La batalla sobre las ayudas a los combustibles f¨®siles y el carb¨®n atasca la recta final de la cumbre del clima de Glasgow
El pulso entre los pa¨ªses sobre c¨®mo instar al fin de los subsidios a las energ¨ªas m¨¢s sucias centra la ¨²ltima jornada de la COP26
En el ¨¢mbito cient¨ªfico no hay duda: los combustibles f¨®siles son los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero que sobrecalientan el planeta. En el mundo de las negociaciones clim¨¢ticas, donde todas las decisiones deben salir por consenso de los 200 pa¨ªses que participan, la cosa no es tan sencilla. Y hasta ahora no se ha conseguido incluir una menci¨®n directa a la supresi¨®n de esos combustibles en los mandatos que salen bajo el paraguas de la ONU en las cumbres clim¨¢ticas, por las presiones que ejercen muchas naciones dependientes de este tipo de fuentes de energ¨ªa. La presidencia de la cumbre del clima de Glasgow, que ejerce el Reino Unido como pa¨ªs anfitri¨®n, intenta incluir una referencia en la declaraci¨®n final de una cita que deber¨ªa haber acabado este viernes, pero que se ha atascado, entre otros asuntos, en los combustibles f¨®siles.
Finalmente, ante las dificultades por cerrar el texto final, el cierre de la cumbre se ha ido retrasando progresivamente y las conclusiones que se esperaban para este s¨¢bado por la ma?ana, pueden retrasarse incluso hasta la madrugada del domingo a pesar de que el presidente de la COP26, Alok Sharma, ha cerrado la tarde de este s¨¢bado la ¨²ltima sesi¨®n de trabajo en la que decenas de pa¨ªses han expuesto sus objeciones o elogios al borrador del acuerdo. ¡°Creo que ahora es el momento de enfrentarnos a nuestra responsabilidad con nuestra gente, con el mundo y con el planeta¡±, dijo Sharma antes de dar por finalizadas las intervenciones nacionales.
De la llamada COP26 no se espera que salga un mandato directo en cuanto a fechas o porcentajes para que los Estados dejen de usar o de subvencionar esos combustibles. Pero en una cumbre en la que no se anticipa ning¨²n giro de tim¨®n milagroso que pueda solucionar el problema del cambio clim¨¢tico, el llamamiento a dejar el carb¨®n atr¨¢s o a abandonar las subvenciones al petr¨®leo y el gas es de lo m¨¢s concreto y comprensible para la mayor¨ªa de la sociedad que se puede esperar.
La presidencia de la COP26, que encabeza Alok Sharma, incluy¨® en un primer borrador un llamamiento a avanzar en el fin del uso del carb¨®n y en el fin de las subvenciones a los combustibles f¨®siles. Sin plazos ni acciones espec¨ªficas que vinculen a los pa¨ªses. Pero esa sola referencia despert¨® la oposici¨®n de pa¨ªses como Arabia Saud¨ª, que exig¨ªan lo que se denomina ¡°neutralidad¡± para no se?alar a ninguna tecnolog¨ªa o fuente en particular. En una segunda versi¨®n de la declaraci¨®n, difundida este viernes por la ma?ana, la presidencia rebajaba el tono: se ped¨ªa de forma gen¨¦rica a los pa¨ªses que aceleran la generaci¨®n de energ¨ªa limpia y ¡°la eliminaci¨®n gradual¡± de la generaci¨®n con carb¨®n que no est¨¦ sujeta a las tecnolog¨ªas de captura de emisiones y ¡°los subsidios ineficientes para los combustibles f¨®siles¡±.
Con esa nueva redacci¨®n se dejan abiertas dos puertas para los defensores de estos combustibles. En el caso del carb¨®n, el cierre de centrales no afectar¨ªa a las que cuenten con tecnolog¨ªas de captura y almacenaje del di¨®xido de carbono ¡ªes decir, atrapar este gas antes de que llegue a la atm¨®sfera¡ª. En el caso de los subsidios, el veto solo afectar¨ªa a los subsidios ¡°ineficientes¡±, lo que permite que cada pa¨ªs contin¨²e discrecionalmente incentiv¨¢ndolas con fondos p¨²blicos.
Estas rebajas han disgustado a algunos pa¨ªses, como han reconocido la Uni¨®n Europea o Estados Unidos. El vicepresidente de la Comisi¨®n, Frans Timmermans, ha pedido ¡°una acci¨®n fuerte¡± respecto al carb¨®n y los subsidios a los combustibles f¨®siles. De la misma forma, John Kerry, el jefe de la delegaci¨®n de EE UU en la cumbre, ha defendido el fin de esos subsidios. De ¡°una locura¡± ha calificado Kerry que se sigan manteniendo esas ayudas a los combustibles f¨®siles. La vicepresidenta espa?ola para la Transici¨®n Ecol¨®gica, Teresa Ribera, tambi¨¦n ha lamentado que se hayan incluido ¡°matices¡± en la propuesta inicial de declaraci¨®n final.
Planes de recorte
Al margen de los combustibles f¨®siles, en el texto de la declaraci¨®n final lanzado este viernes por el equipo de Sharma se insta a los pa¨ªses a que ¡°revisen y refuercen¡± a finales de 2022 sus objetivos de recorte de emisiones para 2030. Porque en esa propuesta de declaraci¨®n se reconoce que los planes nacionales de recorte de emisiones ahora no son suficientes para cumplir el Acuerdo de Par¨ªs, que persigue que el incremento de la temperatura media se quede entre los 1,5 y los 2 grados cent¨ªgrados respecto a los niveles preindustriales. Para tener posibilidades de conseguirlo, la ciencia establece que en 2030 las emisiones de di¨®xido de carbono, el principal de los gases de efecto invernadero, deber¨¢n haber ca¨ªdo un 45% respecto a los niveles de 2010, como admite el borrador de la declaraci¨®n final de la cumbre. Pero la suma de los programas de recorte que tienen los pa¨ªses ahora mismo sobre la mesa no es suficiente. Seg¨²n se admite en el borrador, las contribuciones presentadas llevar¨ªan incluso a que las emisiones en 2030 sean un 13,7% superiores a las de 2010.
El Acuerdo de Par¨ªs, firmado en 2015, establec¨ªa un sistema de revisi¨®n de los planes de recorte cada cinco a?os. La primera revisi¨®n se ha realizado entre 2020 y 2021 y, en teor¨ªa, la siguiente ser¨ªa en 2025. Pero desde el mundo cient¨ªfico se alerta de que esta d¨¦cada es determinante en la lucha contra el cambio clim¨¢tico y que la ventana de oportunidad para lograr que el calentamiento se quede por debajo de los 1,5 grados se est¨¢ cerrando. Adem¨¢s, la presi¨®n social por actuar cuanto antes crece a cada momento. Por eso en Glasgow se busca la forma de instar a los pa¨ªses a revisar sus planes de recorte de emisiones lo antes posible, en 2022, sin esperar a mediados de esta d¨¦cada. En el borrador de la declaraci¨®n final se propone que la ONU realice evaluaciones anuales de los efectos que tienen los planes de recorte de emisiones nacionales.
Financiaci¨®n
Adem¨¢s del recorte de las emisiones, la otra gran fuente de conflicto en las negociaciones clim¨¢ticas es la financiaci¨®n. Hace m¨¢s de una d¨¦cada que los pa¨ªses desarrollados se comprometieron a movilizar 100.000 millones de d¨®lares anuales (m¨¢s de 87.000 millones de euros) a partir de 2020 para ayudar a las naciones con menos recursos a adaptarse a los efectos del calentamiento y a recortar sus emisiones. Pero hasta ahora, como se reconoce en el borrador final, no se ha logrado alcanzar esa meta. Un informe elaborado por Canad¨¢ y Alemania, con la ayuda de la OCDE, considera que no se llegar¨¢ a los 100.000 millones de d¨®lares anuales hasta 2023. La propuesta de la presidencia de la COP26 ¡°insta¡± a los pa¨ªses desarrollados ¡°a que cumplan plenamente el objetivo de 100.000 millones de d¨®lares con urgencia¡±.
Con la financiaci¨®n existe un segundo gran problema. La mayor¨ªa de los fondos que movilizan los pa¨ªses desarrollados ¡ªpor movilizar se entienden tanto las ayudas directas como los cr¨¦ditos de ayudas al desarrollo y del sector privado¡ª se dirigen ahora hacia la mitigaci¨®n, es decir, hacia inversiones para reducir las emisiones como puede ser la implantaci¨®n de renovables. En el borrador presentado por la presidencia de la COP26 se pide a las naciones ricas que ¡°dupliquen¡± sus aportaciones para medidas de adaptaci¨®n (por ejemplo, protegerse frente a los fen¨®menos extremos) de aqu¨ª a 2025. El objetivo debe ser alcanzar ¡°un equilibrio entre la mitigaci¨®n y la adaptaci¨®n¡±.
La declaraci¨®n final es la parte m¨¢s pol¨ªtica de este tipo de cumbres. Paralelamente, los negociadores de los casi 200 pa¨ªses presentes en Glasgow deben cerrar otros textos m¨¢s t¨¦cnicos. Como el desarrollo de mecanismos de transparencia o la implementaci¨®n del art¨ªculo 6 del Acuerdo de Par¨ªs.
El art¨ªculo 6 hace referencia a los intercambios de derechos o unidades de emisiones de gases entre pa¨ªses. Adem¨¢s, es el ¨²nico que hace menci¨®n al sector privado, ya que abre la puerta a que las empresas puedan adquirirlos. En el Protocolo de Kioto ya exist¨ªa un sistema por el que un pa¨ªs que no consegu¨ªa recortar lo que deb¨ªa sus gases pod¨ªa comprarle a otro Estado derechos de emisiones. Ese sistema se supone que seguir¨¢ ahora, pero parte del debate es c¨®mo evitar caer en una doble contabilidad: que un mismo derecho no pueda llevarse a los balances de reducci¨®n de dos pa¨ªses a la vez.
A un lado de las negociaciones est¨¢ Brasil, que no quiere unas reglas muy s¨®lidas y que ve en este asunto una importante v¨ªa de financiaci¨®n gracias a la superficie forestal con la que cuenta, con la que puede generar derechos que vender por la capacidad que tienen los bosques de absorber el di¨®xido de carbono. En el otro extremo se sit¨²a la Uni¨®n Europea, que no quiere un resultado d¨¦bil que pueda perjudicar el mercado de derechos de emisiones comunitario, que ha tardado muchos a?os en poner en marcha.
La presidencia de la cumbre tambi¨¦n ha presentado este viernes una propuesta sobre el art¨ªculo 6, que no ha contentado a muchos grupos ecologistas. El texto, ha asegurado Greenpeace, abre la puerta al ¡°derecho a la estafa al permitir el doble c¨®mputo indefinido de una reducci¨®n de emisiones que solo se ha producido una vez, o que puede no haberse producido en absoluto¡±. Esta organizaci¨®n interpreta este paso como una ¡°invitaci¨®n al lavado verde a trav¨¦s de la compensaci¨®n¡± de las emisiones.
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