Trump, publicitaron el tratamiento, se multiplicaron un 442% las b¨²squedas para comprar cloroquina y un 1.389% las b¨²squedas de hidroxicloroquina
Es un problema que se manifiesta a una escala industrial en la b¨²squeda de tratamientos, como hemos visto con la guerra de datos sobre el medicamento remdesivir, con los intereses comerciales contaminando la ciencia. ¡°Debemos considerar las implicaciones sociales de los trabajos publicados en estos tiempos sin precedentes¡±, reclamaba un grupo de cient¨ªficos que analiz¨® el caso de otro medicamento, la cloroquina. A partir de un estudio con bajos est¨¢ndares de rigor, se estableci¨® que esta medicina contra la malaria podr¨ªa ser ¨²til contra la covid. La publicitaron masivamente el empresario Elon Musk y el presidente estadounidense, Donald Trump, multiplicando un 442% las b¨²squedas para comprar cloroquina y un 1.389% las b¨²squedas de hidroxicloroquina, provocando dificultades de acceso al tratamiento a quienes lo necesitaban y alguna intoxicaci¨®n entre quienes no.
Dos expertos en ¨¦tica cient¨ªfica, John London y Jonathan Kimmelman, escrib¨ªan un duro art¨ªculo en la revista Science que conclu¨ªa que las ¡°crisis no son excusa para rebajar los criterios cient¨ªficos¡± y reclamaban que se coordinen los ensayos cl¨ªnicos para conseguir estudios robustos y no multitud de peque?as evidencias de poca utilidad. ¡°Todas las crisis presentan situaciones excepcionales por los desaf¨ªos que plantean para la salud y el bienestar. Pero la idea de que las crisis presentan una excepci¨®n a los desaf¨ªos de evaluar los efectos de las drogas y las vacunas es un error¡±, se?alaban, recordando que tambi¨¦n se tumb¨® el rigor cient¨ªfico durante la pandemia de ¨¦bola, sin grupos de control en ensayos y otros problemas, por lo que no se aport¨® toda la luz que se deb¨ªa en los tratamientos m¨¢s efectivos. Sobre el brote de SARS, que tanto ayud¨® a prepararse a algunos pa¨ªses asi¨¢ticos, el 93% de los estudios se publicaron una vez terminada la epidemia. Ahora lo estamos describiendo en directo. Pero, como se?alaba estos d¨ªas el especialista en investigaci¨®n de nuevos tratamientos Vinay Prasad, ¡°tener malos datos no es mejor que no tener datos¡±.
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