Encuentran un sistema planetario cercano con al menos dos supertierras en su ¨®rbita
La estrella est¨¢ a 11 a?os luz de la Tierra, una distancia que permitir¨ªa estudiar las atm¨®sferas de sus planetas en busca de se?ales de vida
Hace menos de tres d¨¦cadas, a¨²n no se hab¨ªa observado ning¨²n planeta m¨¢s all¨¢ del Sistema Solar, aunque su existencia se consideraba muy probable. Desde 1995, se han localizado m¨¢s de 4.000 y ha llegado el momento de acercarse a algunos de ellos. Expertos como G¨¹nther Hasinger, director cient¨ªfico de la Agencia Espacial Europea (ESA), estiman que en 10 o 20 a?os se podr¨ªan encontrar formas de vida simples orbitando estrellas vecinas. El lanzamiento del Telescopio Espacial James Webb, un sucesor del Hubble mucho m¨¢s potente, previsto para el a?o que viene y en el aire por la crisis del coronavirus, permitir¨¢ analizar sus atm¨®sferas en busca de se?ales que cambiar¨ªan la historia.
Este jueves, la revista Science publica el hallazgo de un sistema planetario relativamente cercano a la Tierra. A 11 a?os luz de distancia es un buen candidato para su observaci¨®n con el James Webb y otros telescopios que empezar¨¢n a funcionar durante los pr¨®ximos a?os. Los descubridores, un equipo internacional de cient¨ªficos, han detectado al menos dos planetas en torno a la estrella GJ 887, una enana roja con la mitad de la masa del Sol y un 1% de su luminosidad. Con estas caracter¨ªsticas, para ser habitables, los planetas deben estar muy cerca de este tipo de estrellas. Los nuevos mundos, a los que se denomina supertierras por ser rocosos como la Tierra pero m¨¢s grandes, con cuatro y siete veces su masa respectivamente, tardan 9,3 y 21,8 d¨ªas en completar una ¨®rbita.
En las pr¨®ximas d¨¦cadas se buscar¨¢n evidencias de formas de vida simples en una veintena de planetas similares a la Tierra
El primero estar¨ªa demasiado pr¨®ximo para tener agua l¨ªquida y el segundo se hallar¨ªa justo en el l¨ªmite, con lo que no ser¨ªan los candidatos ideales para encontrar los primeros organismos fuera de nuestro planeta. Sin embargo, el sistema de descubrimiento de exoplanetas utilizado por los investigadores, que calcula su presencia o su tama?o a partir de su influencia en los movimientos de la estrella, deja entrever la posibilidad de que exista un tercer planeta con una ¨®rbita de unos 50 d¨ªas. Este lugar ser¨ªa menos hostil para la vida en torno a GJ 887.
Se encuentre vida o no en estos nuevos sistemas planetarios, el estudio de sus atm¨®sferas permitir¨¢ acercarnos a la forma de la mayor parte de los mundos del universo. En la V¨ªa L¨¢ctea, nuestra galaxia, tres de cada cuatro estrellas son enanas rojas, como GJ 887. De los miles de estrellas que vemos durante la noche desde el lugar m¨¢s oscuro de la Tierra, ninguna es de este tipo. Ni siquiera Proxima Centauri, la estrella m¨¢s cercana al Sol y tambi¨¦n una enana roja, se puede contemplar a simple vista. Nuestro astro y los que se ven desde nuestro planeta son rarezas dentro del cosmos.
Una de las circunstancias que hacen dif¨ªcil la vida cerca de una enana roja es su inestabilidad. Las tormentas solares, como las que pueden hacer caer los sistemas de comunicaci¨®n en la Tierra, son m¨¢s frecuentes e intensas en aquellas estrellas y ser¨ªan una amenaza para la vida e incluso para la existencia de sus atm¨®sferas. El planeta Proxima b, en el sistema de Proxima Centauri, tiene unos flujos de rayos X 400 veces superiores a la Tierra. Sin embargo, GJ 887 es relativamente estable entre los astros de su tipo, con lo que sus mundos no estar¨ªan sometidos a cantidades de radiaci¨®n tan intensas.
Guillem Anglada, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC en Barcelona y coautor del estudio, comenta que la era de descubrimientos de exoplanetas puede llevar al hallazgo de formas de vida simples en no muchos a?os. ¡°En el entorno m¨¢s cercano a la Tierra, a unos 15 a?os luz de distancia, solo hay 40 estrellas. En ellas deber¨ªa haber una veintena de planetas tipo Tierra y ya hemos encontrado media docena¡±, explica. Una vez catalogados todos, empleando telescopios espaciales como James Webb o redes terrestres de interferometr¨ªa, que suman la capacidad de muchos telescopios para lograr el poder de un observatorio gigantesco, comenzar¨ªa la b¨²squeda de mol¨¦culas que supongan indicios de actividad biol¨®gica. ¡°Yo creo que vamos a tener la capacidad de detectar evidencia de vida, es altamente probable que exista, al menos en sus formas m¨¢s simples, aunque no tengo claro qu¨¦ vamos a detectar¡±, apunta Anglada. ¡°Esto lo haremos estudiando poblaciones enteras de objetos para buscar anomal¨ªas, de ox¨ªgeno o metano, por ejemplo, en sus atm¨®sferas¡±, concluye. Este tipo de trabajos har¨¢n posible saber en pocas d¨¦cadas si la actividad biol¨®gica, algo que por ahora solo se ha visto en un planeta de los miles de millones que existen en el universo, es un fen¨®meno com¨²n en el cosmos.
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