La empresa Space X de Elon Musk coge impulso para lanzar su supercohete ante los fallos y limitaciones de otros proyectos
La c¨¢psula ¡®Starliner¡¯ de Boeing vuelve al hangar tras dos intentos de lanzamiento frustrados
Mientras Blue Origin y Virgin Galactic se felicitan por el ¨¦xito de sus primeros vuelos tur¨ªsticos hasta la puerta del espacio, otros dos participantes en la carrera siguen adelante con resultados dispares. Uno es Boeing, que se ha visto obligado a cancelar de forma indefinida el lanzamiento de su c¨¢psula Starliner. Deb¨ªa haber despegado en pasado martes, luego, el mi¨¦rcoles y, por fin, fue retirada y enviada de nuevo al hangar de mantenimiento para reparar unos problemas descubiertos en el ¨²ltimo minuto.
Para Boeing llueve sobre mojado. La Starliner obedece a un contrato de la NASA que le adjudicaba la construcci¨®n de dos c¨¢psulas tripulables (pero capaces de vuelo aut¨®nomo) por m¨¢s de 4.800 millones de d¨®lares. Se trata de veh¨ªculos para operar en ¨®rbita baja, no para misiones lunares. Space X tambi¨¦n participa en el programa, con una asignaci¨®n de unos 3.000 millones.
La primera Starliner despeg¨® (sin tripulaci¨®n) en diciembre de 2019. Bajo mando autom¨¢tico lleg¨® frente a la Estaci¨®n Espacial, pero un fallo de software le impidi¨® realizar el acoplamiento. Hubo de regresar al suelo sin completar su misi¨®n. De eso hace m¨¢s de un a?o y medio, que es lo que ha tardado Boeing en preparar la segunda c¨¢psula, presumiblemente con todos los fallos subsanados. O casi
Space X
Muy distinto es el caso de Space X. Su jefe Elon Musk ha impreso un ritmo fren¨¦tico a los trabajos para preparar la pr¨®xima misi¨®n, quiz¨¢s tan temprano como el pr¨®ximo septiembre. Y promete ser el lanzamiento m¨¢s espectacular desde la ¨¦poca de los viajes a la Luna.
Esta vez se trata de probar por primera vez el cohete Starship completo. La etapa superior ya ha realizado numerosos viajes hasta 15 kil¨®metros de altura. La mayor parte culminados en un impacto o una explosi¨®n en el momento de tomar tierra. Es lo que llaman con iron¨ªa un RUD: Rapid Unscheduled Disassembly o Desmontaje R¨¢pido no Programado. O sea, que la nave queda hecha pedacitos.
Pero el ¨²ltimo vuelo sali¨® bien. La nave complet¨® un espectacular ballet durante su ca¨ªda para ir a posarse verticalmente junto a la plataforma desde donde hab¨ªa despegado. T¨¦cnicamente es una haza?a extraordinaria, solo comparable con los aterrizajes de los cohetes Falcon que ya se contemplan como algo rutinario.
Ahora, el Starship que hace el n¨²mero 20 se instalar¨¢ sobre un cohete todav¨ªa mayor, el Super Heavy , esta vez s¨ª, para alcanzar la ¨®rbita terrestre. El resultado es un lanzador monstruoso, 10 metros m¨¢s alto y casi 2.000 toneladas m¨¢s pesado que los Saturn 5 del programa Apollo. Para levantarse del suelo encender¨¢ a la vez un manojo de 29 motores, lo que constituye casi un r¨¦cord ¨²nicamente superado por el N-1, el cohete lunar ruso, que montaba 30. Pero el N-1 solo despeg¨® cuatro veces para terminar siempre hecho un amasijo de chatarra en la estepa de Baikonur.
Tiempo r¨¦cord
La construcci¨®n de semejante monstruo se ha hecho en un tiempo brev¨ªsimo, en un sencillo hangar de montaje en el pol¨ªgono de Space X en Boca Chica, en el golfo de M¨¦xico junto a la frontera. Una vez puesto en vertical sobre la plataforma transportadora (un veh¨ªculo de treinta ruedas), la instalaci¨®n de los 29 motores se hizo en menos de 48 horas.
Otros proyectos siguen un ritmo desenfrenado. La torre de lanzamiento, con una altura de 146 metros se construy¨® en ocho segmentos que se fueron apilando uno sobre otro mediante una gr¨²a igualmente monstruosa. A mediados de mayo all¨ª no hab¨ªa nada m¨¢s que arena y matorrales; hoy, la l¨ªnea de costa presenta una estructura m¨¢s alta que las que nunca hubo en Cabo Ca?averal. Y no solo eso, sino tambi¨¦n una plataforma circular elevada donde apoyar el cohete (nueve metros de di¨¢metro) m¨¢s todo un complejo de enormes dep¨®sitos donde almacenar ox¨ªgeno y combustible. Y en el caso de este ¨²ltimo, tambi¨¦n de recogerlo cuando se vac¨ªen los tanques despu¨¦s de las pruebas: es metano, que por motivos ambientales est¨¢ prohibido descargar a la atm¨®sfera.
Musk conf¨ªa en poder realizar el lanzamiento antes de que termine el verano, aunque las autoridades aeron¨¢uticas a¨²n no han dado autorizaci¨®n. En todo caso, este primer intento no pretende recuperar el Super Heavy. Sencillamente se le dejar¨¢ caer en el golfo de M¨¦xico. Y lo mismo se har¨¢ con la segunda etapa, que frenar¨¢ antes de completar su primera ¨®rbita, cerca de Haw¨¢i. Pero en futuros lanzamientos ambos segmentos ser¨¢n reutilizables. Esa es la clave para reducir los costos de cada vuelo de una forma que hace solo diez a?os resultaba impensable.
Rafael Clemente es ingeniero industrial y fue el fundador y primer director del Museu de la Ci¨¨ncia de Barcelona (actual CosmoCaixa). Es autor de Un peque?o paso para [un] hombre (Libros C¨²pula).
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