Las abejas aprenden a bailar viendo c¨®mo danzan sus mayores
Los complejos movimientos que usan para indicar donde hay flores son transmitidos culturalmente
Como los ni?os, que tienen la capacidad innata para hablar, las abejas llevan en sus genes la danza con la que avisan a la colmena de que han encontrado comida. Pero, como sucede con los peque?os humanos, a los que hay que ense?arles a hablar correctamente, las j¨®venes obreras necesitan que las veteranas recolectoras les ense?en a bailar bien. Ahora, un grupo de entom¨®logos ha descubierto que, sin el ejemplo de sus mayores, las abejas de la miel son incapaces de transmitir la distancia a la que est¨¢n las nuevas flores. Esto indicar¨ªa que estos insectos aprenden socialmente (como los humanos) un lenguaje del que depende su supervivencia.
Hace justo un siglo, el bi¨®logo austr¨ªaco Karl Ritter von Frisch (padre de la etolog¨ªa, el estudio del comportamiento animal) descubri¨® que las abejas bailaban ante sus compa?eras de colmena. Lo mejor es que ese baile conten¨ªa las instrucciones para llegar hasta un nuevo campo de flores encontrado por la exploradora. Direcci¨®n, distancia, posici¨®n relativa del Sol, cantidad de comida... toda esa informaci¨®n estaba codificada en el movimiento de la abeja. Muchos colegas se burlaron de von Frisch. En los a?os 20 y 30 del siglo XX, sostener que los insectos ten¨ªan el suficiente cerebro como para almacenar informaci¨®n espacial tan compleja y, m¨¢s a¨²n, ser capaces de comunicarla con un lenguaje simb¨®lico, merecer¨ªa el anatema cient¨ªfico. Pero en las d¨¦cadas siguientes, otros entom¨®logos confirmaron lo que hab¨ªa descubierto. Medio siglo despu¨¦s de su hallazgo y con 87 a?os a sus espaldas, en 1973, la Academia Sueca le dio el Nobel de Fisiolog¨ªa por descifrar la danza de las abejas. Como si fuera un homenaje, ahora se descubre que estos insectos himen¨®pteros usan el aprendizaje social para dominar este lenguaje.
Despu¨¦s de a?os de meticulosa observaci¨®n, Von Fisch entendi¨® que cuando una abeja recolectora descubr¨ªa una nueva fuente de comida (o de agua, de prop¨®leo, o un nuevo lugar donde emigrar) inicia un baile ya en la colmena cuyos detalles dependen de las caracter¨ªsticas del recurso descubierto. Las abejas tienen distintas danzas seg¨²n la distancia a la que se encuentre el bot¨ªn. La m¨¢s compleja la interpretan cuando se halla a partir de los 150 metros. Entonces se produce lo que llaman la danza del ocho (ver v¨ªdeo). La exploradora realiza una sucesi¨®n de movimientos que parecen dibujarlo. En las zonas rectas del dibujo, cimbrea su abdomen a gran velocidad. Pues bien, la distancia al polen y el deseado n¨¦ctar est¨¢ escrita en la duraci¨®n de ese meneo en la recta. Cuantos m¨¢s segundos dura, m¨¢s lejos est¨¢n. Pero ?en qu¨¦ direcci¨®n? Para indicarla, la abeja realiza la parte recta del baile con un ¨¢ngulo que, relacionado con la posici¨®n del sol, se corresponde con la orientaci¨®n correcta hacia las flores. La repetici¨®n del baile cumple, entre otras funciones, la de calificar el hallazgo. Cuantas m¨¢s repeticiones, mayor cantidad de flores.
¡°La precisi¨®n var¨ªa seg¨²n la distancia a la fuente de alimento. Cuanto m¨¢s lejos est¨¦ la fuente de alimento, m¨¢s precisa ser¨¢ la danza¡±James Nieh, bi¨®logo de la Universidad de California en San Diego
¡°La precisi¨®n var¨ªa seg¨²n la distancia a la fuente de alimento y la superficie en la que baila la abeja. Cuanto m¨¢s lejos est¨¦ la fuente de alimento, m¨¢s precisa ser¨¢ la danza. Cuando la pista de baile es menos uniforme, este es menos preciso¡±, explica James Nieh, bi¨®logo de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos). Juntos a colegas de la Academia China de Ciencias, Nieh cre¨® cinco colonias con unas 2.800 abejas. Todas hab¨ªan sido recogidas a¨²n en fase de pupa y trasplantadas a otras colmenas, cada una con su propia reina, pero sin compa?eras veteranas. Hicieron lo mismo con otra cantidad similar, pero acompa?adas de ejemplares ya maduros y marcaron a decenas de ellas con rotulador. A algo m¨¢s de 150 metros colocaron una serie de recipientes con sacarosa disuelta en agua. Las abejas viven unos 35 d¨ªas y su primer vuelo en busca de comida lo realizan en torno a los nueve d¨ªas. Tal y como publican en la revista Science, comprobaron que tanto las abejas de las colmenas del experimento como las de control bailaban tras encontrar el edulcorante. Esto confirma que las abejas tienen la danza marcada en sus genes.
Pero mientras las abejas que nunca hab¨ªan visto danzar a recolectoras experimentadas bailaban de forma desordenada, transmitiendo mal tanto la distancia como la ubicaci¨®n, las de los panales de control comunicaban la informaci¨®n con gran precisi¨®n. Este descubrimiento apunta a que, aunque la capacidad de bailar sea gen¨¦tica, hacerlo bien depende del aprendizaje social, es decir, de que el individuo aprenda observando o interactuando con otros. ¡°El aprendizaje social ya se hab¨ªa demostrado en abejas y hormigas, pero nunca [la adquisici¨®n] de un lenguaje animal natural con este grado de complejidad como es la danza de las abejas¡±, explica Nieh.
¡°Ya mayores y con experiencia, redujeron significativamente los errores de ¨¢ngulo y realizaron danzas m¨¢s ordenadas¡±Shihao Dong, investigador del Jard¨ªn Bot¨¢nico Tropical Xishuangbanna, China
Cuando pasaron 20 d¨ªas, volvieron a estudiar su danza. Los autores esperaban que el baile mejorara con la experiencia. Lo que observaron lo cuenta Shihao Dong, investigador del Jard¨ªn Bot¨¢nico Tropical Xishuangbanna (China) y primer autor del estudio: ¡°Ya mayores y con experiencia en el seguimiento de la danza y en el baile en s¨ª, redujeron significativamente los errores de ¨¢ngulo y realizaron danzas m¨¢s ordenadas¡±. Sin embargo, Ken Tan, entom¨®logo de la Academia China de Ciencias y autor s¨¦nior de estos experimentos, a?ade: ¡°Nunca pudieron corregir sus errores de distancia. Continuaron rebas¨¢ndola, comunicando distancias mayores de lo normal¡±. Todas las abejas que no tuvieron de qui¨¦n aprender, comunicaban la ubicaci¨®n de la sacarosa m¨¢s lejos de lo que realmente estaban los botes. ¡°?Por qu¨¦ es esto interesante para los cient¨ªficos? La respuesta puede estar en c¨®mo la comunicaci¨®n de la distancia podr¨ªa adaptarse a las condiciones locales¡±, a?ade Tan.
La fijaci¨®n del conocimiento en los genes tiene una ventaja, no hay riesgo de que la siguiente generaci¨®n lo pierda. Pero tiene una gran desventaja, su rigidez e invariabilidad. ¡°Puede haber grandes diferencias sobre d¨®nde est¨¢ la comida en los distintos ambientes. Como resultado, las diversas especies de abejas han desarrollado diferentes dialectos de baile¡±, explica Tan. Incluso pueden variar dentro de la misma especie. ¡°Los investigadores sospechan que esta variaci¨®n se deber¨ªa a que las colonias, incluso de la misma especie, pueden vivir en entornos muy diferentes¡±, a?ade el cient¨ªfico chino, que termina destacando la relevancia del aprendizaje social: ¡°Si aprender un idioma es una forma de hacer frente a diferentes entornos, entonces quiz¨¢s cada colonia tenga un dialecto sobre la distancia adaptado a su ubicaci¨®n y transmitido de abejas experimentadas a novatas. Si es as¨ª, es posible que nuestras abejas privadas de maestras nunca hayan corregido sus errores porque adquirieron, por s¨ª mismas, un dialecto de distancia diferente¡±.
¡°Las diversas especies de abejas han desarrollado diferentes dialectos de baile¡±Ken Tan, entom¨®logo de la Academia China de Ciencias
El aprendizaje social de conductas o lenguajes tan complejos como la danza de las abejas no es exclusivo de ellas. Esta misma semana, otro grupo de entom¨®logos demostraba c¨®mo los abejorros pueden resolver rompecabezas. Los autores del estudio, publicado en PLoS Biology, entrenaron a varios de ellos para que resolvieran un puzle (de dos piezas), tras el que hab¨ªa un premio muy dulce. Una vez que sab¨ªan como resolverlo, los juntaron con otros abejorros. Al ver como consegu¨ªan la sacarosa, el 98% de ellos repet¨ªan lo hecho por los veteranos.
Lars Chittka, entom¨®logo de la universidad Queen Mary de Londres, es el autor s¨¦nior del trabajo de los abejorros. Chittka, que ha estudiado el aprendizaje (y la ense?anza) social en otros insectos eusociales, como las hormigas y las abejas, recuerda que hay muchas conductas que estos animales adquieren mediante la interacci¨®n social. Sobre la danza de las abejas, el autor del libro The mind of a bee (La mente de una abeja, a¨²n no traducido al espa?ol), destaca que el nuevo estudio ¡°muestra que el grado en el que est¨¢ fijada [en los genes] puede ser menor de lo que se supon¨ªa¡± y a?ade: ¡°si las abejas pueden aprender a calibrar la codificaci¨®n del baile de las danzas por experiencia individual, esto les proporciona mucha m¨¢s flexibilidad y plasticidad a la hora de comunicar diversos recursos y tipos de h¨¢bitat¡±.
Hace un siglo, Von Frisch, el descubridor de la danza de las abejas, no mencion¨® en su obra si la aprend¨ªan o la heredaban. ¡°Creo que estar¨ªa muy complacido de que investigadores de todo el mundo continuaran con su trabajo¡±, dice Nieh, uno de los investigadores que 100 a?os despu¨¦s han demostrado que las abejas aprenden un lenguaje tan complejo de sus compa?eras mayores.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.