?Qu¨¦ ocurre cu¨¢ndo una de nuestras manos no obedece?
Cuando se pierde la conexi¨®n entre los dos hemisferios del cerebro se puede dar una patolog¨ªa que se conoce como s¨ªndrome del doctor Strangelove
La crisis de los misiles ocurrida en 1962 y cuya amenaza nuclear tuvo en vilo a medio mundo, influyo de manera decisiva en la pel¨ªcula ?Tel¨¦fono Rojo? Volamos hacia Mosc¨², rodada pocos meses despu¨¦s.
Para quien no haya visto la pel¨ªcula de Kubrick, baste decir que se trata de una s¨¢tira sobre la Tercera Guerra Mundial, algo que nos remite a nuestro presente m¨¢s inmediato desde que la guerra ha llamado con fuerza a las puertas de Europa. Pero no venimos aqu¨ª a hablar de geopol¨ªtica, sino de una patolog¨ªa que algunos m¨¦dicos denominan el s¨ªndrome del doctor Strangelove, igual que uno de los personajes que interpreta Peter Sellers en la pel¨ªcula de Kubrick; un exc¨¦ntrico cient¨ªfico cuya mano enguantada parece tener vida propia.
El caso del doctor Strangelove no es un caso ficticio. Para nada. No es un atributo que Kubrick haya inventado para a?adir a su creaci¨®n, sino que se da en la realidad y recibe el nombre cient¨ªfico de s¨ªndrome de desconexi¨®n del cuerpo calloso. Tambi¨¦n se denomina s¨ªndrome de Sperry por ser el doctor Roger W. Sperry, del Instituto Tecnol¨®gico de California, quien demostr¨® que cada uno de los dos hemisferios cerebrales realiza una tarea distinta, y que cuando se pierde la conexi¨®n entre ellos, la voluntad del hemisferio dominante deja libre la voluntad del hemisferio dominado, de tal manera que en el cr¨¢neo se dan dos voluntades y ritmos diferentes. Con ello, la mano izquierda ¡ªcontrolada por el hemisferio derecho¡ª se comportar¨ªa como una pr¨®tesis rebelde cuyos movimientos son incontrolables. Resulta tan extra?o y parad¨®jico como que es posible sentir el tacto en la mano rebelde, aunque el paciente sea incapaz de dominarla.
Las causas son variadas, siendo los tumores y el aneurisma las m¨¢s frecuentes por ser patolog¨ªas que alcanzan el cuerpo calloso central, un haz de fibras nerviosas formado por axones neuronales recubiertos de mielina cuya misi¨®n es la de conectar e intercambiar informaci¨®n entre ambos hemisferios cerebrales. El f¨ªsico Michio Kaku, en uno de sus libros titulado El futuro de nuestra mente (Debate), da cuenta de algunos casos tan curiosos como inquietantes.
El primer caso es el de un hombre que va a abrazar a su esposa y le propina un pu?etazo de manera involuntaria. El siguiente caso es el de una mujer que elige un vestido en la tienda y lo coge con una mano mientras la otra mano coge un vestido completamente diferente. El caso tres, y el m¨¢s angustioso, es el que nos remite a un hombre que no pegaba ojo por las noches, ya que pensaba que su propia mano le pod¨ªa estrangular. La obsesi¨®n del hombre no era infundada; estamos ante un trastorno neurol¨®gico que puede convertir la caricia en crimen. Y esto no es asunto de pel¨ªcula.
Para terminar, y por darle aire de broma a este art¨ªculo, cabr¨ªa a?adir la esperanza de que el citado s¨ªndrome Strangelove no lo sufran las personas que tienen cerca el bot¨®n rojo de la bomba at¨®mica; de lo contrario... se acab¨® lo que se daba.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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