La humanidad suspende en historia de las pandemias
Mar¨ªa Isabel Porras, autora de ¡®La gripe espa?ola 1918-1919¡¯, advierte de las similitudes entre la covid y la enfermedad que dej¨® m¨¢s de 50 millones de muertos hace un siglo
Cuando comenz¨®, se consider¨® algo ¡°banal¡±, ¡°la enfermedad de moda¡± contra la que ¡°la profesi¨®n m¨¦dica se cre¨ªa capaz de luchar exitosamente¡±. Sin embargo, en poco tiempo, la ¡°preocupaci¨®n no qued¨® limitada a la identidad de la enfermedad epid¨¦mica, sino tambi¨¦n a su grado de difusi¨®n y gravedad¡±. ¡°Procurar estar al aire libre, evitar los lugares con atm¨®sfera enrarecida, ventilar y desinfectar¡± se convirtieron en recomendaciones generales ante la falta de tratamiento. Se produjo desabastecimiento de algunos productos y protestas de la ciudadan¨ªa por la ausencia de medidas, por la disparidad de estas y por la insuficiencia de recursos sanitarios. No es una cr¨®nica del actual coronavirus, es el reflejo de la pandemia sufrida el pasado siglo y recogida en el libro La gripe espa?ola 1918-1919 (Editorial Catarata) de la m¨¦dica y catedr¨¢tica de Historia de la Ciencia en la Universidad de Castilla-La Mancha Mar¨ªa Isabel Porras, madrile?a de 62 a?os.
Las similitudes entre dos epidemias con un siglo de diferencia llevan a pensar que la humanidad suspende historia. ¡°Me gustar¨ªa pensar que no, pero me temo que no se va a aprender, en especial a nivel pol¨ªtico, entre quienes tienen capacidad de decisi¨®n¡±, admite Porras, quien aboga por un modelo sanitario alejado de las teor¨ªas neoliberales para devolver los recursos a la sanidad, corregir las desigualdades econ¨®micas y dar el peso necesario a la ciencia y la salud, o por liberar las patentes de las vacunas para conseguir inmunizar a toda la poblaci¨®n.
Los pol¨ªticos no quieren considerar la historia porque les obligar¨ªa a tomar medidas a las que no le ven el efecto inmediato, en el periodo que ocupan los cargos. Es una pena
Ese suspenso en conocimiento del pasado tiene una explicaci¨®n, en opini¨®n de la investigadora. ¡°Los pol¨ªticos no quieren considerar la historia porque les obligar¨ªa a tomar medidas a las que no le ven el efecto inmediato, en el periodo que ocupan los cargos. Es una pena¡±, lamenta.
Y no hay que remontarse un siglo para descubrir el efecto del olvido del pasado por parte de los responsables de la sanidad. ¡°Ni siquiera han visto la historia a corto plazo, las lecciones del primer brote. En ese momento ya se vio la necesidad de hacer refuerzos y se ha hecho escasamente¡±, a?ade Nieto.
Las similitudes se reflejan desde el inicio de las dos pandemias. El peri¨®dico El Sol recog¨ªa en 1918 la opini¨®n de Gregorio Mara?¨®n, que lleg¨® a formar parte de la Comisi¨®n M¨¦dica Espa?ola, en la que se refer¨ªa a la entonces incipiente enfermedad como un ¡°proceso similar a la gripe¡±. Al igual que ese rotativo, otros muchos internacionales restaron importancia al brote. ¡°Los m¨¦dicos que hab¨ªan conocido la pandemia de 1889 hab¨ªan visto que pod¨ªa ser grave. Pero cuando Gregorio Mara?¨®n vive la de 1918 era muy joven y la percepci¨®n social y de la medicina entonces era de que era algo leve¡±, explica la historiadora. Como ha ocurrido con la covid, la r¨¢pida expansi¨®n de la enfermedad y la gravedad de la misma hacen cambiar radicalmente esa idea.
La reacci¨®n inicial de los Gobiernos fue ocultar la realidad, como sucedi¨® con la actual pandemia. El expresidente de EE UU Donald Trump insist¨ªa en mayo del pasado a?o en minimizar los estragos del coronavirus. Mientras Estados Unidos se convert¨ªa en el epicentro mundial de la enfermedad, con r¨¦cord de casos y de muertos, Trump atribu¨ªa el aumento de casos a la proliferaci¨®n de pruebas, tachaba a Anthony Fauci, el epidemi¨®logo de la Casa Blanca, de ¡°un poco alarmista¡± y afirmaba que el virus desaparec¨ªa por s¨ª solo.
La primera respuesta de los poderes p¨²blicos es ocultar. Est¨¢ constatado desde las epidemias de peste del siglo XIV. Se hace en parte para evitar el p¨¢nico de la poblaci¨®n, pero tambi¨¦n porque admitir que hay un problema implica tomar medidas y, si la ciudadan¨ªa lo sabe, las exigir¨¢
Tambi¨¦n sucedi¨® hace un siglo. ¡°Los Gobiernos presionaron a la prensa para que no diera informaci¨®n de lo que estaba ocurriendo. La primera respuesta de los poderes p¨²blicos es ocultar. Est¨¢ constatado desde las epidemias de peste del siglo XIV. Se hace en parte para evitar el p¨¢nico de la poblaci¨®n, pero tambi¨¦n porque admitir que hay un problema implica tomar medidas y, si la ciudadan¨ªa lo sabe, las exigir¨¢. Hasta que es tan grave que se dan cuenta de que se est¨¢ evitando que se adopten f¨®rmulas para prevenir la enfermedad¡±, relata Porras.
Tambi¨¦n, aunque salvando las distancias por las circunstancias hist¨®ricas, las dos pandemias sorprendieron a la humanidad sin medios suficientes. ¡°En el siglo XIX, ten¨ªamos un retraso importante cient¨ªfico y sanitario. En Espa?a no hab¨ªa un sistema de seguros m¨¦dicos, como los de Reino Unido o Alemania. Pero ahora no deber¨ªa habernos pasado. En la actualidad partimos con escasez de recursos en general por la tendencia neoliberal, en especial a partir de 2008, de adelgazar las instituciones sanitarias y los presupuestos que se destinan. Tenemos d¨¦ficit de personal y de instalaciones en ¨¢mbitos muy importantes, desde la atenci¨®n primaria hasta el epidemiol¨®gico. Si encima hay que soportar una demanda muy superior a la habitual, se genera lo que est¨¢ pasando¡±, afirma la historiadora.
En el siglo XIX, ten¨ªamos un retraso importante cient¨ªfico y sanitario. En Espa?a no hab¨ªa un sistema de seguros m¨¦dicos, como los de Reino Unido o Alemania. Pero ahora no deber¨ªa habernos pasado
Como ahora, en 1918 no hab¨ªa un tratamiento espec¨ªfico y la red hospitalaria era muy limitada para hacer frente a la pandemia. ¡°El arsenal terap¨¦utico era muy escaso. Pero lo m¨¢s importante era el hacinamiento en las viviendas, que era muy frecuente. Hab¨ªa malnutrici¨®n y falta de recursos que afectaban a la poblaci¨®n¡±, comenta Porras.
Conforme la sociedad fue consciente de la gravedad, aument¨® la aceptaci¨®n general de las medidas higi¨¦nicas propuestas, que no difieren de las actuales: aire libre, evitar los lugares con atm¨®sfera enrarecida, ventilar y desinfectar. Entonces, en Madrid, se cerraron centros p¨²blicos, pero se mantuvieron caf¨¦s abiertos. ¡°Hab¨ªa seguimiento, pero la falta de coherencia en ciertas medidas gener¨® respuestas cr¨ªticas por parte de la ciudadan¨ªa¡±, explica la historiadora.
A partir de 1920, la incidencia de la gripe disminuy¨® dejando atr¨¢s m¨¢s de 50 millones de muertos (hasta 100 millones, seg¨²n distintos estudios). Porras conf¨ªa en que los avances cient¨ªficos actuales eviten un balance similar, aunque advierte que a¨²n no ha terminado esta nueva lucha: ¡°Al final, cuando se logre controlar la pandemia, el virus, seg¨²n sugieren los investigadores, se quedar¨¢ de forma estacional. Pero, por ahora, reaparecer¨¢n brotes graves. La incidencia es muy alta y se necesita una inmunidad m¨ªnima suficiente, del 70% o m¨¢s. Mientras, el virus sigue circulando y se va adaptando, como muestran las nuevas variantes¡±.
De la misma manera opina el profesor de la Universidad Estatal de Michigan Siddharth Chandra, quien considera que ¡°la pandemia de gripe de 1918 proporciona un relato de lo que en el futuro puede deparar la covid¡±, seg¨²n explica a la instituci¨®n acad¨¦mica tras un estudio publicado en American Journal of Public Health (AJPH). ¡°Es surrealista. De repente, estoy viviendo mi investigaci¨®n¡±, comenta. ¡°Es posible que un pico como el de febrero de 1920 se produzca a finales de 2021 o principios de 2022. Muchas personas seguir¨¢n siendo susceptibles hasta que se vacunen. Las cosas malas todav¨ªa pueden suceder dentro de uno o dos a?os, incluso si vemos una disminuci¨®n en el n¨²mero de casos ahora. Todav¨ªa tenemos m¨¢s de 200 millones de personas caminando alrededor que son susceptibles al virus, incluy¨¦ndome a m¨ª mismo¡±, afirma Chandra a la universidad.
Puedes seguir a Materia en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.