¡°Que haya pa¨ªses con cifras falseadas de sus emisiones es un grave problema para luchar contra el cambio clim¨¢tico¡±
El investigador franc¨¦s Philippe Ciais considera que las importantes emisiones no declaradas por naciones como Rusia, Ir¨¢n o Malasia no deben poner en cuesti¨®n la lucha contra el calentamiento del planeta
En un momento en el que el barco de las negociaciones clim¨¢ticas de Naciones Unidas maniobra de nuevo entre la tempestad para no naufragar en la cumbre del clima de Glasgow, una investigaci¨®n de The Washington Post ha sacado a la luz una enorme grieta existente en el propio casco del barco. Si la lucha contra el calentamiento del planeta se asienta en los compromisos de los pa¨ªses para reducir sus gases de efecto invernadero, este trabajo period¨ªstico en el que ha colaborado el investigador franc¨¦s Philippe Ciais (Toulon, 55 a?os) ha encontrado en las cuentas oficiales de emisiones un agujero de entre 8.500 y 13.300 millones de toneladas anuales no declaradas; una cantidad que, en la mejor de las hip¨®tesis, supera todo lo que emite Estados Unidos en un a?o. Para este cient¨ªfico del Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente, del Instituto Pierre Simon Laplace de Francia, esto supone un grave problema que resta credibilidad a las promesas de reducci¨®n de los pa¨ªses, pero no debe poner en cuesti¨®n la lucha internacional contra el calentamiento del planeta.
Pregunta. ?De qu¨¦ forma los pa¨ªses deben informar de sus emisiones causantes del cambio clim¨¢tico?
Respuesta. Para los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, los del anexo I del Protocolo de Kioto, existe la obligaci¨®n de reportar estos datos de forma anual. Aunque se comunican con un desfase de dos a?os, se trata de tablas de Excel muy detalladas, con muchos sectores de actividad. Sin embargo, para los otros pa¨ªses, que hoy en d¨ªa representan m¨¢s del 65% de las emisiones de CO? mundiales, no hay un sistema como este. A veces presentan comunicaciones nacionales, menos completas, o informes bienales de actividad, con un mont¨®n de informaci¨®n que en ocasiones incluyen tablas con emisiones por gas y por sector, pero no muy detalladas. Estos informes no son obligatorios y algunos pa¨ªses llevan mucho tiempo sin comunicar sus datos: Ir¨¢n solo lo ha hecho una vez, en 2010, y China cuatro veces, pero la ¨²ltima en 2015, hace ya bastante tiempo. As¨ª es dif¨ªcil calcular las emisiones actuales.
P. La investigaci¨®n de The Washington Post pone de manifiesto que existen grandes diferencias entre lo que declaran los pa¨ªses y la realidad.
R. S¨ª, eso es lo que se descubre en la investigaci¨®n del Post. No esper¨¢bamos que hubiera una diferencia tan grande: la suma de las emisiones oficiales de todos los pa¨ªses es entre un 20% y un 30% m¨¢s baja que las estimaciones cient¨ªficas m¨¢s recientes.
P. ?C¨®mo se sabe cu¨¢les son las emisiones reales para compararlas con las que declaran los pa¨ªses?
R. Por desgracia, no conocemos la realidad, pero s¨ª hay estimaciones independientes, las que realizamos los cient¨ªficos, y tambi¨¦n organizaciones internacionales como la FAO o la Agencia Internacional de la Energ¨ªa.
P. ?C¨®mo se miden de forma cient¨ªfica esas emisiones?
R. Muchas de las estimaciones cient¨ªficas son tambi¨¦n inventarios, con datos de actividades y factores de emisi¨®n. La base de un inventario es multiplicar los datos de una actividad, por ejemplo, una superficie cultivada con trigo o ma¨ªz, por un factor de emisi¨®n, para estimar en este caso las emisiones de ¨®xido nitroso (N?O). Pero con los sat¨¦lites podemos ver tambi¨¦n concentraciones de gases en la atm¨®sfera y, a partir de modelos meteorol¨®gicos, deducir las emisiones. Esto es lo que utilizamos para tratar de estimar las emisiones de metano y las de CO? naturales [como las relacionadas con los bosques], aunque esto funciona bien solo con los pa¨ªses grandes, los que tienen grandes superficies.
P. ?Hasta qu¨¦ punto los sat¨¦lites dan una idea precisa de lo que emiten los pa¨ªses?
R. Hoy no tenemos sat¨¦lites que permitan verificar de forma independiente las emisiones de CO? de combustibles f¨®siles, que son las m¨¢s importantes para el cambio clim¨¢tico. Pues estas emisiones est¨¢n muy concentradas encima de las centrales de energ¨ªa y de las ciudades, y no tenemos sat¨¦lites que pasen dos veces al d¨ªa sobre Madrid, Barcelona y as¨ª con el resto de urbes para medir el CO?. Aqu¨ª debemos atenernos a los datos que aportan los pa¨ªses sobre las cantidades que usan cada a?o de gasolina, de carb¨®n, de gas natural¡ Sin embargo, para el metano y los flujos naturales de CO?, como las que absorben los bosques, por ejemplo, ah¨ª s¨ª puede haber estimaciones independientes. Y es aqu¨ª donde vemos que las cantidades declaradas por los pa¨ªses son muy inferiores a las estimadas con m¨¦todos cient¨ªficos.
P. Este es el caso de Malasia.
R. As¨ª es, este es un pa¨ªs particular porque tiene un cultivo muy importante de palma de aceite. Buena parte de sus bosques han sido talados para reemplazarlos por plantaciones y cuando se hace esto hay unas p¨¦rdidas de carbono muy grandes. En las emisiones reportadas por Malasia, las p¨¦rdidas son m¨¢s bajas de lo que se observa en estudios cient¨ªficos, con mediciones realizadas all¨ª, en el suelo. Pero, adem¨¢s, con los bosques que quedan, Malasia ha utilizado tasas de absorci¨®n natural mucho m¨¢s elevadas que todos los datos cient¨ªficos de los que disponemos. Aqu¨ª no son sat¨¦lites, sino gente que mide el crecimiento de los bosques tropicales para calcular cu¨¢nto CO? pueden almacenar.
P. Es dif¨ªcil pensar que se trata de errores involuntarios. ?No es as¨ª?
R. Desde luego, estas diferencias nunca se producen en su contra, siempre ocurren a su favor.
P. ?Cu¨¢les son los otros pa¨ªses donde se encuentran mayores diferencias con sus emisiones declaradas?
R. Con el metano, un gas que llega a la atm¨®sfera cuando hay fugas en la extracci¨®n, el almacenamiento o la distribuci¨®n, se han constatado fuertes emisiones en Rusia o pa¨ªses del Golfo [P¨¦rsico] que no se corresponden con las que se declaran. Hay que analizar esto pa¨ªs por pa¨ªs, porque en Arabia Saud¨ª no vemos muchas fugas, pero s¨ª en Kuwait, Irak o Ir¨¢n, o en otros pa¨ªses extractores como Nigeria. En las zonas tropicales, la incertidumbre se da con la deforestaci¨®n, como en el Congo, Camer¨²n, Brasil, Colombia, Bolivia¡
P. ?Qu¨¦ ocurre en el caso de China?
R. En China no hay inventarios frecuentes, la ¨²ltima comunicaci¨®n nacional es de 2015, pero cuando hemos comparado sus emisiones, que evidentemente son muy grandes para todos los gases, no hemos encontrado grandes diferencias entre las cifras oficiales y lo que deducimos de las medidas atmosf¨¦ricas.
P. Estas diferencias no pueden achacarse siempre a trampas de los pa¨ªses.
R. Exactamente, no es que todo el mundo haga trampas: para un pa¨ªs con muchos bosques es dif¨ªcil saber la cantidad de carbono que tiene almacenado y calcular las p¨¦rdidas y las ganancias. Y hay lugares de ¨¢reas como ?frica en los que hay pocos recursos para realizar estas estimaciones. En la Rep¨²blica Centroafricana las cifras no son buenas, pero con los a?os de guerra no creo que sea f¨¢cil realizar all¨ª inventarios. No hay muchas naciones que tengan inventarios precisos de sus emisiones e incluso en pa¨ªses con cifras fiables, como Espa?a o Francia, tambi¨¦n hay incertidumbres.
P. ?Qu¨¦ incertidumbres?
R. Hay mucha agricultura en Espa?a o Francia, pero las emisiones de ¨®xido nitroso de los suelos cultivados son estimadas con m¨¦todos muy simples, datos de actividades multiplicados por factores de emisi¨®n, y probablemente estemos alejados de la realidad por las muchas variaciones que existen en la naturaleza.
P. ?Por qu¨¦ estas grandes diferencias en el inventariado de las emisiones mundiales son un grave problema para luchar contra el cambio clim¨¢tico?
R. Que haya pa¨ªses con cifras falseadas de sus emisiones es un grave problema para luchar contra el cambio clim¨¢tico. Esto es muy importante pues todas las NDC [contribuciones determinadas a nivel nacional], es decir, todas las promesas de reducci¨®n, se basan en las emisiones actuales. A menudo no son cifras concretas, se trata de promesas econ¨®micas, como aumentar las energ¨ªas renovables o reducir la deforestaci¨®n, pero incluso los pa¨ªses que tienen objetivos espec¨ªficos de reducci¨®n no dan una cantidad en toneladas, sino un porcentaje de disminuci¨®n, as¨ª que el valor actual resulta clave para saber qu¨¦ significan esos recortes. Podemos decir que todo va bien y que vamos a conseguir no superar 2 grados de calentamiento del planeta con las promesas actuales ¡ªlo que no es el caso¡ª, pero la realidad luego va a ser muy diferente. Es muy importante tener datos fiables para comprobar las reducciones de emisiones en la lucha contra el cambio clim¨¢tico en los pr¨®ximos a?os.
P. ?Esto pone en cuesti¨®n toda la lucha clim¨¢tica?
R. No, no creo. Hay que empujar a los pa¨ªses a mejorar sus compromisos de reducci¨®n y, en paralelo, trabajar para mejorar la transparencia y para que las cifras sean lo m¨¢s rigurosas posible. Es m¨¢s f¨¢cil mejorar los inventarios de emisiones que reducir las emisiones.
P. ?De qu¨¦ forma se deben mejorar los datos de emisiones?
R. Cuando los auditores analizan los inventarios de emisiones, ahora solo eval¨²an la validez del m¨¦todo de c¨¢lculo, pero no se meten con la calidad de las cifras. Es igual que ocurre con la contabilidad de las empresas: una empresa puede maquillar sus cuentas y los contables limitarse a verificar que los c¨¢lculos son correctos. M¨¢s all¨¢ de la verificaci¨®n de los procesos administrativos, es importante que haya tambi¨¦n una verificaci¨®n independiente con m¨¦todos cient¨ªficos, basada si se puede en datos atmosf¨¦ricos.
P. ?Hay que seguir confiando entonces en lo que ocurra en la cumbre del clima de Glasgow?
R. No nos queda m¨¢s remedio, pero hay que estar vigilantes, hay que conseguir cifras transparentes y fiables.
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