El ge¨®logo griego que avis¨® a La Palma: ¡°He dedicado mucho tiempo, que se lo he quitado a recoger muestras, para atender a la gente¡±
El investigador del Instituto Geogr¨¢fico Nacional Stavros Meletlidis estaba al frente de la red de alerta en la isla cuando todos sus datos se?alaron un punto y un desenlace: erupci¨®n en Cumbre Vieja
La vida del jefe de los ge¨®logos que vigilaba La Palma est¨¢ muy ligada a los volcanes. Tanto es as¨ª que Stavros Meletlidis, nacido en Sal¨®nica (Grecia) hace 54 a?os, fue padre justo cuando se puso en erupci¨®n el volc¨¢n submarino de El Hierro, en octubre de 2011: ¡°Al d¨ªa siguiente ya estaba all¨ª otra vez¡±, cuenta Meletlidis, ¡°y no lo volv¨ª a ver [a su hijo] hasta mes y medio despu¨¦s¡±. As¨ª son las crisis volc¨¢nicas, como la que le ha vuelto a separar ahora de su familia. Fue el primero en llegar a La Palma cuando, d¨ªas antes de la erupci¨®n, comenz¨® un llamativo enjambre s¨ªsmico.
Cuando el lunes 13 observaron que el fen¨®meno estaba escalando, los expertos se reunieron y decidieron que hab¨ªa que tener una presencia en la isla para prepararlo todo. ¡°As¨ª que el martes [14] por la ma?ana [cinco d¨ªas antes de la erupci¨®n], yo ya estaba aqu¨ª¡±, explica, mientras, a su alrededor, los turistas no dejan de retratar al cono principal del volc¨¢n. Est¨¢n en la explanada delante en la parroquia La Sagrada Familia de El Paso, un punto privilegiado para observar el volc¨¢n, donde las televisiones han montado sus escenarios, y se cruzan el presentador Pedro Piqueras con el curioso que se hace una foto simulando que sujeta el volc¨¢n en la palma de su mano. All¨ª mismo, en las dependencias de la parroquia, Meletlidis mont¨® su centro de mando de urgencia, aunque all¨ª estaba instalada la emisora Cope. ¡°Los tuve que echar. La vida es as¨ª¡±, dice entre risas. ¡°Las cosas se hacen as¨ª aqu¨ª, el ¡®por favor¡¯ no existe ya, si empezamos con ¡®por favor¡¯ no llegamos a ning¨²n lado¡±, remata.
¡°Cuando trabajas en vigilancia volc¨¢nica hay un componente social muy importante¡±
Su papel en esta crisis ser¨ªa la del cient¨ªfico de las pel¨ªculas, el que tiene que alertar a la poblaci¨®n, mientras el alcalde se niega a creer que en sus costas hay un tibur¨®n. Pero con una diferencia: aqu¨ª todo el mundo estaba dispuesto a creerle. ¡°Hay que entender que cuando trabajas en vigilancia volc¨¢nica hay un componente social muy importante¡±, remarca. ¡°No solamente las decisiones que t¨² tomas, o las recomendaciones que puedas hacer: la gente tiene miedo y te quiere ver. Te quiere escuchar y que se lo expliques: yo he dedicado mucho tiempo, que se lo he quitado a recoger muestras, para atender a la gente, para explic¨¢rselo¡±, cuenta conmovido. ?l es la punta de lanza de un equipo de 50 personas del IGN, no todos desplazados a la isla.
En medio de la conversaci¨®n, se le rompe la voz de emoci¨®n al hablar de los vecinos: ¡°La gente de La Palma tiene una disciplina tremenda. Son muy amables, no paran de ayudar, ya antes de la erupci¨®n. La relaci¨®n con ellos es estupenda porque visit¨¢bamos la isla con bastante frecuencia, desde la fase an¨®mala de 2017 [cuando comenzaron los primeros se¨ªsmos]¡±. El centro del IGN de Canarias en el que trabaja est¨¢ en Santa Cruz de Tenerife, en otra isla a 30 minutos en avi¨®n. Meletlidis se hab¨ªa iniciado en la vigilancia volc¨¢nica en la isla griega de Santorini, hace tres d¨¦cadas, gracias a un programa europeo de monitorizaci¨®n de grandes volcanes como el Teide o el Etna.
Tras una crisis s¨ªsmica en Tenerife en 2004, se estableci¨® legalmente que el IGN (Instituto Geogr¨¢fico Nacional) ser¨ªa la instituci¨®n espa?ola encargada de la vigilancia volc¨¢nica. ¡°Y de alerta temprana¡±, insiste Meletlidis, ¡°porque no solo es vigilar, es alertar a tiempo a la poblaci¨®n civil¡±. Gracias a eso, pudo sacar una plaza para dedicarse a su vocaci¨®n, esa que le tiene pr¨¢cticamente sin dormir desde hace una semana. ¡°Tuve que aprender la Constituci¨®n Espa?ola¡±, recuerda con gesto ir¨®nico el ge¨®logo, que lleva 21 a?os en Canarias. Ahora, en parte gracias a los medios, la poblaci¨®n reconoce f¨¢cilmente su cara: cuando se acerca a la farmacia a comprar colirio para los ojos ¡ªpor las molestias que causa el polvo del volc¨¢n¡ª, no le dejan pagar.
No obstante, no niega dificultades a la hora de transmitir su mensaje a las autoridades. ¡°La vulcanolog¨ªa es algo muy relativo, hay muchas variantes en la ecuaci¨®n: puedes estar esperando una erupci¨®n aqu¨ª mismo y, de repente, el sistema pierde presi¨®n, surge un terremoto que no encaja... Hay que ser prudentes siempre, porque nos jugamos vidas, propiedades... Tienes que estar muy seguro cuando hablas¡±, afirma. Seg¨²n explica mientras sacude las cenizas volc¨¢nicas de sus rizos canosos, el problema es que en un foro cient¨ªfico entienden sin problemas esas incertidumbres, pero en otros ¨¢mbitos no es tan f¨¢cil de explicar.
¡°Al IGN nos han tratado muchos a?os como a simples t¨¦cnicos, como si yo te voy a reparar una lavadora¡±, explica. Y reconoce que ese es su t¨ªtulo, el de t¨¦cnicos, pero advierte de que para realizar una tarea de vigilancia volc¨¢nica no basta poner un sensor: hay que saber qu¨¦ buscas, d¨®nde lo pones, c¨®mo interpretarlo. ¡°Nosotros hacemos doble tarea: cient¨ªfica y t¨¦cnica. Hacemos ciencia, pero no para publicar estudios en revistas cient¨ªficas, sino para avisar a Protecci¨®n Civil. Cuando est¨¢s atendiendo a la emergencia no puedes estar pensando en el paper [investigaci¨®n cient¨ªfica]¡±, resume.
De Santorini a La Palma, la isla bonita. De joya tur¨ªstica a joya tur¨ªstica, pero sobre todo, de volc¨¢n en volc¨¢n, Meletlidis lo tiene claro: ¡°Es mi vocaci¨®n, los volcanes y ayudar a los que viven aqu¨ª¡±.
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