Recoger gallinas junto a la lava y escapar de las bombas volc¨¢nicas: la dif¨ªcil ¡®rutina¡¯ de los cient¨ªficos en La Palma
Especialistas en erupciones lidian con las complicadas condiciones de investigar un fen¨®meno activo y la emergencia social
¡°Si no pasan ustedes, qui¨¦n va a pasar¡±, brome¨® el agente de la Guardia Civil en el control de acceso a la zona de exclusi¨®n, dando paso a los t¨¦cnicos que viajaban en el coche del Instituto Geogr¨¢fico Nacional (IGN). Una vez all¨ª donde nadie m¨¢s puede estar, bajo el volc¨¢n de La Palma, cient¨ªficos y especialistas en muchas disciplinas han trabajado entre los gases peligrosos y las bombas de lava que escupe el cr¨¢ter, contra el reloj y con la presi¨®n a?adida de saber que se trata de salvar la vida de la gente. Algunos de estos cient¨ªficos llegaron casi como paracaidistas a luchar en la trinchera, pr¨¢cticamente sin tener asegurada una cama, que apenas visitaban tres o cuatro horas cada noche. Muchos reconocen haberse saltado m¨¢s de una comida, cuando el trabajo se acumula y los objetivos del d¨ªa se alejan. Los imprevistos son constantes. Y entre tantas dificultades, a la lluvia de piroclastos se sum¨® la lluvia de periodistas y autoridades a las que atender.
Hoy ya hay algunas rutinas que se han logrado estabilizar, pero los primeros d¨ªas fueron una pelea sin cuartel. ¡°Est¨¢ siendo muy duro, nunca sabemos lo que nos vamos a encontrar¡±, reconoc¨ªa la semana pasada Manuel Nogales, delegado del CSIC en Canarias. Literalmente: Nogales se adentraba a primera hora en la zona prohibida y se encontraba gallos de pelea ensangrentados, pavos reales y otros animales dom¨¦sticos desorientados. El relato de Nogales de los primeros d¨ªas era habitual en muchos de los cient¨ªficos desplegados sobre el terreno: llegar a la cama bien pasada la medianoche, dormir unas pocas horas y de vuelta al jeep, a adentrarse en la zona restringida a luchar contra los elementos.
Tres cient¨ªficos se juegan la vida en el Volc¨¢n de La Palma. Una explosi¨®n del cono principal sorprende a 3 cient¨ªficos de Involcan, obligados a protegerse de la lluvia de piroclastos y lapilli. El dram¨¢tico momento fue grabado por uno de ellos. #lapalma #VolcanLaPalma pic.twitter.com/fE2VYGjt1p
— El Time (@ElTimeLaPalma) October 1, 2021
Algunos, como los ge¨®logos del Instituto Geol¨®gico y Minero (IGME) o los t¨¦cnicos del Involcan (Instituto Volcanol¨®gico de Canarias), han tenido que salir corriendo y buscar refugio cuando repentinamente el volc¨¢n que estaban estudiando se puso peligroso incluso para ellos. El domingo, los investigadores del IGME tuvieron que huir de la monta?a de La Laguna por la alta emisi¨®n de gases, como contaban en v¨ªdeo desde el coche, y el viernes los de Involcan tuvieron que parapetarse tras un muro cuando les sorprendi¨® una peligrosa lluvia de piroclastos en pleno pico de explosividad.
A veces, la lluvia no es tan peligrosa, pero pone en riesgo todo el sistema de vigilancia volc¨¢nica. La cantidad de ceniza que escupe el volc¨¢n es de tal magnitud que cubre por completo los paneles solares que alimentan las estaciones con las que el IGN vigila al volc¨¢n escuchando los s¨ªntomas en la isla, como sus temblores y su deformaci¨®n. As¨ª que los vulcan¨®logos ten¨ªan que hacer muchos kil¨®metros cada d¨ªa con una escoba por el monte solo para barrer esos paneles. ¡°Si no los limpi¨¢bamos nos qued¨¢bamos ciegos por completo¡±, advierte Mar¨ªa Jos¨¦ Blanco, directora del IGN en Canarias, sobre la importancia de esos datos para monitorizar la erupci¨®n. Ahora, cuenta Blanco, es la Unidad Militar de Emergencias la que se dedica a barrerlos, devolviendo mucho tiempo a los vulcan¨®logos para centrarse en tareas m¨¢s t¨¦cnicas.
Aun as¨ª, es inevitable hacer docenas y hasta cientos de kil¨®metros en carretera cada d¨ªa simplemente para cumplir con su rutina. A veces, porque la amenaza de gases o explosiones obliga a cortar carreteras, convirtiendo una ruta de 20 minutos en otra de m¨¢s de una hora. O simplemente porque, como le sucede al investigador Ram¨®n Ramos, de la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa, tiene que monitorizar las dos estaciones que han instalado para controlar las emisiones del volc¨¢n en dos extremos de La Palma: ¡°Hora y media hasta Tazacorte y luego volver. Casi todos los d¨ªas me pierdo una comida¡±, explicaba Ramos, armado con cepillo y toallitas para limpiar de ceniza las piezas sensibles del instrumental.
Las comidas fueron casi un lujo los primeros d¨ªas: m¨¢s de una vez se han quedado sin cenar al regresar del campo entrada la noche o han resuelto un almuerzo con un bocata de la Cruz Roja. Los cient¨ªficos del CSIC tuvieron la suerte de contar con la generosidad del due?o del supermercado SPAR, que les dejaba entrar y comer all¨ª mismo lo que quisieran elegir de los lineales del establecimiento. En cuanto al alojamiento y la convivencia, Rub¨¦n L¨®pez, vulcan¨®logo del IGN, lo resume as¨ª: ¡°Ha sido un Gran Hermano entre nosotros, apa?¨¢ndonos para convivir¡±. El IGN mont¨® su puesto de mando en unas dependencias parroquiales, la AEMET tom¨® la cafeter¨ªa de un centro de visitantes.
Los imprevistos son constantes y obligan a desviarse de los planes a cada momento, como explica L¨®pez: ¡°Nos encontramos unas gallinas que estaban por ah¨ª sueltas, muy cerca de la lava, y vinieron corriendo hacia nosotros al vernos. Mis padres tienen gallinas en Talavera y yo s¨¦ m¨¢s o menos cogerlas; las recog¨ª sin problemas y las metimos en el coche¡±. Las fotos muestran lo que relata: un vulcan¨®logo rescatando tres gallinas de golpe cerca del calor de la colada.
Muchos de estos especialistas lo que quieren es pasar cuanto m¨¢s tiempo posible sobre el terreno, cerca del volc¨¢n, para estudiar en detalle su comportamiento. Por eso, ha sido com¨²n escuchar sus quejas entre bromas por la dedicaci¨®n que les reclamaba atender a autoridades como los Reyes y miembros del Gobierno y, sobre todo, a los periodistas. El ge¨®logo Stavros Meletlidis muestra en su m¨®vil el registro de las llamadas que recibe cada d¨ªa, deslizando el dedo por la pantalla sobre una ristra interminable de n¨²meros sin identificar: ¡°No s¨¦ qui¨¦nes son ninguno de estos, no paran de llamar¡±. Aun as¨ª, todos se han tomado la molestia de dedicarle buena parte de su escaso tiempo a los medios.
¡°Tenemos que devolverle eso a la sociedad, explicar lo que hacemos con su dinero¡±, afirma convencido Eugenio Fraile (IEO-CSIC), jefe de la campa?a que estudi¨® el volc¨¢n desde el mar en el buque Ram¨®n Margalef. Llevaban 72 horas trabajando sin parar contra el reloj para estudiar la costa antes de que llegara la lava, pero Fraile y su equipo sacaron un hueco para repetir tres veces los mismos mensajes a tres equipos distintos de televisi¨®n que embarcaron, entre ellos EL PA?S, con directos incluidos.
Adem¨¢s de los medios convencionales, muchos de ellos se han volcado en las redes sociales a divulgar su conocimiento. Las cuentas oficiales de Involcan, IGN o IGME en Twitter echan humo con v¨ªdeos formidables y actualizaciones constantes de la situaci¨®n volc¨¢nica. Pero tambi¨¦n han surgido inesperadas estrellas de la divulgaci¨®n, como el sism¨®logo del IGN Ithaiza Dom¨ªnguez o el vulcan¨®logo del IPNA-CSIC Vicente Soler, que realiza did¨¢cticos res¨²menes en v¨ªdeo frente al volc¨¢n con su elegante forma de explicar el proceso eruptivo.
Divulgan su conocimiento no solo a los medios de comunicaci¨®n o en las redes sociales, tambi¨¦n a todo el que le rodea, como apunta Olga S¨¢nchez (IEO-CSIC), compa?era de Fraile en el Margalef: ¡°La tripulaci¨®n del buque estaba superinteresada en el fen¨®meno geol¨®gico y la ciencia que estaban viviendo en directo, as¨ª que hemos dado unas clases muy divertidas a bordo¡±. Luego, mientras la lava ca¨ªa por el barranco al mar, los ge¨®logos marinos se pusieron a especular c¨®mo podr¨ªa desplegarse en los fondos marinos usando lo que ten¨ªan a mano: la Nocilla era la lava y la rebanada de pan hac¨ªa de cantil costero.
La relaci¨®n con la gente de la isla, por supuesto, es esencial. Desde lo m¨¢s sencillo a lo m¨¢s terrible, la comprensi¨®n mutua es absoluta. En la farmacia, le regalan los colirios a Meletlidis para remediar el picor provocado por la ceniza. Soler no tuvo problemas para que un ganadero le dejara, pico y loseta, instalar en su terreno un sism¨®grafo junto a las cabras, no muy lejos del volc¨¢n. L¨®pez recuerda momentos m¨¢s duros: ¡°Estaba hablando con otros cient¨ªficos y me abord¨® una persona para preguntar si su casa hab¨ªa sido arrasada. No le puedes dar seguridad ni de una cosa ni de la contraria... Y te deja muy hecho polvo¡±.
Una cat¨¢strofe a la que estos cient¨ªficos tambi¨¦n asisten impotentes, como se?ala Olga S¨¢nchez, por su experiencia en el buque: ¡°Llev¨¢bamos tres d¨ªas trabajando a bordo y [cuando lleg¨® la lava] fue la primera vez que vimos la tragedia con nuestros ojos, empezamos a ver c¨®mo se quemaban las plataneras, el ruido que produce¡±. L¨®pez explica que hay gente que les pide fotos del entorno de la colada, para ver su vivienda: ¡°Por eso no publicamos en redes fotos en las que salgan casas, porque lo que no queremos es que la gente se entere de c¨®mo est¨¢ su casa por un tuit¡±, asegura.
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