El andar del borracho, las huellas del azar y el juego de dados en algunos libros malditos
Siendo la probabilidad la gu¨ªa de la vida, los romanos fueron los primeros en estudiar las probabilidades de que un suceso ocurriese. Con todo, no fue hasta el siglo XVI cuando el mundo occidental estuvo preparado para desarrollar una teor¨ªa de la probabilidad
La novela El hombre de los dados inaugur¨® la d¨¦cada literaria de los 70 en Estados Unidos. Se trata de una historia transgresora y muy original donde el protagonista es el azar, no ya como derecho intr¨ªnseco de la naturaleza, sino como determinaci¨®n divina.
Su autor, el norteamericano George Cockcroft (1932) la firm¨® como Luke Rhinehart, psiquiatra que da voz a la novela; un hombre abyecto y poco fiable cuyo comportamiento depravado lo justifica por las tiradas de dados. Con ello, son los dados, y no su inclinaci¨®n hacia los actos inmorales, los que llevan a este psiquiatra a cometer las m¨¢s variadas aberraciones.
Tal vez, para encontrar las razones que impulsan a Rhinehart a moverse dentro de lo que se denomina el espacio muestral haya que retroceder siglos, cuando en el Imperio Romano se desecharon las matem¨¢ticas al estilo de Grecia, sirvi¨¦ndose solo de ellas para asuntos pr¨¢cticos como lo son el medir y el contar. Porque, tal y como se?ala el f¨ªsico te¨®rico Leonard Mlodinow en su libro El andar del borracho (Cr¨ªtica), en la cultura romana primaban asuntos pr¨¢cticos, de tal manera que las virtudes cl¨¢sicas de verdad, belleza y bondad de la Grecia legendaria quedaron relegadas por la astucia y la sagacidad romana a la hora resolver medidas en la guerra.
Siendo la probabilidad la gu¨ªa de la vida -Cicer¨®n dixit-, los romanos fueron los primeros en estudiar las probabilidades de que un suceso ocurriese. Con todo, no fue hasta el siglo XVI cuando el mundo occidental estuvo preparado ¡°para desarrollar una teor¨ªa de la probabilidad¡±, tal y como nos cuenta Mlodinow en su libro, cuyo t¨ªtulo hace alusi¨®n a las trayectorias aleatorias que toman las mol¨¦culas errando en el espacio y colisionando unas con otras, lo que nos lleva a pensar que los procesos aleatorios, con sus pasos de borracho, son uno de los fundamentos de la naturaleza.
En el citado libro, escrito de forma amena, pero sin excluir el rigor cient¨ªfico, Mlodinow nos sumerge en la historia de la interpretaci¨®n del azar y en su entendimiento, as¨ª como en las leyes de la probabilidad, ilustr¨¢ndonos con ejemplos al alcance de todo el mundo, haciendo de este trabajo una lectura did¨¢ctica y muy entretenida. En uno de sus cap¨ªtulos nos encontramos con la historia de un hombre que bien merece un aparte, pues se trata de la primera persona que dej¨® escrito un texto sobre los juegos de azar; la primera aproximaci¨®n a la naturaleza de la incertidumbre desde el punto de vista matem¨¢tico. Su nombre: Gerolamo Cardano.
El tal Gerolamo Cardano lleg¨® a predecir la fecha de su muerte, un 21 de septiembre de 1576 en Roma, a la edad de 75 a?os. Para no quedar mal con sus predicciones, se suicid¨®. Con todo, esta no fue la ¨²nica peculiaridad que acompa?¨® su biograf¨ªa, sino que hubo m¨¢s; desde su s¨®rdido nacimiento que tuvo lugar en una miserable casa de Pav¨ªa, hasta la ruina econ¨®mica que sufri¨® acompa?ada de una posterior riqueza gracias al estudio de la aleatoriedad en el juego de dados, pues desarroll¨® una teor¨ªa que puso en pr¨¢ctica a la manera romana, es decir, con el fin de obtener beneficios en la guerra que fue su vida.
Pero no solo por esto pasar¨¢ a la historia Gerolamo Cardano. A ¨¦l tambi¨¦n se debe el haber ideado el sistema mec¨¢nico de suspensi¨®n y transmisi¨®n para los autom¨®viles conocido como suspensi¨®n card¨¢n, un sistema que permite unir dos ejes que no se encuentran en la misma l¨ªnea. A pesar de esta falta de colinealidad, gracias a la idea de Cardano se transmite el movimiento de rotaci¨®n de un eje a otro.
Por eso, cuando el card¨¢n se estropea, el veh¨ªculo queda inmovilizado. Dicha idea la hered¨® de su presunto padre, Fazio Cardano, quien trabaj¨® con Leonardo da Vinci. Pero lo que nos trae hasta aqu¨ª es su teor¨ªa acerca de las probabilidades que dej¨® escrita en Liber de Ludo Alae (Libro de los juegos de azar), un trabajo que nunca public¨® por temor a que alguien aprendiera a jugar con ¨¦xito.
Un libro maldito como ese otro libro escrito por George Cockcroft con el seud¨®nimo de Luke Rhinehart, El hombre de los dados, una novela que fue prohibida en muchos pa¨ªses debido a sus crudas escenas de sexo y violencia.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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