No acosen a las ballenas: est¨¢n migrando hacia el Atl¨¢ntico
Los rorcuales, que pueden llegar a medir 24 metros, pasan tan cerca de la costa mediterr¨¢nea que es f¨¢cil observarlos, pero est¨¢ prohibido acercarse a ellos
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Varias personas filmaban con sus m¨®viles la semana pasada en el Cabo de Palos (Murcia), entre la incredulidad y el entusiasmo, a varios ejemplares de rorcual com¨²n (Balaenoptera physalus) mientras nadaban al lado de la costa. Estos gigantes del mar, que pueden llegar a medir 24 metros ¡ªla segunda ballena de mayor tama?o tras la azul¡ª, est¨¢n viajando por la costa mediterr¨¢nea hacia el sur, camino del oc¨¦ano Atl¨¢ntico, tras dejar el litoral catal¨¢n. Y hay que dejarlos en paz. ¡°No pasa nada por observar a los rorcuales desde la costa o a distancia en el mar, pero hay v¨ªdeos en las redes sociales de embarcaciones situadas a menos de 60 metros, acos¨¢ndolos, y eso est¨¢ prohibido¡±, aclara Eduard Degollada, fundador de la asociaci¨®n EDMAKTUB de investigaci¨®n y divulgaci¨®n cient¨ªfica, en especial de los cet¨¢ceos. No es un capricho, es vital para esta y otras ballenas. ¡°Uno de los ejemplares que se vio en Denia iba en direcci¨®n norte cuando deb¨ªa nadar hacia el sur y eso era porque se la hab¨ªa perseguido¡±, asegura Degollada.
Los rorcuales entran al Mediterr¨¢neo desde el oc¨¦ano Atl¨¢ntico por el Estrecho de Gibraltar entre diciembre y enero y se desplazan hasta las costas catalanas. All¨ª permanecen de marzo a mayo a profundidades de entre 100 y 200 metros aliment¨¢ndose sobre todo de krill (peque?os crust¨¢ceos), a unas cinco millas de tierra. ¡°En muchas ocasiones suben a la superficie a comer. Toman grandes cantidades de agua, que filtran para obtener el alimento microsc¨®pico¡±, explica Degollada. Y en junio, cuando se termina la comida, inician la migraci¨®n hacia el Atl¨¢ntico en busca de sustento. Este a?o ha sido uno de los mejores en avistamientos: han contabilizado a 222 ballenas, casi el doble que otros periodos. EDMAKTUB recopila los datos con la ayuda de 60 embarcaciones de pesca profesional, la mayor parte de arrastre, pertenecientes a siete cofrad¨ªas que cubren la franja costera entre Palam¨®s y Cambrils.
¡°Los cet¨¢ceos van en l¨ªnea recta, porque lo que quieren es salir lo antes posible al Atl¨¢ntico y por eso pasan cerca de la costa por el Cabo de Palos (Murcia), Denia (Alicante), Cabo de Gata (Almer¨ªa) y, finalmente, por el Estrecho de Gibraltar¡±, enumera Degollada, que comenz¨® a estudiar a los rorcuales hace 30 a?os. Sin embargo, cuando entran al Mediterr¨¢neo en diciembre y enero, nadan m¨¢s lejos de la costa porque es donde encuentran comida. Siguen rutas frecuentadas por grandes mercantes y se producen muchos choques con ellos. ¡°Los barcos van cada vez m¨¢s r¨¢pido y ni se enteran si colisionan con alg¨²n ejemplar porque miden ciento y pico metros y pesan miles de toneladas y nosotros tampoco sabemos cu¨¢ntos rorcuales pueden verse afectados¡±, aclara el cient¨ªfico.
Ayer en cabo de Palos pic.twitter.com/2O7EHhlKap
— Michel Jimenez ???? (@MichelJ34776504) June 29, 2021
¡°Llevamos dos semanas vi¨¦ndolas pasar a diario. Ayer [por el s¨¢bado] apareci¨® una a menos de 20 metros del acantilado en el Cabo de San Antonio (D¨¦nia y X¨¤bia) donde hay un fondo de entre 7 y 10 metros¡±, relata Eduardo Belda, bi¨®logo del Instituto de Investigaci¨®n para la Gesti¨®n Integrada de Zonas Costeras (IGIC) de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia y director del proyecto CaboRorcual. Belda tambi¨¦n advierte sobre el problema que supone la cercan¨ªa de embarcaciones. ¡°Si alg¨²n barco se mete en medio, los animales dan la vuelta. Aunque no son agresivos, el problema es que ¨¦l no te vea y tropieces con ellos de forma que se puede producir alg¨²n accidente¡±, comenta.
En el Mediterr¨¢neo existen, al menos, dos poblaciones de la especie. Una es netamente mediterr¨¢nea, nace y crece en sus aguas y vive en la cuenca occidental. La Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN) calcula que existen entre 3.500 y 5.000 ejemplares de ese n¨²cleo a los que califica como vulnerables y con una tendencia descendente. Se encuentran sobre todo en la regi¨®n comprendida entre el Golfo de Le¨®n (sur de Francia), el noroeste de C¨®rcega, el norte y oeste de Cerde?a y al sur de Sicilia. La mayor concentraci¨®n de ejemplares en busca de alimento se produce en el mar de Liguria (en el norte de C¨®rcega) en julio y agosto, declarado ?rea Marina Protegida en 1999, que se ha convertido en un santuario para mam¨ªferos marinos.
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La otra poblaci¨®n, la que ahora est¨¢ migrando y pasando por las costas espa?olas, entra desde el Atl¨¢ntico por el Estrecho de Gibraltar y se desplaza hacia las costas catalanas. ¡°No sabemos si son todas del Atl¨¢ntico norte, pero hay una migraci¨®n clara, aunque no descartamos que haya alg¨²n ejemplar de la poblaci¨®n netamente mediterr¨¢neo entre ellas¡±, sostiene Degollada. La UICN calcula que existen 100.000 ejemplares en el Atl¨¢ntico, tambi¨¦n catalogados como vulnerables pero con tendencia al alza.
El pico de la migraci¨®n
Roc¨ªo Espadas, investigadora del laboratorio de biolog¨ªa marina de la Universidad de Sevilla y cofundadora de Ecolocaliza, lleva tomando datos de especies marinas en el Estrecho de Gibraltar desde 2009, sobre todo del delf¨ªn com¨²n y del rorcual com¨²n. Ahora est¨¢n embarcados en el proyecto rorcual com¨²n del Estrecho oriental, un ¨¢rea considerada Zona de Especial Conservaci¨®n (ZEC). ¡°Nos dimos cuenta de que pasaban muy cerca de tierra y comenzamos a contabilizarlas. El a?o pasado contamos 140 ejemplares y ahora llevamos de momento 72. Estamos en el pico de migraci¨®n que se extiende hasta mediados de julio¡±. Cuando el estado del mar les permite salir, toman fotograf¨ªas para intentar identificar a los animales y poder comparar sus resultados con las que se encuentran en Catalu?a. ¡°Van hacia el norte buscando el alimento en aguas fr¨ªas y se mueven entre Galicia, Noruega e Islandia¡±, a?ade.
En esa zona se repite el problema de la proximidad de embarcaciones que no respetan la normativa. ¡°Aqu¨ª existen cuatro puertos deportivos con m¨¢s de 4.000 barcos matriculados y hay personas que casi se suben encima de las ballenas¡±, comenta Espadas. Existe una ley, pero el problema es de falta de concienciaci¨®n: ¡°A la gente no se la informa, adem¨¢s de que no existe vigilancia¡±.
Alessia Scuderi, de la asociaci¨®n Nereide de conservaci¨®n del medio ambiente en Tarifa, a?ade que el Estrecho de Gibraltar es un ¡°corredor important¨ªsimo para la migraci¨®n y deber¨ªa estar m¨¢s reconocido como ¨¢rea para los mam¨ªferos marinos¡±. No considera suficientes las herramientas de control que se han puesto en marcha,. Y pone como ejemplo que ¡°algo tan sencillo como avisar a los barcos desde las torres de control de que hay una ballena para que bajen la velocidad se hace solo a veces¡±.
C¨®mo observar a una ballena
Se puede observar a las ballenas, pero siguiendo unas normas fijadas por el Real Decreto 1727/2007 para evitarles cualquier molestia. Tampoco es excusa para saltarse las reglas que el cet¨¢ceo aparezca de improviso.
- Como norma general, hay que evitar cualquier conducta que pueda causar muerte, da?o, molestia o inquietud a los cet¨¢ceos. No se les debe dar alimento, ni tener contacto f¨ªsico, realizar ruido excesivo, separarlos o ba?arse o bucear en la zona de exclusi¨®n (radio de 60 metros a partir del cet¨¢ceo).
- Si se est¨¢ a menos de 60 metros, se pondr¨¢ el motor en punto muerto o desembragado y a bajas revoluciones y, si es necesario, se parar¨¢.
- Se proh¨ªbe poner en marcha el motor si se est¨¢ en esa zona de exclusi¨®n y, en todo caso, habr¨¢ que hacerlo algunos minutos despu¨¦s de que comiencen a alejarse.
- Si es necesario arrancar, ser¨¢ de forma suave y comprobando que los animales no se encuentran cerca de la h¨¦lice.
- En el caso de que sean marsopas o delfines, se podr¨¢ seguir navegando manteniendo velocidad y rumbo.
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