Despega la nave europea para espiar planetas m¨¢s all¨¢ del sistema solar
El telescopio espacial ¡®Cheops¡¯ podr¨¢ encontrar mundos habitables en estrellas como el Sol
Un descomunal fogonazo y un enorme estruendo han irrumpido hoy en la selva de la Guayana Francesa durante el despegue del cohete Soyuz que ha puesto en ¨®rbita el telescopio espacial Cheops, la primera gran misi¨®n europea para observar desde el espacio cientos de planetas m¨¢s all¨¢ del Sistema Solar. La tensi¨®n era grande despu¨¦s de que el martes se suspendiese el despegue por un fallo t¨¦cnico en el cohete. Dos horas y veinticinco minutos despu¨¦s del lanzamiento los ingenieros han recibido la se?al del sat¨¦lite confirmando el ¨¦xito de la puesta en ¨®rbita.
Lo que m¨¢s sorprende del lugar de lanzamiento de este sat¨¦lite es el enorme foso de hormig¨®n que rodea al cohete ruso Soyuz que lo ha lanzado al espacio. Justo 17 segundos antes del despegue sus descomunales propulsores llenos de queroseno se han encendido y han llenado de fuego y humo la enorme cavidad sin que nadie haya podido estar ah¨ª para contemplarlo. Cuarenta minutos antes del lanzamiento, los ¨²ltimos operarios e ingenieros han evacuado la zona hasta el centro de control para seguir las normativas de seguridad de lanzamientos en el puerto espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Guayana Francesa.
Desde que en 1995 se descubri¨® un enorme planeta gaseoso que orbitaba la estrella 51 Pegasi, a 50 a?os luz de la Tierra, la humanidad no ha hecho sino descubrir que casi cada estrella conocida alberga uno o m¨¢s planetas. La mayor¨ªa son mundos muy extra?os seg¨²n los par¨¢metros terrestres y cada uno alberga un poco de informaci¨®n para entender mejor la variedad de planetas en nuestro vecindario c¨®smico y aclarar el peque?o lugar que ocupa la Tierra entre todos ellos. Hasta el momento se conocen m¨¢s de 4.000 exoplanetas y la gran esperanza es que Cheops permita conocerlos mejor e incluso descubra algunos nuevos.
Escapar de la gravedad terrestre es a¨²n un objetivo costos¨ªsimo. El Soyuz, que es b¨¢sicamente el mismo cohete sovi¨¦tico que puso en ¨®rbita el primer sat¨¦lite ¡ªSputnik, 1957¡ª y tambi¨¦n envi¨® al primer humano al espacio ¡ªYuri Gagarin, 1961¡ª, es uno de los m¨¢s seguros y vers¨¢tiles. Un Soyuz como el que hoy ha despegado desde este peque?o departamento de ultramar franc¨¦s al norte de Brasil pesa m¨¢s de 300 toneladas. El 70% de todo ese peso es combustible l¨ªquido ¡ªqueroseno y ox¨ªgeno¡ª necesario para conseguir que una carga de hasta tres toneladas y media escape a la atracci¨®n de la gravedad terrestre y salga al espacio.
Cheops orbita a unos 700 kil¨®metros de la superficie terrestre. Otros cuatro sat¨¦lites se han lanzado en el mismo cohete para optimizar los enormes costes. La misi¨®n lleva a bordo un telescopio para observar unas 400 estrellas y detectar con una precisi¨®n nunca antes alcanzada el momento en el que su luz se hace un poco m¨¢s tenue cuando un planeta hace un eclipse frente a ella, lo que permitir¨¢ determinar su radio. Comenzar¨¢ a funcionar en un m¨¢ximo de seis meses una vez se compruebe que sus instrumentos funcionan a la perfecci¨®n.
El lanzamiento de este sat¨¦lite supone un primer paso con el que Europa intentar¨¢ competir de igual a igual con EE UU en la b¨²squeda de exoplanetas desde el espacio. Desde que se descubri¨® el planeta en torno a 51 Pegasi, la mayor¨ªa de exoplanetas han sido descubiertos por telescopios espaciales de EE UU, sobre todo el Kepler. Seg¨²n Didier Queloz, jefe del equipo cient¨ªfico de la misi¨®n cient¨ªfico y ganador del Nobel de F¨ªsica de este a?o por codescubrir el primer exoplaneta, Cheops est¨¢ llamado a poner a Europa en la vanguardia de la observaci¨®n cient¨ªfica de planetas extrasolares desde el espacio, no solo desde tierra.
La primera se?al del telescopio para confirmar que todo funciona como es debido ha sido un triunfo no solo para Europa, sino tambi¨¦n para Espa?a, que ha coordinado la fabricaci¨®n de esta misi¨®n de la ESA, con un coste total de 100 millones de euros.
Cheops es sobre todo una misi¨®n de afinado, pues mirar¨¢ estrellas donde ya se sabe que hay exoplanetas para medir su radio exacto y, con la ayuda de telescopios terrestres, determinar su composici¨®n, sobre todo si son rocosos como la Tierra o gaseosos como los planetas gigantes del sistema solar, Neptuno, J¨²piter o Saturno. En algunos casos podr¨¢ hasta determinar si ese mundo puede albergar agua l¨ªquida y, por tanto, si puede haber vida en ¨¦l.
La misi¨®n tiene una duraci¨®n de tres a?os y medio, aunque probablemente pueda ampliarse m¨¢s. Su trabajo se sumar¨¢ al de otros instrumentos ya en ¨®rbita, como el Tess de la NASA, cuyo objetivo s¨ª es escanear los cielos en busca de nuevos exoplanetas. ¡°Aunque muchas de las estrellas que observaremos ya est¨¢n fijadas, Cheops tiene la flexibilidad de poder cambiar los planes en caso de que Tess descubra algo extremadamente interesante¡±, explica Queloz. Tambi¨¦n es posible que all¨ª donde mire este nuevo telescopio descubra nuevos exoplanetas que hasta ahora hab¨ªan permanecido ocultos.
"El objetivo final de todos los estudios sobre exoplanetas es responder la pregunta de si hay otros mundos parecidos a nuestra Tierra y si tienen condiciones para la vida", explica Ignasi Ribas, astrof¨ªsico del Instituto de Ciencias del Espacio y cient¨ªfico de la misi¨®n europea. "Cheops es un primer paso en esta b¨²squeda ¨¦pica de cu¨¢l es nuestro lugar en el universo. A m¨ª me gusta pensar que esta es la siguiente gran revoluci¨®n despu¨¦s de la de Cop¨¦rnico, que dijo que la Tierra no tiene ning¨²n lugar privilegiado en el cosmos. Ahora podremos entender nuestro contexto en un universo viviente y saber si nuestro planeta es solo uno de los muchos lugares donde hay vida", a?ade.
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