?Algo se mueve en Europa?
Solo conocemos la existencia de vida en la Tierra, pero quiz¨¢s ni siquiera se origin¨® aqu¨ª. Hay otros mundos que podr¨ªan haber albergado o albergar en la actualidad vida, por ejemplo, Europa
Salta una crisis mundial como la pandemia o Afganist¨¢n, o, peor, una crisis interna como la actitud de algunos pa¨ªses con respecto a los derechos humanos, y la Uni¨®n Europea se parece al comit¨¦ de ¡°Frente Popular de Judea¡± en La vida de Brian, discutiendo sobre aprobar mociones para discutir mociones sobre una moci¨®n que ayude a arreglar el problema. Cabe preguntarse si Europa se mueve, si hay vida en las instituciones de la UE o de los pa¨ªses integrantes. Pero no es de esa Europa ni de esa vida pol¨ªtica de la que vamos a hablar hoy, esto no es una carta abierta de Josep Borrell o una columna de Cu¨¦.
En lo que debi¨® ser una fr¨ªa noche del 8 de enero del a?o 1610, un italiano de 44 a?os (por lo que nos toca, diremos que los 40 son la mejor edad para seg¨²n qu¨¦ cosas) observ¨® por primera vez algo en el cielo que revolucion¨® el mundo. Y lo llev¨® a la c¨¢rcel, por otro lado. No ¨¦ramos el centro del universo, ni siquiera el Sol era el centro del universo, no todo giraba en torno a uno de esos dos astros, como el paradigma de la ¨¦poca establec¨ªa. En torno a una ¡°estrella errante¡±, J¨²piter, Galileo descubri¨® cuatro nuevos astros, a las que ¨¦l dio nombres num¨¦ricos, J¨²piter I-IV, pero que luego se quedaron con nombres de cuatro de las y los ¡°amantes¡± del an¨¢logo griego, Zeus: ?o, Europa, Ganimedes y Calisto. Estos nombres se los dio un astr¨®nomo alem¨¢n, Simon Marius, que afirm¨® haber descubierto las lunas de J¨²piter un mes antes que Galileo, y tambi¨¦n fue acusado de plagio por este (dejamos la sorprendente resoluci¨®n de esta disputa a la curiosidad de nuestros lectores). Uno de esos sat¨¦lites, que Galilei y/o Marius vieron en ese a?o 1610 tan fascinante y revolucionario, comprobando que no eran estrellas y demostrando que no todo gira en torno a nuestro ombligo, es J¨²piter II para Galilei, bautizado como Europa por Marius, que es tal y como lo conocemos hoy.
Europa es una de las cuatro llamadas lunas galileanas de J¨²piter, la menor de ellas, pero aun as¨ª, es el sexto sat¨¦lite m¨¢s grande del Sistema Solar, ligeramente m¨¢s peque?o que la Luna con unos 3100 km de di¨¢metro, casi el tama?o de Norte a Sur de nuestro continente Europa. Hasta hace casi 50 a?os, el sat¨¦lite era uno m¨¢s de los de J¨²piter y el Sistema Solar, pero cuando empezamos a visitar sus inmediaciones con misiones como Pioneer 10 y 11, y sobre todo con las Voyager o la propia sonda Galileo, este sat¨¦lite gan¨® en inter¨¦s para los astrof¨ªsicos y para la humanidad en general. Y es que estas misiones revelaron un mundo de formas suaves, sin monta?as ni restos de impactos de meteoritos como los que vemos en la Luna, por ejemplo, lo que implicaba que su superficie es relativamente joven. Esa superficie debe tener unas cuantas decenas o hasta unos 200 millones de a?os, es decir, se ha renovado en el tiempo que llevan los mam¨ªferos en la Tierra.
Otra caracter¨ªstica muy curiosa de Europa es que refleja casi el 65% de la luz del Sol que le llega, un valor muy parecido a la cantidad de luz que refleja el hielo en los casquetes polares de la Tierra. Im¨¢genes de la Voyager 2 (?de 1979, un a?o que est¨¢ m¨¢s cerca de la Segunda Guerra Mundial, que parece tan lejana, que de la actualidad!) mostraron una superficie plagada de placas y bandas que parec¨ªan fruto de fracturas de un material s¨®lido, rellenadas por un material m¨¢s fluido, como lava o agua. Medidas del campo magn¨¦tico de la luna, proporcionadas por la sonda Galileo, implicaban la existencia de un material que conduce la electricidad en su interior. Aparte de estas observaciones, la densidad global de esta luna tambi¨¦n apunta a que Europa est¨¢ formada por un n¨²cleo de rocas, parecido a las que tiene un planeta como la Tierra, pero rodeado de una gran cantidad de agua, quiz¨¢s m¨¢s del doble que lo que tiene nuestro planeta, y con sales disueltas, un gran oc¨¦ano subglacial. Esa agua estar¨ªa en forma s¨®lida en superficie, donde las temperaturas son g¨¦lidas, de menos de 200 ?C bajo cero, formando una capa de unos 20 kil¨®metros, y l¨ªquida debajo, con un gran oc¨¦ano de hasta 150 kil¨®metros de profundidad.
Observaciones m¨¢s recientes del sat¨¦lite, realizadas por ejemplo por el Hubble hace solo unos pocos a?os, apoyaron este modelo a trav¨¦s del descubrimiento de penachos de agua en estado gaseoso que ser¨ªan expulsados por lo que se llama criovolcanes. Los criovolcanes son como los g¨¦iseres que tenemos en la Tierra, pero pueden formar conos volc¨¢nicos, es decir, monta?as. Son como nuestros volcanes, tan dram¨¢ticos esta semana, pero no de roca/lava sino de hielo/agua. No solo eso, Hubble tambi¨¦n encontr¨® indicios, todav¨ªa por confirmar, de la presencia de una tenue atm¨®sfera en Europa, compuesta principalmente de ox¨ªgeno, que quiz¨¢s proviene de la destrucci¨®n de las mol¨¦culas de agua de la superficie, continuamente bombardeada por fotones y part¨ªculas cargadas y redirigidas a Europa por el intenso campo magn¨¦tico de J¨²piter.
Un oc¨¦ano interaccionando con un fondo rocoso con actividad geol¨®gica ya ha sido identificado en la Tierra como una de las posibles cunas de la vida. Este podr¨ªa ser el caso tambi¨¦n en Europa. Teniendo en cuenta que el planeta J¨²piter ha sido clave en la evoluci¨®n del Sistema Solar, cabe la posibilidad de que sat¨¦lites como Europa sean mucho m¨¢s importantes de lo que podr¨ªamos concebir para conocer los or¨ªgenes de la vida en la Tierra. Siendo mucho m¨¢s imaginativo, y recordando el monolito en 2001: Odisea en el espacio o la tem¨¢tica de las ¨²ltimas pel¨ªculas de la saga Alien, como Covenant, quiz¨¢s la cuna de la vida debe buscarse m¨¢s all¨¢ de nuestro planeta. En todo caso, Europa es fascinante, ?hay que ir all¨ª!, y en ello est¨¢n proyectos ya muy avanzados como Europa Clipper o JUICE, y otros que podr¨ªan suceder en 15-20 a?os, como Europa Lander.
Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez es investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA)
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de 1 ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo. La secci¨®n la integran Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez, investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa; Patricia S¨¢nchez Bl¨¢zquez, profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM); y Eva Villaver, investigadora del Centro de Astrobiolog¨ªa
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