El sue?o de la fusi¨®n nuclear dispara la inversi¨®n en reactores experimentales
La ciencia lleva casi un siglo buscando producir electricidad mediante las mismas reacciones que dan energ¨ªa al Sol. Nuevas tecnolog¨ªas, como los superconductores de alta temperatura, acercan la posibilidad de conseguirlo
Desde hace casi un siglo, astr¨®nomos y f¨ªsicos han sabido que un proceso llamado fusi¨®n termonuclear es lo que ha mantenido brillando el Sol y las estrellas durante miles de millones de a?os. Y, desde ese descubrimiento, han so?ado con traer esa fuente de energ¨ªa a la Tierra y utilizarla para abastecer al mundo moderno.
Es un sue?o que se ha vuelto m¨¢s apremiante en la actualidad, en una era de creciente cambio clim¨¢tico. Aprovechar la fusi¨®n termonuclear e introducirla en las redes el¨¦ctricas del mundo podr¨ªa ayudar a que todas nuestras plantas el¨¦ctricas alimentadas con carb¨®n y gas, que arrojan di¨®xido de carbono, sean un recuerdo lejano. Las plantas de energ¨ªa de fusi¨®n nuclear podr¨ªan ofrecer electricidad sin emisiones de carbono que fluya d¨ªa y noche, sin preocuparse por el viento o el clima; y sin los inconvenientes de las plantas de fisi¨®n nuclear actuales, que incluyen accidentes potencialmente catastr¨®ficos y desechos radiactivos que deben confinarse durante miles de siglos. De hecho, la fusi¨®n es exactamente lo opuesto a la fisi¨®n: en lugar de dividir elementos pesados como el uranio en ¨¢tomos m¨¢s ligeros, la fusi¨®n genera energ¨ªa fusionando varios is¨®topos de elementos ligeros, como el hidr¨®geno, en ¨¢tomos m¨¢s pesados.
Para hacer realidad este sue?o, los cient¨ªficos dedicados a la fusi¨®n deben encender la fusi¨®n aqu¨ª en el planeta, sin acceso a los aplastantes niveles de gravedad que logran esta haza?a en el n¨²cleo del Sol. Hacerlo en la Tierra significa poner esos is¨®topos ligeros en un reactor y encontrar una manera de calentarlos a cientos de millones de grados cent¨ªgrados, convirti¨¦ndolos en un plasma ionizado similar al interior de un rayo, pero m¨¢s caliente y m¨¢s dif¨ªcil de controlar. Y significa encontrar un modo de controlar ese rayo, usualmente con alg¨²n tipo de campo magn¨¦tico que tome el plasma y lo sujete con fuerza mientras se retuerce, gira e intenta escapar como si fuera un ser vivo.
Ambos desaf¨ªos son, como m¨ªnimo, desalentadores. De hecho, no fue hasta finales de 2022 que un experimento de fusi¨®n multimillonario en California finalmente consigui¨® que una peque?a muestra de is¨®topos emitiera m¨¢s energ¨ªa termonuclear de la que se utiliz¨® para encenderlo. Y ese evento, que dur¨® apenas una d¨¦cima de nanosegundo, tuvo que ser desencadenado por la potencia combinada de 192 de los l¨¢seres m¨¢s potentes del mundo.
Hoy, sin embargo, el mundo de la fusi¨®n est¨¢ inundado de planes para desarrollar m¨¢quinas mucho m¨¢s pr¨¢cticas. Nuevas tecnolog¨ªas, como los superconductores de alta temperatura, prometen hacer que los reactores de fusi¨®n sean m¨¢s peque?os, m¨¢s simples, m¨¢s baratos y m¨¢s eficientes de lo que parec¨ªa posible. Mejor a¨²n, todas esas d¨¦cadas de progreso lento y tenaz parecen haber superado un punto de inflexi¨®n, y los investigadores dedicados a la fusi¨®n ahora tienen suficiente experiencia para dise?ar experimentos con plasma que funcionan, m¨¢s o menos, como se hab¨ªa predicho.
¡°La capacidad tecnol¨®gica est¨¢ llegando a la mayor¨ªa de edad y ahora est¨¢ a la altura del desaf¨ªo de esta b¨²squeda¡±, dice Michl Binderbauer, director ejecutivo de la empresa de fusi¨®n TAE Technologies, en el sur de California. De hecho, se han creado m¨¢s de 40 empresas comerciales de fusi¨®n desde que TAE Technologies se convirti¨® en la primera en 1998; la mayor¨ªa de ellas, en los ¨²ltimos cinco a?os, y muchas con un dise?o de reactor de potencia que esperan tener operativo en la pr¨®xima d¨¦cada. ¡°Sigo pensando que, claro, hemos alcanzado nuestro punto m¨¢ximo. Pero no, seguimos viendo que cada vez m¨¢s empresas llegan con ideas diferentes¡±, dice Andrew Holland, quien lleva un recuento continuo como director ejecutivo de la Asociaci¨®n de la Industria de Fusi¨®n, un grupo activista que fund¨® en 2018 en Washington (EE UU).
Nada de esto ha pasado inadvertido para las compa?¨ªas de inversi¨®n privada, que hasta ahora han respaldado las nuevas empresas de fusi¨®n con unos 6.000 millones de d¨®lares, y la cifra sigue subiendo. Esta combinaci¨®n de nueva tecnolog¨ªa y dinero privado crea una sinergia feliz, dice Jonathan Menard, jefe de investigaci¨®n del Laboratorio de F¨ªsica de Plasma de Princeton, en Nueva Jersey, perteneciente al Departamento de Energ¨ªa de EE UU, que no participa en ninguna de las empresas de fusi¨®n.
En comparaci¨®n con el sector p¨²blico, en general las empresas tienen m¨¢s recursos para probar cosas nuevas, afirma Menard. ¡°Algunas van a funcionar, otras no. Algunas podr¨ªan estar en alg¨²n punto intermedio. Pero lo vamos a descubrir, y eso es bueno¡±, dice.
Por supuesto, hay muchas razones para ser cautelosos. Empezando por el hecho de que ninguna de estas empresas ha demostrado hasta ahora que puede generar energ¨ªa de fusi¨®n neta ni siquiera brevemente, y mucho menos llegar a una m¨¢quina a escala comercial en una d¨¦cada. ¡°Muchas de las empresas prometen cosas en plazos que generalmente consideramos improbables¡±, afirma Menard. Pero, agrega: ¡°Estar¨ªamos felices de que se demuestre que estamos equivocados¡±.
Con m¨¢s de 40 empresas intentando hacer precisamente eso, pronto sabremos si una ¡ªo varias de ellas¡ª lo lograr¨¢. Mientras tanto, para dar una idea de las posibilidades, conviene tener en cuenta una descripci¨®n general de los desaf¨ªos que todo reactor de fusi¨®n debe superar y revisar algunos de los dise?os mejor financiados y mejor desarrollados para hacer frente a esos desaf¨ªos.
Requisitos previos para la fusi¨®n
El primer desaf¨ªo para cualquier dispositivo de fusi¨®n es, de alguna manera, encender el fuego: debe tomar cualquier mezcla de is¨®topos que se use como combustible y lograr que los n¨²cleos se toquen, se fusionen y liberen toda esa hermosa energ¨ªa.
Esto significa literalmente tocar: la fusi¨®n es un deporte de contacto, y la reacci¨®n ni siquiera comenzar¨¢ hasta que los n¨²cleos choquen de frente. Lo que hace que esto sea complicado es que cada n¨²cleo at¨®mico contiene protones cargados positivamente y ¡ªf¨ªsica para principiantes¡ª las cargas positivas se repelen el¨¦ctricamente entre s¨ª. Entonces, la ¨²nica manera de superar ese rechazo es hacer que los n¨²cleos se muevan tan r¨¢pido que choquen y se fusionen antes de ser desviados. Esta necesidad de velocidad requiere una temperatura del plasma de al menos 100 millones de grados. Y eso es solo para una mezcla de combustible de deuterio y tritio (DT), los dos is¨®topos pesados del hidr¨®geno. Otras mezclas de is¨®topos tendr¨ªan que calentarse mucho m¨¢s, y eso explica por qu¨¦ el DT sigue siendo el combustible elegido en la mayor¨ªa de los dise?os de reactores.
Pero, cualquiera que sea el combustible, la b¨²squeda para alcanzar temperaturas de fusi¨®n generalmente se reduce a una carrera entre los esfuerzos de los investigadores por bombear energ¨ªa con una fuente externa como microondas, o rayos de ¨¢tomos neutros de alta energ¨ªa, y los intentos de iones de plasma de irradiar esa energ¨ªa tan r¨¢pido como la reciben. El objetivo final es lograr que el plasma supere la temperatura de ignici¨®n, que es cuando las reacciones de fusi¨®n comenzar¨¢n a generar suficiente energ¨ªa interna para compensar la que se irradia y, adem¨¢s, abastecer a una o dos ciudades.
Pero esto solo lleva al segundo desaf¨ªo: una vez que se enciende el fuego, cualquier reactor pr¨¢ctico tendr¨¢ que mantenerlo encendido; es decir, confinar estos n¨²cleos sobrecalentados de modo que est¨¦n lo suficientemente cerca como para mantener una tasa razonable de colisiones durante el tiempo suficiente para producir un flujo ¨²til de energ¨ªa. En la mayor¨ªa de los reactores, esto significa proteger el plasma dentro de una c¨¢mara herm¨¦tica, porque las mol¨¦culas de aire enfriar¨ªan el plasma y extinguir¨ªan la reacci¨®n. Pero tambi¨¦n significa mantener el plasma alejado de las paredes de la c¨¢mara, que son mucho m¨¢s fr¨ªas que el plasma, tanto que el m¨¢s m¨ªnimo toque tambi¨¦n apagar¨ªa la reacci¨®n.
El problema es que, si se intenta mantener el plasma alejado de las paredes con una barrera no f¨ªsica, como un campo magn¨¦tico fuerte, el flujo de iones r¨¢pidamente se distorsionar¨¢ y se volver¨¢ in¨²til debido a las corrientes y campos dentro del plasma. A menos, claro est¨¢, que se haya dado forma al campo con mucho cuidado e inteligencia; raz¨®n por la cual, los diversos esquemas de confinamiento explican algunas de las diferencias m¨¢s importantes entre los dise?os de reactores.
C¨®mo convertir esa energ¨ªa en electricidad
Finalmente, los reactores pr¨¢cticos tendr¨¢n que incluir alguna forma de extraer la energ¨ªa de fusi¨®n y convertirla en un flujo constante de electricidad. Aunque nunca han faltado ideas para este ¨²ltimo desaf¨ªo, los detalles dependen fundamentalmente de la mezcla de combustible que utilice el reactor.
Con el combustible DT, por ejemplo, la reacci¨®n produce la mayor parte de su energ¨ªa en forma de part¨ªculas de alta velocidad llamadas neutrones, que no pueden ser confinadas en un campo magn¨¦tico porque no tienen carga. Esta falta de carga el¨¦ctrica permite que los neutrones vuelen, no solo a trav¨¦s de los campos magn¨¦ticos, sino tambi¨¦n a trav¨¦s de las paredes del reactor. Por lo tanto, la c¨¢mara de plasma tendr¨¢ que estar rodeada por una manta: una capa gruesa de alg¨²n material pesado, como plomo o acero, que absorber¨¢ los neutrones y convertir¨¢ su energ¨ªa en calor. Luego, el calor se puede utilizar para hervir agua y generar electricidad mediante el mismo tipo de turbinas de vapor que se utilizan en las centrales el¨¦ctricas convencionales.
Muchos dise?os de reactores de deuterio-tritio tambi¨¦n requieren incluir algo de litio en el material de la manta, de modo que los neutrones reaccionen con ese elemento para producir nuevos n¨²cleos de tritio. Este paso es fundamental: debido a que cada evento de fusi¨®n DT consume un n¨²cleo de tritio, y dado que este is¨®topo es radiactivo y no existe en la naturaleza, el reactor pronto se quedar¨ªa sin combustible si no aprovechara esta oportunidad para reponerlo.
Las complejidades del combustible DT son tan engorrosas que algunas de las nuevas empresas de fusi¨®n m¨¢s audaces han optado por mezclas de combustibles alternativos. TAE Technologies, de Binderbauer, por ejemplo, apunta a lo que muchos consideran el combustible de fusi¨®n definitivo: una mezcla de protones y boro-11. Ambos ingredientes no solo son estables y abundantes, sino que no son t¨®xicos y su ¨²nico producto de reacci¨®n es un tr¨ªo de n¨²cleos de helio-4 cargados positivamente, cuya energ¨ªa se captura f¨¢cilmente con campos magn¨¦ticos, sin necesidad de una manta.
Pero los combustibles alternativos presentan diferentes desaf¨ªos, como el hecho de que TAE Technologies tendr¨¢ que lograr que su mezcla de prot¨®n-boro-11 alcance temperaturas de fusi¨®n de al menos mil millones de grados, unas 10 veces m¨¢s que el umbral del deuterio-tritio.
Una rosquilla de plasma
Los conceptos b¨¢sicos de estos tres desaf¨ªos ¡ªencender el plasma, sostener la reacci¨®n y recolectar la energ¨ªa¡ª estaban claros desde los primeros d¨ªas de la investigaci¨®n sobre la energ¨ªa de fusi¨®n. En los a?os cincuenta, los innovadores en este campo ya hab¨ªan comenzado a idear varios esquemas para resolverlos; la mayor¨ªa de los cuales quedaron en el camino despu¨¦s de 1968, cuando los f¨ªsicos sovi¨¦ticos hicieron p¨²blico un dise?o al que llamaron tokamak.
Al igual que varios de los conceptos de reactores anteriores, los tokamaks consist¨ªan en una c¨¢mara de plasma similar a una rosquilla hueca ¡ªuna forma que permit¨ªa que los iones circularan sin cesar y sin golpear nada¡ª y controlaban los iones de plasma con campos magn¨¦ticos generados por bobinas portadoras de corriente enrolladas alrededor del exterior de la rosquilla.
Pero los tokamaks tambi¨¦n presentaban un nuevo conjunto de bobinas que provocaban que una corriente el¨¦ctrica girara alrededor de la rosquilla a trav¨¦s del plasma, como un rayo circular. Esta corriente hizo que los campos magn¨¦ticos experimentaran un giro sutil que, sorprendentemente, contribuy¨® en gran medida a estabilizar el plasma. Y aunque la primera de estas m¨¢quinas a¨²n no pudo acercarse a las temperaturas y tiempos de confinamiento que necesitar¨ªa un reactor de energ¨ªa, los resultados fueron tan superiores a los anteriores que el mundo de la fusi¨®n se cambi¨®, pr¨¢cticamente en bloque, a los tokamaks.
Desde entonces se han construido m¨¢s de 200 tokamaks de diversos dise?os en todo el mundo, y los f¨ªsicos han aprendido tanto sobre los plasmas de tokamak que pueden predecir con confianza el rendimiento de las m¨¢quinas futuras. Esa confianza es la raz¨®n por la que un consorcio internacional de agencias de financiaci¨®n ha estado dispuesto a comprometer m¨¢s de 20.000 millones de d¨®lares para construir el ITER (en lat¨ªn, el camino): un tokamak del tama?o de un edificio de 10 pisos. Se espera que el ITER, que se construye en el sur de Francia desde 2010, comience experimentos con combustible de deuterio-tritio en 2035. Y, cuando lo haga, los f¨ªsicos est¨¢n bastante seguros de que el ITER podr¨¢ retener y estudiar plasmas de fusi¨®n en condiciones de quemado durante minutos, proporcionando un tesoro ¨²nico de datos que, con suerte, ser¨¢ ¨²til en la construcci¨®n de reactores de energ¨ªa.
Pero el ITER tambi¨¦n fue dise?ado como una m¨¢quina para la investigaci¨®n con mucha m¨¢s instrumentaci¨®n y versatilidad de la que un reactor de energ¨ªa en funcionamiento necesitar¨ªa jam¨¢s. Por eso, dos de las startups de fusi¨®n mejor financiadas de la actualidad est¨¢n compitiendo por desarrollar reactores tokamak mucho m¨¢s peque?os, simples y baratos. La primera en salir fue Tokamak Energy, una empresa del Reino Unido fundada en 2009. La compa?¨ªa ha recibido unos 250 millones de d¨®lares en capital de riesgo, a lo largo de los a?os, para desarrollar un reactor basado en tokamaks esf¨¦ricos; una variaci¨®n particularmente compacta, que se parece m¨¢s a una manzana sin coraz¨®n que a una rosquilla.
Pero r¨¢pidamente detr¨¢s est¨¢ llegando Commonwealth Fusion Systems, una spinoff del Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts (MIT) que no exist¨ªa hasta 2018. Aunque el dise?o del tokamak de Commonwealth utiliza una configuraci¨®n de rosquilla m¨¢s convencional, el acceso a la extensa red de recaudaci¨®n de fondos del MIT ya le ha aportado a la empresa casi 2.000 millones de d¨®lares.
Ambas compa?¨ªas est¨¢n entre las primeras en generar sus campos magn¨¦ticos con cables fabricados con superconductores de alta temperatura (HTS, en ingl¨¦s). Descubiertos en los a?os ochenta, pero recientemente disponibles en forma de cable, estos materiales pueden transportar una corriente el¨¦ctrica sin resistencia incluso a una temperatura de 77 k¨¦lvines, o -196 ¡ãC, lo suficientemente caliente como para poder lograrse con nitr¨®geno l¨ªquido o gas de helio. Esto hace que los cables HTS sean mucho m¨¢s f¨¢ciles y baratos de enfriar que los que utilizar¨¢ el ITER, porque estar¨¢n hechos de superconductores convencionales, que deber¨¢n ba?arse en helio l¨ªquido a 4 k¨¦lvines, o -269 ¡ãC.
Pero m¨¢s que eso, los cables HTS pueden generar campos magn¨¦ticos mucho m¨¢s fuertes en un espacio mucho m¨¢s peque?o que sus hom¨®logos de baja temperatura; lo que significa que ambas empresas han podido reducir los dise?os de sus centrales el¨¦ctricas a una fracci¨®n del tama?o del ITER. Sin embargo, a pesar de lo dominantes que han sido los tokamaks, la mayor¨ªa de las nuevas empresas de fusi¨®n actuales no usan ese dise?o. Est¨¢n reviviendo alternativas m¨¢s antiguas que podr¨ªan ser m¨¢s peque?as, simples y baratas, si alguien pudiera hacerlas funcionar.
V¨®rtices de plasma
Los mejores ejemplos de estos dise?os revividos son los reactores de fusi¨®n basados en v¨®rtices de plasma en forma de anillos de humo, conocidos como configuraci¨®n de campo invertido (FRC, en ingl¨¦s). Recordando la forma de un cigarrillo grueso y hueco que rota sobre su eje como un giroscopio, un v¨®rtice de FRC se mantiene unido con sus propias corrientes internas y campos magn¨¦ticos; lo que significa que no hay necesidad de que un reactor de FRC mantenga sus iones circulando sin cesar alrededor de la c¨¢mara de plasma con forma de rosquilla. En principio, al menos, el v¨®rtice permanecer¨¢ felizmente dentro de una c¨¢mara cil¨ªndrica recta, requiriendo solo un ligero campo externo para mantenerlo estable. Esto significa que un reactor basado en FRC podr¨ªa deshacerse de la mayor¨ªa de esas costosas bobinas de campo externas que consumen mucha energ¨ªa, lo que lo har¨ªa m¨¢s peque?o, simple y barato que un tokamak o casi cualquier otra cosa.
Desafortunadamente, en la pr¨¢ctica, los primeros experimentos realizados en los a?os sesenta con estos cigarrillos de plasma giratorios mostraron que siempre parec¨ªan perder el control en unos pocos cientos de microsegundos, por la cual este enfoque fue abandonado en gran medida en la era del tokamak. Sin embargo, la simplicidad b¨¢sica de un reactor FRC nunca perdi¨® por completo su atractivo. Tampoco lo hizo el hecho de que los FRC pudieran potencialmente ser llevados a temperaturas de plasma extremas sin desintegrarse; raz¨®n por la cual TAE Technologies eligi¨® el enfoque FRC en 1998, cuando la compa?¨ªa comenz¨® su b¨²squeda para explotar la reacci¨®n prot¨®n-boro-11 de mil millones de grados. Binderbauer y el cofundador de TAE Technologies, el f¨ªsico Norman Rostoker ¡ªya fallecido¡ª, hab¨ªan ideado un plan para estabilizar y sostener el v¨®rtice FRC de manera indefinida: simplemente disparar rayos de combustible nuevo, a lo largo de los bordes exteriores del v¨®rtice, para mantener el plasma caliente y la velocidad de giro alta.
Funcion¨®. A mediados de la d¨¦cada de 2010, el equipo de TAE Technologies hab¨ªa demostrado que esos rayos de part¨ªculas que llegaban desde un lado mantendr¨ªan el FRC girando y estable, mientras los inyectores del haz tuvieran energ¨ªa ¡ªpoco menos de 10 milisegundos, con el suministro de energ¨ªa almacenada en el laboratorio¡ª, pero tanto tiempo como quieran, presumiblemente, una vez que pudieran extraer un poco de energ¨ªa sobrante de un reactor que quema prot¨®n-boro-11. Y para 2022 hab¨ªan demostrado que sus FRC pod¨ªan mantener esa estabilidad muy por encima de los 70 millones de grados.
Previsto para completar en 2025 su pr¨®ximo dispositivo ¡ªCopernicus, de 30 metros de largo¡ª, TAE Technologies espera alcanzar condiciones de combusti¨®n por encima de los 100 millones de grados (aunque usando hidr¨®geno simple como sustituto). Este hito deber¨ªa dar al equipo de TAE Technologies datos esenciales para dise?ar su m¨¢quina DaVinci: un prototipo de reactor que, seg¨²n esperan, comenzar¨¢ a abastecer a la red el¨¦ctrica generada con prot¨®n-boro-11 a principios de la d¨¦cada de 2030.
Plasma en una lata
Mientras tanto, General Fusion, de Vancouver (Canad¨¢), se est¨¢ asociando con la Autoridad de Energ¨ªa At¨®mica del Reino Unido para construir un reactor de demostraci¨®n para lo que tal vez es el concepto m¨¢s extra?o de todos: un resurgimiento, en el siglo XXI, de la fusi¨®n de objetivos magnetizados. Este concepto, de los a?os 70, equivale a disparar un v¨®rtice de plasma dentro de una lata de metal y luego aplastarla. Si se hace eso lo suficientemente r¨¢pido, el plasma atrapado se comprimir¨¢ y calentar¨¢ hasta alcanzar condiciones de fusi¨®n. Si se hace con suficiente frecuencia, surgir¨¢ una cadena m¨¢s o menos continua de energ¨ªa de fusi¨®n y tendr¨¢ un reactor de energ¨ªa.
En el concepto actual de General Fusion, la lata de metal ser¨¢ reemplazada por una mezcla fundida de plomo y litio que, mediante fuerza centr¨ªfuga, se mantiene contra las paredes de un contenedor cil¨ªndrico que gira a 400 revoluciones por minuto. Al comienzo de cada ciclo del reactor, un ca?¨®n de plasma apuntando hacia abajo inyectar¨¢ un v¨®rtice de combustible de deuterio-tritio ionizado ¡ªes el objetivo magnetizado¡ª que convertir¨¢ brevemente el contenedor giratorio revestido de metal en un tokamak esf¨¦rico en miniatura. Luego, un bosque de pistones de aire comprimido dispuestos alrededor del exterior del contenedor empujar¨¢ la mezcla de plomo y litio hacia el v¨®rtice, aplast¨¢ndola desde un di¨¢metro de tres metros hasta 30 cent¨ªmetros en unos cinco milisegundos, y elevando el deuterio-tritio a temperaturas de fusi¨®n.
La explosi¨®n resultante golpear¨¢ la mezcla fundida de plomo y litio, empuj¨¢ndola hacia las paredes del cilindro giratorio y reiniciando el sistema para el siguiente ciclo, que comenzar¨¢ aproximadamente un segundo despu¨¦s. Mientras tanto, en una escala de tiempo mucho m¨¢s lenta, las bombas har¨¢n circular constantemente el metal fundido hacia el exterior, para que los intercambiadores de calor puedan recolectar la energ¨ªa de fusi¨®n que absorbe y as¨ª otros sistemas puedan eliminar el tritio generado a partir de las interacciones neutrones-litio.
Todas estas partes m¨®viles requieren una coreograf¨ªa compleja, pero, si funciona como sugieren las simulaciones, la empresa espera construir una planta de energ¨ªa a gran escala que queme deuterio y tritio para la d¨¦cada de 2030. La gran pregunta es cu¨¢ndo los conceptos de reactores mencionados en este art¨ªculo dar¨¢n lugar a verdaderas plantas de energ¨ªa comerciales, si es que llegan a hacerlo; o si el primero en llegar al mercado ser¨¢ uno de los muchos dise?os de reactores alternativos, que est¨¢n desarrollando las otras m¨¢s de 40 empresas de fusi¨®n.
Pero pocas o ninguna de estas empresas ven la b¨²squeda de energ¨ªa de fusi¨®n como una carrera de caballos o un juego de suma cero. Muchas han descrito sus rivalidades como feroces, pero b¨¢sicamente amistosas; en especial porque, en un mundo que est¨¢ desesperado por cualquier forma de energ¨ªa libre de carbono, hay mucho espacio para que m¨²ltiples tipos de reactores de fusi¨®n sean un ¨¦xito comercial.
¡°Dir¨¦ que mi idea es mejor que la de ellos, pero, si les preguntas, probablemente te dir¨¢n que su idea es mejor que la m¨ªa¡±, afirma el f¨ªsico Michel Laberge, fundador y cient¨ªfico jefe de General Fusion. ¡°La mayor¨ªa de estos tipos son investigadores serios y no hay ning¨²n defecto fundamental en sus planes¡±. Las probabilidades reales de ¨¦xito, afirma, mejoran si hay m¨¢s posibilidades. ¡°Y necesitamos desesperadamente la fusi¨®n en este planeta¡±, concluye Laberge.
Art¨ªculo traducido por Daniela Hirschfeld.
Este art¨ªculo apareci¨® originalmente en Knowable en espa?ol, una publicaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro dedicada a poner el conocimiento cient¨ªfico al alcance de todos.
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