As¨ª influye nuestra percepci¨®n del tiempo en la salud mental
Una de las principales fuentes de estr¨¦s es vivir pendiente del tiempo; por el contrario, saber controlarlo y gestionarlo es una fuente de bienestar
A Ram¨®n Bay¨¦s, pionero de la psicolog¨ªa cient¨ªfica en Espa?a
Vivir pendientes del tiempo es una de las principales fuentes de estr¨¦s. Saber controlarlo y gestionarlo es, por el contrario, una fuente de salud som¨¢tica y mental, pero ello requiere, en primer lugar, diferenciar con claridad dos tipos de tiempo y sus propiedades, el que marcan los relojes, es decir, el tiempo objetivo, y el que percibimos mentalmente en cada estado o situaci¨®n, pues no siempre coinciden.
Los humanos tenemos en el cerebro un grupo de neuronas, el n¨²cleo supraquiasm¨¢tico del hipot¨¢lamo, que funciona como un reloj biol¨®gico con un ciclo de 24 horas que sirve para ajustar el funcionamiento del cuerpo, su fisiolog¨ªa, a los cambios exteriores. Son neuronas que funcionan de manera bastante aut¨®noma, preparando al cerebro y dem¨¢s ¨®rganos del cuerpo para funcionar de manera diferente, seg¨²n sea de d¨ªa o de noche. De ese modo, sincronizan nuestros ritmos de sue?o y vigilia, la temperatura corporal y la producci¨®n de determinadas hormonas con el ciclo diario de luz y oscuridad solar, lo que permite un mejor funcionamiento de las funciones fisiol¨®gicas y una mejor salud corporal.
En realidad, ese reloj hipotal¨¢mico es un reloj imperfecto, pues atrasa, pero cada d¨ªa contribuyen a ponerlo en hora est¨ªmulos ambientales como la luz del sol de la ma?ana o cosas que tambi¨¦n suelen ocurrir casi a la misma hora, como el ruido del cami¨®n de la basura, el de la ducha del vecino o el del propio reloj despertador. La luz matinal tiene un poder especial para esa funci¨®n, pues alcanza al hipot¨¢lamo por v¨ªas nerviosas directas que le llegan desde la retina de los ojos.
Pero el sentido que tenemos del paso del tiempo, su percepci¨®n mental o subjetiva, no siempre coincide con lo que marcan los relojes. Junto con la memoria, ese sentido contribuye a que, en lugar de vivir en una especie de eterno presente, tengamos una noci¨®n del pasado, del presente y el futuro. Gracias a ¨¦l apreciamos la velocidad de cualquier cosa que se mueva y el tama?o de un objeto cuando lo exploramos por el tacto. La prosodia, el tono de la voz que lleva el verdadero mensaje de las palabras, requiere igualmente una percepci¨®n subjetiva del tiempo, la que tambi¨¦n usamos para prestar atenci¨®n a las cosas que pasan, tratar de solucionar problemas, tomar decisiones, hacer planes de futuro o incluso para entender las mentes y el comportamiento de las dem¨¢s personas.
Medir los momentos
Estamos capacitados para distinguir muy bien lo que pas¨® hace a?os o d¨ªas de lo que pas¨® hace un rato o acaba de suceder y podemos distinguir minutos de segundos y estos de milisegundos, es decir, podemos hacer valoraciones, aunque imprecisas, del tiempo objetivo. Pero nuestra capacidad perceptiva del tiempo subjetivo var¨ªa considerablemente en funci¨®n de los sentidos implicados en ella. As¨ª, solemos evaluar con m¨¢s precisi¨®n la duraci¨®n de un sonido que la de una imagen visual o la de un olor, lo cual tiene mucho que ver con que el sentido auditivo humano, y probablemente el de muchas especies animales, es, por su naturaleza y funciones, el m¨¢s especializado y con m¨¢s capacidad para percibir el tiempo. No obstante, la evaluaci¨®n del tiempo trascurrido, por ejemplo, durante una melod¨ªa, siempre es m¨¢s precisa cuando utilizamos m¨¢s de un sentido a la vez, por lo que ver al m¨²sico que la interpreta nos permite una mejor valoraci¨®n que si solo le o¨ªmos.
En la b¨²squeda de alg¨²n tipo de reloj biol¨®gico cerebral que mida el tiempo subjetivo, el mayor ¨¦xito hasta ahora ha sido del equipo del matrimonio May-Britt Moser y Edvard Moser, del Institute for Systems Neuroscience and Centre for Neural Computation de Noruega, ganadores del Premio Nobel de Fisiolog¨ªa y Medicina por sus hallazgos sobre c¨¦lulas del hipocampo de las ratas se?alizadoras de la posici¨®n que los animales ocupan en un determinado espacio (v¨¦ase Okeef, el premio Nobel y el ¡°GPS¡± cerebral, en El Pa¨ªs del 26 de octubre de 2014). Estos investigadores, en colaboraci¨®n con los de varias universidades norteamericanas, observaron que el propio hipocampo contiene tambi¨¦n neuronas que, tras repetidas secuencias de aprendizaje, acaban se?alizando con su actividad el momento en que los animales intuyen que ha de pasar algo relevante, lo que, en conjunto, interpretan como que el hipocampo es capaz de almacenar en sus neuronas una compleja memoria del qu¨¦, d¨®nde y cu¨¢ndo han de ocurrir cosas importantes para la rata.
Es posible que nuestro hipocampo humano contenga tambi¨¦n una representaci¨®n de ese tipo, y que su car¨¢cter intuitivo sea la raz¨®n por la que nuestra percepci¨®n subjetiva del tiempo es tan variable como influenciable por m¨²ltiples factores, externos e internos, que tambi¨¦n pueden converger en el hipocampo. As¨ª, a veces nos gustar¨ªa que el tiempo pasara r¨¢pidamente y otras que se eternizara, pero eso, lejos de nuestra voluntad, depende de otros factores no siempre f¨¢ciles de controlar.
El tiempo vuela
El tiempo vuela cuando estamos ocupados y motivados y cuando nos gusta lo que hacemos y nos lo pasamos bien, pero se nos hace m¨¢s largo cuando esperamos impacientes, tenemos un dolor, estamos enfermos o lo estamos pasando mal. Tambi¨¦n lo sentimos correr muy lento cuando estamos cansados e inc¨®modos, cuando nos aburrimos, cuando llevamos una carga pesada o cuando nos sentimos en peligro. Igualmente, se nos eterniza cuando estamos emocionados esperando a un ser querido o una noticia importante sobre salud o econom¨ªa. Las prisas tambi¨¦n hacen que tengamos la impresi¨®n de que el autob¨²s tard¨® media hora cuando, en realidad, solo tard¨® diez minutos, o que el sem¨¢foro en rojo se nos eternice.
Conocer todos esos factores y su influencia es muy importante para, como ha explicado con brillantez el profesor Ram¨®n Bay¨¦s (El reloj emocional. Alienta Ed. 2007), gestionar el tiempo interior, el que apreciamos subjetivamente. Esa gesti¨®n es la que nos ayuda en cada circunstancia a ajustar en lo posible el tiempo percibido mentalmente al tiempo real transcurrido, evitando que la no coincidencia se convierta, como tantas veces nos pasa, en una fuente de estr¨¦s. En general, un buen consejo para garantizar la salud som¨¢tica y mental es no vivir muy pendientes del tiempo, pero eso solo ocurre cuando tenemos la sensaci¨®n de que lo controlamos, incluso aunque no sea del todo cierto.
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, c¨®mo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sue?o, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, ser¨¢n analizados en la convicci¨®n de que saber c¨®mo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las dem¨¢s personas.
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