Una guarder¨ªa de corales en la costa de Granada
Una ONG pone en marcha uno de los primeros proyectos en el Mediterr¨¢neo de este estilo para recuperar una importante colonia de esta especie muy afectada por los residuos pesqueros
En Almu?¨¦car, en la costa de Granada, hay una lengua de tierra que se adentra en el Mediterr¨¢neo. Su superficie es un laberinto de urbanizaciones, chal¨¦s con piscina y acantilados. Bajo el mar, adem¨¢s, hay un para¨ªso. Son las 120 hect¨¢reas marinas que conforman la Zona de Especial Conservaci¨®n (ZEC) Punta de la Mona. Un ¨¢rea de arrecifes, fondos rocosos y arena que alberga una ¡°elevada biodiversidad¡± y ¡°densas poblaciones de especies amenazadas¡±, seg¨²n la Junta de Andaluc¨ªa. Entre ellas, el coral naranja (Astroides calycularis) y el coral candelabro (Dendrophyllia ramea). ?ste ¨²ltimo es una rareza en este rinc¨®n de la costa: generalmente se desarrolla en poblaciones aisladas y a una profundidad superior los 50 metros, pero aqu¨ª lo hace en una gran colonia de entre 500 y un millar de ejemplares a partir de 30 metros. El olvido, la ausencia de protecci¨®n y los impactos de la pesca durante d¨¦cadas han hecho que este valioso jard¨ªn se encuentre en peligro. Ahora, un proyecto desarrollado por la ONG Equilibrio Marino impulsa una de las primeras guarder¨ªas de coral del Mediterr¨¢neo. La idea es instalar varias estructuras submarinas donde los ejemplares da?ados se pueden recuperar y a la vez ir repoblando la colonia con aquellos m¨¢s sanos.
La calidad del agua, el relieve submarino y las corrientes marinas han creado las condiciones adecuadas en esta parte de la costa para que haya una gran poblaci¨®n de esta especie ¡ªcatalogada como ¡°vulnerable¡± en la Lista Roja de Especies Amenazadas¡ª, un ecosistema que da cobijo a una gran cantidad de peces e invertebrados que se alimentan y reproducen en ese entorno. Ya sean pulpos, sargos, esponjas o estrellas de mar, entre otras decenas de especies, como subraya un estudio del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC).
Esta singular poblaci¨®n de coral candelabro, cuyo nombre procede de su crecimiento ramificado, apenas avanza un cent¨ªmetro al a?o mientras los p¨®lipos coralinos se alimentan de plancton. Sin embargo, esto contrasta con su acelerado ritmo de deterioro. Como explica Marina Palacios, coordinadora de este proyecto de recuperaci¨®n denominado SOS Corales, ¡°esta colonia con ejemplares centenarios est¨¢ en grave peligro por su gran vulnerabilidad ante redes, anzuelos, cabos, nasas y otras artes de pesca, que estrangulan, fragmentan y tapan los corales, provocando su muerte¡±. Esta cient¨ªfica, como otros muchos especialistas, alerta de que esta y otras especies de coral necesitan mayor protecci¨®n para sobrevivir en un mar sobreexplotado por la pesca y en peligro por el cambio clim¨¢tico.
Palacios naci¨® en Segovia hace 30 a?os, a casi 300 kil¨®metros de la playa, pero su pasi¨®n fue siempre el mar. Estudi¨® Ciencias Ambientales en C¨¢diz y m¨¢s tarde se especializ¨® en la recuperaci¨®n de arrecifes. Ahora cumple su sue?o en uno de los primeros proyectos de este estilo en el Mediterr¨¢neo, trabajando en esta zona de medio millar de metros cuadrados de la costa de Granada, cerca de las playas cristalinas de La Herradura.
¡°Es una zona muy importante¡±, incide Agust¨ªn Barraj¨®n, naturalista que lleva tres d¨¦cadas buceando por las costas andaluzas y ha asesorado a la Universidad de M¨¢laga y otros organismos p¨²blicos en la elaboraci¨®n de informes de conservaci¨®n.
SOS Corales nace de las inmersiones que, regularmente, el personal de Equilibrio Marino realizaba por la zona, una de las que m¨¢s submarinistas re¨²ne de toda Andaluc¨ªa. Tanto ellos como otros buceadores hab¨ªan visto la degradaci¨®n progresiva del coral. ¡°Mucha gente ve¨ªa que se estaban muriendo y nos preguntaban qu¨¦ pod¨ªan hacer, porque algo hab¨ªa que hacer. Pero es una especie que requiere conocimiento y permisos para ello, as¨ª que decidimos impulsar esta iniciativa¡±, cuenta Fernando Alarc¨®n, fundador de la ONG. En un concurso internacional desarrollado por otra entidad social francesa Coral Guardian encontraron el apoyo econ¨®mico. Y la colaboraci¨®n de otros muchos donantes ha permitido ponerla en marcha sin ning¨²n tipo de ayuda p¨²blica. ¡°Ojal¨¢ se sumen m¨¢s pr¨®ximamente, porque seguimos necesitando financiaci¨®n¡±, cuenta Alarc¨®n, que destaca que la crisis econ¨®mica derivada de la sanitaria ha impedido que diversos patrocinadores que hab¨ªan confirmado su apoyo lo pudieran hacer efectivo.
Bajo la coordinaci¨®n de Palacios, los t¨¦cnicos de Equilibrio Marino comenzaron el pasado mes de septiembre a cartografiar el fondo marino donde se establece la colonia de coral. La tecnolog¨ªa les ha permitido conocer su abundancia, pero tambi¨¦n la distribuci¨®n, los da?os que sufre cada ejemplar o los residuos que les rodean. De manera paralela, han comenzado un trabajo de investigaci¨®n con las universidades de C¨¢diz, M¨¢laga y Sevilla para realizar un estudio gen¨¦tico y reproductivo de los corales que busca mejorar el conocimiento sobre la especie. Adem¨¢s, tambi¨¦n analizan par¨¢metros ambientales con dos estaciones centinela que permiten conocer desde las corrientes hasta la calidad del agua, la cantidad de plancton o las sustancias contaminantes en el sedimento: hasta el momento han encontrado m¨¢s de 500 procedentes de productos como las cremas solares, perfumes o metales pesados.
Tras dividir la zona en peque?os cuadrantes, un equipo de buceadores formados espec¨ªficamente para ello ¡ªcon una treintena de voluntarios¡ª comenz¨® con el trabajo pr¨¢ctico en la primera parcela, de unos 50 metros cuadrados. En ese peque?o espacio retiraron hasta 250 kilos de residuos pesados en seco, de los cuales el 98% son de origen pesquero. Destacan 200 metros de cabos, tres kil¨®metros de sedal o 300 metros de red, aunque tambi¨¦n hay otros elementos como neum¨¢ticos. Los datos de la entidad indican que 8 de cada 10 ejemplares tienen da?os, as¨ª que una vez retirados los residuos, los submarinistas ¡ªen tres inmersiones semanales de entre una y dos horas¡ª se dedican a sanear, uno a uno, cada coral, separando las partes muertas, retirando los sedimentos y tambi¨¦n los epibiontes, par¨¢sitos colonizadores que da?an a la especie. Finalmente, las devuelven a su medio con t¨¦cnicas no intrusivas, es decir, sin desplazar a otras especies. Adem¨¢s, recuperan los segmentos que hay partidos en el fondo marino para repoblar donde haya huecos.
¡°El problema es que en muchos casos los corales partidos llevan mucho tiempo en el fondo o tienen demasiados golpes y estrangulamientos, lo que har¨ªa inviable su recuperaci¨®n natural, porque hay especies oportunistas, como los epibiontes, que aprovechan las heridas para asentarse y los acaban matando¡±, subraya Palacios. Es ah¨ª donde entran en juego las guarder¨ªas, unas peque?as mesas de metal que se ubican en el fondo del mar y que cuentan con un entorno seguro alejado de sedimentos y especies invasoras. Los sujetos recuperados que se encuentran m¨¢s enfermos se anclan sobre el armaz¨®n y reciben un tratamiento para su recuperaci¨®n ¡ªdesde la cuidadosa limpieza hasta el uso de una resina especial para curar las heridas y que cicatricen¡ª que a veces cuenta tambi¨¦n con el apoyo de peque?os peces, como fredis y doncellas, que dan los ¨²ltimos retoques aliment¨¢ndose de las algas y otros restos que quedan en los corales. ¡°Las hemos denominado guarder¨ªas porque son como ni?os peque?os, requieren muchos cuidados¡±, se?ala Alarc¨®n, quien explica que, cuando los ejemplares se hayan regenerado y recuperado, ser¨¢n devueltos a su ecosistema original. Los especialistas tambi¨¦n solicitan a los buceadores que pasen junto a estas guarder¨ªas que mantengan la distancia y no las manipulen para evitar da?os.
De momento la organizaci¨®n ha instalado la primera estructura y en los pr¨®ximos d¨ªas se colocar¨¢ la segunda una vez se hayan retirado los residuos y tratado los corales del segundo sector. Hasta que no termina todo el trabajo en una parcela no arranca la labor en la siguiente, seg¨²n explican los responsables. La idea es situar cinco de estas mesas en los pr¨®ximos meses y que la recuperaci¨®n de todos los ejemplares pueda producirse en un plazo cercano a los tres a?os. ¡°Hay residuos acumulados como para estar trabajando un m¨ªnimo de dos a?os¡±, apunta Alarc¨®n. La idea es que, como muy tarde, en 2025 todo el jard¨ªn de corales est¨¦ sano. El objetivo final es la creaci¨®n de un ?rea Marina Protegida que atraiga el turismo de buceo y, a la vez, sirva para prohibir la pesca porque ¡°ha quedado demostrado que la protecci¨®n de esta especie y toda la diversidad de su habitante zona no es compatible con la actividad pesquera, que genera efectos nocivos de gravedad al ecosistema¡±, asegura Palacios. ¡°Yo tambi¨¦n prohibir¨ªa el buceo o lo restringir¨ªa a visitas muy puntuales. El trasiego ah¨ª abajo afecta mucho a esta especie¡±, incide Agust¨ªn Barraj¨®n. ¡°Es urgente cuidar el mar: es fuente de vida, regulador del clima y absorbe grandes cantidades de di¨®xido de carbono¡±, concluye Alarc¨®n, que junto a su equipo tambi¨¦n prev¨¦ realizar campa?as de formaci¨®n y sensibilizaci¨®n para involucrar a m¨¢s personas en la conservaci¨®n marina.
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