No solo nos ocurre a nosotros: otros animales cambian sus h¨¢bitos sociales en la vejez
Estudios a largo plazo revelan lo que los ciervos, las ovejas y los macacos ancianos hacen en sus ¨²ltimos a?os de vida
Walnut naci¨® el 3 de junio de 1995, al comienzo de lo que ser¨ªa un verano inusualmente caluroso, en una isla llamada R¨´m, la mayor de las Peque?as Islas de la costa occidental de Escocia. Lo sabemos porque, desde 1974, investigadores han registrado diligentemente los nacimientos de ciervos rojos como ella, y han capturado, pesado y marcado a todas las cr¨ªas que han podido tener en sus manos ¡ªunas 9 de cada 10¡ª.
Cerca de la caba?a en Kilmory, en el norte de la isla, donde se encuentran los investigadores, no se ha realizado caza desde que empez¨® el proyecto, lo que ha permitido a los ciervos relajarse y acostumbrarse a los observadores humanos. Walnut acostumbraba a pastar la hierba corta de este popular paraje. ¡°Siempre estaba all¨ª en el grupo, con sus hermanas y sus familias¡±, dice la bi¨®loga Alison Morris, que vive en R¨´m desde hace m¨¢s de 23 a?os y estudia a los ciervos todo el a?o.
Walnut tuvo 14 cr¨ªas, la ¨²ltima en 2013, cuando ten¨ªa 18 a?os. En sus ¨²ltimos a?os, recuerda Morris, Walnut pasaba la mayor parte del tiempo alejada del reba?o, normalmente con Vanity, otra hembra de la misma edad que nunca hab¨ªa parido. ¡°A menudo se las ve¨ªa acical¨¢ndose cari?osamente la una a la otra, y despu¨¦s de que Walnut muriera de vejez en octubre de 2016, a la edad de 21 a?os ¡ªalgo extraordinario para una cierva¡ª, Vanity pasaba la mayor parte del tiempo sola. Muri¨® dos a?os despu¨¦s, a la gran edad de 23 a?os¡±.
?Se dejan de lado las viejas ciervas?
Seg¨²n el ec¨®logo Gregory Albery, que actualmente trabaja en la Universidad de Georgetown, en Washington, D.C., y que pas¨® meses en la isla estudiando a los ciervos durante su doctorado, este cambio en la vida social es com¨²n en las hembras envejecidas (los machos deambulan m¨¢s y se asocian menos sistem¨¢ticamente con otros, por lo que son m¨¢s dif¨ªciles de estudiar). ¡°Las hembras de m¨¢s edad tienden a ser observadas en compa?¨ªa de menos individuos. Eso fue f¨¢cil de establecer¡±, dice. ¡°La pregunta m¨¢s dif¨ªcil de responder ha sido por qu¨¦ observamos este patr¨®n y qu¨¦ significa¡±.
La primera pregunta que cabe hacerse, seg¨²n Albery, es si los ciervos alteran su comportamiento para asociarse con menos individuos a medida que envejecen, o si los individuos que se asocian con menos ciervos tienden a vivir hasta una edad m¨¢s avanzada. Este es el tipo de pregunta que muchos investigadores no pueden responder cuando se limitan a comparar individuos de distintas edades. Pero estudios a largo plazo como el de R¨´m pueden hacerlo mediante el seguimiento a largo plazo de las poblaciones. Cuarenta veces al a?o, los ciervos son censados por trabajadores de campo como Morris, que reconocen a los ciervos con solo verlos y anotan meticulosamente d¨®nde est¨¢n y con qui¨¦n.
Cuando tuvieron en cuenta la edad y la supervivencia de los ciervos en su an¨¢lisis, Albery y sus colegas descubrieron que el v¨ªnculo entre la edad y el n¨²mero de asociados segu¨ªa siendo s¨®lido: las conexiones sociales, en efecto, disminuyen a medida que los individuos envejecen. ?Podr¨ªa deberse esto a que muchos de los amigos de los ciervos de m¨¢s edad han muerto? Por el contrario, Albery y sus colegas descubrieron que los ciervos de m¨¢s edad que hab¨ªan perdido amigos recientemente tend¨ªan a salir con otros m¨¢s a menudo.
Entonces, ?por qu¨¦ las ciervas viejas tienen menos contactos? Parte de la explicaci¨®n puede estar en que, a medida que envejecen, no se desplazan tanto. Estudiar a las ciervas durante un par de meses no habr¨ªa puesto de manifiesto esta tendencia, afirma Albery: solo se descubri¨® siguiendo a los mismos individuos a lo largo del tiempo. ¡°Los c¨¦rvidos con un ¨¢rea de desplazamiento m¨¢s amplia suelen vivir m¨¢s¡±, explica, por lo que un an¨¢lisis en un momento dado mostrar¨ªa ¨¢reas m¨¢s amplias para los c¨¦rvidos de m¨¢s edad y sugerir¨ªa que las ¨¢reas de desplazamiento se ampl¨ªan con la edad. El seguimiento de los individuos a lo largo del tiempo revela lo contrario. ¡°Sus ¨¢reas de desplazamiento disminuyen de tama?o a medida que envejecen¡±, afirma Albery.
Es poco probable que los ciervos de m¨¢s edad se desplacen menos porque se concentran en el n¨²cleo de su h¨¢bitat favorito, afirma Albery. El centro de su ¨¢rea de distribuci¨®n se desplaza con la edad, y se observan m¨¢s a menudo en vegetaci¨®n m¨¢s alta y probablemente menos nutritiva, lejos de los lugares m¨¢s populares. Esto indica que puede haber alg¨²n tipo de exclusi¨®n competitiva: tal vez los ciervos m¨¢s j¨®venes y en¨¦rgicos, con cr¨ªas que alimentar, est¨¦n colonizando las mejores zonas de pastoreo.
Por otra parte, los ciervos m¨¢s viejos tambi¨¦n pueden tener preferencias diferentes. ¡°Tal vez las hierbas m¨¢s largas sean m¨¢s f¨¢ciles de comer cuando sus incisivos est¨¢n demasiado gastados para cortar la hierba corta que todos persiguen¡±, dice Albery. Adem¨¢s, los ciervos no tienen que agacharse tanto para alcanzar la hierba m¨¢s larga.
Un estudio reciente de Albery y sus colegas en Nature Ecology & Evolution ha descubierto que los ciervos de m¨¢s edad reducen sus contactos m¨¢s de lo que cabr¨ªa esperar si la ¨²nica causa fuera la reducci¨®n de su ¨¢rea de distribuci¨®n. Eso sugiere que el comportamiento puede haber evolucionado por una raz¨®n ¡ªuna que Albery resume prosaicamente como: ¡°Los ciervos cagan donde comen¡±¡ª.
Las lombrices gastrointestinales proliferan en la isla. Y aunque los ciervos no se infectan por contacto directo con otros, estar en el mismo lugar al mismo tiempo probablemente aumenta su riesgo de ingerir huevos o larvas en los excrementos a¨²n calientes de uno de sus asociados.
¡°Los animales m¨¢s j¨®venes necesitan exponerse para hacer amigos, pero quiz¨¢ cuando eres mayor y ya tienes algunos, el riesgo de enfermedad no merece la pena¡±, afirma Josh Firth, coautor del estudio y ec¨®logo conductual de la Universidad de Oxford.
Adem¨¢s, se?ala el ec¨®logo Daniel Nussey, de la Universidad de Edimburgo, otro de los coautores, ¡°hay indicios de que el sistema inmunitario de los ciervos que envejecen es menos eficaz para suprimir las infecciones por gusanos, por lo que podr¨ªan tener m¨¢s probabilidades de morir a causa de ellas¡±.
?Malas noticias para las ovejas viejas?
Este fue el caso de otro estudio en el que particip¨® Nussey, en una remota isla llamada Hirta, a unos 160 kil¨®metros al noroeste de R¨´m, donde las resistentes ovejas de Soay pueblan las laderas de Village Bay. Fundado y dirigido por algunas de las mismas personas que iniciaron el proyecto del ciervo rojo de R¨´m, el Proyecto de la Oveja de Soay de St. Kilda ha seguido la vida de las ovejas desde 1985. A diferencia de los ciervos, las ovejas se capturan una vez al a?o, lo que permite a los investigadores tomar muestras de sangre para controlar su salud.
Nussey y sus colegas identificaron en la sangre un anticuerpo que ayuda al sistema inmunitario de las ovejas a resistir al gusano estomacal Teladorsagia circumcincta. Descubrieron que los niveles sangu¨ªneos m¨¢s altos del anticuerpo predicen una mayor probabilidad de sobrevivir al invierno, y, a medida que los animales envejecen, los niveles de los anticuerpos disminuyen. ¡°Esto no significa que el descenso sea la causa del mayor riesgo de muerte¡±, especifica Nussey, ¡°pero est¨¢ claro que existe una asociaci¨®n¡±. Al igual que parece ocurrir con los ciervos, quiz¨¢ tenga sentido que las ovejas de m¨¢s edad se mantengan un poco alejadas de las dem¨¢s.
Aunque a¨²n hay pocos datos publicados sobre c¨®mo cambian las redes sociales en las ovejas que envejecen, un estudio revel¨® que las ovejas hembras, al igual que las ciervas hembras, reducen el tama?o de la zona por la que deambulan. (A diferencia de los ciervos, las ovejas de m¨¢s edad se encuentran en las zonas con vegetaci¨®n de mayor calidad, con la posible excepci¨®n del ¨²ltimo a?o de su vida, cuando podr¨ªan ser expulsadas de ellas). Esto probablemente tenga el efecto de limitar sus contactos. Pero, ?por qu¨¦ las ovejas de m¨¢s edad, o los ciervos de m¨¢s edad, conscientes del riesgo de infecci¨®n, reducir¨ªan su ¨¢rea de distribuci¨®n?
Tal vez, dado el declive f¨ªsico con el que probablemente puedan identificarse la mayor¨ªa de los humanos que envejecen, y una carga potencialmente mayor de gusanos par¨¢sitos, las ovejas m¨¢s viejas simplemente no se sienten tan bien. Esto puede hacer que se queden rezagadas, se muevan menos y eviten a los dem¨¢s para no meterse en l¨ªos. ¡°Se trata de una tendencia de comportamiento que tambi¨¦n se da en los animales j¨®venes cuando est¨¢n enfermos¡±, dice Nussey. ¡°Pero los animales mayores pueden sentirse as¨ª m¨¢s a menudo¡±.
Si esto puede explicar los patrones que han observado los investigadores, resolver¨ªa un problema que ocupa a Nussey desde hace tiempo: la ¡°sombra de la selecci¨®n¡±. Se refiere al hecho bien establecido de que la selecci¨®n natural no opera con tanta fuerza en la edad avanzada, ya que los animales de esa edad han terminado de reproducirse y criarse y ya no hay mucha aptitud que ganar. Si los animales ancianos se limitan a hacer lo que hacen los de su especie cuando no se sienten bien, su comportamiento cambiante no requerir¨ªa una explicaci¨®n que implicara adaptaciones evolutivas espec¨ªficas de la vejez.
El primer paso para averiguar qu¨¦ ocurre realmente ser¨¢ estudiar c¨®mo cambia la vida social de las ovejas de Soay. Si una reciente solicitud de beca de investigaci¨®n tiene ¨¦xito, Nussey colaborar¨¢ en ello con Erin Siracusa, ec¨®loga conductista de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, que ya ha estado estudiando las redes sociales de los ancianos al otro lado del Atl¨¢ntico, en la isla de Cayo Santiago, a menos de dos kil¨®metros al este de Puerto Rico.
?Qui¨¦n acicala a la abuela?
En 1938, unos cient¨ªficos liberaron en esta peque?a isla deshabitada a 409 macacos rhesus importados de la India. La intenci¨®n era observar esta especie, importante para la investigaci¨®n m¨¦dica, en un entorno m¨¢s natural. Los descendientes de esta poblaci¨®n ¡ªhoy hay unos 1.800¡ª se estudian all¨ª desde entonces, por lo que los investigadores saben cu¨¢ntos a?os tienen, con qui¨¦n est¨¢n emparentados y con qui¨¦n suelen juntarse.
A diferencia de las ovejas y los ciervos, los macacos dedican gran parte del d¨ªa a relacionarse entre s¨ª. ¡°Pasan m¨¢s del 20 % de su tiempo en comportamientos cooperativos como el acicalamiento¡±, afirma la ec¨®loga del comportamiento Lauren Brent, tambi¨¦n de la Universidad de Exeter. El acicalamiento ayuda a mantener la piel y el pelaje sanos y limpios y elimina los par¨¢sitos, pero tambi¨¦n es probable que resulte agradable y, por tanto, una forma estupenda de entablar y mantener amistades. Esto es importante en esta sociedad tan jerarquizada, para evitar ser atacado o maltratado.
Brent y Siracusa han calculado que las hembras mayores se acicalan y son acicaladas con la misma frecuencia que los animales m¨¢s j¨®venes, pero se vuelven m¨¢s selectivas. ¡°A medida que envejecen, reducen el tama?o de sus redes sociales¡±, afirma Siracusa. ¡°Tienden a centrarse m¨¢s en los parientes y en los compa?eros con los que mantienen relaciones s¨®lidas desde hace tiempo¡±. Y al igual que descubri¨® Albery para el ciervo rojo, esto no se debe a que los macacos mayores hayan perdido m¨¢s amigos o a que los macacos con menos amigos vivan m¨¢s. ¡°Al contrario¡±, dice Brent. ¡°Los macacos que est¨¢n menos conectados socialmente tienen m¨¢s probabilidades de morir¡±.
Tal vez, de nuevo, acicalarse con menos individuos sea una forma de reducir las probabilidades de contraer infecciones para los animales m¨¢s viejos y d¨¦biles que no se encuentran demasiado bien. Tambi¨¦n podr¨ªa ser m¨¢s seguro en otros sentidos. ¡°Los macacos pueden hacerse mucho da?o¡±, dice Siracusa, ¡°y las heridas de los animales m¨¢s viejos no cicatrizan tan bien. Estar cerca de los amigos y evitar a los dem¨¢s ayuda a evitar lesiones¡±.
Despu¨¦s de que el hurac¨¢n Mar¨ªa azotara Puerto Rico el 20 de septiembre de 2017, destruyendo casi dos tercios de la vegetaci¨®n, los macacos ganaron otra raz¨®n para hacer amigos, ya que la sombra se volvi¨® escasa y la proximidad inevitable. Un nuevo estudio de Brent y sus colegas publicado recientemente en Science muestra que despu¨¦s del hurac¨¢n, los macacos socialmente conectados ten¨ªan m¨¢s probabilidades de sobrevivir. Aument¨® la tolerancia, incluso fuera de la sombra, y disminuy¨® la agresividad.
El trabajo de Cayo Santiago tambi¨¦n revel¨® otra tendencia interesante. Los macacos que est¨¢n m¨¢s abajo en la jerarqu¨ªa social pierden amigos m¨¢s r¨¢pidamente a medida que envejecen, y se lesionan con m¨¢s frecuencia, mientras que los dominantes mantienen sus posiciones y viven m¨¢s tiempo. ¡°Se puede ser un macaco rhesus anciano, enfermo, jorobado y de aspecto malhumorado, y tambi¨¦n la hembra alfa¡±, dice Brent.
Esto recuerda inquietantemente a las sociedades humanas, en las que un estatus socioecon¨®mico m¨¢s bajo ¡ªmenores ingresos, peores condiciones de vida, menos conexiones y oportunidades¡ª se asocia a menudo con una menor esperanza de vida.
Brent y Siracusa no creen que sea apropiado extraer lecciones de los macacos, los ciervos rojos o las ovejas de Soay y aplicarlas directamente a los seres humanos, ya que obviamente hay muchas diferencias entre las especies. Pero Brent s¨ª cree que estos estudios sobre animales que envejecen pueden servir de advertencia a los cient¨ªficos m¨¦dicos que realizan estudios comparando la salud de personas de distintas edades en lugar de hacer un seguimiento de muchos individuos para averiguar c¨®mo cambian con el tiempo. Los primeros, dice Brent, ¡°podr¨ªan sugerir intervenciones que no son realmente ¨²tiles¡±.
Un ejemplo puede ser la atenci¨®n que hoy se presta a la soledad en las ¨²ltimas etapas de la vida, inspirada en estudios que demuestran que las personas con menos conexiones sociales tienden a tener m¨¢s problemas de salud. ¡°Puede haber otras razones por las que la gente tenga menos amigos y tambi¨¦n mala salud¡±, dice Brent, ¡°y puede que necesitemos soluciones m¨¢s inspiradas para mejorar su bienestar que programas dirigidos a la soledad en s¨ª. Adem¨¢s, como hemos aprendido en la pandemia, aumentar el n¨²mero de contactos sociales de la gente no est¨¢ exento de riesgos¡±.
Esto no quiere decir, por supuesto, que los contactos sociales positivos ya no puedan alegrarnos los d¨ªas en nuestros a?os crepusculares. Al igual que otros animales, cuando somos j¨®venes y gozamos de buena salud y la selecci¨®n natural est¨¢ en pleno apogeo, estamos ansiosos por hacer amigos y encontrar pareja, aunque eso tenga un costo. Luego, cuando envejecemos y entramos en la sombra de la selecci¨®n, podemos permitirnos ser m¨¢s exigentes y reducir nuestras redes sociales al tama?o de nuestra zona de confort. Las adaptaciones evolucionadas ya no nos servir¨¢n de nada, pues nos queda muy poca forma f¨ªsica por ganar. Pero los amigos ¨ªntimos y la familia s¨ª pueden hacerlo.
Art¨ªculo traducido por Debbie Ponchner.
Este art¨ªculo apareci¨® originalmente en Knowable en espa?ol, una publicaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro dedicada a poner el conocimiento cient¨ªfico al alcance de todos.
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