En el futuro ser¨¢ posible revivir recuerdos de otra persona enchuf¨¢ndonos a su memoria
Alg¨²n d¨ªa no muy lejano, el alzh¨¦imer tendr¨¢ cura y las sensaciones vividas por una persona podr¨¢n ser trasladadas a otras personas gracias a la tecnolog¨ªa, como en las pel¨ªculas de ciencia ficci¨®n
Lo que en realidad le suced¨ªa al poeta Mario Benedetti era que solo se acordaba de lo que quer¨ªa acordarse. En alg¨²n sitio dej¨® dicho que ¨¦l no sufr¨ªa de amnesia. Su memoria desechaba malos recuerdos sin necesidad de recurrir a drogas que los borrasen.
Con todo, hay veces que no queda otra y hay que tirar de botiqu¨ªn para que el trauma no asalte. Porque el estr¨¦s postraum¨¢tico que padecen las personas que han sufrido una experiencia emocional negativa puede aliviarse con f¨¢rmacos que impidan el golpe del mal recuerdo.
Uno de ellos, tal vez el m¨¢s efectivo, es el propranolol; un preparado de los llamados betabloqueantes, es decir, de los que bloquean los receptores beta de adrenalina y con ello se modifica el impulso nervioso que acompa?a el recuerdo de todo evento traum¨¢tico. Dicho de otra manera: la adrenalina que se libera en situaciones de peligro desaparece del recuerdo cuando interfiere dicho f¨¢rmaco, suavizando as¨ª el golpe a la memoria.
Otro f¨¢rmaco que podr¨ªa formar parte de los llamados ¡°amn¨¦sicos¡± es Gilenya, nombre con el que se comercializa el fingolimod, un inmunomodulador que act¨²a relajando los ataques del sistema inmune sobre el sistema nervioso en la esclerosis m¨²ltiple. Seg¨²n estudios realizados con ratas, se descubri¨® que el inmunomodulador atenuaba el miedo de las ratas a recibir otra nueva descarga el¨¦ctrica, reduciendo as¨ª su estr¨¦s postraum¨¢tico.
Lo que se deduce de todo esto es que ambos medicamentos act¨²an de alguna manera sobre el sistema nervioso, ya sea reduciendo el ataque del sistema inmune en el caso del fingolimod o la transmisi¨®n de alerta en el caso del propranolol, disminuyendo la ansiedad que envuelve todo recuerdo desagradable. Con ello desaparece el impacto negativo del mal recuerdo, convirti¨¦ndolo en un recuerdo a secas.
Si seguimos en esta l¨ªnea podr¨ªamos pedir que, de alguna manera, se consiguiese hacer lo mismo con los buenos recuerdos pero al contrario, es decir, traerlos hasta el presente sin que el filtro de la memoria nos los aten¨²e. Puestos a pedir, tambi¨¦n podr¨ªamos pedir que nuestros buenos recuerdos se pudiesen compartir, que los pudieran vivir otras personas como en aquella pel¨ªcula que protagonizaron Christopher Walken y Natalie Wood a principios de los 80 titulada Proyecto Brainstorm, y de la que habla el cient¨ªfico Michio Kaku en su libro que no nos cansaremos de recomendar: El futuro de nuestra mente (Debolsillo).
Seg¨²n nos avanza Kaku, esto va a ser posible con un invento parecido al casco que sale en la citada pel¨ªcula, y que a partir de los impulsos del cerebro capta las sensaciones vividas por una persona; la experiencia sensorial podr¨¢ ser disfrutada por otras personas. Las posibilidades que se abren ante un avance tecnol¨®gico de este calibre son inmensas, pues cualquiera podr¨¢ revivir las sensaciones de alguien una vez que ese alguien haya muerto. Esto incluir¨ªa las emociones de personajes hist¨®ricos frente a encrucijadas y conflictos varios, as¨ª como las emociones de los deportistas ante retos ol¨ªmpicos, pasando por la experiencia intelectual de grandes personalidades de la literatura.
De haber sido posible en nuestros d¨ªas un invento como este, nadie hubiera hecho ascos a revivir el primer fogonazo creativo de Mario Benedetti componiendo cualquiera de sus poemas.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.