Un evento de fr¨ªo extremo acab¨® con los primeros pobladores de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
Aquella glaciaci¨®n de hace 1,1 millones de a?os baj¨® la temperatura hasta provocar un ambiente estepario, seg¨²n un estudio que publica ¡®Science¡¯
Los primeros humanos de Europa tuvieron un cambio clim¨¢tico que pudo acabar con ellos. Los antecesores del humano moderno ya viv¨ªan en las pen¨ªnsulas It¨¢lica e Ib¨¦rica hace entre 1,2 y 1,4 millones de a?os, como atestiguan restos hallados en Atapuerca. Pero para encontrar a sus posibles descendientes habr¨¢ que esperar casi otro medio mill¨®n, con el descubrimiento del Homo antecessor, tambi¨¦n en el yacimiento de la sierra burgalesa. ?Qu¨¦ pas¨® entre medias? Ahora, un estudio paleoclim¨¢tico ha descubierto un evento de fr¨ªo extremo que pudo cambiar tanto el clima y el ambiente como para hacer que aquella especie humana desapareciera de suelo europeo.
El clima de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica cuando llegaron los antepasados de los humanos modernos era mediterr¨¢neo, ¡°m¨¢s mediterr¨¢neo que ahora¡±, comenta Juan Luis Arsuaga, codirector del yacimiento de Atapuerca. Aquellos homininos a¨²n no conoc¨ªan el fuego y no necesitaban dominar la tecnolog¨ªa de tratar la piel animal para combatir el fr¨ªo. Se cree tambi¨¦n que su balance de grasa no era el m¨¢s adecuado para un clima de bajas temperaturas. As¨ª que debieron pasarlo mal cuando hace 1,1 millones de a?os avanz¨® una nueva glaciaci¨®n que cubri¨® de hielo las islas Brit¨¢nicas por completo, el canal de la Mancha y casi toda Europa. Como suceder¨ªa m¨¢s tarde con los neandertales y con nosotros, los sapiens, el sur europeo debi¨® de ser el ¨²ltimo refugio. Pero, seg¨²n un estudio publicado ahora en la revista Science, aquella glaciaci¨®n tuvo un pico de fr¨ªo tan extremo que modific¨® el clima y el entorno hasta tal punto que, seg¨²n sus autores, debi¨® acabar con aquellos primeros europeos.
Las pistas de esta historia de exterminio clim¨¢tico empiezan en el r¨ªo Tajo y acaban en el fondo del oc¨¦ano. A unos 200 kil¨®metros de la costa, al suroeste de Lisboa, hay una ubicaci¨®n conocida por los cient¨ªficos como U1385. Del fondo marino se han extra¨ªdo varios n¨²cleos de sedimentos que llevan escrita la historia clim¨¢tica de los ¨²ltimos 2,5 millones de a?os. En sus distintas capas se hallan f¨®siles de foramin¨ªferos, unos organismos marinos con una concha que es clave para estudiar el pasado. La composici¨®n de estas conchas marinas cuenta c¨®mo era el agua cuando se formaron. Por ejemplo, han servido para mostrar c¨®mo el asteroide o meteorito que acab¨® con los dinosaurios mucho tiempo atr¨¢s acidific¨® el mar. En esta ocasi¨®n desvelan que en aquella glaciaci¨®n, las aguas del Atl¨¢ntico se ralentizaron, con un declive de la llamada circulaci¨®n de vuelco meridional del Atl¨¢ntico (AMOC, por sus siglas en ingl¨¦s), un juego de corrientes que modula el clima del hemisferio norte.
La consecuencia m¨¢s evidente de este par¨®n oce¨¢nico por la aportaci¨®n de agua dulce ¨¢rtica y el avance del hielo fue la bajada de la temperatura del mar. Cu¨¢nto baj¨® exactamente lo detalla Joan Grimalt, investigador del Instituto de Diagn¨®stico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y coautor del estudio de Science: ¡°La temperatura media del agua en esta latitud es en nuestro tiempo de 19?. En aquel evento, baj¨® hasta los 5 o 6 grados, cuando en otras glaciaciones lo hizo hasta los 10¡±. No hay una medida directa igual para la temperatura tierra adentro. Pero, ¡°aunque no es matem¨¢tico, en general, la bajada de un grado en el mar se corresponde con el descenso de tres en tierra¡±, a?ade Grimalt. De un clima eminentemente mediterr¨¢neo, ¡°en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica pasamos a uno como el de Siberia¡±. ¡°Y eso, adem¨¢s del fr¨ªo extremo, se traduce en una menor disponibilidad de frutos y animales de los que alimentarse¡±, concluye el cient¨ªfico.
Conchas, p¨®lenes y supercomputaci¨®n
En los n¨²cleos de ese fondo marino tambi¨¦n hay polen de plantas terrestres y confirma lo que dec¨ªa Grimalt. La primera autora del estudio es Vasiliki Margari, del University College de Londres. Margari es experta en palinolog¨ªa, la parte de la bot¨¢nica dedicada al estudio del polen y las esporas, y explica c¨®mo los granos vegetales llegaron hasta all¨ª: fue el r¨ªo Tajo, y no el viento, lo que los llev¨® hasta el mar. Del an¨¢lisis de ese polen, Margari deduce que la vegetaci¨®n cambi¨® de forma radical: la glaciaci¨®n, que dur¨® miles de a?os, provoc¨® un descenso del arbolado y el avance de las plantas esteparias. La presencia de polen estepario en el fondo marino aument¨® un 45%. ¡°Finalmente, durante el evento de fr¨ªo extremo de hace 1,1 millones de a?os, tenemos una gran expansi¨®n de las plantas esteparias, y los ¨¢rboles templados y los brezales casi desaparecieron¡±, a?ade Margari. Y este evento extremo dur¨® 4.000 a?os.
¡°La temperatura media del agua baj¨® hasta los 5 o 6 grados, cuando en otras glaciaciones lo hizo hasta los 10¡±Joan Grimalt, IDAEA-CSIC
Faltaba conectar este enfriamiento clim¨¢tico con el destino de los primeros pobladores de Europa y eso lo han hecho con supercomputaci¨®n. Axel Timmermann, investigador de la Universidad Nacional de Pusan (Corea del Sur) y coautor del estudio, lo explica en un v¨ªdeo distribuido a los medios: ¡°Para cuantificar el impacto en la ocupaci¨®n humana, ejecutamos un modelo clim¨¢tico integral y un modelo de h¨¢bitat humano en nuestra supercomputadora Aleph. Los resultados de estos experimentos inform¨¢ticos son claros: los primeros humanos en Europa no podr¨ªan haber sobrevivido a esta glaciaci¨®n extrema y la gran ca¨ªda asociada de la productividad primaria neta y la vegetaci¨®n¡±.
Los resultados de este trabajo encajar¨ªan con la ausencia de restos humanos o herramientas l¨ªticas en Europa en los cientos de miles de a?os posteriores a aquel cambio clim¨¢tico. Su tesis es que solo mucho tiempo despu¨¦s, los Homo antecessor encontrados en Atapuerca ser¨ªan representantes de una nueva oleada de antecesores de los humanos que recolonizaron Europa, conociendo ya el dominio del fuego y c¨®mo aprovechar las pieles de los animales y mejor adaptados al fr¨ªo que volver¨ªa con las siguientes glaciaciones.
Arsuaga, uno de los mayores conocedores de aquella parte de la evoluci¨®n humana, cuestiona las principales conclusiones de este trabajo. ¡°Los testigos marinos son de gran importancia, pero hacen falta registros terrestres y no vemos flora y fauna ¨¢rticas hasta la ¨²ltima glaciaci¨®n [iniciada hace unos 110.000 a?os y acabada hace unos 10.000]. La pen¨ªnsula Ib¨¦rica nunca se congel¨® ni hubo permafrost hasta esta glaciaci¨®n¡±, asegura.
Ya m¨¢s en su terreno, el de los hom¨ªnidos, recuerda que ¡°el que no haya a d¨ªa de hoy registro de f¨®siles humanos y sus utensilios de piedra en el periodo comprendido entre los primeros pobladores conocidos de Iberia y Homo antecessor no quiere decir necesariamente que no hubiera nadie viviendo en Europa en ese periodo intermedio. Puede ser que simplemente a¨²n no hayamos encontrado evidencias de su presencia¡±. Entonces, ?qu¨¦ pas¨® en ese lapso tras aquel evento de fr¨ªo extremo? ¡°No lo sabemos¡±, reconoce el paleoantrop¨®logo.
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