La invasi¨®n silenciosa que pone en peligro el Mediterr¨¢neo espa?ol
En apenas cinco a?os el alga ¡®Rugulopterix okamurae¡¯ ha colonizado la costa andaluza de Tarifa a Cabo de Gata y se teme que siga su camino hacia el norte
Lleg¨® hace tan poco que ni siquiera tiene nombre en castellano. De color pardo, mide apenas unos cent¨ªmetros y tiene a la ciencia alarmada. El alga Rugulopterix okamurae, procedente del oc¨¦ano Pac¨ªfico, est¨¢ apartando a especies nativas, se multiplica con rapidez y ha colonizado a toda velocidad el litoral mediterr¨¢neo de Andaluc¨ªa y el norte de ?frica. En 2015, lleg¨® a Ceuta y se recogieron m¨¢s de 5.000 toneladas en las playas en solo un a?o. En 2016, dio el salto a Tarifa y desde entonces ha cubierto m¨¢s del 80% de los fondos rocosos entre cinco y 30 metros de profundidad de las costas de C¨¢diz, M¨¢laga y Granada, ocupando el 100% en algunas zonas. Ya se ha detectado en praderas de posidonia en Cabo de Gata (Almer¨ªa) y se cree que continuar¨¢ su expansi¨®n por el resto del mar Mediterr¨¢neo. ¡°No tiene l¨ªmites¡±, dice Jes¨²s Mercado, investigador del Centro Oceanogr¨¢fico de M¨¢laga, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). Las consecuencias de su expansi¨®n son impredecibles, pero ya causa problemas al ecosistema marino, al turismo, la pesca y la desalaci¨®n de aguas para consumo humano.
Mar¨ªa Altamirano es profesora del departamento de Bot¨¢nica y Fisiolog¨ªa Vegetal de la Universidad de M¨¢laga (UMA) y una de las primeras investigadoras en estudiar esta alga en Europa. Cuando la especie lleg¨® de golpe a la costa ceut¨ª, analiz¨® varios ejemplares y, en colaboraci¨®n con la Universidad de Kobe, confirm¨® la identidad de la especie. Se cree que lleg¨® como poliz¨®n en las aguas de lastre de grandes buques, que vac¨ªan sus compartimentos al llegar a puertos como el de T¨¢nger o Algeciras. Su capacidad para sobrevivir semanas en oscuridad total ha sido clave para su expansi¨®n. ¡°Probablemente lleg¨® muchas veces, un desembarco continuo que ha facilitado la invasi¨®n¡±, subraya Altamirano, quien destaca que la similitud de esta especie con otras aut¨®ctonas impidi¨® su detecci¨®n temprana, pero tambi¨¦n critica la falta de control sobre las aguas de lastre.
El alga se ha adue?ado de buena parte del estrecho de Gibraltar y la costa andaluza, afectando a espacios protegidos como los fondos de Maro-Cerro Gordo (M¨¢laga) o Punta Entinas-Sabinar (Almer¨ªa) y Cabo de Gata (Almer¨ªa), desde donde avanza hacia Murcia. Tambi¨¦n se ha detectado en Huelva y Portugal, aunque en menor cantidad. A¨²n se conoce muy poco de la especie o de los factores de su r¨¢pida adaptaci¨®n a su nuevo entorno para esta invasi¨®n silenciosa, pero los especialistas apuntan a diversas causas. La primera es que en 2015 se registr¨® una temperatura r¨¦cord en el Mediterr¨¢neo (la m¨¢s alta en 20 a?os) creando el entorno perfecto para el alga y facilitando un ¡°arranque descontrolado¡± y un crecimiento ¡°anormalmente r¨¢pido¡±, como refleja un estudio publicado por ocho investigadores en la revista Science of the Total Environment de 2020. Ese inicio explosivo se ha visto beneficiado, seg¨²n los especialistas, por la existencia de numerosos nutrientes en aguas superficiales ¡ªhasta 30 metros de profundidad, m¨¢s all¨¢ desaparece¡ª como uno de los motivos del r¨¢pido crecimiento de su biomasa. F¨¦lix L¨®pez, director del Instituto Universitario de Biotecnolog¨ªa y Desarrollo Azul (Ibyda), ha detectado que las aguas superficiales del litoral andaluz cuentan con una creciente concentraci¨®n de nitratos y fosfatos. Una parte llega desde las aguas profundas, pero otra procede de la actividad humana: de las explotaciones agr¨ªcolas ¡ªfundamentalmente en la cuenca del Guadalquivir¡ª o de aguas residuales sin depurar, como ocurre en puntos de Tarifa, Algeciras o la Costa del Sol. ¡°Hay una combinaci¨®n de factores que han conseguido una dispersi¨®n explosiva¡±, a?ade L¨®pez, que cree que a¨²n falta investigaci¨®n para tener m¨¢s certezas.
Consecuencias en el turismo
El alga vive tranquila ante la ausencia de depredadores. Ella misma se encarga de alejarlos: dispone de unas sustancias alelop¨¢ticas ¡ªcompuesto bioqu¨ªmico¡ª que aportan mal sabor para espantar a los herb¨ªvoros y, de paso, inhiben el crecimiento de otras especies a su alrededor. Tambi¨¦n presenta mecanismos de reproducci¨®n muy eficientes: es capaz de clonarse para que una sola planta genere miles de nuevos ejemplares ahogando al resto. El trasiego mar¨ªtimo en el estrecho de Gibraltar le ayuda a viajar de un lado para otro, ya que se fija en los cascos de cualquier embarcaci¨®n o las redes de los pescadores y los puertos se han convertido en vectores de dispersi¨®n. Adem¨¢s, se aferra a pl¨¢sticos, animales, plantas marinas o cualquier otro elemento para desplazarse y colonizar. Solo deja libres los fondos arenosos.
Cuando muere genera m¨¢s problemas. Su degradaci¨®n consume ox¨ªgeno afectando a otras algas, comunidades de peces y zooplancton. Y la cantidad de biomasa que genera hace que lleguen peri¨®dicamente arribazones que cubren por completo las playas. Los datos municipales asustan. En Tarifa, por ejemplo, en 2020 se retiraron m¨¢s de 2.300 toneladas de alga de su costa. En Estepona, la cifra se fue a las 3.838 toneladas (este a?o ya superan el millar) y, en Marbella, el peor a?o fue 2019, con 1.500 toneladas retiradas en solo cinco playas (este a?o ya ha llegado a 14). Los municipios se han visto obligados a adquirir maquinaria y solicitan ayuda para la retirada del residuo, que acaba en el vertedero. A¨²n no existen directrices sobre si debe tener un tratamiento diferenciado.
La situaci¨®n en las zonas de ba?o preocupa por su influencia en el turismo. La imagen de playas cubiertas de alga y el mal olor que dejan son factores negativos para este importante motor de la econom¨ªa andaluza. Los pescadores tambi¨¦n sufren sus consecuencias. Sus redes recogen m¨¢s algas que peces, pero tambi¨¦n provoca la ca¨ªda de la poblaci¨®n de pulpos o centollos. La Junta de Andaluc¨ªa tiene abierta una l¨ªnea de ayudas de 1,5 millones de euros por las p¨¦rdidas ocasionadas al sector (cifra calificada como ¡°limosna¡± por los pescadores del Estrecho). La especie ya causa problemas a desalinizadoras como las de Marbella o Campo de Dalias, en Almer¨ªa, donde las rejillas que captan agua del mar han quedado atascadas por la acumulaci¨®n de esta alga. Recientemente, la instalaci¨®n almeriense tuvo que parar para realizar la limpieza. ¡°Ha sido algo puntual. Pero si se repite habr¨¢ que tomar decisiones para prevenir. Estamos alerta¡±, dice Santiago Lacambra, responsable de la desalinizadora de Aquamed, que abastece de agua potable a las poblaciones de Roquetas, V¨ªcar y El Ejido y para riego a sus invernaderos.
Ecosistema marino en riesgo
Lo que m¨¢s preocupa a largo plazo a los investigadores es la influencia en los ecosistemas, donde el alga est¨¢ produciendo ¡°alteraciones del h¨¢bitat marino, p¨¦rdidas de biodiversidad, afectaci¨®n a especies y espacios protegidos incluidos en la Red Natura 2000¡±, seg¨²n el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica. Desplaza algas locales y especies claves para el sistema marino, incluida la posidonia en zonas como Estepona, Maro o Almer¨ªa. ¡°No he visto nunca un alga con una capacidad competitiva por el espacio con la biota nativa como la que ha demostrado esta. No solo en zonas bien iluminadas de los fondos, tambi¨¦n en espacios parcialmente umbr¨ªos y compitiendo eficazmente con especies animales que viven fijadas al sustrato, como corales, esponjas y tunicados¡±, subraya Jos¨¦ Carlos Garc¨ªa, director del Laboratorio de Biolog¨ªa Marina de la Universidad de Sevilla, quien ha liderado un estudio sobre la especie publicado en abril en la revista Frontiers in ecology and evolution. El investigador subraya ¡°los efectos extremos¡± que supone la presencia de Rugulopterix okamurae en su nuevo ecosistema, que ya est¨¢ afectado por tres algas invasoras que llegaron antes, lo que elimin¨® rivales y despleg¨® una alfombra roja a la nueva vecina.
Centros de buceo, ecologistas y los propios expertos se quejan de la lentitud de la Administraci¨®n para buscar soluciones. La ciencia ha impulsado la creaci¨®n del Foro Alga Invasora, coordinado por F¨¦lix L¨®pez, que asegura que hoy es imposible erradicar por completo el alga en el Mediterr¨¢neo. Mientras, la Junta de Andaluc¨ªa echa balones fuera diciendo que es competencia del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, que declar¨® a la Rugulopterix okamurae como especie invasora el oto?o pasado, cinco a?os despu¨¦s de su aparici¨®n. La ley que regula el Cat¨¢logo Espa?ol de Especies Ex¨®ticas indica, sin embargo, que tambi¨¦n es responsabilidad auton¨®mica. Fuentes de la administraci¨®n andaluza subrayan que han puesto en marcha un plan de trabajo para conocer mejor al alga ¡ªincluida su caracterizaci¨®n gen¨¦tica¡ª y el an¨¢lisis de especies marinas herb¨ªvoras que pudiera controlar su expansi¨®n.
Buceadores, c¨¢maras y drones submarinos son algunas de las herramientas utilizadas, tambi¨¦n por el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, que ya ha trasladado el problema a Europa y ha pedido su inclusi¨®n en la lista de especies ex¨®ticas invasoras. ¡°La solicitud est¨¢ en fase de evaluaci¨®n¡±, explican fuentes de la Comisi¨®n Europea. Mientras, Espa?a promueve proyectos de investigaci¨®n para conocer en qu¨¦ momento la especie es m¨¢s agresiva y se dispersa m¨¢s r¨¢pidamente y determinar qu¨¦ espacios son los m¨¢s favorables para su asentamiento. Buscan adelantarse a su llegada. ¡°Puede que no podamos proteger todo el litoral, pero s¨ª tenemos una oportunidad en espacios de inter¨¦s amenazados¡±, dice Mar¨ªa Altamirano. ¡°No podemos quedarnos mirando: hay que actuar ya porque pronto ser¨¢ tarde¡±, concluye F¨¦lix L¨®pez.
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