La megasequ¨ªa de 60 a?os que venci¨® a todo un imperio
Los cambios en el clima marcaron el destino de grandes civilizaciones como la asiria o la romana
En una tablilla de arcilla de hace 2.700 a?os, el astr¨®logo y sacerdote Akkulanu escrib¨ªa al rey asirio Asurbanipal sobre los a?os de sequ¨ªa que ven¨ªan sufriendo: "En cuanto a las escasas lluvias de este a?o y que no hubiera cosecha, es un buen augurio para la vida y bienestar del rey mi se?or". Pero la sequ¨ªa acab¨® durando 60 a?os y fue decisiva para que la ciudad de N¨ªnive y con ella todo el Imperio neoasirio colapsaran en el 612 antes de esta era. Y no fue la primera gran civilizaci¨®n que cay¨® ante los vaivenes del clima, ni la ¨²ltima.
"La megasequ¨ªa afect¨® al n¨²cleo del Imperio neoasirio, en lo que hoy es el norte de Irak y Siria", dice el investigador de la Universidad Estatal de California (EE UU) Ashish Sinha. Las sequ¨ªas actuales de varios a?os en esta regi¨®n, como las de 1999-2001 o 2007-2010, ofrecen una visi¨®n de lo que pudo ser la neoasiria de mediados del siglo VII a.C. La suya era una agricultura cerealista de secano y no dispon¨ªa de la irrigaci¨®n artificial de las ciudades del sur levantadas entre los r¨ªos Tigris y ?ufrates. "Debieron de sucederse frecuentes malas cosechas y masivas muertes de ganado, como las sucedidas en 2007-2010. La falta de cosechas durante la megasequ¨ªa debi¨® de exacerbar la inestabilidad pol¨ªtica en Asiria, alimentando tensiones preexistentes dentro de la sociedad neoasiria y entre los neoasirios y los pueblos sojuzgados, como babilonios y medos", explica Sinha, principal autor de un estudio que vincula la gran sequ¨ªa con la ca¨ªda del Imperio neoasirio. Fue precisamente una alianza entre babilonios y medos la que termin¨® por arrasar la m¨ªtica N¨ªnive, actual Mosul.
La conexi¨®n entre clima y pol¨ªtica la hallaron en estalagmitas de una cueva del norte de Irak. Las formaciones, de hecho, funcionan como estaciones meteorol¨®gicas naturales, capaces de registrar las lluvias y la humedad ambiental de los ¨²ltimos 4.000 a?os. Esta informaci¨®n no estaba disponible a?os atr¨¢s, as¨ª que la historiograf¨ªa convencional dejaba a un lado el factor clim¨¢tico. Hasta 2014 no se plante¨® que pudo tener un papel destacado.
La agricultura cerealista de secano del imperio neoasirio depend¨ªa de las lluvias
"Pero no ten¨ªamos datos paleoclim¨¢ticos del propio Irak de aquel tiempo, por eso este estudio es tan importante, ya que ofrece la primera evidencia de que, en efecto, hubo una gran sequ¨ªa durante el periodo de declive del Imperio neoasirio", comenta en un correo el paleoclimat¨®logo de la Universidad de Colorado en Boulder (EE UU) Adam Schneider, especializado en encontrar conexiones entre el clima y el ascenso y ca¨ªda de las civilizaciones antiguas y el primero en conectar la sequ¨ªa con el destino del Imperio neoasirio.
M¨¢s al sur de N¨ªnive y dos milenios antes, floreci¨® en la baja Mesopotamia el Imperio acadio, iniciado por Sarg¨®n I de Acad. Ahora, un an¨¢lisis de corales fosilizados en el actual golfo P¨¦rsico muestra que hace 4.100 a?os el patr¨®n de los vientos cambi¨® y el temido shamal, el viento del norte, se hizo tan persistente que las tormentas de arena y la falta de lluvias debieron de arruinar las cosechas a?o tras a?o.
Tambi¨¦n fue un cambio en el ciclo del monz¨®n lo que pudo empujar a los habitantes de Harappa (en el actual Punjab) y otras ciudades de la cultura del valle del Indo a abandonarlas y refugiarse en las laderas de las monta?as. Y cada vez hay m¨¢s evidencias de que la sequ¨ªa tuvo mucho que ver en el colapso de la civilizaci¨®n maya.
"La historia de la sequ¨ªa que afect¨® al Imperio neoasirio es solo uno de los muchos ejemplos en los que las sequ¨ªas o megasequ¨ªas han contribuido al colapso de civilizaciones o imperios agrarios bien conocidos", comenta el profesor de la Universidad de Michigan Jonathan Overpeck.? "En ocasiones, las antiguas sequ¨ªas fueron uno de los factores que llevaron al colapso y por eso son una lecci¨®n importante para el futuro. Muchas regiones del planeta, incluyendo el suroeste de Am¨¦rica del Norte, Australia, el sur de ?frica, la regi¨®n mediterr¨¢nea u Oriente Pr¨®ximo se est¨¢n volviendo poco a poco m¨¢s ¨¢ridas debido al cambio clim¨¢tico antropog¨¦nico y ser¨¢n a¨²n m¨¢s ¨¢ridas si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero a la atm¨®sfera", a?ade este premio Nobel como miembro del grupo de cient¨ªficos autores de varios informes del Panel Intergubernamental del Cambio Clim¨¢tico, IPCC.
En el reverso de la moneda clim¨¢tica, el del fr¨ªo, recientes investigaciones se?alan que una miniedad de hielo entre los siglos V y VII, en la que la temperatura media baj¨® en cuatro grados, impact¨® en el curso de la historia al inicio de la Edad Media. El clima, en este caso el enfriamiento global, tuvo mucho que ver incluso con el fin del Imperio romano. Al menos esa es la tesis que mantiene el cient¨ªfico e historiador Kyle Harper en su obra El fatal destino de Roma (Editorial Cr¨ªtica), publicada este a?o.
"Cada d¨ªa aprendemos algo nuevo sobre el paleoclima, c¨®mo cambi¨® y c¨®mo impact¨® en sociedades humanas como la del Imperio romano", cuenta Harper. "En general, las temperaturas c¨¢lidas, h¨²medas y estables tienden a favorecer la productividad agraria, que era la base de la econom¨ªa en la Antig¨¹edad. En contraste, el fr¨ªo y las sequ¨ªas, la inestabilidad t¨¦rmica, tienen un impacto negativo en la agricultura", explica.
Una mini edad de hielo entre los siglos V y VII, en la que la temperatura media baj¨® en 4?, impact¨® el curso de la historia al inicio de la Edad Media
Hay otro elemento muy relacionado con los vaivenes clim¨¢ticos y es la propagaci¨®n de enfermedades. "Ahora empezamos a comprender lo complicados que son los sistemas naturales. Uno de los mayores impactos del cambio clim¨¢tico [en tiempos de Roma] fue su influencia en la esfera de los pat¨®genos. Se produjeron, muy probablemente, fuertes conexiones entre cambio clim¨¢tico, por un lado, y enfermedades epid¨¦micas, por el otro", sostiene Harper.
Pero ?pueden unas tormentas de arena o una sequ¨ªa de 60 a?os acabar con una civilizaci¨®n no agraria y tan tecnol¨®gica como la actual? "Claro que hoy somos m¨¢s conscientes de las posibles amenazas que en el pasado. Pero tambi¨¦n estamos mucho m¨¢s interconectados", recuerda?Troy Sternberg, de la Escuela de Geograf¨ªa y Medioambiente de la Universidad de Oxford.?Sternberg public¨® en 2012 un estudio que vincula la sequ¨ªa en una de las principales zonas cerealistas de China en el invierno de 2011 con la Primavera ?rabe. Los chinos tuvieron que comprar el trigo fuera y su demanda elev¨® los precios hasta el punto de que otros muchos pa¨ªses, como Egipto, no pudieron pagarlos.
"En nuestra econom¨ªa, altamente globalizada, podr¨ªamos ver en las pr¨®ximas d¨¦cadas que una sequ¨ªa en una parte del mundo tiene un impacto en sociedades del resto del planeta que no est¨¦n sufri¨¦ndola directamente", recuerda Adam Schneider, el primero que conect¨® la megasequ¨ªa con la ca¨ªda del Imperio de Asurbanipal.
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