Lo que a ti te sienta bien, a m¨ª me hace engordar
O c¨®mo la nutrici¨®n de precisi¨®n apunta a convertirse en ese jaque a la obesidad que tanto se nos resiste
El genetista Tim Spector, profesor en el King¡¯s College de Londres y autor de una prol¨ªfica bibliograf¨ªa sobre la buena alimentaci¨®n, pas¨® diez a?os de su vida almorzando lo mismo en las pausas de su turno en el hospital: un s¨¢ndwich de at¨²n y ma¨ªz, hecho con pan integral. Sin embargo, cuando se dispuso a medir el efecto en su glucosa que ten¨ªa el tentempi¨¦, como parte de su proyecto PREDICT (para el que reclut¨® ¨Cy a¨²n contin¨²a¨C a personas sanas en las que midi¨® la respuesta metab¨®lica ante distintos alimentos), la sorpresa fue may¨²scula: tan inocentes bocados generaban en su cuerpo un pico de glucosa de entre 10-11 mmol (datos propios de la prediabetes). ¡°Tener estas subidas de forma regular estresa el organismo y, a largo plazo, genera el almacenamiento de energ¨ªa en tus c¨¦lulas de grasas¡±, relata en su libro Spoon-Fed (editorial Vintage). Se relaciona con la diabetes, la obesidad e incluso la demencia. A su mujer no le pasaba.
¡°No hay una dieta ¨²nica que encaje para todos, sino que cada persona reacciona a un alimento de forma diferente¡±, ilustra Alfredo Mart¨ªnez, director del programa de Nutrici¨®n de Precisi¨®n y Salud Cardiometab¨®lica del Instituto Madrile?o de Estudios Avanzados (Imdea Alimentaci¨®n). ¡°Todos los dietistas-nutricionistas estaremos de acuerdo en que, para adelgazar, conviene hacer una dieta restringida en calor¨ªas. Ahora bien, hay personas que, por razones gen¨¦ticas o de otra ¨ªndole, no responden igual a tomar m¨¢s prote¨ªnas o menos grasas. Unos necesitan comer menos az¨²car, otros hacer m¨¢s ejercicio¡ Cuando demos con ello seremos capaces de ayudar a la gente¡±, prosigue el catedr¨¢tico y miembro honor¨ªfico de la Academia Espa?ola de Nutrici¨®n y Diet¨¦tica. La nutrici¨®n de precisi¨®n (adaptada a las particularidades de cada individuo) lleva cocin¨¢ndose a fuego lento en laboratorios cient¨ªficos de todo el mundo desde hace ya casi una d¨¦cada. Lo interesante es que ha dejado de ser una entelequia, y los avances en su campo arrojan al fin fotos n¨ªtidas. Estamos en el inicio de una gran revoluci¨®n, coinciden los expertos.
Pan integral y sacarina: dos buenos no tan buenos
Lo que es ¨®ptimo para ti puede no serlo para m¨ª, y viceversa. La revelaci¨®n es un jaque al papelito con dieta manuscrita que pasa de mano en mano y a las pautas generalizadas, que permanecen casi inm¨®viles desde 1890, con la publicaci¨®n de la primera gu¨ªa diet¨¦tica conocida. ¡°El mensaje que nos dan es el siguiente: si comes as¨ª y haces m¨¢s ejercicio, perder¨¢s peso; y si no pierdes peso, es que te falta fuerza de voluntad. Este ha sido otro mantra m¨¦dico de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Y, pese a que ahora somos m¨¢s longevos, a que disponemos de tecnolog¨ªa m¨¦dica m¨¢s sofisticada y a que nuestras condiciones de vida han mejorado de manera general, estamos inmersos en una epidemia sin precedentes de obesidad y mala salud cr¨®nica, sin un final claro a la vista¡±, divaga Spector en su libro El mito de las dietas (Antoni Bosch Editor).
Jos¨¦ Mar¨ªa Ordov¨¢s es uno de los cient¨ªficos m¨¢s prestigiosos del mundo en este campo de investigaci¨®n. El espa?ol, que dirige el Laboratorio de Nutrici¨®n y Gen¨¦tica de la Universidad de Tufts (Boston, EE UU), ahonda: ¡°Ante un chiste o un comentario, hay gente que se r¨ªe y otros que se enfadan. Con los alimentos pasa lo mismo. Ya lo dijo Lucrecio en su De Rerum Natura: ¡®Lo que para unos es comida, para otros es amargo veneno¡±. Imposible resistirse a la siguiente pregunta: ?puede ser, por alg¨²n casual, que haya alguno por ah¨ª renunciando al helado de chocolate diario sin ninguna necesidad? Responde el tambi¨¦n director del programa de Obesidad de Imdea Alimentaci¨®n: ¡°Quiz¨¢ hay gente que pueda comer una peque?a cantidad sin ganar peso, pero no creo que sea bueno para la salud en general¡±. Cachis. Ahora en serio: ¡°Hemos demostrado en nuestros estudios c¨®mo la l¨®gica no funciona. Hay personas que se aferran a la grasa y aunque les pongas dietas muy hipocal¨®ricas no consiguen perder peso. Mientras que cambi¨¢ndoles solo el tipo de hidratos de carbono, adelgazan. A unos les va mejor el pan blanco que el integral. En unos casos se debe a la gen¨¦tica, en otros, a la microbiota, pero, en la mayor parte de ellos, simplemente no lo sabemos¡±, explica Ordov¨¢s, que ve m¨¢s viable la confecci¨®n de tipos de dietas para grupos de individuos, ¡°como las tallas de la ropa¡±, que perge?ar una directriz diet¨¦tica para cada persona de este planeta.
Hay numerosos estudios que nos acercan a esos modelos personalizados basados en la evidencia. Uno de los primeros data de 2014, y viene del Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel. El inmun¨®logo Eran Elinav y el matem¨¢tico Eran Segal midieron el efecto en la glucosa que ten¨ªa el consumo de edulcorantes artificiales en individuos sanos, hallando importantes variaciones en el pico de glucosa que se produc¨ªa en unos y otros, cuando la respuesta se presupon¨ªa similar. Esto significa que para algunos recurrir a la sacarina en el caf¨¦ de la ma?ana es un encomiable modo de burlar la obesidad y la diabetes; para otros, todo lo contrario. Siguieron probando con el pan blanco o integral y otros alimentos, alcanzando conclusiones parecidas. Incluso llegaron a dar cerveza y helado a voluntarios con prediabetes, sin empeorar la situaci¨®n de algunos de ellos. La personalizaci¨®n, en este caso, se hac¨ªa con informaci¨®n biom¨¦trica (especialmente, del microbioma), que se convirti¨® en el predictor m¨¢s preciso de la respuesta glic¨¦mica.
Las piezas son valiosas: ahora monta el puzle
La medici¨®n del ¨ªndice glic¨¦mico es solo una herramienta m¨¢s, entre otras, con la que se aspira al dise?o de dietas ultraindividualizadas. Por metabotipo, ritmo circadianos, gen¨¦tica¡ Hay test para todos los gustos. Y son complementarios. ¡°Es como el cuento de las personas ciegas describiendo un elefante basado en qu¨¦ parte est¨¢n tocando. Necesitamos esa combinaci¨®n de informaci¨®n para definir la nutrici¨®n de precisi¨®n. Cada una de ellas da respuestas parciales y, adem¨¢s, puede que en parte err¨®neas. El test gen¨¦tico, por ejemplo, contribuye solo de una manera discreta. Cuando hemos estudiado a gemelos id¨¦nticos, sus respuestas, ante el mismo alimento, eran bastante diferentes¡±, advierte Ordov¨¢s. Integrar los resultados que arroja cada herramienta para tener una escena completa de lo que a ti te funciona es un reto para la bioinform¨¢tica. ¡°Se genera una cantidad ingente de datos para cuyo manejo se est¨¢ desarrollando la inteligencia artificial¡±, dice el dietista-nutricionista. Adem¨¢s, todav¨ªa no sabemos interpretarlo todo. ¡°Faltan 4 o 5 a?os para que esto sea una realidad¡±, apuesta Alfredo Mart¨ªnez.
Un momento, ?y todas las pruebas que hay en el mercado? ?Nos est¨¢n tomando el pelo? Los expertos no ir¨ªan tan lejos¡ ¡°Se mezclan verdades y mentiras. Es dif¨ªcil dar un diagn¨®stico general para todas ellas. ?Pero claro que hay algunas buenas, capaces de dar algunas pistas!¡±, responde Mart¨ªnez. Todas deben ser evaluadas por un profesional sanitario. Y algunas est¨¢n m¨¢s verdes que otras. ¡°El an¨¢lisis del microbioma, por ejemplo, es muy dif¨ªcil de interpretar. Y no se lograr¨¢ en un futuro inmediato. La gen¨¦tica¡ pues tienes 30.000 genes y no trillones de bacterias intestinales, por lo que analizar el genotipo es m¨¢s f¨¢cil: por unos 800 euros ya lo consigues. Ahora, ?de qu¨¦ te sirve ese resultado si a¨²n no sabemos c¨®mo interaccionan muchos genes con la alimentaci¨®n?¡±, reflexiona. Hay algunos claros, como los de la celiaqu¨ªa o la intolerancia a la lactosa. Y se ir¨¢n sumando. Por suerte, la investigaci¨®n avanza a la velocidad del rayo. ¡°Acabaremos con un carn¨¦, como el de la biblioteca, con toda esa informaci¨®n dentro, estoy seguro¡±, a?ade. Mientras, pon en cuarentena esos chollos que pululan por Internet: ¡°?Un test gen¨¦tico que mida cinco genes relacionados con la obesidad? ?Pero si hay m¨¢s de 100!¡±, sostiene. Jos¨¦ Ordov¨¢s va m¨¢s all¨¢: ¡°Todo tiene que cruzarse con el estilo de vida: lo que llamamos el exposoma. Ning¨²n resultado tendr¨¢ una validez de peso si no se analiza en ese contexto: lugar en el que se vive, h¨¢bitos, calidad del aire, entorno social¡¡±, avisa. Porque el plan diet¨¦tico m¨¢s espl¨¦ndido del mundo no vale un pimiento si luego lo adornas con un tajante ¡°no camino¡±.
No todos necesitamos comer la misma cantidad
Isabel Garc¨ªa P¨¦rez es investigadora y profesora de Medicina de Precisi¨®n en el Imperial College de Londres. La cient¨ªfica est¨¢ a punto de presentar en Espa?a, su pa¨ªs, la herramienta Melico, con la que aspira a personalizar la dieta de los usuarios a trav¨¦s de un an¨¢lisis de orina. ¡°La gente es reticente a aportar muestras de heces¡±, dice respecto al modo m¨¢s habitual de escudri?ar las bacterias que habitan el intestino. Su prueba, que se basa tambi¨¦n en la especificidad de cada microbioma, se detiene en la presencia de distintos metabolitos en la orina tras la ingesta de un mismo alimento. Adem¨¢s, seg¨²n sus ¨²ltimas investigaciones, el an¨¢lisis tambi¨¦n podr¨ªa valer para recomendar una mayor o menor ingesta de calor¨ªas a cada individuo. Los estudios con gemelos de estilo de vida similar que mencionaba Ordov¨¢s han dejado al descubierto que el ADN y el carn¨¦ del gimnasio no tienen la ¨²ltima palabra sobre el volumen del plato de macarrones que ha de servirse cada uno.
Garc¨ªa P¨¦rez ha comprobado, en pruebas con personas y en entornos cl¨ªnicos cerrados, que sujetos que engullen exactamente lo mismo excretan cantidades de energ¨ªa muy diferentes por la orina, lo que repercute en que ganen m¨¢s o menos peso. ¡°Las rutas metab¨®licas de la energ¨ªa difieren. Y es lo que estamos investigando¡±, anota. Tiene claro que todo esto cambiar¨¢ las cosas solo si se democratiza y es seguido por la mayor¨ªa. ¡°Que lo apoyen los sistemas p¨²blicos de salud o incluso los seguros privados ayudar¨ªa a bajar su precio¡±, dice. La adherencia tambi¨¦n es clave. ¡°En la orina, somos capaces de ver a los dos d¨ªas si est¨¢n cambiando las cosas en tu cuerpo de cara a bajar el colesterol o perder peso. Y eso anima al paciente¡±, sostiene: ¡°Porque, con esto sucede como con las pulseras que cuentan lo que andas: ?de qu¨¦ me sirve saber los pasos que doy si eso no me anima a andar m¨¢s?¡±. Inteligencia artificial que maneje eficazmente la lluvia de datos, especialistas capaces de interpretar bien la informaci¨®n, m¨¢s conocimiento cient¨ªfico para establecer relaciones de causalidad, democratizaci¨®n de las herramientas¡ Parece mucho, pero est¨¢ al caer. Y quiz¨¢s sea el cambio de rumbo que necesitaban las estrategias de salud para ganar el pulso a la obesidad. Al menos, es la esperanza que muchos expertos albergan hoy.
?Una excusa para hincharte a bollos? Ni lo sue?es
No estamos, sin embargo, ante el fin de un paradigma, seg¨²n aseveran las voces consultadas. Lo que sab¨ªamos de nutrici¨®n no ha dejado de valer: son pautas que formar¨¢n parte de los planes individualizados, recuerda Ordov¨¢s, que compara la nutrici¨®n de precisi¨®n con la llegada de la vacuna de la Covid-19 a nuestra deriva pand¨¦mica. ¡°Estamos esper¨¢ndola como la soluci¨®n a nuestros problemas, pero, hasta que no la tengamos puesta todos, habr¨¢ que actuar y salvar vidas con lo que tenemos a mano, que es lo eficaz¡±, dice. Para despistados, la ruta para prevenir enfermedades con lo que se echa al plato no ha cambiado: menos procesados y alimentos azucarados y m¨¢s frutas y verduras. O, como dice Spector en Spoon Fed, ¡°no comas nada que los microbios de tu abuela no reconocer¨ªan como alimento¡±. Las herramientas y tests al servicio de esta disciplina empiezan a mostrar eficacia para afinar el mensaje: ser¨¢n ajustes definitivos, pero no disparatados. Ten por seguro que ninguna te prescribir¨¢ la dieta de San Ferm¨ªn, que es esta que recita el catedr¨¢tico Mart¨ªnez: ¡°Tres d¨ªas comiendo y bebiendo¡ desaforadamente¡±.
"Cu¨¦nteme su historia"
Para personalizar una dieta, no solo se necesita una retah¨ªla de sofisticadas pruebas m¨¦dicas. Existen ¨ªndices o escalas que aportan pautas valiosas. Desde el Instituto Madrile?o de Estudios Avanzados en Alimentaci¨®n de la Comunidad de Madrid (Imdea-Alimentaci¨®n), est¨¢n elaborando NutriMDEA 2020, con el que buscan categorizar a la poblaci¨®n seg¨²n sus h¨¢bitos nutricionales. ¡°Son 50 preguntas. Y, al acabar, te informa de tu edad metab¨®lica, idoneidad de tus h¨¢bitos, percepci¨®n que tienes de los alimentos¡ Y te permite individualizar cuantitativamente la dieta¡±, explica Alfredo Mart¨ªnez, uno de sus impulsores. Se pide una historia cl¨ªnica (altura, peso y bioqu¨ªmica b¨¢sica), as¨ª como el historial de enfermedades familiares. ¡°Solo con esto, el proyecto europeo Food4Me logr¨® crear un algoritmo que llega a prescribir hasta 240 dietas diferentes¡±, apunta el dietista-nutricionista. Es el objetivo final de la entidad p¨²blica, que a¨²n est¨¢ en fase de recopilaci¨®n de datos. Para participar en NutriMDEA 2020, pincha sobre el titular de este recuadro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.