¡°La obesidad infantil ha crecido un 400% en cuatro d¨¦cadas¡±
El presidente de la Fundaci¨®n Iberoamericana de Nutrici¨®n, ?ngel Gil, alerta sobre la ¡°inaceptable¡± persistencia de sobrepeso en ni?os y adultos
Para doblegar la duradera plaga de sobrepeso, el catedr¨¢tico de Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa Molecular de la Universidad de Granada ?ngel Gil (Granada, 70 a?os) urge una estrategia nacional que empiece en la escuela y acompa?e a las familias. Porque el 70% de los ni?os obesos lo ser¨¢n tambi¨¦n en su edad adulta y el coste para el sistema de salud es alto, pero corregible. Con una trayectoria apabullante ¡ª701 publicaciones, 28 libros, 17 patentes y 40 premios nacionales e internacionales¨D, el presidente de la Fundaci¨®n Iberoamericana de Nutrici¨®n acaba de recibir el premio Sir David Cuthberson, que otorga la Sociedad Europea de Nutrici¨®n Cl¨ªnica y Metabolismo. Gil es autor del Tratado de Nutrici¨®n, manual utilizado en todas las facultades espa?olas para formar a los m¨¦dicos.
Pregunta. En 2019 sufr¨ªan sobrepeso la mitad de los adultos y el 40% de los ni?os de seis a nueve a?os, seg¨²n el estudio Aladino. ?C¨®mo est¨¢ hoy el problema?
Respuesta. Igual que hace dos a?os: el estudio actual EsNuPi [Estudio Nutricional en Poblaci¨®n Infantil Espa?ola, con 1.514 ni?os] demuestra que la situaci¨®n de sobrepeso y obesidad se mantiene en la poblaci¨®n, con ni?os que no cubren las recomendaciones internacionales sobre la ingesta de ciertos nutrientes como vitamina D o folatos [vitamina B que aportan las verduras]. Los ni?os consumen una cantidad excesiva de prote¨ªnas; hay un grupo que se acerca a la dieta mediterr¨¢nea, pero otro consume una gran cantidad de grasas y productos azucarados, y muchos ni?os tienen un patr¨®n sedentario importante. Un porcentaje elevado de la poblaci¨®n lleva patrones de consumo no saludables y est¨¢ claro que hay que hacer un esfuerzo importante de educaci¨®n en todo el Estado.
P. ?C¨®mo ha afectado la pandemia a nuestra alimentaci¨®n?
R. Por suerte ha habido un consumo de productos del ¨¢mbito local y la alimentaci¨®n no debe ser solo segura y saludable, sino tambi¨¦n socialmente responsable. Sin embargo, s¨ª parece que el sedentarismo ha producido problemas de sobrepeso en los adultos porque la ingesta supera al gasto. Muchas familias sufren para la obtenci¨®n de recursos, incluida la compra de alimentos.
P. ?Siempre empeora la calidad de la cesta de la compra con las crisis?
R. A veces no. Algunas familias, en periodos de crisis, compra menos carne. Pero, al final, se resiente la capacidad de compra, por los ingresos familiares, de productos como con el pescado, fundamental para cubrir micronutrientes y ¨¢cidos grasos polisaturados. Es muy importante, especialmente, para los ni?os en desarrollo. Los efectos de las crisis son siempre negativos en su conjunto.
La alimentaci¨®n es parte de la educaci¨®n
P. ?Tienen las familias espa?olas suficiente apoyo desde el sistema educativo o sanitario para elaborar una dieta saludable y atacar la ra¨ªz del problema al hacer la compra?
R. Creo que no. En Espa?a, la doctora Mar¨ªa Neira desarroll¨® la Estrategia Naos contra la obesidad [Agencia Espa?ola de Seguridad Alimentaria y Nutrici¨®n], pero se ha implantado muy poco. No ha habido voluntad pol¨ªtica global de los partidos. Los pol¨ªticos son cortoplacistas y Espa?a tiene una necesidad de educaci¨®n global en el ¨¢mbito de vida saludable. La alimentaci¨®n es parte de la educaci¨®n y eso se consigue con una estrategia que afecta a varios ministerios. En las escuelas se debe ense?ar a los maestros para que ense?en a los ni?os. Tambi¨¦n las comunidades aut¨®nomas deben lograr que las familias reciban instrucciones de c¨®mo hacer eso, porque los ni?os, desde el primer a?o de vida, toman lo que toman sus padres. En 1984, el profesor Manuel Bueno public¨® los primeros datos de prevalencia de obesidad infantil y dio un 4,8%. Hemos aumentado un 400% la cifra en un periodo corto. Probablemente,necesitaremos otros 20 a?os para bajar, y hay que implementar una estrategia global.
Un 70% de los ni?os obesos contin¨²a siendo obeso en la adolescencia y, luego, como adultos. El problema es que eso condiciona la enfermedad cardiovascular, con un costo muy importante en nuestro sistema de salud
P. El momento parece propicio, con la salud p¨²blica en el centro del debate.
R. Efectivamente, sobre todo para atraer al ¨¢mbito pol¨ªtico, porque son temas de presupuestos con Sanidad, Consumo y Hacienda, entre otros implicados. La obesidad en la infancia condiciona la obesidad en la edad adulta: un 70% de los ni?os obesos contin¨²a siendo obeso en la adolescencia y, luego, como adultos. El problema es que eso condiciona la enfermedad cardiovascular, con un costo muy importante en nuestro sistema de salud. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud nos dice que de enfermedades cr¨®nicas no transmisibles mueren 45 millones de personas al a?o. En la pandemia actual son much¨ªsimos [2,6 millones], pero compare. Si aplic¨¢ramos los conocimientos que tenemos sobre h¨¢bitos de vida saludable, reducir¨ªamos a la mitad esas enfermedades cr¨®nicas, ?Qu¨¦ estamos esperando? Necesitamos implementar esa estrategia Naos. De los ni?os obesos prepuberales, una cuarta parte tienen ya biomarcadores de da?o cardiovascular. Esto es inaceptable y los cient¨ªficos tenemos que hacer esfuerzos para que eso se remedie con educaci¨®n temprana. Sabemos que, si reducimos la obesidad en la infancia, reducimos los riesgos de enfermedades cardiovasculares en edad adulta y, por tanto, el gasto sanitario. Prevenir es siempre m¨¢s barato que curar. Nos falta una visi¨®n global, como en investigaci¨®n, que luego nos ocurre lo de ahora y todo el mundo se acuerda de don Santiago Ram¨®n y Cajal. Las recomendaciones para la poblaci¨®n general son sencillas: alimentaci¨®n variada, moderada, con raciones no muy grandes, tratar de utilizar productos cercanos por su impacto ambiental menor, cocinar en casa y no comer muchos productos elaborados.
Las recomendaciones para la poblaci¨®n general son sencillas: alimentaci¨®n variada, moderada, con raciones no muy grandes, tratar de utilizar productos cercanos por su impacto ambiental menor, cocinar en casa y no comer muchos productos elaborados
P. ?Es preocupante el hecho de que la ciudadan¨ªa reciba mucha informaci¨®n de nutrici¨®n motivada por intereses econ¨®micos y no por intereses de salud p¨²blica?
R. Hay un problema grave global con muchos vectores. Los cient¨ªficos hacemos estudios que leen otros cient¨ªficos. Es importante para construir ciencia, pero debe haber un efecto traslacional. Para el ciudadano normal es dif¨ªcil discernir lo que est¨¢ basado en ciencia y no, un bulo de lo que no es. Las propias sociedades de nutrici¨®n tienen que hacer un esfuerzo importante por transmitir nuestros conocimientos para informar a la ciudadan¨ªa. Hay gremios con intereses particulares, pero necesitamos elementos p¨²blicos importantes, con comit¨¦s cient¨ªficos asentados, y las sociedades m¨¦dicas necesitamos tambi¨¦n proporcionar informaci¨®n contrastada y asequible.
P. ?Qu¨¦ opina sobre la pol¨¦mica ante el Nutri-Score (sistema de etiquetado previsto para los alimentos) que da la misma nota al aceite de oliva y al de colza? La comunidad cient¨ªfica parece dividida al respecto.
R. Nutri-Score tiene peros importantes, como que est¨¢ basado en limitar sal, az¨²car y grasas saturadas y no tiene en cuenta otros aspectos important¨ªsimos, como los componentes bioactivos, la densidad de vitaminas y minerales, si son productos ultraprocesados¡ Valora productos, pero no dietas, y se dan paradojas enormes como calificar con una C al aceite de oliva virgen y calificar igualmente al de colza o girasol, que son ultraprocesados. Las urgencias son malas y lo l¨®gico es tomar una decisi¨®n mucho m¨¢s valorada, porque lo m¨¢s importante es que la poblaci¨®n lo entienda. Nutri-Score tiene aspectos positivos, pero el algoritmo puede ser mejorado. Es preferible lanzar al mercado un coche nuevo y no con defectos importantes.
P. ?Se permite usted alg¨²n capricho en su dieta?
R. Pues s¨ª, algunas veces, la alimentaci¨®n tiene que ser saludable pero tambi¨¦n grata. Cuando nos alimentamos respondemos a un aspecto hed¨®nico, tenemos relaciones neuronales que nos dicen cu¨¢ndo comer, pero tambi¨¦n hay sistemas de recompensas l¨ªmbicas. La comida se puede disfrutar comiendo sano, no es cuesti¨®n de estar con los n¨²meros, el tema es tener un patr¨®n de vida saludable y sostenible, y tambi¨¦n satisfactoria.
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