Los virus zombis despiertan de nuevo para convertir el mundo en una pesadilla
El calentamiento global no solo est¨¢ derritiendo la capa de hielo, sino que, con ello, est¨¢ despertando virus zombis que llevaban inactivos desde hace millones de a?os
La reciente pandemia ha dejado a la gente temerosa. El temor es inevitable, como tambi¨¦n lo es la sospecha ante la tos o el estornudo del que va en el asiento de al lado, ya sea en el cine o en el vag¨®n de metro. Aunque haya cesado la alerta sanitaria, vamos a tardar lustros en superar los da?os psicol¨®gicos del coronavirus. Todo depender¨¢ de nuestra sensibilidad para achicar a los fantasmas del miedo. Borrar la huella no va a ser f¨¢cil. Hemos vivido sumidos en una novela dist¨®pica en la que se hace dif¨ªcil pasar p¨¢gina.
En ese plan, el asalto del recuerdo nos lleva hasta la novela Parque Jur¨¢sico, donde su autor, Michael Crichton, ide¨® una trama a partir de un hecho biol¨®gico tan original como lo puede ser el rescate del ADN de dinosaurio a partir de la sangre de un mosquito conservado en ¨¢mbar durante millones de a?os. Algo que es cient¨ªficamente imposible. Porque si en vez de ¨¢mbar hubiera sido hielo, Crichton hubiese andado m¨¢s cerca de la ciencia y tambi¨¦n de la realidad, ya que hubiese sido posible rescatar el c¨®digo gen¨¦tico de la sangre congelada.
Esto es algo que resulta novelesco si atendemos a la pandemia reciente, pues, seg¨²n parece, el permafrost (la capa de suelo congelada de las regiones polares) se est¨¢ derritiendo con el calentamiento global y, con ello, est¨¢ despertando virus zombis que llevaban inactivos desde hace millones de a?os. Se sabe que el m¨¢s antiguo es el Pandoravirus, microorganismo infeccioso que pertenece a la familia de virus gigantes y que llega a ser hasta 10 veces m¨¢s grande que un virus com¨²n, pero no tan grande como un primo suyo, el Pithovirus sibericum que, seg¨²n parece, debido a su tama?o se deja ver con una lupa de aumento.
Hay que recordar el brote de ¨¢ntrax ocurrido en 2016 en la tundra siberiana que mat¨® a un buen n¨²mero de renos y que acab¨® con la vida de un ni?o
Parece la trama de una pel¨ªcula de serie B de esas que filmaba Roger Corman o que bien podr¨ªa filmar Alex de la Iglesia. Con todo, puestos a ser realistas, hay que recordar el brote de ¨¢ntrax ocurrido en 2016 en la tundra siberiana que mat¨® a un buen n¨²mero de renos y que acab¨® con la vida de un ni?o. El origen tuvo lugar en el permafrost derretido. Fue cuando, presuntamente, despertaron las antiguas esporas del Bacillus anthracis, cuerpos microsc¨®picos celulares que hab¨ªan permanecido dormidos en el cad¨¢ver congelado de alg¨²n reno que hubiese contra¨ªdo la infecci¨®n.
No es por ser alarmistas, pero, atendiendo a lo sufrido por el coronavirus, no se pueden descartar nuevas pandemias. Sobre todo si se trata de un virus zombi que revive para asustarnos y pone a prueba nuestro temor cada vez que alguien estornuda cerca y le decimos ¡°Jes¨²s¡± o ¡°Salud¡±, y no precisamente se lo decimos por costumbre, sino por una superstici¨®n que viene de tiempos remotos; desde la antigua Grecia, cuando el estornudo era la se?al de que algo hab¨ªa entrado en el cuerpo y por cada estornudo se nombraba a Zeus.
El cristianismo cambi¨® el nombre a los dioses, pero el temor sigui¨® manteni¨¦ndose. Lo dem¨¢s ya es historia, sustancia de la que est¨¢ hecho el tiempo cuando el tiempo ha dejado de pertenecernos.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.