La demonizaci¨®n del rival en pol¨ªtica: por qu¨¦ las campa?as negativas son m¨¢s eficaces
Cada vez se vota m¨¢s a un candidato por oposici¨®n a otro, seg¨²n un estudio sobre 60 a?os de elecciones en 14 pa¨ªses que identifica que el fen¨®meno est¨¢ muy extendido en Espa?a
Los humanos tienen una predisposici¨®n psicol¨®gica hacia lo negativo: en igualdad de condiciones, lo malo les condiciona m¨¢s que lo bueno. Y este fen¨®meno no es ajeno a la creciente personalizaci¨®n de la pol¨ªtica, en la que importa m¨¢s el personaje, qui¨¦n sea la candidata, la imagen de los l¨ªderes. Es lo que han comprobado dos investigadores al analizar m¨¢s de un centenar de elecciones en 14 democracias europeas durante las ¨²ltimas seis d¨¦cadas: el peso de la demonizaci¨®n del dirigente rival determina cada vez m¨¢s el sentido del voto. Partidos, campa?as, medios y activistas fortalecen este fen¨®meno al centrar el mensaje en lo indeseable que es el oponente, lo que genera adem¨¢s un clima que perjudica la gobernabilidad y el funcionamiento de las instituciones.
Diego Garzia, de la Universidad de Lausana, ha dedicado buena parte de su carrera a investigar el papel determinante de los l¨ªderes en el comportamiento del electorado. ¡°Los votantes pueden estar razonando menos en t¨¦rminos de elegir la mejor alternativa pol¨ªtica, sino m¨¢s bien buscando evitar la que perciben como peor¡±, se?ala Garzia, que acaba de mostrarlo en un estudio. ¡°Nuestros hallazgos confirman la existencia de una relaci¨®n s¨®lida y estad¨ªsticamente significativa entre las evaluaciones negativas de los l¨ªderes y la elecci¨®n del voto¡±, se?ala en este trabajo, realizado junto con Frederico Ferreira da Silva, de la misma universidad.
Los votantes pueden estar razonando menos en t¨¦rminos de elegir la mejor alternativa pol¨ªtica, sino m¨¢s bien buscando evitar la que perciben como peorDiego Garzia, Universidad de Lausana
Algunas posibles explicaciones, se?ala el investigador, podr¨ªan estar vinculadas con el aumento de las campa?as negativas, a un discurso pol¨ªtico cada vez m¨¢s incivilizado y de confrontaci¨®n y, especialmente, a la creciente polarizaci¨®n entre el electorado. ¡°Si los votantes son estimulados con informaci¨®n predominantemente negativa sobre otros partidos, candidatos y votantes, esa informaci¨®n ser¨¢ m¨¢s accesible para ellos y tendr¨¢ una mayor importancia a la hora de emitir el voto¡±, resume. Ante la duda, ese atajo mental es el m¨¢s claro.
Al analizar las encuestas en las que se pide valorar de 0 a 10 a los l¨ªderes de estas 14 democracias ¡ªentre ellas Espa?a¡ª se sorprendieron de que, en promedio, en la d¨¦cada de 2010, los l¨ªderes puntuaron alrededor de un punto y medio por debajo de lo que obten¨ªan en la d¨¦cada de 1960. M¨¢s llamativo todav¨ªa fue descubrir que al principio todos los l¨ªderes tend¨ªan a aprobar, mientras que hoy por lo general todos quedan por debajo del 5. ¡°Las evaluaciones negativas de los l¨ªderes se han vuelto mucho m¨¢s importantes con el tiempo, en la medida en que ahora son tan relevantes como las evaluaciones positivas de los l¨ªderes para explicar la elecci¨®n de voto¡±, destaca el investigador. En otro estudio sobre Estados Unidos, los mismos autores se?alan que un tercio del electorado vota ¡°contra¡± en lugar de ¡°a favor¡± de un candidato.
Espa?a es un caso muy destacado en sus datos: el impacto que tienen en la elecci¨®n del voto las actitudes negativas hacia los l¨ªderes es mucho m¨¢s fuerte que en el resto de pa¨ªses. Al realizar un an¨¢lisis adicional a petici¨®n de EL PA?S, los investigadores descubrieron que Espa?a obtiene la puntuaci¨®n m¨¢s alta entre los 14 pa¨ªses en t¨¦rminos de personalizaci¨®n negativa durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, pero tambi¨¦n positiva. ¡°B¨¢sicamente¡±, resume Garzia, ¡°descubrimos que los l¨ªderes importan mucho en Espa?a: importan m¨¢s que en el resto de pa¨ªses tanto en t¨¦rminos positivos como negativos¡±.
Este comportamiento tiene consecuencias negativas, advierte. ¡°Ya era discutible si la decisi¨®n basada en actitudes hacia los l¨ªderes era compatible con nuestros est¨¢ndares democr¨¢ticos, pero estas preocupaciones son a¨²n m¨¢s justificadas si los ciudadanos votan principalmente en contra de un candidato determinado¡±, se?ala. Para la polit¨®loga Berta Barbet, de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona, esta din¨¢mica es peligrosa para el funcionamiento institucional: ¡°Dedicarse a generar antipat¨ªas es ¨²til electoralmente, pero perjudica a la gobernabilidad¡±.
Si nos dedicamos a generar antipat¨ªas, es ¨²til electoralmente, pero perjudica a la gobernabilidadBerta Barbet, Universitat Aut¨°noma de Barcelona
La investigadora Sandra Le¨®n, de la Universidad Carlos III, cree que este estudio conecta perfectamente con lo que se sabe ya de la repercusi¨®n de los l¨ªderes, ¡°que cada vez cobran m¨¢s importancia frente a las marcas de los partidos¡±. ¡°Y encaja con el marco de polarizaci¨®n afectiva: sobre todo votamos porque aumenta el rechazo a los que no son los nuestros¡±, resalta Le¨®n. Y esto, indica, tambi¨¦n sirve para los l¨ªderes, porque el voto est¨¢ m¨¢s determinado por el rechazo al del grupo rival.
Para Le¨®n, fomentar en las campa?as ese rechazo al otro es efectivo en el proceso electoral, pero es un cortoplacismo que para los partidos se convierte en pan para hoy y hambre para ma?ana: ¡°En entornos fragmentados como el nuestro te limita al quedarte sin socios, dificulta la aceptaci¨®n de cesiones y acuerdos, deja a los l¨ªderes sin margen, atados de manos, porque llegar a un acuerdo con otros es casi una traici¨®n¡±.
Seg¨²n Barbet, ¡°el debate se ha vuelto m¨¢s negativo, pendiente de opciones que te generan m¨¢s sensaci¨®n de amenaza: porque la polarizaci¨®n implica creer que el rival es peligroso, no solo que no te guste¡±. Para ella, los mensajes en negativo suelen funcionar mejor, porque convencer de que tu rival es malo tiene m¨¢s efecto y los medios y las campa?as acaban reaccionando a eso. En una reciente investigaci¨®n de EL PA?S sobre las elecciones madrile?as, se observaba que los grupos de Facebook de izquierdas eran los que m¨¢s mencionaban a Isabel D¨ªaz Ayuso (del PP) y los de derechas se centraban especialmente en Pablo Iglesias (de Unidas Podemos). Los investigadores de la Universidad de Lausana se?alan especialmente al impacto emocional que provocan las televisiones.
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