Pobreza en el Olimpo acad¨¦mico de EE UU: la huelga en la Universidad de California es ya una de las m¨¢s grandes del pa¨ªs
Cerca de 50.000 trabajadores acad¨¦micos suman m¨¢s de 10 d¨ªas de protestas a la espera de una subida de salarios y mejora de condiciones en una decena de campus en el Estado
Pablo Qu¨ªlez lleg¨® a San Diego hace mes y medio. Este f¨ªsico zaragozano de 31 a?os, con experiencia en universidades de Madrid y Hamburgo, comenz¨® una estancia posdoctoral de tres a?os en la prestigiosa Universidad de California, una de las instituciones p¨²blicas m¨¢s importantes de Estados Unidos. Qu¨ªlez aterriz¨® casi directamente en una de las huelgas acad¨¦micas m¨¢s grandes vistas por el pa¨ªs. Unos 48.000 trabajadores acad¨¦micos, casi el 18% de la facultad, se han sumado a la protesta que exige mejores sueldos y condiciones parar vivir. ¡°Me sorprende que hay estudiantes de doctorado que viven en sus coches o que pagan el 85% de sus salarios en renta. Los alquileres est¨¢n por las nubes y los salarios son de miseria¡±, cuenta por tel¨¦fono Qu¨ªlez, quien forma parte de la huelga.
La huelga afecta desde el 14 de noviembre los diez campus universitarios a lo largo de todo California. Est¨¢ compuesta por los investigadores que est¨¢n estudiando el doctorado, los que ya lo han conseguido y los investigadores en general, quienes trabajan en alguno de los 800 centros de investigaci¨®n. Excluye a los profesores titulares y a quienes desarrollan las clases magistrales en las instituciones de: Berkley, Davis, Irvine, Los ?ngeles, Merced, Riverside, San Diego, San Francisco, Santa Barbara y Santa Cruz. Algunas de estas sedes se encuentran dentro de las 20 mejores del pa¨ªs.
Los profesores titulares han mostrado solidaridad con quienes se han ido a huelga. Son estos quienes sostienen el grueso del peso acad¨¦mico en el d¨ªa a d¨ªa de una instituci¨®n con 280.000 estudiantes. Los investigadores muchas veces sirven como profesores asociados, quienes se encargan con la interacci¨®n con los alumnos fuera del sal¨®n de clases. Si alg¨²n estudiante tiene dudas sobre lo que imparte el titular de una materia, es altamente probable que estas dudas sean despejadas por los asistentes en persona o a trav¨¦s de un correo electr¨®nico.
El problema es que este cuerpo docente apenas puede vivir con lo que gana. La situaci¨®n es grave desde hace a?os, pero en 2022 todo se hizo insostenible. ¡°La gran subida de la inflaci¨®n fue la gota que colm¨® el vaso y fue el hecho que hizo que los trabajadores se hayan organizado¡±, se?ala por tel¨¦fono Qu¨ªlez, quien se dice sorprendido por las largas filas que hay en el banco de alimentos del campus de San Diego, concurrida por acad¨¦micos y estudiantes. ¡°Se ve con normalidad que estos recojan alimentos en una de las universidades m¨¢s prestigiosas del mundo¡±, se?ala.
Este verano, el campus de San Diego hizo p¨²blico un hito. Se convirti¨® en el centro educativo m¨¢s joven del pa¨ªs que alcanz¨® una recaudaci¨®n de donativos que super¨® los mil millones de d¨®lares. En m¨¢s de una d¨¦cada, sum¨® 3.050 millones otorgados por m¨¢s de 163.000 patronos.
La cifra ha resurgido en las ¨²ltimas semanas al calor de las manifestaciones, que piden un incremento en los salarios y soluciones a la crisis de vivienda para los miembros de la red universitaria. La paga m¨ªnima de los profesores asociados y de los investigadores sin doctorado es de 24.000 d¨®lares al a?o. Para uno con doctorado es de 55.000, que se quedan en unos 3.700 d¨®lares netos al mes. La cifra puede variar de acuerdo a la experiencia, las horas trabajadas y la facultad a la que pertenecen los docentes.
Todos parecen estar de acuerdo en que los sueldos son insuficientes para pagar un techo en la muy cara California. En Santa Cruz, una ciudad a 115 kil¨®metros al sur de San Francisco, los ingresos se quedan 15.000 d¨®lares cortos para cubrir un apartamento promedio. El problema se hace m¨¢s agudo en ciudades como Los ?ngeles, San Diego o Berkeley, donde el precio por un piso de una habitaci¨®n (y cerca de los campus) puede alcanzar f¨¢cilmente los 2.600 d¨®lares mensuales. Qu¨ªlez subraya la perversidad de este esquema, pues mucha de la vivienda que es ocupada por los trabajadores acad¨¦micos es propiedad del centro educativo. ¡°La universidad decide el salario, de pobreza, pero tambi¨¦n los alquileres astron¨®micos. Es una locura¡±, asegura por tel¨¦fono.
Las rentas pueden comerse el 50% o m¨¢s del ingreso de un profesor asociado. Izzy Muise, una acad¨¦mica de la UC Davis, afirma que el 75% de su sueldo se va en la renta. Para llegar a fin de mes y poder cubrir recibos de servicios o comprar comida necesita el apoyo de sus padres. ¡°Esto es un lujo que la gran mayor¨ªa de los empleados no tiene¡±, indica Muise, de la facultad de Qu¨ªmica. En casi todos los casos, se rebasa con holgura el techo de 30% que el Gobierno federal recomienda destinar a la renta.
Pradeep Khosla, el rector de la UCSD, ha atribuido la apremiante situaci¨®n a los estragos ocasionados por la pandemia y la fuerzas del mercado. El contrato colectivo se negocia cada lustro. Y esta es la primera discusi¨®n tras la pandemia. La oferta que hace la instituci¨®n a los trabajadores es de un incremento de 7% para quienes est¨¢n en su primer a?o y un 3% de subida en los siguientes. Este ha sido rechazado. En cambio, se ha puesto sobre la mesa de negociaci¨®n un salario base de 54.000 para los profesores asociados e investigadores predoctorado y de 70.000 d¨®lares anuales para los de posdoctorado. Los investigadores exigen un incremento de 14% y que las subidas subsecuentes vayan a la par de los costes de vivienda.
¡°Costos abrumadores¡±
Michael Brown, el vicepresidente ejecutivo a cargo de asuntos acad¨¦micos de la UC, dej¨® claro en una carta que ser¨ªa dif¨ªcil ceder ante las exigencias de los trabajadores, quienes se encuentran sindicalizados dentro de dos secciones de la poderosa organizaci¨®n que representa a los trabajadores de los sectores del autom¨®vil, aeroespacial y de maquinaria agr¨ªcola. ¡°Atar la compensaci¨®n directamente a los costos de la vivienda podr¨ªa generar un costo abrumador para la universidad¡±, indica el documento, fechado un d¨ªa despu¨¦s de que estallara la huelga. Una revisi¨®n de las peticiones indicaba que el incremento solicitado inflar¨ªa las obligaciones de la instituci¨®n en ¡°varios millones de d¨®lares¡±.
A excepci¨®n de los salarios y los costos de vivienda, la negociaci¨®n entre las partes ha dejado acuerdos en otras peticiones que se han hecho. Entre estos apoyos monetarios y subsidios para el personal que son madres o padres, extender la baja por maternidad o paternidad y los planes de seguros de salud y apoyos para los aparcamientos en las instalaciones.
La huelga ha metido freno a la investigaci¨®n que ha convertido a la UC en un referente mundial. Pero el impacto a m¨¢s corto plazo llegar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas, cuando las decenas de miles de estudiantes de los diez campus comiencen con los ex¨¢menes finales. La correcci¨®n de estos, junto con la lectura de los ensayos de fin de semestre, son en buena medida responsabilidad de los 48.000 trabajadores acad¨¦micos e investigadores que forman la protesta. El retraso de las notas podr¨ªa generar un caos y descarrilar los ingresos de primavera. Es cuando se ver¨¢ la fuerza de este movimiento del profesorado que podr¨ªa parecer invisible.
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